Estas 12 enfermedades pueden empeorar en verano
Múltiples factores ambientales intervienen en nuestra salud. El clima puede dar origen a algunas enfermedades, mejorar o empeorar condiciones de salud preexistentes.
En el caso del verano, en el que el calor aumenta y la exposición solar es mayor, existen enfermedades que pueden verse afectadas de forma negativa, por lo cual las personas que las padezcan deben tener mayores precauciones. A continuación haremos una revisión de algunas de las condiciones que se ven más afectadas.
1. Asma
El asma es una enfermedad caracterizada por la inflamación del sistema respiratorio, la cual estrecha el diámetro de las vías respiratorias y provoca dificultad para respirar en los pacientes. El asma puede empeorar en el verano por varios factores:
- El aire caliente y seco puede generar resequedad en las vías respiratorias y generar disnea.
- El polen de las plantas suele estar en mayores concentraciones, lo cual puede derivar en una crisis asmática. La presencia de asma y alergia a sustancias ambientales como el polen se presenta con mucha frecuencia de manera concomitante.
2. Rinitis alérgica
La rinitis es la presencia de inflamación en el revestimiento interno de la nariz, esto se genera por la presencia de sustancias en el ambiente que reciben el nombre de alérgenos. En el verano aumenta la concentración de polen en el ambiente, un alérgeno bastante frecuente en la población mundial. Esto puede desencadenar síntomas alérgicos como estornudos y congestión nasal.
También, por el calor y la humedad propias de esta estación del año, pueden generar que otros alérgenos como hongos y ácaros aumenten en el ambiente, generando con mayor frecuencia la sintomatología descrita.
3. Dermatitis
La inflamación de la piel es denominada en términos médicos como dermatitis. El verano puede afectar la piel con múltiples factores como el calor, el sudor y la exposición solar. Las condiciones climáticas de esta estación aumentan la perdida de humedad de la piel, generando resequedad en la misma y, luego, picazón.
La hidratación de la piel es de suma importancia para mantenerla en buen estado e íntegra contra diferentes agentes del medio. Cuando esta se deshidrata es más propensa a lesiones y reacciones alérgicas como ocurre en la dermatitis atópica, patología en la cual la hidratación de la piel es el pilar fundamental del manejo.
4. Psoriasis
La psoriasis es una condición autoinmune que se caracteriza porque las células que componen la piel migran desde la capa basal a la epidermis con mayor velocidad de lo habitual. El verano, por su calor, puede empeorar las lesiones típicas de la enfermedad.
Además, en algunas personas la exposición solar y la sudoración pueden provocar irritación y picazón en las áreas afectadas por resequedad de la piel, dando como resultado lesiones más extensas en el cuerpo.
5. Insuficiencia cardíaca
Esta enfermedad se caracteriza por la incapacidad del corazón para bombear sangre de manera efectiva para satisfacer las necesidades corporales. Se ha reportado en la literatura científica que el calor tiene un efecto en el sistema cardiovascular capaz de aumentar la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo cual se traduce en que este órgano debe trabajar más de lo habitual.
El verano lleva entonces a un esfuerzo adicional, en el que en un corazón enfermo desencadena síntomas como fatiga, dificultad para respirar, edema en las extremidades y, en casos severos, descompensación hasta la muerte. Es por ello que la insuficiencia cardíaca se considera como una de las enfermedades que empeoran con el verano.
6. Migraña
Esta es una alteración neurológica que se manifiesta con fuertes dolores de cabeza pulsátiles que, en general, aparecen en un solo lado de la cabeza y pueden estar asociados a otros síntomas como náuseas, vómitos, hipersensibilidad a la luz y el sonido. En estos pacientes, el calor y la exposición al sol pueden ser desencadenantes del dolor.
En general, se han descrito gran cantidad de factores precipitantes para la migraña, entre ellos la deshidratación, y su presencia puede aumentar más en la temporada de verano. Es por ello que se describe esta entidad entre las condiciones que empeoran con el verano.
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7. Enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC)
La EPOC es una enfermedad de adultos que se caracteriza por la obstrucción crónica de las vías respiratorias al flujo del aire. Existen dos tipos principales: la bronquitis crónica y el enfisema. En el primero, los bronquios se inflaman y se estrechan, acompañándose a menudo de abundantes secreciones.
Por otro lado, el enfisema se caracteriza por la pérdida de la elasticidad del pulmón. Aquí se ven afectadas las paredes de los alvéolos, que son estructuras microscópicas en forma de saco en las que se produce el intercambio gaseoso, principalmente de oxígeno y dióxido de carbono. Esto favorece que una mayor cantidad de aire quede «atrapada» dentro de los pulmones.
En el verano, esta enfermedad puede verse exacerbada por causas similares a las planteadas en el asma. El calor genera que aumente la concentración en el aire de diferentes contaminantes, generando irritación y resequedad en las vías respiratorias. Además, la mayor frecuencia de incendios en esta época hace que el humo irrite las vías respiratorias y se faciliten las exacerbaciones.
8. Diabetes
La diabetes se caracteriza por la incapacidad de regular de manera adecuada los niveles de azúcar en sangre (glicemia). En los casos mal controlados, en los que existe una glicemia elevada, los pacientes con esta enfermedad son más propensos a desarrollar complicaciones agudas y graves: la cetoacidosis diabética y el estado hiperosmolar hiperglicémico.
Ambas se caracterizan por ser potencialmente mortales y desencadenar síntomas en varios órganos y sistemas. En la primera hay una marcada acidosis sanguínea y suele afectar a diabéticos tipo 1 (esta es una forma frecuente de diagnóstico inicial de la enfermedad en personas jóvenes), mientras que la segunda es más común en ancianos con diabetes tipo 2 de larga data.
Las altas temperaturas del verano y la deshidratación asociada empeoran ambas entidades, en especial el estado hiperosmolar, que de hecho es más grave.
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9. Enfermedad renal
La función renal puede verse afectada en verano, en el que el principal factor implicado es la deshidratación. Esta es secundaria al calor, que genera mayor pérdida de agua corporal mediante la sudoración.
Como le llega un menor flujo de sangre a estos órganos (encargados de filtrar los desechos y eliminarlos del organismo), se produce una insuficiencia renal de tipo «prerrenal», una situación bastante común en esta época. Por fortuna, y siempre que el nivel de deshidratación no sea extremo, es fácilmente reversible mediante la administración de fluidos intravenosos.
10. Lupus eritematoso sistémico
El lupus eritematoso sistémico es una enfermedad autoinmune que puede comprometer múltiples órganos, entre ellos, la piel. En el verano, la exposición al sol aumenta, lo cual puede empeorar algunos síntomas como la presencia de inflamación cutánea y la fotosensibilidad.
Una de las zonas que presentan mayor sensibilidad a la exposición solar es la cara. Basándonos en esta reacción, aquí puede producirse un signo característico denominado eritema malar o en alas de mariposa, que se caracteriza por lesiones rojizas en mejillas y puente de la nariz. El brote de la enfermedad puede asociarse a fatiga y otros síntomas en varios órganos.
11. Esclerosis múltiple
La esclerosis múltiple es una enfermedad autoinmune que afecta al sistema nervioso central, en donde el sistema inmunológico ataca la mielina, una sustancia que permite que los impulsos nerviosos sean transportados entre las neuronas. Esto dificulta la «comunicación» entre el cuerpo y el cerebro.
Esta patología puede verse afectada de forma negativa por el calor, el cual desencadenaría paciente la presencia de fatiga, debilidad, alteraciones motoras y cognitivas. Además, estos pacientes pueden tener alteraciones en la regulación de la temperatura corporal, por lo que hay mayor sensibilidad a las temperaturas altas características del verano.
12. Enfermedad de Parkinson
Este trastorno neurodegenerativo, que suele causar síntomas motores (temblor) y otras manifestaciones (alteraciones en el comportamiento o la memoria), puede empeorar durante el verano.
El calor puede generar en estos pacientes la percepción de fatiga y debilidad, y en ellos se encuentra alterado, también, el proceso de termorregulación. También se debe evitar la deshidratación, ya que este estado altera el efecto del tratamiento farmacológico.
Precaución con las enfermedades que empeoran en verano
El verano puede ser una temporada de gozo para muchos, pero para aquellos que viven con condiciones médicas crónicas, puede presentar desafíos únicos. Es por ello que durante esta estación se deben tener en cuenta las recomendaciones generales como una buena hidratación y el uso de protector solar, por mencionar algunas.
Es importante resaltar que cada persona es única, y es esencial adaptar estrategias de manejo específicas para cada comorbilidad. Al hacerlo, se puede aprovechar al máximo la temporada, cuidar la salud y mantener una mejor calidad de vida.
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