Sensibilidad dental: todo lo que debes saber
La sensibilidad dental es un problema de consulta frecuente en la práctica odontológica. Los pacientes acuden con el profesional porque sienten dolor en la boca al ingerir algo frío, por ejemplo, o porque perciben una molestia al cepillarse.
En sí, hablamos de una respuesta dolorosa de la dentina. La misma se considera como sensibilidad cuando se manifiesta frente a estímulos que deberían ser normales y no generar síntomas en condiciones habituales.
Aunque parezca paradójico, algunos tratamientos odontológicos favorecen la sensibilidad dental. Tras una intervención por otra razón, las personas pueden iniciar con el síntoma a los días, semanas o meses. Entonces, también se la clasifica dentro de las complicaciones de los abordajes terapéuticos en la cavidad bucal.
Según los datos epidemiológicos, la prevalencia de la sensibilidad dental es variable de acuerdo a la región considerada. En Reino Unido se ha establecido una presencia del cuadro en solo el 2,8 % de la población, mientras que en la India asciende al 20,6 %.
Estímulos que llevan a la sensibilidad dental
Hay tres tipos de estímulos que pueden provocar el cuadro de sensibilidad dental:
- Mecánicos.
- Químicos.
- Térmicos.
1. Mecánicos
Entre los estímulos mecánicos que provocan sensibilidad dental hay algunos instrumentales y otros físicos. Los primeros se denominan así porque tienen que ver que el uso de algún utensilio o herramienta.
Por ejemplo, puede suceder que una instrumentación dental en el consultorio cause la sensibilidad. Del mismo modo, un cepillado intenso en la casa o con una mala técnica, provocaría desgaste excesivo del diente o retracción de la encía, favoreciendo el síntoma.
Por otro lado, el roce de los dientes entre sí conlleva un desgaste que es estimulante del dolor. Las personas con bruxismo sufren una pérdida de su esmalte que expone la dentina. El rechinar nocturno es una de las causas primordiales de la disminución del tejido dentario.
2. Químicos
Entre los estímulos químicos hay que hacer hincapié en ciertos grupos de alimentos que desgastan el esmalte. La acción química de los dulces y de los ácidos, de manera repetida, puede ser suficiente para conducir a la sensibilidad dental.
Por ejemplo, entre los adolescentes es común que la erosión del esmalte aparezca por el consumo elevado de comidas ultraprocesadas ácidas. Los refrescos y los snacks con gusto artificial a limón se han presentado como un alimento de riesgo para este grupo etario.
3. Térmicos
En este punto incluimos los estímulos fríos y calientes. Los primeros suelen ser los más frecuentes. Es común que las personas con el problema noten que la ingesta de una bebida helada les causa dolor.
También es posible que el frío externo, del ambiente, actúe como estimulante. Si bien es menos frecuente, sucede al exponernos a temperaturas bajas en el marco de un esmalte desgastado o una encía retraída.
Sensibilidad dental por desgaste del esmalte
La sensibilidad dental puede responder a un esmalte del diente que se desgastó o a un retroceso de la encía. Frente al primer caso, no hay un solo mecanismo que lo explique. En realidad, existen cuatro maneras.
Erosión
En la erosión del diente hay una pérdida progresiva de su capa superficial: el esmalte, por la acción de ácidos de origen no bacteriano. Esta pérdida es progresiva y, en algún momento, llegamos al punto del dolor por la exposición de la dentina.
Algunas profesiones y trabajos tienen un contacto elevado con factores o sustancias que favorecen la erosión. Por ejemplo, los catadores de vinos con los componentes de la bebida. También los nadadores que usan piletas con altas concentraciones de cloro. En ellos, el riesgo de sensibilidad dental está aumentado.
Las bebidas ácidas y las carbonatadas producen una erosión química. Por supuesto, para que el efecto sea notorio es necesario un consumo prolongado y de mucha cantidad.
Algunos medicamentos también tienen la capacidad de reducir el esmalte. Según una publicación de 2014, son aquellos que tienen la potencia para reducir el pH en el ámbito bucal. Aquí debemos incluir a los siguientes:
- Suplementos de vitamina C.
- Aspirina.
- Enjuagues bucales con EDTA.
Una mención especial merece el blanqueamiento dental. Según las estadísticas, entre el 67 % y el 100 % de los pacientes que realizan esta técnica sufren la sensibilidad dental como consecuencia no deseada.
En la actualidad se buscan alternativas que buscan reducir este efecto no deseado o, al menos, prevenir un cuadro severo de sensibilidad. Para ello, se prueba con diferentes sustancias y tiempos de uso del producto. También se evalúa la posibilidad de añadir agentes desensibilizantes a las fórmulas de blanqueo.
Finalmente, los pacientes con reflujo gastroesofágico son otro grupo de riesgo. El regreso del ácido clorhídrico del estómago a la boca es un estímulo químico que ataca el esmalte dentario.
Atrición
La atrición es otro mecanismo capaz de reducir la capa de esmalte y llevar a la sensibilidad dental. Se trata del roce entre dientes, por lo que el bruxismo es la causa esencial.
Si bien existe una atrición fisiológica, por masticar, al bruxismo hay que insertarlo en la categoría de patológico. Es decir, hay una funcionalidad anormal que no solo causará sensibilidad, sino que también generará dolores en la articulación temporomandibular y problemas de sueño.
De acuerdo al análisis del tipo de desgate, el odontólogo podrá determinar si es una situación que amerita o no un abordaje intensivo. Cuando evoluciona demasiado, los daños pueden ser permanentes en la cavidad bucal.
Abrasión
El tercer mecanismo del desgaste del esmalte es la abrasión. Significa que el tejido duro del diente se pierde progresivamente por la fricción que provoca el contacto con un agente externo.
Estos podrían ser el cepillo, una prótesis, un instrumento musical de viento o hasta una pipa. Algunos hábitos nocivos como morderse las uñas, las tapas de los bolígrafos o abrir las botellas con los dientes pueden provocar el desgaste localizado del esmalte dental.
Abfracción
En la abfracción el desgaste se produce en el cuello de los dientes, en la zona de unión del esmalte con el cemento. Esta lesión suele afectar a varias piezas dentarias a la vez.
Las causas suelen asociarse a traumas oclusales que generan una sobrecarga lateral en la zona cervical que provoca la pérdida del tejido. Está asociada al bruxismo, a maloclusiones y a hábitos masticatorios como morder siempre de un lado por dolor o por la falta de algún diente.
Sensibilidad dental por retracción de la encía
La enfermedad periodontal puede causar una retracción de la encía que exponga tejidos del diente que no deberían contactar con la superficie. De esta manera, se incrementa el riesgo de sensibilidad dental.
Entre las personas con enfermedad periodontal crónica, un 37,2 % tiene hipersensibilidad. Se asume que el problema es mayor entre aquellos que tienen una pérdida evidente del tejido de sus encías.
Las raíces dentarias quedan expuestas y el ácido o la temperatura de los alimentos desencadena el dolor. Del mismo modo, en el cepillado puede haber contacto del instrumento con la raíz, también provocando molestias.
Es así que la presencia de enfermedad periodontal se postula como un factor de riesgo para la sensibilidad dental. Incluso si todavía no hay retracción de la encía o la patología es incipiente.
Tratamientos posibles
Si hay una causa clara de sensibilidad dental, entonces el tratamiento de la misma se orientará al origen. Por ejemplo, si la pulpa del diente se expuso por un desgaste por bruxismo, habrá que abordar el trastorno de base. En caso de enfermedad periodontal, habrá que implementar los protocolos validados para esa patología.
Con el blanqueamiento dental hay diversas aproximaciones. Si se decide hacer, entonces hay que tomar algunas precauciones que tiendan a reducir las molestias y el posible efecto secundario. Entre ellas, las más aceptadas en la actualidad son las siguientes:
- Añadir sustancias al tratamiento: nitrato de potasio, flúor, Gluma, fosfato de calcio amorfo, hidroxiapatita.
- Indicar antiinflamatorios: como el ibuprofeno.
- Emplear un equipo de láser LED.
Para los casos más generales de dolor, el odontólogo puede indicar una pasta desensibilizante. La misma se usa con el cepillado habitual. Aunque se pueden adquirir en venta libre en la mayoría de las farmacias, lo ideal sería que el odontólogo recomiende la adecuada para cada caso.
Asímismo, el flúor también se puede aplicar en los dientes afectados para tratar de reducir la sensibilidad dental. Hay métodos que se restringen al consultorio, pero también existen bandejas con el mineral que son de aplicación casera, aunque se necesita primero la prescripción del profesional.
Finalmente, la existencia de una raíz expuesta al exterior que esté generando dolor ameritará un tratamiento puntual. Se definirá si hace falta un injerto de encía o la colocación de una resina que recubra las áreas sensibles.
En todo caso, el diagnóstico preciso es lo que mejorará las posibilidades de controlar el síntoma. Para eso, la revisión por parte del profesional es ineludible.
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