Vértigos psicógenos: características, causas y tratamiento
El vértigo es una sensación de movimiento repentino que se asocia a menudo con un trastorno del sistema vestibular. Sin embargo, existen muchos tipos de vértigo; algunos de los cuales no se relacionan con una alteración de este sistema. Tal es el caso de los vértigos psicógenos, una manifestación que tiene como desencadenante un trastorno psiquiátrico o mental.
De acuerdo con algunas estimaciones, hasta el 50 % de los episodios de vértigo no tienen una explicación aparente desde el punto de vista orgánico. Esto deriva a vacíos al momento del diagnóstico, también en frustración por parte de los pacientes al no descubrir las causas de sus mareos. Hoy te enseñamos qué se sabe de los vértigos psicógenos y cómo se pueden tratar.
Características de los vértigos psicógenos
El vértigo es una manifestación muy compleja que puede estar incentivada por diversas causas. Los tipos más comunes son el vértigo posicional paroxístico benigno y la enfermedad de Ménière. En ambos casos los síntomas se desencadenan a raíz de un problema en el oído. En ocasiones no se puede encontrar un desencadenante directo, como ocurre con los vértigos psicógenos.
La asociación entre las alteraciones psicológicas y el mareo no es reciente. Desde hace al menos 100 años se han descrito casos de vértigo iniciados o en todo caso exacerbados por episodios psicológicos. El mismo Sigmund Freud enfatizó en su momento la conexión entre la neurosis y los mareos, con síntomas que respondían única y exclusivamente a esta.
Tal y como señalan los expertos, el vértigo es un síntoma frecuente de la enfermedad psiquiátrica. Lo es de la ansiedad, la depresión y los trastornos de la personalidad; aunque no tanto de los episodios de psicosis. De acuerdo con la evidencia, los mareos psicógenos responden a las siguientes características:
- Son más comunes en las mujeres que en los hombres.
- Se manifiestan en un grupo de edad más joven en relación con otros tipos de vértigo.
- Los mareos suelen ser continuos y menudo crónicos (hasta que se controla el trastorno que lo provoca).
- La exploración física y los exámenes médicos no revelan una alteración del sistema vestibular o del oído interno.
- Los síntomas empeoran frente a los eventos estresantes.
- Los síntomas pueden o no acompañar a un suceso característico del trastorno.
Todo lo anterior ejemplifica que el fenómeno es autónomo con respecto a otras manifestaciones del vértigo fisiológico. En algunos contextos se les denomina mareo funcional o vértigo somatomorfo.
Se distinguen varios subtipos, entre los cuales el vértigo postural fóbico es el más conocido. Este tipo de vértigo no se comprende del todo, y en algunos casos es disminuido u omitido por los especialistas o por los propios pacientes.
Síntomas de los vértigos psicógenos
Los síntomas del vértigo psicógeno son idénticos a los del vértigo fisiológico. Pueden acompañar o desencadenarse luego de una experiencia de alto impacto psicológico, como lo puede ser un ataque de ansiedad, estrés, un ataque de pánico o angustia. Sin embargo, también pueden manifestarse con independencia de estos episodios. Recogemos los síntomas más característicos:
- Mareos.
- Sensación de que el entorno gira o tú eres el que gira.
- Pérdida de equilibrio o inestabilidad.
- Náuseas y vómitos.
- Problemas para enfocar los ojos en un lugar fijo.
- Zumbido en los oídos.
- Traspiración fría.
- Dolor de cabeza.
En el vértigo físico los signos se desencadenan debido a movimientos bruscos de la cabeza, pero en este caso no es necesario este criterio para que aparezcan.
Los episodios pueden extenderse por unos minutos o durar varias horas. Pueden además ser intermitentes; esto es, aparecer y desaparecer en el transcurso del día. Algunas personas experimentan disminución de la audición, debilidad y movimientos anormales de los ojos.
Causas de los vértigos psicógenos
El vértigo psicógeno se produce debido a trastornos psicológicos subyacentes. A pesar de que esta conexión es clara, no se conocen muy bien los mecanismos por los cuales se desarrolla. El estrés puede ser un catalizador para estos episodios, el cual puede ser el punto de partida para las exacerbaciones. También lo pueden ser las fluctuaciones del humor, del estado de ánimo y los contextos que se asocian con el trauma.
Por ejemplo, los síntomas del vértigo psicógeno pueden aparecer cuando se entra en contacto con el objeto de una fobia, en una situación que despierta un recuerdo traumático del pasado o luego del estrés que se ha prolongado por varias horas o días. Desde hace décadas se conoce la relación entre el vértigo psicógeno y la ansiedad, una relación que es más fuerte en el trastorno obsesivo-compulsivo.
Opciones de tratamiento
Tal y como señalan los expertos, el diagnóstico de los vértigos psicógenos puede ser todo un reto. El proceso puede ser largo, y requiere la mediación de especialistas de diversa índole. Esto debido a que, al no encontrar un trastorno en el sistema vestibular o en el oído interno, se piensa que los episodios se desencadenan por una alteración orgánica no detectada.
Empezará entonces un ciclo de evaluaciones para descartar complicaciones neurológicas, cardíacas y de otros sistemas. A menudo se deja a un lado a los trastornos psicológicos, en especial cuando el paciente no ha sido diagnosticado formalmente con uno. Tan pronto se hayan descartado otros posibles catalizadores, y se haya establecido la relación psicológica, se apelará por iniciar el tratamiento.
No existe un tratamiento estandarizado para hacer frente al vértigo psicógeno. Los investigadores recomiendan una combinación de terapia psicológica, rehabilitación vestibular y, en caso de que proceda, terapia con medicamentos. Dado que el desencadenante es psicológico, la primera opción será tratar el fenómeno con un especialista de la psicología.
De esta manera, y tal y como señala la evidencia, la terapia conductual suele ser la más efectiva en estos casos. Se controlará el trastorno o la condición que da origen a los episodios, también se recomendarán varios cambios en el estilo de vida. Por ejemplo, hacer ejercicio, evitar situaciones de estrés, participar en relaciones sociales, mantener un dieta equilibrada y practicar situaciones relajantes.
El vértigo psicológico es un problema muy real, de manera que los síntomas no forman parte de la invención del paciente. Si has experimentado los signos descritos no postergues tu visita con el especialista. Los episodios pueden poner en riesgo tu salud, ya que pueden mediar en caídas o en accidentes de tránsito.
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