Tipos de colesterol
Con el nombre de colesterol se conoce a un gran número de lipoproteínas presentes en la sangre, encargadas del transporte de lípidos y clasificadas en diversos tipos. Estos elementos son necesarios para el correcto funcionamiento del organismo, a pesar de su mala fama.
Durante muchos años se relacionó un nivel alto de colesterol con un incremento del riesgo cardiovascular. Sin embargo, este parámetro resulta un marcador muy inespecífico y la asociación no es tan clara como se creía.
Diferentes tipos de colesterol
A continuación, vamos a hablar de los diferentes tipos de lipoproteínas que se pueden encontrar en la sangre, así como de sus funciones.
HDL
Es el conocido como colesterol bueno. Son lipoproteínas de alta densidad que transportan grasa de los tejidos al hígado. Un elevado número de estos elementos en la sangre se asocia con un menor riesgo de patología cardiovascular, según un estudio publicado en la revista Circulation Research.
En condiciones normales, una dieta saludable provoca un incremento de la concentración del colesterol HDL en sangre. También la práctica deportiva de forma regular puede desencadenar una respuesta similar. De todos modos, el impacto es limitado, ya que los niveles están marcados por la determinación genética.
LDL
Se conoce de forma tradicional como colesterol malo o como lipoproteína de baja densidad. Transporta los lípidos desde el hígado hasta los tejidos.
Durante muchos años se ha vinculado la presencia de elevadas concentraciones de estas lipoproteínas con un mayor riesgo de aterosclerosis. Sin embargo, la evidencia actual sugiere que tal relación es incierta. Así lo señala un estudio publicado en la revista Nutrients.
Según las investigaciones más recientes, los mecanismos implicados en el riesgo cardiovascular son la oxidación y la inflamación. Cuando ambos aparecen en exceso se incrementa el riesgo de desarrollar aterosclerosis a partir de una agregación de los lípidos presentes en la sangre. Sin embargo, en condiciones de homeostasis, mantener los niveles de LDL elevados no se considera peligroso.
Asimismo, hay que destacar que la dieta puede influir en la cantidad de lipoproteínas LDL, pero de forma limitada. La ingesta regular de ácidos grasos de tipo insaturado, como los de la serie omega 3, podría disminuir ligeramente el número de estos elementos, de acuerdo con una investigación publicada en la revista European Journal of Nutrition.
De todos modos, los efectos de los ácidos grasos saludables sobre los niveles de colesterol son más significativos cuando estos se encuentran excesivamente elevados. La determinación genética provoca que, por norma general, se tienda a una situación de equilibrio entre la producción endógena de lipoproteínas y el consumo dietético.
VLDL
VLSD son lipoproteínas de muy baja densidad. Se dividen en oxidadas y no oxidadas. Este primer subgrupo podría ser el verdadero responsable del incremento del riesgo cardiovascular.
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Current Medicinal Chemistry, las lipoproteínas oxidadas son las principales responsables de la aterosclerosis, lo que origina problemas graves a nivel cardiovascular. Este tipo de elementos aumentan su número cuando los hábitos de vida y la dieta son poco saludables.
Por ejemplo, el consumo regular de ácidos grasos de tipo trans ha demostrado ser capaz de incrementar el riesgo de desarrollar placas de ateroma. Esto se debe a que estos lípidos cuentan con propiedades inflamatorias.
De todos modos, en la mayor parte de las analíticas sanguíneas no aparece reflejado el valor de las lipoproteínas de la serie VLDL. Tampoco la tasa de oxidación de las mismas.
Triglicéridos
Los triglicéridos no son propiamente uno de los tipos de colesterol, pero se suelen analizar de forma conjunta. Suponen un mejor marcador en lo que a patología cardiovascular se refiere. De hecho, es recomendable que la concentración de estas sustancias no se incremente por encima de los rangos saludables.
Hay que destacar que es una situación posible que el colesterol se encuentre en niveles por debajo de los recomendados, mientras que los triglicéridos están muy por encima. La interpretación de estos contextos no es sencilla.
No obstante, ante una situación de exceso de triglicéridos en sangre se suele recomendar una intervención dietética. Estos elementos responden de una forma más satisfactoria al cambio en la alimentación que el colesterol.
Una bajada de peso, una reducción de los fritos y de los ultraprocesados y una restricción de los azúcares simples suele traducirse en una disminución significativa de los niveles de triglicéridos en sangre. Si se acompañan estos elementos con la práctica de actividad física de forma regular, el resultado mejora más.
¿Cuál es la influencia de la dieta sobre los tipos de colesterol?
Durante muchos años se limitó la ingesta semanal de grasas, huevos y otros productos con el objetivo de mantener controlados los niveles de colesterol. De este modo, se pretendía mejorar el estado de salud y reducir el riesgo cardiovascular. Sin embargo, las evidencias actuales no apoyan esta teoría. De hecho, se propone que la dieta baja en grasas podría ser contraproducente.
Los ensayos más recientes afirman que la ingesta de colesterol dietético o de grasas tipo cis apenas tiene influencia sobre los niveles de lipoproteínas en la sangre. Un mayor consumo de estos elementos solo produciría una disminución de su síntesis endógena.
Ahora bien, sí que existe un tipo de lípidos dietéticos que podría influir negativamente en la concentración de lipoproteínas. Ya los hemos mencionado y son los ácidos grasos de tipo trans. De todos modos, el efecto no es tan significativo sobre los niveles de colesterol total como en la tasa de oxidación de las propias lipoproteínas.
Es posible conseguir, mediante la promoción de hábitos de vida saludables, un perfil lipídico mucho más adecuado. Esto no siempre se traduce en una reducción de los niveles de HDL o de LDL, sino en una disminución de la inflamación y de la oxidación en el medio interno.
Para lograr este objetivo es primordial garantizar el consumo regular de alimentos frescos, sobre todo vegetales. Dichos alimentos cuentan con fitonutrientes con carácter antioxidante y antiinflamatorio. También los pescados azules, los aceites vegetales en crudo y las frutas oleosas se consideran positivas.
Por otra parte, resulta fundamental la práctica de ejercicio físico de forma regular. La actividad física no solo consigue mejorar el perfil lipídico, sino que incrementa la eficiencia del corazón y de los vasos sanguíneos a la hora de desempeñar sus funciones.
Suplementos para controlar el nivel de colesterol
Además de prestar atención a los hábitos de vida, existen algunos suplementos dietéticos que podrían impactar positivamente sobre el perfil lipídico. Un ejemplo de ello son los productos con curcumina. Este fitonutriente está presente en la cúrcuma y su consumo se asocia a una mejora en el estado de salud.
De forma general, el consumo de especias culinarias puede ayudar a prevenir problemas cardiovasculares y evitar patologías, como la diabetes tipo 2. Pero además, es siempre recomendable mantener un buen estado de composición corporal.
Se ha demostrado que el sobrepeso y la obesidad alteran los niveles normales de colesterol. Además, esta condición genera un aumento de la inflamación sistémica, lo que puede originar una mayor oxidación de las fracciones VLDL.
Colesterol: distintos tipos de lipoproteínas necesarias para el organismo
Con el nombre de colesterol se conoce a un número bastante amplio de lipoproteínas que transportan grasas a través de la sangre. Su presencia en el organismo es necesaria para asegurar un buen estado de salud.
Ahora bien, lo realmente determinante es asegurar que los niveles de oxidación y de inflamación sistémicos se encuentran controlados. De este modo, se reduce la incidencia de la aterosclerosis y se hace menos probable que los lípidos sanguíneos formen placas que condicionen el flujo sanguíneo.
Para lograr una reducción efectiva del riesgo cardiovascular es determinante plantear una dieta saludable con prioridad de los alimentos frescos sobre los ultraprocesados industriales. Asimismo, hay que promocionar la práctica de actividad física de forma regular.
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