Diferencias entre mente y cerebro

El pensamiento nos hace humanos. Todos pensamos y razonamos, pero es difícil definir procesos tan complejos con palabras y mecanismos biológicos. En un intento de lograrlo, te mostramos las diferencias entre la mente y el cerebro y cómo ambos se complementan.
Diferencias entre mente y cerebro
Samuel Antonio Sánchez Amador

Revisado y aprobado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 02 noviembre, 2021

El pensamiento es una de las bases principales a la hora de definir la existencia humana. Todos pensamos en cada momento de nuestra vida (producimos unos 60 000 pensamientos al día o más), pero definir qué es la mente, el cerebro y otros procesos neurológicos que posibilitan el razonamiento es un verdadero desafío. Aquí te contamos las diferencias entre algunos de los términos citados.

La mente nos hace ser nosotros mismos, mientras que el cerebro posibilita la realización de todas las actividades que el organismo dictamina (ya sea de forma consciente o inconsciente). Aunque parezcan conceptos intercambiables, la realidad es que existen varias distinciones claves entre ellos. No dejes de leer, pues aquí te las contamos.

¿Qué es el cerebro?

El Instituto Nacional del Cáncer (NCI) define el cerebro como ‘la parte más grande del encéfalo, dividida en 2 hemisferios o mitades conocidos como hemisferios cerebrales’. Las áreas internas de este órgano controlan el funcionamiento de los músculos, el habla, el pensamiento, la lectura, las emociones, la redacción y el aprendizaje, entre otras muchas cosas.

Normalmente usamos el término cerebro y encéfalo de forma intercambiable, pero son distintos: el primero es solo una parte del segundo. El encéfalo es el órgano dentro de la cabeza que organiza y dictamina todas las funciones dentro del cuerpo humano. Está protegido por los huesos del cráneo y se compone del cerebro, el cerebelo y el tronco encefálico.

El cerebro es el órgano principal del sistema nervioso y, junto con la médula espinal, conforma el sistema nervioso central (SNC). Cada uno de los hemisferios que lo conforman está compuesto por un núcleo de sustancia blanca (sobre todo de axones mielinizados) y por una corteza de sustancia gris (que contiene más cuerpos celulares y menos axones).

Partes del cerebro

Podríamos recoger datos del cerebro durante horas, pues es sin duda el órgano más complejo del cuerpo de todo vertebrado. De todas formas, te mostramos de forma somera cuáles son sus partes más generales en la siguiente lista:

  1. Lóbulo frontal: se encuentra más desarrollado en los seres vivos etológicamente complejos, por lo que es de los más “modernos” a nivel filogenético. En cada una de estas 2 estructuras (una por cada hemisferio cerebral) se localiza en el área de Broca, encargada de la producción lingüística y oral.
  2. Lóbulo temporal: cada uno de los lóbulos temporales se localiza a los lados del cerebro. Maneja el lenguaje auditivo y los sistemas de comprensión del habla y, además, desempeña labores clave en la interpretación de procesos visuales complejos.
  3. Lóbulo parietal: cada lóbulo parietal se halla por detrás de la cisura de Rolando. Tiene 2 funciones principales; la somatosensación y la integración sensomotora. Se encarga de interpretar la temperatura, el dolor, el tacto y muchos otros estímulos básicos.
  4. Lóbulo occipital: cada lóbulo occipital se localiza en el casquete posterior de su respectivo hemisferio cerebral. Representa el centro de procesamiento de nuestro sistema visual.
  5. Lóbulo de la ínsula o corteza insular: esta masa cerebral está localizada en la profundidad de la cisura de Silvio. Sirve como un centro de integración a partir de diversas subregiones.
  6. Lóbulo límbico: este conglomerado, también conocido como sistema límbico, es el principal responsable de la vida afectiva en los seres humanos.

El cerebro está dividido por una fisura longitudinal que delimita a los 2 hemisferios y, como hemos visto, cada uno de ellos está compuesto por 6 lóbulos diferentes y 2 capas según su profundidad (blanca y gris). Sin duda, la complejidad anatómica de este órgano explica su importancia a la hora de regir todos los procesos anatómicos y emocionales del ser humano.

El cerebro humano pesa entre 1300 y 1400 gramos. Contiene unos 100 000 millones de neuronas y una cantidad de conexiones neuronales inabarcable. 

¿Qué es la mente?

Las diferencias entre mente y cerebro incluyen su complejidad
La mente es un concepto mucho más abstracto que el de cerebro, ya que es mucho más que la suma de las partes orgánicas que la conforman.

El diccionario de la Universidad de Oxford define la mente como ‘el conjunto de capacidades intelectuales de una persona‘. Dicho de otro modo, representa a la totalidad de las habilidades cognitivas que recogen procesos como la percepción, el pensamiento, la memoria, la conciencia, la imaginación y otras muchas cualidades del ser humano.

El concepto de la mente es ampliamente subjetivo y no tiene una definición universal, pero sí que se pueden “cuantificar” los procesos mentales que la caracterizan hasta cierto punto según la activación neuronal y su contacto con el resto de cuerpos celulares (sinapsis).

Partes de la mente

Las capacidades cognitivas principales que componen a nuestra mente son las siguientes:

  1. Atención: la atención es la habilidad para elegir y registrar un estímulo concreto que reconocemos como importante o necesario. Dicho de otro modo, se trata de una aplicación voluntaria de la actividad mental.
  2. Memoria: es la capacidad mental que nos posibilita registrar, conservar y recordar experiencias previas. Puede ser sensorial, a corto plazo (MCP), de trabajo o a largo plazo (MLP).
  3. Percepción: la percepción es la forma que tiene el cerebro de interpretar las sensaciones que recibe a través de los canales de estímulos (vista, tacto, oído, etc). La impresión formada puede ser consciente o inconsciente.
  4. Razonamiento: este término representa a la facultad que nos permite resolver problemas, extraer conclusiones y aprender de forma consciente estableciendo conexiones lógicas y causales entre los hechos vividos.
  5. Coordinación: es la capacidad que presenta el sistema musculoesquelético para sincronizarse bajo parámetros de una trayectoria y movimiento. Nos permite relacionarnos de forma efectiva con el entorno tridimensional y realizar tareas complejas en él.

Más allá de esta categorización, también cabe destacar que los procesos mentales pueden ser conscientes subconscientes. Muchos de los cambios fisiológicos que experimenta el cuerpo con base en los procesos mentales son tan sucintos que ni nos damos cuenta de que están ocurriendo.

No existe una definición universal de la mente. Es más fácil comprenderla indicando qué procesos nos posibilita realizar que intentando circunscribirla a una región tangible concreta. 

Diferencias entre mente y cerebro

Ahora que hemos descrito de forma extensa qué son cada uno de los términos con los que vamos a trabajar, estamos preparados para enumerar las diferencias entre mente y cerebro. Te las presentamos en las siguientes líneas categorizadas.

1. La mente usa al cerebro

Tal y como indican profesionales en el ámbito de la neurociencia, una de las principales diferencias entre mente y cerebro radica en que la primera “utiliza” a la segunda para llevar a cabo los procesos fisiológicos que la caracterizan. Nos explicamos mejor en las siguientes líneas, pues entramos en un terreno bastante abstracto.

La mente usa al cerebro, y el cerebro responde a las demandas mentales del individuo. Por ejemplo, hemos dicho que la atención o focalización de nuestros sentidos hacia un estímulo concreto es una parte esencial de aquello que conocemos como mente. A nivel cerebral, los mapas sensoriales encargados de orientar la atención se fabrican en el lóbulo parietal, según portales de temática cognitiva.

La memoria también caracteriza a la mente como concepto abstracto, pero son los lóbulos temporales los encargados principales de almacenar nuestros recuerdos a corto y largo plazo. Dicho de otro modo y más sencillo: cada uno de los componentes de la mente se apoya en una estructura anatómica concreta (o más) del cerebro para llevarse a cabo. 

La mente, un concepto abstracto, utiliza regiones anatómicas concretas del cerebro (y cerebelo) para llevar a cabo funciones concretas tangibles.

2. El cerebro es un órgano físico, pero la mente no

El cerebro es un órgano circunscrito por la cavidad craneana que cuenta con 2 hemisferios, cada uno dividido en 6 lóbulos más o menos complejos. Junto con el cerebelo y el tronco encefálico forman el encéfalo como tal. Esta masa pesa unos 1400 gramos y está compuesta principalmente por neuronas y células gliales.

El cerebro es tangible y está formado por tejidos que pueden observarse al microscopio, los cuales a su vez conforman una unidad funcional. Por otro lado, la mente es un concepto abstracto que ejemplifica los resultados de los procesos llevados a cabo en los tejidos que conforman el cerebro. No se le puede atribuir una sola región cefálica o un grupo celular.

La mente va más allá de la suma de sus partes en cuanto a complejidad y funcionalidad. No todos los procesos que ocurren a nivel psicológico en humanos se circunscriben a una sola región cerebral o a un grupo de sinapsis.

3. La mente va más allá del cerebro

El cerebro es el centro regulador de todos los procesos fisiológicos que tienen lugar en el organismo, desde el latido del corazón hasta la interpretación de un sonido estruendoso que ocurre en nuestro entorno. Casi todo pasa por el cerebro antes de ser transformado en una orden (los actos reflejos son la excepción, pues se procesan a nivel de la médula espinal).

De todas formas, el concepto de la mente va mucho más allá del cerebro, pues también implica las respuestas enviadas al resto del organismo desde el encéfalo que componen el estado emocional o el cuadro mental del momento. Pongamos un ejemplo, pues se entenderá mucho mejor lo que queremos decir.

Un ejemplo práctico: la respuesta del estrés

Cuando nos sentimos estresados (un proceso fisiológico y una emoción que abarca el terreno mental), la corteza prefrontal del cerebro, la amígdala, las áreas límbicas y el eje hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA) se estimulan. Esto provoca la orden de liberación de catecolaminas por parte de las glándulas suprarrenales, esenciales en la respuesta física del estrés.

Algunas de estas hormonas catecolaminas son la epinefrina, la norepinefrina y la dopamina. Cuando estas se liberan al torrente sanguíneo, se produce una serie de cambios fisiológicos, como el aumento de la frecuencia cardíaca, el incremento de la tasa respiratoria, el aumento del diámetro pupilar, la disminución de la actividad gastrointestinal y una mayor respuesta refleja.

El cerebro solo se encarga de integrar los estímulos y liberar los neurotransmisores/señales necesarios para que el resto de órganos respondan, en este caso las glándulas suprarrenales y los sistemas afectados por las mismas. Por otro lado, el proceso “mental” del estrés conlleva todos los cambios físicos y psicológicos que se manifiestan en este estado, es decir, va mucho más allá del ámbito cerebral.

El cerebro es solo un órgano, pero la mente abarca al órgano y a las respuestas emocionales que se producen en el resto del cuerpo como consecuencia de sus acciones. Un estado mental no se explica solo por las conexiones cerebrales. 

4. La mente emerge del cerebro

Las diferencias entre mente y cerebro incluyen su origen
La mente está íntimamente ligada a la existencia del cerebro: sin este último órgano, sería imposible desarrollar esta facultad que caracteriza a los seres humanos.

No queremos entrar en terrenos espirituales o demasiado abstractos (como el concepto del alma), pero existe un consenso científico que indica que la mente emerge del cerebro. Esto quiere decir que la mentalidad es una propiedad emergente de la actividad encefálica, así como lo es la digestión del aparato gastrointestinal o la respiración del movimiento pulmonar.

Existen entidades biológicas con cerebro que no tienen mente (como un cadáver humano o un invertebrado con un sistema nervioso centralizado en la región cefálica), pero ningún ser vivo sin cerebro puede llegar a expresar mentalidad ni en su mínima expresión.

La mente es una entidad emergente del cerebro, pero conforma más que todas las sumas cerebrales.

5. El cerebro no solo controla el pensamiento

Llegamos a la última de las diferencias entre mente y cerebro tras explorar terrenos de lo más abstractos. De todas formas, esta idea es mucho más sencilla de entender que las anteriores: la mente implica pensamiento, mientras que el cerebro modula muchísimos más procesos. 

Como hemos dicho en líneas previas, la mente se suele concebir como el conjunto de las propiedades intelectuales de una persona. Esto implica los pensamientos, las creencias, la imaginación, la voluntad, la memoria y las sensaciones, entre muchas otras cosas. Como ves, este concepto está ampliamente relacionado con términos etéreos y vinculados a las ideas.

El cerebro también controla todo lo citado, pero a la vez se encarga de mantener la tasa respiratoria constante (8-16 respiraciones por minuto), preservar el ritmo de latidos cardíacos (60-100 latidos por minuto), mantener la tasa metabólica basal del individuo, la temperatura interna y muchas cosas más. Dicho de otro modo, el concepto de cerebro incluye la fisiología que nos mantiene vivos.

La mente emerge de los pensamientos. El cerebro piensa, pero también mantiene a flote todo el cuerpo desde un punto de vista fisiológico y objetivo. 

Diferencias entre cerebro y mente: conceptos abstractos, pero complementarios

Por compleja que pueda sonar esta temática, la distinción clara entre ambos términos radica en una sola idea: la mente es abstracta, pero el cerebro es tangible.

A pesar de todo lo citado, hay que hacer una distinción final. Muchos profesionales utilizan los términos cerebro y mente de forma intercambiable, algo que no está del todo mal. A pesar de que uno sea un órgano y otro un concepto no tangible, son inseparables y no se pueden entender el uno sin el otro.




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