4 señales de que el azúcar te sienta mal

Te vamos a mostrar los principales signos que se manifiestan cuando el azúcar sienta mal, para de este modo proponer un tratamiento adecuado que mejore el problema.
4 señales de que el azúcar te sienta mal
Saúl Sánchez

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez.

Última actualización: 08 diciembre, 2022

Existen una serie de señales que pueden alertar de que el azúcar te sienta mal. En ese caso lo mejor será reducir su consumo para experimentar una sensación de bienestar. De lo contrario podría terminar apareciendo la patología metabólica, condicionando así el estado de salud.

El azúcar tiene una función fundamentalmente energética. Esto quiere decir que sirve de sustrato para la realización de actividades de alta intensidad. Sin embargo, cuando se consume bajo el contexto del sedentarismo, los resultados pueden ser negativos.

Señales de que el azúcar te sienta mal

A continuación te vamos a mostrar cuáles son las principales señales de que el azúcar te sienta mal. En el caso de que tengas más dudas lo mejor es que acudas a un especialista para recibir un diagnóstico preciso o para poner en marcha un tratamiento eficaz.

1. Aumento de la necesidad de dulce

Algunas personas experimentan una excesiva necesidad de consumir alimentos dulces en algún momento del día. Los autores especulan con que esto puede suceder debido a que el azúcar es capaz de generar cierta adicción a nivel cerebral.

Lo cierto es que la ingesta de este compuesto dispara la síntesis de neurotransmisores relacionados con la sensación de placer temporal. Esto puede dar lugar a cierta necesidad de consumo repetido.

En el caso de experimentar esta sensación, quizás sería conveniente poner en marcha ciertos mecanismos dietéticos para evitar que la situación empeore.

Puede que sea preciso reducir la ingesta de azúcar durante un periodo de tiempo determinado, enfatizando la presencia de alimentos frescos en la pauta. Estos cuentan con una densidad nutricional mucho más elevada, por lo que se consideran también de mayor calidad.

De hecho, la ingesta de azúcar simple no tiene mucho sentido fuera del ejercicio de alta intensidad. Las personas lo incluyen en la pauta por sus características organolépticas, pero no por su funcionalidad.

Esta sustancia es capaz de asegurar un buen rendimiento cuando se realizan ejercicios explosivos o de fuerza máxima, pero no es positivo su consumo en situaciones de sedentarismo.

2. Dolor de cabeza

Es posible que la presencia regular de azúcar en la dieta incremente la frecuencia y la intensidad de los dolores de cabeza y de las migrañas en algunas personas. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista Iranian Journal of Child Neurology .

Por este motivo, las personas que experimentan esta clase de problemas deberían plantearse una tipo de alimentación con menos presencia de los carbohidratos.

De todos modos, aunque la dieta keto puede ayudar a mejorar el manejo de las migrañas y a reducir su frecuencia, lo determinante es limitar el aporte de hidratos de carbono de tipo simple. Los complejos suelen provocar un efecto mucho menos significativo, aunque en ciertas ocasiones son también los responsables de esta clase de patologías.

Sea como fuere, plantear un consumo elevado de compuestos antiinflamatorios como los ácidos grasos omega 3 suele provocar buenos resultados.

Una presencia elevada de azúcar en la dieta es capaz de alterar la composición de la microbiota intestinal, lo cual genera una serie de efectos todavía bastante inciertos a medio plazo.

Incidir sobre la densidad y la diversidad de bacterias que habitan en el tubo puede determinar el equilibrio inflamatorio y oxidativo en el medio interno. También puede condicionar la absorción de los nutrientes y el buen funcionamiento del sistema nervioso central.

Para prevenir problemas al respecto conviene plantear una pauta de alimentación con alto contenido en lácteos fermentados y en fibra. Los primeros concentran probióticos en su interior, bacterias vivas que han demostrado beneficiar a la microbiota.

Por su part, la fibra supone el sustrato energético principal para el crecimiento de estos microorganismos, lo que garantiza su supervivencia.

3. Alteraciones en el estado de energía

Si el azúcar sienta mal afecta al trabajo
Los malos hábitos dietéticos pueden afectar casi cualquier aspecto de la vida, incluyendo el laboral.

Las personas a las que les sienta mal el azúcar suelen experimentar alteraciones en el estado de energía tras su consumo. Esto suele generarse a partir de una situación de resistencia a la insulina y de baja flexibilidad metabólica.

Normalmente dicha sensación advierte de la existencia de alguna patología relacionada con el páncreas, como puede ser diabetes de tipo 2 o prediabetes. Suele ser frecuente en personas con obesidad y con sobrepeso.

Para revertir el problema lo mejor es un cambio de hábitos sostenido a lo largo del tiempo. Será importante implementar la práctica de ejercicio físico de manera regular, poniendo el foco sobre todo en el trabajo de fuerza muscular.

Así se consigue ejercer un efecto a nivel antiinflamatorio, lo que mejorará la respuesta del organismo ante muchos nutrientes. El hecho de complementar el planteamiento con una dieta hipocalórica ayudará también mucho.

Algunas personas también refieren que mediante la implementación de una dieta keto o baja en carbohidratos la sensación de energía mejora de forma significativa. Esto suele producirse debido a que la flexibilidad metabólica se incrementa, lo que origina una mayor movilización y oxidación de los lípidos situados en el tejido adiposo.

No obstante, para muchos esta clase de alimentación no resulta sostenible a lo largo del tiempo, ya que la adherencia no siempre es buena.

Durante los primeros días en cetosis se pueden experimentar una serie de efectos secundarios conocidos como “gripe cetogénica”. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista Frontiers in Nutrition.

Normalmente la sintomatología es de carácter gastrointestinal, aunque en ocasiones se manifiesta por medio de dolores de cabeza y algo de fatiga. Eso sí, suele mejorar cuando pasan 3 o 4 días y el organismo se adapta.

4. Lengua blanca

Algunas personas pueden experimentar lengua blanca tras el consumo de una cantidad excesiva de azúcar. Esto se debe a que dichos nutrientes suponen el sustrato energético para algunas bacterias que habitan en la cavidad oral.

A partir de aquí se estimula su metabolismo y la génesis de productos de desecho, que se suelen acumular sobre la lengua. Esto podría dar lugar a halitosis y a mal sabor de boca, por lo que resulta molesto.

En el caso de experimentar un problema de este estilo pueden ser buenas alternativas el hecho de reducir el contenido en azúcares de la dieta e incluso la suplementación con probióticos. Incidir sobre la densidad y diversidad de la microbiota oral contribuirá incluso a prevenir otras patologías como puede ser la caries o los problemas periodontales.

Las dietas bajas en azúcar para mejorar la salud

Si el azúcar sienta mal hay alternativas
Existen alternativas saludables y energéticas para abandonar poco a poco la “dependencia” a algunos tipos de azúcares.

Tanto si notas que el azúcar te sienta mal como si no, plantear una dieta con una presencia reducida de estos nutrientes podría resultar beneficioso para la salud. Sobre todo cuando no se realiza ejercicio físico de elevada intensidad de manera frecuente.

En estos casos existe mayor probabilidad de que los hidratos de carbono de tipo simple se terminen transformando en grasa, afectando a la sensibilidad a la insulina.

De hecho, los planteamientos con aporte reducido en carbohidratos se pueden llegar a relacionar con un menor riesgo de desarrollar cierto tipo de patologías complejas. Así lo demuestra una investigación publicada en la revista Atherosclerosis.

No obstante, aumentar el contenido de fibra en la pauta puede resultar también una buena alternativa, llegando a generar más adherencia que las opciones con poco azúcar.

La fibra es capaz de retrasar el vaciado gástrico y de limitar la absorción de nutrientes. Esto tiene una parte buena y otra mala.

Por un lado se reduce el impacto de los azúcares sobre las glucemias. Sin embargo, también se puede condicionar el estado de ciertos micronutrientes en el medio interno, como es el caso del hierro. Este ya cuenta con una disponibilidad baja, por lo que la presencia de un elemento que dificulte su absorción podría dar lugar a una situación de déficit.

Ahora bien, lo que está claro es que el consumo regular de fibra cuenta con la capacidad de ayudar a prevenir el desarrollo de varios tipos de patologías crónicas y complejas. Por ejemplo, de acuerdo con un estudio publicado en la revista International Journal of Food Sciences and Nutrition, una ingesta diaria de al menos 25 gramos de la sustancia reduciría la incidencia del cáncer de colon.

Identifica cuando el azúcar te sienta mal

Los síntomas son precisos cuando el azúcar sienta mal. En el caso de que se desarrollen con frecuencia puede ser necesario visitar a un especialista en nutrición para plantear un cambio de hábitos.

No solo habrá que actuar a nivel dietético, sino que puede ser que la intervención se ejecute sobre otras costumbres diarias. Por ejemplo, practicar actividad física será esencial para mejorar la salud.

Tanto la lactosa como la fructosa pueden no absorberse de manera adecuada en al intestino, lo que provoca intolerancias. Algunos de los síntomas pueden coincidir con los comentados, además de alteraciones a nivel intestinal.

En estos casos conviene comenzar por ejecutar un diagnóstico preciso para después plantear un mecanismo dietético en consecuencia que permita manejar bien el proceso.



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