Aditivos alimentarios: todo lo que debes saber
Los aditivos alimentarios son las sustancias encontradas en los alimentos procesados que más controversia causan a día de hoy. A pesar de que tienen que estar aprobadas por las autoridades sanitarias reguladoras para su uso, lo cierto es que algunos estudios muestran que no todas son saludables.
De todos modos no todos los aditivos alimentarios cuentan con el mismo riesgo. Algunos de ellos, como los colorantes, suelen ser inocuos. En muchos casos no son más que extractos de pigmentos que se pueden encontrar en productos vegetales.
¿Para qué sirven los aditivos alimentarios?
En el contexto de los alimentos industriales, los aditivos alimentarios cumplen muchas funciones distintas. En un primer momento se utilizaban sobre todo los que permitían incrementar la vida útil del alimento, los conservantes. Estos son capaces de reducir el riesgo biológico o la velocidad de putrefacción.
Sin embargo poco a poco la industria fue evolucionando y descubriendo nuevos compuestos que podría utilizar para mejorar las características organolépticas de sus productos. Aquí ya entramos en el terreno de los edulcorantes, los aromatizantes, los colorantes…
A pesar de la regulación estricta que existe frente a su uso, la salubridad de los mismos no siempre está garantizada. El ejemplo más típico es el de los nitritos presentes en las carnes procesadas y en muchos embutidos. Dichos elementos sirven para mejorar la conservación de los alimentos, pero resultan perjudiciales.
De acuerdo con una investigación publicada en la revista Nutrients, estos compuestos podrían estar relacionados con un incremento del riesgo de desarrollar cáncer colorrectal. Aunque más estudios son necesarios, la asociación encontrada hasta el momento parece bastante significativa, por lo que se recomienda limitar su ingesta.
¿Son peligrosos los aditivos alimentarios?
Según el ejemplo que hemos comentado, ciertos aditivos utilizados por la industria entrañan riesgo para la salud. No obstante, año tras año se revisa la literatura existente al respecto, por lo que pueden llegar a prohibirse algunos de ellos si se encuentran relaciones claras con la aparición de patologías.
En la actualidad los aditivos alimentarios que más controversia generan son los edulcorantes artificiales. Estos elementos se desarrollan como sustituto al azúcar de mesa, que ha demostrado ser nocivo para la salud. Dicho ingrediente es capaz de aumentar la resistencia a la insulina, lo que deriva en la aparición de la diabetes de tipo 2.
Por ello, para mitigar este riesgo, la industria comienza a utilizar una serie de sustitutos generados de forma artificial, en varios casos. La mayor parte de ellos han demostrado seguridad a corto plazo. No obstante, son capaces de impactar de forma negativa sobre la biodiversidad de la microbiota, según una investigación publicada en Nutrients.
Esto puede generar una ineficiencia a nivel digestivo a medio plazo que se traduzca en un impacto negativo sobre la salud metabólica, sobre el sistema inmunitario o sobre el estado de composición corporal.
Aun así, no todos los edulcorantes artificiales resultan peligrosos. Es cierto que hay algunos que transitan inalterados a lo largo del tubo digestivo, expulsándose tal y como se consumieron. Un ejemplo de ellos sería la stevia, aunque tampoco se sabe con certeza su impacto sobre la microbiota.
Los expertos sugieren que este tipo de elementos, al estimular los receptores del sabor dulce a nivel lingual, podrían incidir de igual manera sobre la producción de insulina o sobre la resistencia a la misma por parte de las células.
Un estudio publicado en Current Gastroenterology Reports expone que puede existir una relación estrecha entre dichas sustancias y el riesgo de obesidad.
Algunos aditivos alimentarios son buenos para la salud
Pese a lo comentado, es posible encontrar aditivos alimentarios que suponen un beneficio a nivel de salud. En este grupo nos encontramos sobre todo con los colorantes, ya que muchos se extraen de ciertos productos vegetales.
Los colorantes son, en su gran mayoría, pigmentos que actúan como fitonutrientes. Dichos compuestos cuentan con capacidades antioxidantes, por lo que son capaces de neutralizar la producción de radicales libres.
Así lo evidencia una investigación publicada en Trends in Pharmacological Sicences, donde se relaciona la ingesta regular de estos elementos con un menor riesgo de desarrollar patologías complejas.
De entre todos ellos destacan la curcumina, procedente de la cúrcuma, y las antocianinas, que se encuentran en los frutos rojos. Son capaces de aportar color amarillo y rojo o granate respectivamente. La curcumina ha demostrado ser capaz de combatir la inflamación e incluso de ayudar a prevenir el desarrollo tumoral.
Grupos de aditivos alimentarios
A continuación vamos a comentar cuáles son los principales grupos de aditivos alimentarios y sus funciones.
Conservantes
Como hemos expuesto antes, este tipo de compuestos se utilizan para prolongar la vida útil de los alimentos. Se encargan sobre todo de reducir el riesgo microbiológico, destacando el ácidos sórbico o el benzoico entre ellos. También los nitritos.
Aromatizantes
El propósito de estos elementos es mejorar el aroma de los productos. Se utilizan en productos de bollería o de pastelería, aunque se pueden encontrar en algunos vinos. Por lo general no representan riesgo para la salud.
Colorantes
Ya hemos hablado de la curcumina y de las antocianinas. Sin embargo, existen representantes de este grupo de aditivos alimentarios que podrían estar relacionados con el desarrollo de patologías complejas, como puede ser la tartracina. En líneas generales se recomienda limitar su uso.
Antioxidantes
La vitamina C es el antioxidante más utilizado en la industria. Dicho nutriente cuenta con la capacidad de neutralizar la formación de radicales libres, pero también interviene en la síntesis de colágeno, en la absorción del hierro a nivel intestinal y en el buen funcionamiento del sistema inmunitario.
Se considera una sustancia segura y necesaria para alcanzar un buen estado de salud.
Estabilizantes, espesantes, gelificantes y emulsionantes
Por lo general se añaden para mejorar la textura de las preparaciones o de los productos. Destacan sobre todo las pectinas, que son una fibra soluble capaz de fermentar en el tubo digestivo generando un beneficio para la microbiota. También el sorbitol podría introducirse en este grupo.
Acidulantes
Esta clase de elementos tienen como misión controlar la acidez de los alimentos. Se emplean en zumos o en refrescos, siendo los más habituales los sulfatos. Su consumo ha de ser moderado ya que existe controversia acerca de su impacto sobre la fisiología humana.
Potenciadores del sabor
El glutamato monosódico, responsable del sabor umami, es el potenciador del sabor más conocido. La sal común se podría incluir en este conjunto, ya que actúa de una forma muy similar.
Ambos elementos no se pueden considerar nocivos para la salud, siempre y cuando su ingesta sea moderada. En dosis altas podrían resultar contraproducentes.
Edulcorantes
Como ya apuntamos antes, se trata de un grupo de aditivos alimentarios que cuenta con estudios que desaconsejan su uso. Sus efectos sobre la biodiversidad de la microbiota preocupan a los expertos.
No está claro que resulten una mejor opción que los azúcares añadidos como tal, por lo que se recomienda la precaución en su consumo.
Almidones modificados
Los almidones modificados tienen como objetivo mejorar la textura de los alimentos, en este caso gracias a sus propiedades aglutinantes. Por lo general se añaden para mantener unidos dos o más ingredientes que no conseguirían mezclarse en condiciones normales.
Preparaciones de enzimas
Están compuestas por una mezcla de proteínas que generan reacciones químicas en los alimentos. Con ellas se pretende evitar el uso de otros compuestos químicos menos seguros para la salud.
Es habitual encontrarlas en los pasteles o en los productos de bollería, donde tiene que haber un proceso de fermentación.
La prioridad de incrementar el consumo de alimentos frescos
A pesar de toda la controversia existente respecto al uso e ingesta de los aditivos alimentarios, lo que parece bastante claro es que resulta una buena estrategia a nivel de salud el hecho de enfatizar el consumo de alimentos frescos.
Estos están libres de muchos de los compuestos mencionados, además se caracterizan por la presencia en su interior de nutrientes esenciales para el organismo.
Lo ideal es acudir a un mercado de productos frescos, para luego someterlos a un proceso de cocción poco agresivo desde el punto de vista térmico. Así se aprovecharán todas sus propiedades y se evitará la génesis de compuestos tóxicos de desecho que puedan condicionar el estado de salud.
De todos modos, el ritmo de vida actual dificulta que esta práctica sea posible en ciertas ocasiones. Por ello, en el caso de tener que recurrir a un producto procesado en la industria, es bueno fijarse en el etiquetado.
Los aditivos alimentarios se suelen identificar con una letra seguida de 3 números. En este sentido, cuantos menos de estos compuestos veamos, mejor.
Aditivos alimentarios, compuestos útiles, aunque a veces peligrosos
No podemos negar que el uso de aditivos alimentarios ha revolucionado la industria alimentaria en todos los aspectos. Mejorando la vida útil de los productos se mejora el acceso por parte del público a los mismos, al tiempo que se reducen los riesgos asociados a su consumo.
Aun así el empleo de los aditivos no está exento de riesgos, a pesar de la regulación a la que se ven sometidos. Por ello, lo óptimo resulta consumirlos lo menos posible o, al menos, con cierta prudencia. La ingesta de alimentos frescos siempre será prioritaria.
De todos modos, hay que tener en cuenta que no todos los productos procesados o industriales se consideran nocivos o peligrosos para la salud. Algunos de ellos, como las legumbres en conserva, son muy recomendables.
Hacer una buena selección de ellos ayudará a incrementar la calidad en la dieta. Si tienes dudas, recuerda que siempre puedes acudir a un profesional de la nutrición para obtener más información al respecto.
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