Los 3 tipos de traumatismos craneoencefálicos
Los traumatismos craneoencefálicos son una de las principales causas de discapacidad y muerte en jóvenes y adultos. Se desarrollan a través de lesiones físicas que ocasionan una alteración de cualquier tipo en la zona cerebral. Existen muchos tipos de traumatismos craneoencefálicos, cada uno de ellos asociados a un pronóstico y a una evolución diferente.
Algunos autores apuestan por su clasificación de acuerdo con la gravedad: leve, moderado y severo. La escala de coma de Glasgow se usa en todo el mundo para determinar el nivel de consciencia de los pacientes en este estado y así valorar la gravedad del episodio. Aunque esta clasificación es válida, a continuación te presentamos cuadros específicos de los tipos de traumatismos craneoencefálicos.
Principales tipos de traumatismos craneoencefálicos
Lo primero que debes saber es que el término traumatismo craneoencefálico se usa para describir a una variedad de lesiones. El concepto abarca los traumas en los vasos sanguíneos en el cerebro, los daños en los tejidos subyacentes y las fracturas o lesiones en el cráneo.
Los episodios también se conocen como lesiones cerebrales traumáticas o TBI, por sus siglas en inglés. Los expertos estiman que un promedio de 70 millones de personas en el mundo padecen algún tipo de traumatismo cerebral todos los años. Muchos de estos casos son graves y derivan en la muerte del paciente.
Quienes logran recuperarse a menudo deben lidiar con secuelas físicas o cognitivas severas. Las lesiones de este tipo se asocian entonces con una fuerte carga económica, tanto para el propio paciente como para los Estados. Con estas reflexiones como preámbulo, te dejamos con los principales tipos de traumatismos craneoencefálicos.
1. Conmoción cerebral
Una conmoción cerebral es un traumatismo que ocasiona una alteración temporal de las funciones del cerebro. La mayoría de los episodios se desencadenan por golpes directos en la cabeza, aunque las sacudidas bruscas sin que exista un contacto directo con un objeto o superficie también la pueden provocar. La evidencia indica que los casos no dejan de aumentar, de manera que es muy común en salas de emergencia.
Existen dos posibilidades luego de sufrir una conmoción cerebral: pérdida de consciencia instantánea por un tiempo determinado (segundos o minutos, la mayor parte del tiempo) o la activación de un estado de alerta que se mantiene durante horas. Entre los principales síntomas de la conmoción cerebral destacamos los siguientes:
- Zumbido en los oídos.
- Dolor de cabeza.
- Visión borrosa.
- Náuseas.
- Problemas para recordar los sucesos previos.
- Fatiga.
- Problemas para concentrarse o para pensar.
- Inconvenientes para caminar.
El paciente también puede experimentar cierto grado de delirio e incapacidad para responder preguntas o articular un discurso coherente. La mayoría de estos signos se mantienen durante varias horas después de la lesión, otros pueden postergarse durante días. Por ejemplo, no es infrecuente que las alteraciones en los patrones del sueño o los cambios de humor prevalezcan.
Las conmociones cerebrales en general no se asocian con complicaciones mayores. El paciente será evaluado en el centro médico a través de una serie de exámenes para valorar su condición. Permanecerá en observación y luego podrá ser dado de alta. Algunos desarrollan el síndrome de posconmoción cerebral, una condición en la que los síntomas persisten durante meses o años.
2. Fractura de cráneo
Cuando el traumatismo cuenta con la suficiente energía y potencia, puede llegar a fracturar el hueso del cráneo. Todos los episodios de este tipo requieren de un tratamiento médico urgente, ya que se asocian con una variedad de complicaciones. Se distinguen los siguientes tipos:
- Fracturas lineales de cráneo: son las más comunes de todas, y se caracterizan por una línea que no produce astillas o hundimiento, distorsión o movimiento del hueso. Por tanto, no suelen generar lesiones en los tejidos que recubren. No requiere tratamiento, aunque sí vigilancia médica inicial.
- Fracturas de cráneo deprimidas: en esta ocasión sí existe una depresión o hundimiento de la masa ósea. Puede ocurrir tanto en lesiones abiertas como cerradas y el desplazamiento puede generar complicaciones en los tejidos circundantes. Requiere siempre una intervención quirúrgica para corregir la depresión.
- Fracturas diastáticas de cráneo: lesiones que afectan en principio a los recién nacidos o a los bebés. Los traumatismos se concentran en las líneas de unión del cráneo; esto es, las suturas. Puede llegar a aplastar el tejido circundante. Cuando ocurre en adultos normalmente se desarrolla en la sutura lambdoidea.
- Fracturas basilares de cráneo: son los traumatismos más graves de todos y se manifiestan en la base del hueso del cráneo. Son poco frecuentes, aunque muy fáciles de distinguir. Los pacientes desarrollan hematomas detrás de la oreja y alrededor de los ojos y secreción de líquido a través de los oídos y la nariz.
Existen otros tipos de fracturas craneales como la fractura creciente y la fractura craneal por estallido. Ambos episodios son raros y se manifiestan solo en bebés o recién nacidos. En función de la gravedad, los pacientes pueden desarrollar disfunción neuropsicológica temporal o permanente.
3. Hematoma intracraneal
El último de los tipos de traumatismos craneoencefálicos es el hematoma intracraneal. Consiste en la acumulación de sangre dentro del cerebro bien en el tejido o debajo del cráneo.
En cualquier caso se produce un aumento de la presión que genera síntomas como dolor de cabeza, confusión, mareos, desmayos, dificultad para comunicarse y parálisis. Según su ubicación respecto a las meninges, se clasifican de la siguiente manera:
- Hematoma epidural: sucede cuando se desarrolla el sangrado por debajo del cráneo, pero encima de la duramadre. Muchas veces estos hematomas se relacionan con fracturas del hueso craneal.
- Hematoma subdural: ocurre cuando se forma el sangrado debajo de la duramadre.
- Hematoma intracraneal: en este caso la formación del hematoma ocurre dentro del cerebro.
- Lesión axonal difusa: a diferencia de los casos anteriores, no se desencadena por una lesión directa con un objeto, sino por una sacudida imprevista y potente de energía. Cuando la reacción afecta a diversas áreas del cerebro el paciente puede entrar en coma.
Las radiografías, las tomografías computarizadas, los electroencefalogramas y las imágenes por resonancia magnética son las principales herramientas para diagnosticar los tipos de traumatismo craneoencefálicos. El tratamiento depende de su gravedad: puede requerir una observación de un par de horas, hospitalización o cirugía. La evolución y el pronóstico también está condicionado a ello.
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