Dientes amarillos: posibles causas y tratamiento
Tener los dientes amarillos no parece ser el deseo de nadie. Se trata de un aspecto muy esencial de la estética y, aunque los elementos dentarios completamente blancos son imposibles sin ciertos tratamientos especiales, el cuidado adecuado podría evitarnos algunas coloraciones indeseadas.
No todos tenemos el mismo color de dientes. Eso no es motivo de preocupación. Sin embargo, sí existen enfermedades y hasta fármacos que tiñen de color amarillo nuestra dentadura.
La dentina, que es la capa dentaria que se encuentra por debajo del esmalte, es amarillenta. Lo que sucede es que el esmalte, que es la capa más externa de los dientes, modifica la percepción que tenemos de ella. Eso hace que no veamos el amarillo, sino una tonalidad cercana al blanco. Veamos en detalle el origen de esta tonalidad en las piezas dentarias y cómo se puede revertir.
Causas de dientes amarillos
Vamos a ver cuáles son las causas más frecuentes de que los dientes estén amarillos. Las dos primeras no representan un problema de salud, pero las otras sí ameritan un abordaje por parte del odontólogo.
1. Genética
La distinta relación de proporciones entre las capas de los dientes determina el color que vemos. Desde afuera hacia dentro, cada elemento se compone de esmalte, dentina y pulpa.
Como ya adelantamos, un esmalte delgado dejará traslucir más el amarillo de la dentina. Al contrario, las personas con un esmalte más grueso tienden a presentar tonalidades próximas al blanco perlado.
Estas variaciones que responden a la genética pueden trasladarse a poblaciones completas. Así, nos encontraremos con habitantes de determinadas zonas geográficas que tienen un tono más o menos blanco que los de otra región.
2. Edad
Las edades extremas de la vida evidencian cambios en la coloración de los dientes. Las coronas de los dientes temporales poseen las tres capas que mencionamos con un menor espesor respecto a las permanentes. Esto le da a los dientes de leche un aspecto más blanquecino, similar al líquido al que le deben su nombre.
También en la infancia sucede un efecto visual por contraste. Cuando inicia el recambio dentario y aparecen los primeros elementos definitivos, los nuevos dientes parecen más amarillos.
Las piezas definitivas cuentan con más tiempo para su formación y mineralización, por lo que todos sus tejidos son más gruesos. Esto les da un aspecto más amarillento si se los compara con las piezas de leche que aún permanecen en la boca.
De todos modos, es solo un efecto óptico que se origina por la cercanía de los dientes viejos más blancos con los nuevos más amarillos. No es algo por lo que haya que preocuparse: al completarse el recambio dental, la tonalidad de toda la dentadura será uniforme.
Por otro lado, con el envejecimiento hay un desgaste acumulado del esmalte, lo que expondrá a la dentina y su color. El paso del tiempo genera atrición, abrasión y erosión de la capa externa dentaria. Ello puede manifestarse solo con el tono, aunque el adelgazamiento de la protección dentaria aumenta el riesgo de padecer sensibilidad.
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3. Mala higiene
Tener una higiene deficiente en la boca acarreará muchos problemas a mediano plazo. Y si bien el color es uno de los menos importantes, en comparación con las caries o la enfermedad periodontal, podría ser indicativo del avance de las complicaciones.
Cuando no nos cepillamos como es debido ni con la frecuencia recomendada, se acumula excesiva placa bacteriana. Esta es una especie de biofilm compuesto por bacterias y restos de alimentos.
Tampoco debemos olvidar el uso de hilo dental, que permite acceder a la limpieza de zonas de difícil llegada para el cepillo, como los espacios interdentarios. Así como no es menos importante la limpieza profesional ejecutada por el odontólogo cada cierto tiempo.
En definitiva, la combinación de los factores asociados a la mala higiene o al descuido acabarán por fomentar la formación de la placa. Y esta placa se podrá ver de color amarillo cuando se acumule en demasía.
El problema no solo se limita a los dientes naturales. Diferentes investigaciones han demostrado que la placa bacteriana tiene la capacidad de adherirse también a los implantes dentarios, alterando el color estético que se buscó al momento de la colocación.
4. Fármacos
Posiblemente, las tetraciclinas sean los medicamentos más estudiados al respecto. Tanto los elementos temporarios como los permanentes pueden ser afectados por estos antibióticos, en especial cuando son consumidos a temprana edad, durante el embarazo o en dosis muy superiores a las recomendadas.
Estos antibióticos presentan una afinidad especial por el tejido óseo y por los tejidos de los dientes. Su estructura química les permite adherirse al calcio para formar un complejo firme. La nueva formación genera manchas amarillas que puede modificar su tono ante la exposición a la luz solar.
5. Fluorosis
Podría decirse que la fluorosis es endémica. Se detecta con mayor frecuencia y casi con exclusividad en regiones geográficas donde la concentración del flúor en el agua de consumo es muy elevada.
El flúor en exceso altera el proceso de formación del esmalte. Por ello, el desarrollo de la patología sucede durante la infancia, cuando los elementos dentarios se están formando en el espesor del tejido óseo.
Las piezas dentarias afectadas presentan manchas blancas, amarillas o incluso un veteado marrón. En casos muy severos pueden aparacer pequeños hoyuelos en la superficie dental.
Vale aclarar que las concentraciones del flúor usado en odontología para los tratamientos y el que está presente en las pastas dentífricas, difícilmente alcanzará valores superiores a los recomendados. Se sabe que entre 0,05 y 0,07 miligramos del mineral por kilogramo de peso por día es seguro. Por otro lado, valores superiores a 1,5 mg/kg peso/día podrían ya afectar a los niños.
6. Comidas
Diferentes alimentos tienen la capacidad de teñir el esmalte dentario. Esto podría ocasionar manchas puntuales o un cambio rotundo de la coloración de los elementos si el producto se consume con asiduidad.
Entre las comidas y bebidas que provocan dientes amarillos, las más frecuentes son las siguientes:
- Café: sobre todo las variedades que se preparan de manera más tradicional, a partir de los granos.
- Vino tinto: la bebida también está desaconsejada en los pacientes que recibieron un tratamiento de blanqueamiento, ya que podría arruinar el resultado.
- Salsa de soja: algunos estudios han certificado que esta salsa tiene una potencia especial para pigmentar los dientes.
7. Tabaco
Los efectos deletéreos del tabaco en la salud son variados. Entre ellos, también hay que contar la afectación de la estética.
La nicotina tiene una elevada capacidad para modificar el color del esmalte. De hecho, se ha comprobado que hasta con los cigarrillos electrónicos sucede el cambio.
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Tratamientos para los dientes amarillos
Los dientes amarillos por la niñez y por la genética no necesitan un tratamiento. Siempre y cuando haya una higiene adecuada y no se identifiquen factores que influyan en la coloración, no habría por qué alarmarse.
En cambio, cuando hay hábitos que perjudican a la dentadura, entonces es mejor actuar. No solo por la tonalidad, sino porque podríamos estar ante un signo de un problema que empeorará.
Tener dientes amarillos por una mala higiene acarreará caries, gingivitis y enfermedad periodontal. Del mismo modo, si la causa es el cigarrillo, entonces nos estamos exponiendo a la aparición de todas las consecuencias del tabaco en la salud.
Los fármacos deberían suspenderse si están causando alteraciones en los dientes. En realidad, en la actualidad lo que se hace es evitar su prescripción en los momentos susceptibles. Esta es la razón por la que no se indican tetraciclinas a los niños y las embarazadas.
En cuanto a la fluorosis, la acción requiere decisiones de salud pública. Las zonas con aguas muy fluoradas deben recibir un suministro del líquido que asegure la ingesta de concentraciones adecuadas, siempre por debajo de los valores de riesgo. Lamentablemente, en muchas regiones geográficas no hay una solución directa por parte de los gobiernos ni accesibilidad a otras fuentes potables.
Blanqueamiento dental
Con la decisión conjunta del paciente y el odontólogo se pueden realizar tratamientos de blanqueamiento para modificar el color amarillo de los dientes. En sí, se trata de procedimientos destinados a aclarar los tonos de las piezas dentarias, acercándolas al blanco brillante.
La intervención consiste en la aplicación de sustancias como el peróxido de hidrógeno o de carbamida. Las mismas se ponen en contacto con la dentadura a través de férulas especiales. Para ello, hay dos métodos principales:
- En el consultorio: todo se hace en la oficina del profesional. A veces en varias sesiones, se coloca el gel blanqueador y se activa con una luz especial.
- Ambulatorio: el odontólogo hace una limpieza de los dientes y confecciona una férula a medida que el paciente utilizará en su hogar, según las indicaciones del profesional. También es posible que se combine este método con las aplicaciones en el consultorio.
Y si bien hay alternativas de blanqueamiento caseras, debemos entender que son menos eficientes. Las tiras blanqueadoras que se compran en farmacias, las pastas dentales que prometen quitar el tono amarillo y hasta las sustancias abrasivas, como el carbón activado, no reportarán grandes beneficios y sí algunos riesgos.
Lo ideal es encontrar la causa de los dientes amarillos y aplicar las medidas básicas. Si no hay solución, se evaluará el blanqueamiento profesional con la asesoría de un odontólogo.
Las carillas dentales son otra alternativa para mejorar la estética de la sonrisa. Se trata de láminas finas confeccionadas con materiales especiales que los odontólogos adhieren a la cara externa de las piezas dentarias para mejorar su apariencia.
Una condición muy común pero con tratamiento
Ante los dientes amarillos, la mejor opción es buscar ayuda profesional. El dentista podrá evaluar el caso con detenimiento, encontrar la causa del problema y elegir la solución indicada para que la sonrisa tenga el aspecto que el paciente está buscando.
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