Tratamiento del síndrome del intestino irritable
El síndrome del intestino irritable es un trastorno funcional crónico caracterizado por la presencia de dolor, distención abdominal y alteración en los patrones de defecación. En la actualidad, no existe un tratamiento único que funcione para todos los pacientes con síndrome del intestino irritable, por lo que las medidas terapéuticas pueden variar.
Los cambios dietéticos y la ingesta de ciertos fármacos para mejorar la sintomatología son las primeras medidas aplicadas en la mayoría de los casos. No obstante, esta es una enfermedad muy variable, por lo que es fundamental mantener un control médico adecuado para determinar la terapia más efectiva.
Cambios dietéticos
Los hábitos alimenticios deben modificarse en todas las personas que padezcan los síntomas de esta enfermedad. Muchos pacientes relacionan la aparición de los síntomas con la ingesta de ciertos alimentos. En este sentido, una dieta de exclusión, una dieta baja en FODMAPS y la ingesta de fibra muestran una notable mejoría en los síntomas.
Dieta de exclusión
La idea de este tipo de dieta es evitar aquellos alimentos que estén asociados con la aparición de la sintomatología durante un período de al menos 3 meses. Estudios han demostrado que la dieta de restricción mejora la sintomatología en un rango entre el 15 y el 71 % de las personas que la aplican.
Los alimentos más relacionados con la aparición de síntomas como la diarrea fueron la leche, el trigo y los huevos. Por su parte, el café, los frutos secos y las frituras también tienen cierta relevancia. Es importante tener en cuenta que condiciones como el estrés y los cambios hormonales también pueden aumentar la sintomatología presentada al ingerir algunos alimentos.
Dieta baja en FODMAPS
En los últimos años, se han realizado diversas investigaciones que demuestran que una dieta reducida en FODMAPS mejora la sintomatología de los pacientes con la enfermedad. FODMAPS es una abreviatura que agrupa diversos alimentos que contienen carbohidratos fermentables.
Los estudios en cuestión han demostrado que la dieta baja en FODMAPS disminuye la diarrea en el 75 % de los casos. Además, una proporción menor de los personas muestran alivio en el dolor abdominal y una disminución en las flatulencias. No obstante, este tipo de dietas puede alterar la microbiota intestinal, por lo que siempre debe realizarse bajo la supervisión de un nutricionista.
La explicación fisiopatológica recae en que estos carbohidratos tienen una absorción lenta y aumentan la cantidad de agua presente en la luz intestinal. Además, los mismos se fermentan de forma rápida, lo que genera la formación de gases y empeora la distensión abdominal. Entre los azúcares pertenecientes a este grupo destacan los siguientes:
- Fructosa.
- Lactosa.
- Fructooligosacáridos.
- Manitol.
- Sorbitol.
Ingesta de fibra
El síndrome del intestino irritable también puede cursar con estreñimiento, por lo que la ingesta de alimentos ricos en fibra puede ser un buen tratamiento en estos casos. La fibra es un compuesto que favorece el tránsito gastrointestinal y estimula la expulsión de heces.
No obstante, la misma no alivia el dolor ni la distención abdominal, así como otros de los síntomas generales referidos.
Por otro lado, estudios demuestran que la fibra insoluble no genera ninguna mejora en los síntomas cuando se compara con el placebo. En este sentido, lo más recomendable es incorporar suplementos que proporcionen fibra soluble en la dieta, iniciando primero con dosis bajas para disminuir la probabilidad de efectos secundarios.
Terapia psicológica
En algunos casos, ciertas condiciones psiquiátricas como la depresión y el trastorno de ansiedad generalizado son los desencadenantes de la sintomatología gastrointestinal. De esta manera, la terapia psicológica puede ser de utilidad en el tratamiento del síndrome del intestino irritable.
Una de las técnicas más utilizadas en el tratamiento de la enfermedad es la terapia cognitivo-conductual, la cual busca modificar ciertos patrones de pensamiento. Esta terapia le proporciona a los pacientes herramientas para manejar la ansiedad y el estrés, lo que mejora la sintomatología presentada en muchos casos.
Otras técnicas como la hipnoterapia y las técnicas de relajación también son utilizadas, aunque su eficacia no se ha comprobado. Lo más recomendable es que el síndrome del intestino irritable sea tratado por un gastroenterólogo y un psicólogo. Ambos especialistas serán capaces de abordar la sintomatología y la causa emocional o mental de la enfermedad, lo que ofrece mejores resultados.
Medicamentos de venta libre
Múltiples fármacos pueden ayudar a mejorar la sintomatología presentada por los pacientes con este síndrome gastrointestinal. Algunos pueden adquirirse en cualquier farmacia sin necesidad de tener alguna prescripción médica. Sin embargo, lo más recomendable es consultar con un médico de confianza antes de ingerir cualquier medicamento.
Antidiarreicos
La diarrea es uno de los síntomas más característicos del síndrome del intestino irritable. En este sentido, el uso de antidiarreicos de venta libre como la loperamida pueden ser de utilidad en el tratamiento de la afección. El fármaco en cuestión pertenece al grupo de los opiáceos, por lo que es capaz de disminuir la motilidad del músculo liso gastrointestinal y así disminuir la diarrea.
En términos generales, la loperamida es bien tolerada por la mayoría de los pacientes. Es importante destacar que este fármaco no mejora otros síntomas como el dolor abdominal, de hecho, puede empeorarlo como parte de sus efectos adversos. Además, está contraindicada en los pacientes con estreñimiento ya que disminuye el peristaltismo (contracciones musculares) intestinal.
Laxantes
Otros fármacos de venta libre útiles en el tratamiento de los síntomas del síndrome del intestino irritable son los laxantes. Muchos pacientes con esta enfermedad cursan con estreñimiento como principal síntoma o presentan una alternancia entre estreñimiento y diarrea.
Los laxantes producen un alivio casi inmediato de sintomatología una vez ocurre la defecación. No obstante, algunos productos contienen carbohidratos fermentables, por lo que pueden empeorar la distensión abdominal y el dolor. En este sentido, se recomienda consultar con un especialista antes de ingerir el compuesto.
Antiflatulentos
La distensión abdominal aparece por una producción excesiva de gases a nivel del tracto digestivo. En este sentido, el uso de antiflatulentos puede resultar beneficioso. Algunos fármacos como la simeticona destruyen las burbujas gástricas o previenen su formación. En algunos casos, estos medicamentos pueden causar estreñimiento en dosis elevadas, por lo que su ingesta debe realizarse con moderación.
Prescripciones para el síndrome del colon irritable
Por otro lado, muchos medicamentos que solo deben ingerirse bajo previa prescripción médica son capaces de aliviar la sintomatología presentada por los pacientes. Las prescripciones disponibles para el tratamiento del síndrome del intestino irritable son muy variadas y van desde el uso de antiespasmódicos hasta la ingesta de antidepresivos.
Antiespasmódicos
Este es un grupo muy diverso de fármacos que disminuyen el peristaltismo gastrointestinal a través de diferentes mecanismos de acción. Muchas de las personas con la patología presentan contracciones anormales del músculo liso intestinal, por lo que los antiespasmódicos han sido uno de los principales medicamentos empleados durante muchos años.
Múltiples estudios demuestran que estos compuestos son capaces de aliviar el dolor abdominal al inhibir las contracciones. No obstante, la efectividad de los mismos puede variar dependiendo del paciente y del fármaco utilizado. Entre los principales antiespasmódicos empleados para el tratamiento de la afección destacan los siguientes:
- Mebeverina.
- Bromuro de otilonio.
- Citrato de alverina.
- Bromuro de pinaverio.
- Maleato de trimebutina.
Los efectos secundarios presentados pueden variar dependiendo del fármaco, siendo la cefalea, el mareo y las náuseas los más comunes. En términos generales, estos medicamentos muestran un perfil de seguridad elevado, aunque algunos pueden presentar interacciones medicamentosas.
Antidepresivos
Algunos tipos de antidepresivos también son de utilidad en el tratamiento del síndrome del intestino irritable. Estos compuestos tienen un efecto regulador en los niveles de un neurotransmisor llamado serotonina, el cual se encuentra alterado a nivel intestinal. El exceso de serotonina puede explicar la aparición de diarrea, mientras que una disminución puede generar estreñimiento.
Estos medicamentos se utilizan cuando el síntoma predominante es el dolor grave o cuando la terapia tradicional ha fallado. También se emplean en aquellos casos en los que la aparición del síndrome es secundaria a la presencia de depresión.
Los compuestos más utilizados suelen ser los antidepresivos tricíclicos y los inhibidores en la recaptación de serotonina. Múltiples estudios han demostrado que los antidepresivos tricíclicos son más efectivos, no obstante, deben administrarse a bajas dosis para evitar los efectos secundarios como la somnolencia. Entre los fármacos que suelen recomendarse destacan los siguientes:
- Doxepina.
- Amitriptilina.
- Citalopram.
- Paroxetina.
- Trimitrapina.
- Fluoxetina.
Antibióticos
Uno de los mecanismos fisiopatológicos que puede explicar la aparición de los síntomas del colon irritable es el sobrecrecimiento bacteriano. En este sentido, se han empleado múltiples antibióticos sistémicos como la ciprofloxacina con la finalidad de mejorar el cuadro clínico presentado. No obstante, su uso se ve limitado por los efectos secundarios y la probabilidad de desarrollar resistencia bacteriana.
Durante los últimos años, se ha investigado el uso de un antibiótico de acción local llamado rifaximina, el cual no es absorbible a nivel gastrointestinal. El mismo es capaz de evitar la proliferación bacteriana y la síntesis de proteínas, lo que impide el sobrecrecimiento de estos microorganismos.
Múltiples estudios demuestran que no se ha desarrollado resistencia bacteriana de importancia al medicamento en más de 20 años de uso y solo el 2 % de las personas que lo ingieren desarrollan efectos secundarios. Los pocos efectos adversos presentados por el consumo de rifaximina se limitan al tubo digestivo y destacan náuseas, dispepsia, vómitos, urgencia para defecar y estreñimiento.
Medicina alternativa para el síndrome del intestino irritable
La medicina alternativa es una opción de tratamiento para múltiples enfermedades en aquellas personas que desean evitar el tratamiento farmacológico regular o potenciar el mismo de forma natural. Muchas hierbas medicinales se han empleado en el tratamiento del síndrome del intestino irritable, sin embargo, la hierbabuena o menta de jardín es la que ha ofrecido los mejores resultados hasta ahora.
Un estudio publicado en la Revista Cubana de Pediatría establece que el tratamiento con cápsulas de aceite de menta mejoran la sintomatología presentada en el 65 % de los casos. También destacó que la administración de aceite de hierbabuena durante 2 semanas puede beneficiar a los niños con el síndrome.
La esencia de menta ayuda a reducir la hipersensibilidad intestinal, por lo que disminuye el dolor abdominal y la distensión presentados. Por otro lado, algunas técnicas de relajación como el yoga pueden ayudar a mejorar la ansiedad presentada por unos pacientes, ayudando así a controlar los síntomas gastrointestinales.
Los cambios en la dieta y el control médico son los pilares del tratamiento
El principal tratamiento disponible para el síndrome del intestino irritable es la modificación de los hábitos alimenticios. En este sentido, se debe evitar ingerir alimentos que desencadenen la sintomatología o que puedan fermentarse en el tracto gastrointestinal. Estos simples cambios suelen generar muy buenos resultados en la mayoría de los casos.
El uso de fármacos de venta libre y las prescripciones también son de gran utilidad a la hora de aliviar el dolor y los cambios en la defecación. No obstante, los mismos se deben consumir con extremo cuidado para evitar la aparición de efectos adversos. Al tratarse de una enfermedad crónica el control médico es fundamental, solo el especialista podrá determinar el mejor tratamiento a seguir e indicar los ajustes necesarios.
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