La importancia de limpiar la lengua
Limpiar la lengua reviste una importancia fundamental dentro de la higiene bucal. Sin embargo, muchas personas no se concentran en este aspecto y, si bien se cepillan sus dientes, olvidan otras partes y tejidos blandos de la boca.
Se suele equiparar la higiene bucal al cepillado de los dientes. Es un error que se comete a menudo por muchas razones; por falta de información y por motivos culturales. Así, se olvidan las encías, la mucosa de las mejillas y la lengua.
Al hablar de la importancia de limpiar la lengua también hay que recalcar los mecanismos que nos permiten sostener la higiene de este órgano. Para ello, primero repasaremos su anatomía y sus funciones, de modo que comprendamos luego la relevancia del cuidado adecuado.
¿Cómo es la lengua y para qué sirve?
La lengua es un órgano que se compone de una gran cantidad de músculos. Los mismos se encuentran recubiertos por una mucosa, que es lo que vemos al abrir la boca.
Se trata de una parte del cuerpo con gran irrigación. Es decir, llegan y transitan por su anatomía múltiples vasos sanguíneos que explican el dolor y la cantidad de sangre que se hace evidente cuando nos lastimamos allí.
En la superficie de la lengua están las papilas, que le dan el característico aspecto aterciopelado. Las mismas son estructuras especializadas que pueden ayudar con el gusto y el tacto. Además, algunas de ellas participan en la defensa del organismo, a través de su comunicación con el sistema linfático, y otras producen saliva.
Las funciones de la lengua son muchas. Entre ellas, las más destacadas son las siguientes:
- Masticación y deglución: dirige los alimentos hacia los dientes para que sean triturados y, ayudando en la formación del bolo, luego lo traslada a la faringe para su paso al esófago.
- Degustación: la lengua nos ayuda a percibir el gusto y las texturas de los alimentos.
- Habla: gracias a este órgano podemos emitir ciertos fonemas que colaboran en nuestra comunicación.
- Succión: por ejemplo, para los bebés la lengua es indispensable en el proceso de la lactancia materna, ya que es una parte imprescindible para lograr el amamantamiento.
- Hidratación: como ya adelantamos, hay una participación especial en la producción de saliva, por lo que fomenta la correcta humedad del interior bucal.
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La importancia de limpiar la lengua para cuidar sus funciones
Tras analizar la anatomía y las funciones de la lengua, queda claro que su limpieza es un paso necesario en el día a día para conservar su utilidad en el cuerpo humano. Además, podremos evitar enfermedades asociadas o problemas que se derivan de su inadecuada atención.
La superficie lingual es capaz de almacenar bacterias, células muertas y restos de comida. Si los dejamos allí por mucho tiempo, es lógico esperar que haya mal aliento o hasta pérdida del sentido del gusto.
También esta acumulación deriva en problemas mayores que no se limitan al órgano. Existe la hipótesis de que la falta de higiene lingual cambia la microflora de su superficie. Por lo que esto podría explicar el aumento en el riesgo de caries en aquellas personas que no la cepillan; un riesgo que se ha comprobado desde hace más de 30 años.
¿Cuáles son los beneficios de limpiar la lengua a diario?
Es posible efectuar la limpieza de la lengua con un raspador, que es un instrumento específico para la función, así como con un cepillo de dientes clásico. También están los cepillos que poseen en su dorso una superficie rugosa especialmente colocada allí para hacer el raspado.
En definitiva, lo importante es recordar y practicar la higiene. La misma se puede complementar con un colutorio que tenga flúor o antisépticos. Según sabemos por la evidencia científica, los enjuagues serían capaces de cambiar el pH de la saliva y de la saburra lingual, lo que favorecería la reducción del mal aliento en las personas sanas con este problema.
1. Mejora el sentido del gusto
La importancia de limpiar la lengua está en la potenciación del gusto. Ya aclaramos que el órgano tiene un rol preponderante en este sentido, así que su higiene correcta favorecerá las percepciones.
La lengua limpia contribuye a separar mejor lo dulce de lo salado, lo amargo y lo ácido. En concreto, un estudio publicado en Journal of Clinical Periodontology sugirió que el uso del raspador aumentaba la capacidad gustativa de aquellos que practicaban el raspado al menos 2 veces al día.
2. Remueve bacterias perjudiciales
La acumulación de bacterias patógenas en la boca conllevará un mayor riesgo de ciertas patologías. Si bien existe una microflora normal que persiste en equilibrio con el cuerpo humano, la ausencia de higiene rompe esa homeostasis, pudiendo exacerbar el crecimiento de colonias bacterianas con capacidad de generar daño.
La importancia de limpiar la lengua en este punto está en la potencia para quitar sustratos que los microorganismos usan para multiplicarse. Por ejemplo, un experimento publicado en Tropical Dental Journal encontró que el raspado lingual por solo 7 días era capaz de reducir el recuento salival de Streptoccocus mutans y Lactobacillus spp.
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3. Reduce el mal aliento
La saburra es la principal causa de halitosis (mal aliento). Se trata de un depósito blanco y gris que se forma en la superficie de la lengua por falta de una higiene adecuada. De allí emanan cantidades importantes de compuestos volátiles de azufre, los cuales se identifican como responsables del mal olor.
Al eliminar gérmenes y restos de alimentos, la saburra no se forma o lo hace en mucha menor cantidad. Por lo tanto, la limpieza lingual es el método más eficiente, económico y sencillo para controlar la halitosis.
Aquí vale recalcar que es el raspado el mecanismo que mayores beneficios reporta contra el mal aliento. Si bien los enjuagues aportan un aliento fresco momentáneo, se deberían combinar con un raspador para obtener resultados persistentes y a largo plazo.
4. Mejora la apariencia estética
Una lengua sucia no es agradable a la vista. Esto puede generar rechazo social, pero también preocupación y malestar en la autoestima de la persona que nota cómo se acumula la saburra.
Hay una situación especial que es la lengua vellosa. En sí, se trata de una acumulación excesiva de queratina sobre las papilas. Esto hace que parezca que la lengua tiene pelos negros.
El trastorno es benigno y se puede solucionar con una higiene adecuada. Al quitar la queratina excesiva con un raspador o con un cepillo, el aspecto mejora notablemente.
5. Cuida la salud general
La higiene y la salud de toda la boca influyen en el estado general del cuerpo. Hay diferentes hipótesis y teorías que intentan explicar el vínculo. Y no solo frente a patologías agudas, sino también ante el desarrollo de enfermedades crónicas que podrían verse iniciadas o exacerbadas por un mal estado bucal o por la presencia de bacterias en la microbiota de la lengua.
Aquí no hay que dejar de lado la salud mental. Al mejorar la estética y controlar el mal aliento, la persona es capaz de relacionarse desde otra perspectiva con los demás. Se sufre menos rechazo y la imagen propia se fortalece.
Pasos para limpiar la lengua correctamente
Finalmente, estos son los pasos esenciales y básicos para cuidar la lengua a diario:
- Hacer el cepillado habitual de dientes y combinar con hilo dental.
- Raspar la lengua. Si se dispone de un raspador, mejor. Si no, se puede recurrir a un cepillo tradicional destinado específicamente a la limpieza de la lengua.
- Hacer una observación detallada del órgano. Buscar manchas, alteraciones, presencia de saburra o cualquier indicativo de anormalidad. De encontrarse, ameritará una consulta odontológica.
- Usar un enjuague bucal. Dos minutos de gárgaras o buches son suficientes.
Repetir dos veces al día el procedimiento asegurará una higiene óptima del órgano y de toda la cavidad bucal. Así, se reducirán los riesgos asociados de mal aliento, caries y periodontitis.
La limpieza de la lengua no debe olvidarse
En definitiva, la higiene de otras estructuras dentro de la boca distintas a las piezas dentales es fundamental para evitar mal aliento, enfermedades y otras condiciones. Por eso los profesionales de la salud recomiendan tener una rutina de higiene completa para minimizar todos estos riesgos. En caso de duda, consulta con tu odontólogo de confianza.
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