Esofagitis eosinofílica: ¿en qué consiste?
Las enfermedades inmunomediadas son muy comunes y la mayoría de las personas están familiarizadas con algunas de ellas. En efecto, el asma, la diabetes tipo 1, la artritis reumatoide o el lupus resultan conocidas para muchos. Otras se distinguen menos, esto a pesar de que son tan o más frecuentes que las citadas. Este es el caso de la esofagitis eosinofílica.
Características de la esofagitis eosinofílica
La esofagitis eosinofílica, también conocida como EoE, es una enfermedad inmune crónica que se caracteriza por la presencia de eosinófilos en el esófago. En principio, y como advierten los expertos, esta área del cuerpo carece en su estado natural de este tipo de leucocitos. Su manifestación es por tanto patológica, y responde siempre a una respuesta de carácter inmunitario.
Durante décadas esta condición se consideró un síntoma o al menos una característica más de la enfermedad por reflujo gastroesofágico (ERGE). Sin embargo, a principios de 1990 algunos investigadores notaron que la esofagitis eosinofílica se desarrolla con independencia de la ERGE. Este fue el primer paso para que la afección se catalogara como una entidad única, de carácter crónico y que está mediada por antígenos.
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De igual modo, en el día de hoy se sabe que la enfermedad afecta tanto a niños como adultos; casi en proporciones iguales. En sus inicios se consideró una afección pediátrica, pero estudios recientes han advertido que los hombres caucásicos jóvenes parecen reunir el perfil de los últimos diagnósticos. En general, se trata de una condición relativamente desconocida entre la población general.
Síntomas de la esofagitis eosinofílica
Desde el punto de vista clínico, la enfermedad se manifiesta a través de diversas disfunciones esofágicas. En este sentido, sus síntomas son muy heterogéneos; tanto como la intensidad con la cual se presentan. Los más comunes son los siguientes:
- problemas para tragar alimentos, en especial los sólidos;
- impactación de alimentos en el área del esófago;
- dolor en el pecho;
- regurgitación;
- acidez;
- náuseas y vómitos;
- dolor abdominal;
- pérdida de peso;
- rechazo a comer.
Este último síntoma es muy importante, en especial cuando la enfermedad se desarrolla en bebés o niños. En efecto, estos pueden tener problemas para comunicar los síntomas; pero el rechazo al comer es algo que los adultos que los rodean pueden valorar o percibir.
Otra característica llamativa entre las personas que padecen esta condición es el hábito de beber agua con regularidad. Lo hacen para tragar los alimentos que ingieren, hasta el punto que cada bocado lo acompañan con un sorbo de agua. Quienes manifiestan esofagitis eosinofílica pueden tener un historial de otras condiciones moduladas por el sistema inmunitario, como por ejemplo rinitis alérgica, asma o dermatitis atópica.
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Causas de la esofagitis eosinofílica
No se conoce la causa exacta de la EoE. Sin embargo, los científicos piensan que sus desencadenantes son multifactoriales, de manera que intervienen factores genéticos, inmunológicos y ambientales. Como se mencionó en la sección anterior, se sabe que es más común en personas que manifiestan una respuesta inmune alterada a antígenos comunes.
Se ha sugerido que es relativamente común entre los familiares de primer grado con la enfermedad. Así, existe más de una treintena de genes señalados; pero las investigaciones en este terreno aún deben indagar más. Los factores ambientes median en la manifestación de dichos genes. De acuerdo con los expertos, el uso temprano de antibióticos, la supresión del ácido y el parto por cesárea pueden aumentar el riesgo de desarrollarla.
En menor medida, la densidad poblacional donde se vive, el área climática y la estacionalidad pueden mediar en la expresión de los genes heredados. Por último, las personas diagnosticadas con síndrome de Marfan, síndrome de Ehler-Danlos y síndrome de Loeys-Dietz tienen un mayor riesgo de desarrollarla.
Aunque se dice que su prevalencia ha aumentado los últimos años, lo cierto es que se debe a una mayor comprensión de la enfermedad y a procesos diagnósticos más precisos. Téngase en cuenta que, como entidad independiente, se trata de una condición reciente.
Diagnóstico de la esofagitis eosinofílica
El diagnóstico de oro para la esofagitis eosinofílica es la endoscopia con biopsia. La biopsia se hace en el esófago proximal, medio o distal, y durante el proceso se pueden tomar biopsias de otras partes para descartar posibles explicaciones alternativas. Así, el diagnóstico diferencial más común para la condición son el reflujo, la enfermedad de Crohn, la enfermedad celíaca, la acalasia y la hipersensibilidad a los medicamentos.
Aunque es verdad que no existe una prueba de laboratorio para diagnosticar este tipo de esofagitis, lo cierto es que un nivel de IgE ligeramente elevado es común en los pacientes. No se trata de una prueba específica, pero el médico la puede considerar. Durante las evaluaciones, las opiniones y las sugerencias de los alergólogos e inmunólogos son valiosas.
Opciones de tratamiento
No existe un tratamiento estándar para abordar la condición. Se ha mencionado que se trata de una patología crónica, de manera que el alivio de los síntomas no es un indicador de remisión. Es importante abordar el problema para mejorar el bienestar el paciente, en especial en aquellos que manifiestan problemas durante su alimentación. Se puede considerar lo siguiente:
- Terapia farmacológica: en la cual se usarán inhibidores de la bomba de protones y corticosteroides tópicos. El uso de esteroides sistémicos es menos común, pero se puede considerar frente a la ineficacia de los anteriores.
- Terapia dietética: normalmente se recomienda la llamada dieta de eliminación de seis alimentos (SFED, por sus siglas en inglés). Consiste en eliminar de la dieta los alimentos que suelen generar más reacciones alérgicas. Esto es, la leche de vaca, el trigo, las nueces, el huevo, la soja y los mariscos.
- Terapia endoscópica: está restringida a los pacientes que desarrollan impactación de los alimentos al tragar. Se opta así por la dilatación endoscópica, aunque solo cuando las dos alternativas citadas no surten efecto luego de un par de meses.
Es importante señalar que tanto el diagnóstico como el tratamiento de la esofagitis eosinofílica no siempre es fácil. Se requiere de un equipo interdisciplinario, e incluso así pueden pasar varios meses antes de encontrar la solución adecuada. Seguir las indicaciones del médico es muy importante para alcanzar el bienestar, en especial en lo que respecta a las modificaciones dietéticas.