¿Cuáles son las consecuencias de comer rápido?
Comer rápido puede generar una serie de consecuencias negativas en el organismo. Se recomienda siempre disponer de un espacio temporal para la alimentación que permita una cierta tranquilidad. Además, será determinante controlar la ansiedad por la comida. De este modo se podrá iniciar el proceso digestivo de manera eficiente, teniendo en cuenta que la masticación es el primer paso del mismo.
Las bases para mantener una dieta adecuada son la variedad y el equilibrio a nivel energético. Es necesario confeccionar un buen planteamiento de cara a conseguir una buena función fisiológica. De lo contrario, se podrían experimentar problemas con el paso del tiempo que repercutiesen sobre el bienestar.
¿Qué sucede al comer rápido?
El primer problema que genera comer rápido es una reducción de la sensación de saciedad. Durante la masticación se secreta una serie de sustancias que van “informando” al cerebro de que poco a poco debe reducir el apetito.
Si este paso no se desarrollar con eficiencia, puede que al final se acaben ingiriendo más calorías de las necesarias. El primer efecto de esto es un cambio negativo en el estado de composición corporal.
Hay que destacar que los incrementos en el porcentaje de masa grasa del organismo se suelen vincular con un mayor riesgo de enfermar. Tanto el sobrepeso como la obesidad se consideran factores de riesgo para el desarrollo de alteraciones a nivel cardiovascular. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista Metabolism. Se crea un estado de inflamación que perjudica el funcionamiento de los sistemas.
Comer rápido puede provocar que tanto el estómago como el intestino tengan que realizar una ejecución más intensa. El proceso de desmenuzado de los alimentos comienza con la masticación. En el caso de que esta no sea adecuada, el esfuerzo que ejercerá el resto del tubo será mayor. A partir de aquí se podría experimentar un menor aprovechamiento de ciertos nutrientes.
También se incrementan la formación de gas y las molestias intestinales. Por ejemplo, las fibras poco trabajadas desde el punto de vista mecánico provocan fermentación. A partir de aquí los gases se acumulan y pueden llegar a generar dolor. Es cierto que la composición de la dieta tendrá bastante que ver en esto, pero un proceso de masticación insuficiente se considera determinante.
¿Cómo comer más despacio?
Se puede plantear una serie de estrategias para comer más despacio y conseguir mejorar el estado de salud. En primer lugar será primordial evitar las situaciones de estrés. Para ello hay que dormir adecuadamente, al menos 7 u 8 horas de calidad, con el mínimo número de interrupciones posibles. Los suplementos de melatonina han demostrado ser eficientes de cara a mejorar este parámetro.
Hay que tener en cuenta que un buen descanso nocturno consigue mejorar el funcionamiento del binomio apetito-saciedad, por lo que la ganancia de incidir sobre el sueño sería doble. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista Critical Reviews in Food Science and Nutrition. Además, cuando el sueño es escaso, suele incrementarse la preferencia por los comestibles de baja calidad.
Será determinante evitar comenzar las comidas con excesivo apetito. Para ello se puede beber un vaso de agua fresca antes de empezar a consumir alimentos. Se trata de un mecanismo que cuenta con varias evidencias científicas acerca de su eficacia. Este consigue incrementar la distensión del tejido estomacal y activar los receptores que estimulan la saciedad.
De todos modos, no se debe olvidar la necesidad de cuidar el entorno. Es conveniente evitar comer mirando la televisión o los dispositivos móviles. Estos pueden aumentar los niveles de estrés, lo que conduce a masticar más rápido y peor. En la medida de lo posible será positivo crear un ambiente de relajación familiar, cuidando también las medidas higiénicas durante el proceso.
Incluso elegir bien los alimentos que conformarán las comidas principales puede llegar a marcar la diferencia. No es positivo comenzar ofreciendo comestibles golosos o con sabor dulce.
Lo mejor es empezar por un primer plato dominado por las verduras, como pueden ser los purés y las ensaladas. Estas ayudarán a calmar el apetito inicial, gracias a su contenido en fibra. Dicha sustancia ayuda también a mejorar el tránsito intestinal, tal y como afirma un estudio publicado en Nature Reviews.
¿Los suplementos pueden ayudar a comer despacio?
Algunos suplementos como la melatonina contribuyen a mejorar la calidad del sueño, consiguiendo así mantener un buen estado a nivel emocional, reduciendo la ansiedad. No es la única sustancia capaz de generar un efecto de este tipo. Ciertos metabolitos del triptófano, como el 5-HTP, provocan un beneficio similar. Incluso el propio aminoácido lo consigue cuando se incluye en la dieta en dosis suficientes.
Del mismo modo, sustancias como el CBD (cannabidiol) o el magnesio podrían llegar a calmar las alteraciones emocionales. Así será más sencillo que se reflejen los desórdenes sobre la alimentación, por medio de la mala selección de alimentos o de las conductas dietéticas inapropiadas. La salud a medio y a largo plazo se verá favorecida.
También hay que hacer especial mención al papel de la vitamina D. Se trata de un nutriente que se puede sintetizar de manera endógena a través de la exposición a la luz solar. De hecho, se encuentra en pocos alimentos y en dosis escasas, por lo que la dieta no es el mejor modo de asegurar un aporte sólido y suficiente. Esta sustancia consigue influir sobre la ansiedad y sobre la inflamación en el medio interno.
Sin embargo, lo normal es que más de la mitad de la población mantenga los niveles de vitamina D en rangos por debajo de lo recomendado. A medio plazo esto supone un problema de salud pública importante, ya que la incidencia de varias patologías crónicas y complejas se dispara. Influirá incluso sobre conductas tan rutinarias como el hecho de comer rápido.
Para evitar alcanzar una situación de este estilo, lo mejor es proponer una serie de buenos hábitos a nivel de exposición solar, u optar por la suplementación. Es importante en este último caso contar con la supervisión de un profesional. El nutriente es liposoluble y podría acumularse en dosis excesivas. No es algo frecuente pero el riesgo existe y se debe minimizar.
Comer rápido puede empeorar las alteraciones intestinales
Comer rápido no solo se considera nocivo para personas que están sanas. Podría también agravar los síntomas de quien ya ha desarrollado alguna patología crónica de carácter intestinal. En la actualidad es cada vez más frecuente sufrir alguno de estos problemas, como pueden ser la colitis ulcerosa o el síndrome del intestino irritable. No existe una cura para ninguna de ambas todavía.
Hablamos de problemas de salud que cursan con rechazo a ciertos alimentos, con diarrea, con dolor abdominal, con gases… Además, se suele identificar una alteración de la composición de la microbiota en quien las sufre.
No está muy claro si esto es causa o consecuencia, pero lo que sí se sabe con seguridad es que afectar a los microorganismos que habitan en el intestino repercute de forma significativa sobre el estado de salud.
Cuando se sufren este tipo de condiciones, el hecho de no respetar el proceso de digestión a nivel oral puede traer una serie de consecuencias negativas. Es posible que se incremente la sensación de dolor cuando los alimentos pasan por el estómago o por el intestino. La producción de gas será también mayor y esto generará una incomodidad permanente. Incluso se podrían agravar las diarreas o el estreñimiento.
En estos casos hay que cuidar las conductas de higiene alimentaria y tratar de reducir los niveles de ansiedad. Se sabe que el sistema nervioso genera una comunicación bidireccional con el intestino. Por este motivo, incidir sobre los componentes de uno podría repercutir sobre el otro. Sea como fuere, mantener estabilidad emocional ayudará a comer más despacio y también a mitigar los síntomas de dichas patologías.
Hasta la suplementación con probióticos se podría valorar en este contexto. Las bacterias vivas consiguen mejorar la diversidad de la microbiota y, con ello, sus funciones. Así lo confirma un estudio publicado en Current Nutrition Reports.
El dolor disminuirá progresivamente y también los síntomas asociados. Siempre y cuando se elija una cepa de bacterias correcta, claro. Además, se experimentará un cambio positivo a nivel emocional también. Los probióticos contribuyen a prevenir la depresión.
La importancia de la educación para evitar comer rápido
Aun con todo lo comentado, es posible que muchas personas coman rápido por una simple cuestión educativa. Vieron a sus progenitores actuar así, o crecieron en un ambiente en el que imperaban las prisas, y han aprendido por repetición. En este sentido, se vuelve fundamental sentar unos buenos hábitos durante las primeras etapas de la vida con el objetivo de mantener un correcto estado de salud en un futuro.
No solo es preciso enseñar a comer de todo, a plantear una dieta variada y equilibrada. También hay que transmitir los valores de la higiene alimentaria y las buenas conductas en la mesa a la hora de comer. Esto facilitará las relaciones sociales con el paso de los años.
No hay que menospreciar tampoco el riesgo de atragantamiento cuando se come demasiado rápido, lo que hace más importante transmitir un cierto estado de calma durante la infancia. En este momento será más probable que los niños tengan problemas a la hora de deglutir ciertos comestibles, por lo que una buena masticación facilitará el proceso.
En este sentido, los expertos aconsejan dedicarle al periodo de alimentación al menos 20 minutos por comida. De este modo se generará un ambiente distendido que permitirá comer con tranquilidad, minimizando todos los riesgos expuestos. El estado de composición corporal se verá beneficiado, consiguiendo también una digestión posterior más sencilla.
Comer rápido es perjudicial para la salud
Son varios los riesgos asociados a comer demasiado rápido. Por lo tanto, no se trata de una conducta que se deba replicar. No solo es preciso plantear una dieta equilibrada y variada, sino que otra serie de buenos hábitos relacionados con el proceso de alimentación serán determinantes de cara a prevenir alteraciones en el estado de salud.
Recuerda que para mantener el organismo funcional con el paso de los años, será necesario promover una serie de rutinas en conjunto. Conviene promocionar la práctica regular de actividad física, poniendo especial énfasis en el trabajo de fuerza. Será también indispensable garantizar la exposición a la luz solar de manera regular y progresiva, evitando siempre las quemaduras en la piel.
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