Dieta baja en FODMAP: en qué consiste y recomendaciones

Si sufres constantemente alteraciones a nivel digestivo quizás sea positivo plantear una dieta baja en FODMAP durante algún tiempo. Te contamos en qué consiste.
Dieta baja en FODMAP: en qué consiste y recomendaciones
Saúl Sánchez

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez.

Última actualización: 30 junio, 2023

La dieta baja en FODMAP es un tipo de alimentación que se prescribe para tratar patologías de tipo intestinal o alteraciones como pueden ser la diarrea. Bajo estos contextos hay que limitar mucho el consumo de residuos o de fibras con el objetivo de facilitar el proceso digestivo, reduciendo por lo tanto la sintomatología asociada. De hecho, en los últimos años se está proponiendo como tratamiento a varias enfermedades, aunque suele tener una duración determinada.

La fibra es una sustancia muy importante para el organismo. Por este motivo no ha de ser restringida de forma crónica. De lo contrario podría incrementarse la incidencia de algunas alteraciones que condujesen a patologías crónicas, como el cáncer de colon. Como norma general se recomienda garantizar la ingesta de al menos 25 gramos de fibra en cada jornada.

¿Qué es la dieta baja en FODMAP?

Como hemos comentado, la dieta baja en FODMAP es un tipo de pauta restrictiva que se pone en marcha cuando existen síntomas compatibles con el síndrome del colon irritable. Cuenta con un aporte muy escaso o casi nulo de carbohidratos fermentables. Entre estos se encuentran los fructanos, la fructosa, los galactanos, la lactosa y los polioles. Todos puede aumentar las diarreas, los gases y el dolor asociados a las alteraciones de tipo intestinal.

Se trata también de un planteamiento que se inicia cuando se sospecha de un proceso de disbiosis. En este caso, se experimenta una alteración de la microbiota intestinal que puede originarse, por ejemplo, por un consumo de antibióticos de manera continuada. Lo normal es que bajo este contexto se reduzcan la diversidad y la densidad de la microbiota, dando lugar a problemas de tipo digestivo. Así lo confirma una investigación publicada en la revista Advances in Therapy.

Ahora bien, cuando esta situación se desarrolla, lo propio será también complementar con un suplemento de probióticos. Hablamos de una serie de bacterias vivas que han demostrado colonizar de forma selectiva el tubo digestivo, logrando así generar un beneficio sobre el huésped. En muchas ocasiones suponen una buena solución a medio plazo para el tratamiento de los síntomas de la disbiosis intestinal o de los problemas asociados al síndrome del colon irritable.

Pero volviendo a la dieta baja en FODMAP, hay que destacar que tiene que aclararse el principio y el fin de la misma. Como norma general, no se trata de un tipo de alimentación que se pueda sostener durante toda la vida, al menos en la gran parte de los casos. De lo contrario se generarían déficits a nivel nutricional e incluso la densidad de los microorganismos del tubo se reduciría. Al fin y al cabo, la fibra es el principal sustrato energético de los mismos.



¿Cómo plantear una dieta baja en FODMAP?

Para comenzar una dieta baja en FODMAP lo primero que hay que hacer es eliminar todos los alimentos que contienen los carbohidratos fermentables ya mencionados. Se trata de una pauta que cuenta con escasos vegetales, lo que compromete el aporte de antioxidantes.

Estos compuestos neutralizan la formación de los radicales libres y su posterior acumulación en los tejidos del organismo. Dicho mecanismo se relaciona con una menor incidencia de muchas patologías complejas, según un estudio publicado en European Journal of Medicinal Chemistry.

Tras 6 semanas de seguimiento de la pauta, normalmente con la inclusión de algún probiótico a mayores, se comenzarán a reintroducir de forma progresiva los productos eliminados. Lo óptimo en este caso es que la inclusión se realice de forma escalonada, para detectar así cuáles son los que pueden llegar a generar síntomas de tipo digestivo. No todo el mundo responde de igual modo ante los mismos productos, a pesar de tener patologías semejantes.

Una vez que se identifican los comestibles que causan las molestias, se eliminarán de forma definitiva de la dieta y se mantendrán el resto de los alimentos con contenido significativo en fibra.

El objetivo al final es conseguir un aporte regular de al menos 25 gramos de esta sustancia para lograr que el tubo digestivo se encuentre en un estado funcional con el paso de los años. Así se lograrán también manejar problemas como el estreñimiento, tal y como evidencia una investigación publicada en BMJ Clinical Evidence.

¿Qué alimentos tienen alto contenido en FODMAP?

Es crucial conocer qué alimentos son los que cuentan con alto contenido en FODMAP, para así retirarlos de la pauta en los primeros momentos del dicho planteamiento.

Normalmente, son los vegetales como la crucíferas y las legumbres los que se caracterizan por un aporte de carbohidratos fermentables más elevado. Por este motivo se deben restringir por completo. Incluso en personas sanas, su consumo puede dar lugar a la formación de gas a partir de la fermentación.

Dentro de las frutas, sobre todos las manzanas, los aguacates y los plátanos destacan por la presencia de FODMAP en su interior. Hasta los frutos secos o frutos rojos podrían generar sintomatología en personas predispuestas.

Sin embargo, el hecho de retirar todos estos alimentos de la dieta condiciona mucho el aporte de fitoquímicos antioxidantes. Puede que sea preciso complementar con algún suplemento para mantener el balance redox e inflamatorio en el medio interno.

Por otra parte, será clave retirar los lácteos de la pauta mientras duren las 6 semanas más restrictivas. La lactosa puede que sea causante de los síntomas gastrointestinales aunque no exista una intolerancia diagnosticada, sobre todo en personas con síndrome del colon irritable.

Eso sí, las intervenciones a nivel de microbiota con administración de probióticos podrían ser determinantes para revertir dicho proceso. Así lo confirma un estudio publicado en Critical Reviews in Food Science and Nutrition.

También sería determinante evitar todos aquellos productos que cuenten con gluten en su interior. Esta proteína presente en vegetales como la cebada, el centeno y el trigo ha sido objeto de controversia en los últimos años. Existen evidencias acerca de sus efectos negativos en el contexto de ciertas patologías que afectan al sistema nervioso central, como el autismo.

No obstante, no se recomienda la supresión del gluten en la dieta de las personas sanas. Al menos si no presentan síntomas de tipo digestivo. En el caso de que exista alguna patología como el síndrome del colon irritable, puede ser positivo retirar la proteína de la alimentación para comprobar si las sensaciones mejoran. La respuesta puede presentar bastante variación a nivel individual.

Cuidado con las bebidas en la dieta baja en FODMAP

Muchas de las personas que se plantean la dieta baja en FODMAP restringen alimentos con carbohidratos fermentables pero se olvidan de las bebidas que cuentan con estos elementos en su interior. Sobre todo nos referimos a la cerveza, al vino, a los refrescos que contienen jarabe de maíz o fructosa y a las infusiones como el té de manzanilla. Estos han de evitarse también para no desarrollar sintomatología.

En concreto, el alcohol ha de restringirse en el contexto de cualquier dieta para mejorar el estado de salud. Hablamos de una sustancia que resulta tóxica independientemente de la dosis consumida. No solo genera alteraciones fisiológicas sobre el funcionamiento de los órganos y sistemas, sino que también es uno de los causantes de la disbiosis intestinal.

Y es que la mejor bebida para garantizar un buen estado de hidratación es el agua mineral. Sobre todo cuando el funcionamiento del tubo digestivo no es óptimo. Ni siquiera el agua con gas supondría una buena opción, ya que puede aumentar las flatulencias y las incomodidades. Como mucho se puede apostar por alguna infusión, siempre y cuando sea carente en carbohidratos fermentables.



Alimentos permitidos en la dieta baja en FODMAP

A pesar de las restricciones comentadas, es cierto que ciertos vegetales se pueden introducir sin mayores problemas en la dieta baja en FODMAP. Normalmente son los pimientos, las zanahorias, el apio, la berenjena, las judías, la lechuga, las patatas, los tomates y las espinacas las mejores opciones en un primer momento. Dentro de las frutas hemos de destacar los arándanos, el kiwi, las fresas y la papaya.

Con estos productos se garantiza por lo menos un aporte adecuado de vitamina C. Hablamos de un nutriente que consigue estimular el buen funcionamiento del sistema inmunitario, potenciando tanto la parte innata como la adaptativa del mismo. Así será menos probable que se sufran infecciones de tipo vírico que puedan afectar a las vías aéreas superiores. Incluso en el caso de llegar a contraerlas los síntomas durarán menos y serán menos intensos.

El café es otra de las bebidas con bajo contenido en FODMAP que se podría incluir en la pauta durante las semanas iniciales. Se trata de una de las mejores infusiones para consumir de manera regular. Cuenta en su interior con una cantidad significativa de fitoquímicos de alta calidad cuyo consumo se ha relacionado con un menor riesgo de muerte por cualquier causa. Por este motivo es aconsejable la ingesta de un par de tazas en cada jornada.

La dieta baja en FODMAP está indicada para mejorar los síntomas gastrointestinales

La dieta baja en FODMAP es excelente para mejorar la sintomatología asociada al tubo digestivo, sobre todo cuando existe una situación de disbiosis o cuando se ha diagnosticado el síndrome del colon irritable. Ahora bien, lo mejor es que esté supervisada por un especialista en nutrición para evitar déficits de nutrientes esenciales en la medida de lo posible. Incluso podría llegar a ser precisa la suplementación.

Los buenos hábitos de vida pueden llegar a prevenir la aparición de muchas enfermedades con base inflamatoria que afectan al intestino. Estas han visto aumentada su incidencia en los últimos años, en parte debido a una peor dieta y al sedentarismo. La exposición a los tóxicos e incluso un mal sueño nocturno podrían estar también muy relacionados. Hasta una correcta síntesis de vitamina D por medio de los rayos solares es crucial.



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