Tripofobia, el miedo a los agujeros
La tripofobia alude al miedo irracional a los patrones pequeños de agujeros. Aunque no se reconoce oficialmente como un trastorno, sí como una fobia específica. El término se hizo popular hace más de una década por Internet, y desde entonces millones de personas en todo el mundo han aseverado sentir angustia, temor y miedo hacia ciertos patrones de agujeros pequeños (en especial cuando tienen protuberancias).
Aunque la comprensión científica de esta fobia es limitada, lo cierto es que durante los últimos años ha habido un creciente interés. Hechos recientes han avivado la atención por ella, como por ejemplo la presentación en 2019 del iPhone 11 Pro. La disposición de los tres lentes de la cámara levantó un aluvión de comentarios de quienes aseguraban padecer de tripofobia. Veamos todo lo que debes saber al respecto.
Causas de la tripofobia
No se han encontrado hasta ahora causas directas de la tripofobia. Aun así, existen un par de sospechas que nos permiten comprender los desencadenantes de este miedo irracional. Por ejemplo, un estudio publicado en Psychological Report en 2017 encontró que la tripofobia está relacionada con características visuales de animales venenosos.
Cuando se eliminan estos patrones visuales que aluden a animales venenosos, pero se mantiene la disposición de los agujeros, el malestar y el miedo desaparecen. Esto ha llevado a pensar a algunos investigadores que la fobia es una respuesta evolutiva de evitación de enfermedades sobregeneralizada. Quienes la desarrollan asocian los patrones con parásitos, enfermedades infecciosas y demás.
Esto tiene sentido al saber que los episodios de angustia y miedo son menores en patrones como los que forman las burbujas en las tazas de café, que en diseños que remiten a problemas de salud, enfermedades, dolor y demás. La asociación de estos últimos se acerca al orden de animales peligrosos y venenosos, de manera que se tiende a rehuir de estos para proteger la integridad.
Dado que algunas personas tienen este mecanismo más sensible que otros, no es de extrañar que manifiesten patrones de conducta sobreexagerados. De acuerdo con los expertos, se ha encontrado que la sensibilidad al asco, a la angustia personal y a la incomodidad visual son buenos predictores para el desarrollo de la tripofobia en las personas.
También se ha encontrado que a menudo esta fobia comparte algunas comorbilidades. El trastorno de ansiedad generalizada y el trastorno depresivo mayor son las más comunes. Muchos pacientes con tripofobia desarrollan patrones similares a aquellos diagnosticados con trastorno obsesivo compulsivo. Todas estas variables operan en conjunto para manifestar asco y angustia a los patrones pequeños de agujeros.
Síntomas de la tripofobia
Si somos rigurosos muy pocos pacientes desarrollan miedo patológico hacia la disposición de los agujeros. En realidad, es más común que presenten angustia, asco, repulsión y disgusto. Los signos que caracterizan a la mayoría de los episodios en los que se expone a estos patrones son los siguientes:
- Sentimientos de repugnancia o asco.
- Náuseas y vómitos.
- Aumento de la transpiración.
- “Piel de gallina”.
- Sacudidas.
- Ansiedad.
- Ataques de pánico.
La evidencia sugiere que en los pacientes se produce un aumento de la frecuencia cardíaca, una variabilidad de esta y una respuesta hemodinámica cortical. La intensidad de estos signos puede ser muy variada, ya que va desde muy leve a muy intensa. Por lo general solo se manifiesta en presencia de una imagen o un objeto con estos patrones. Basta alejarse de estos para que los síntomas desaparezcan gradualmente.
Tratamiento de la tripofobia
No existe un tratamiento estándar para la tripofobia. A pesar de ello, y dado que los patrones no son diferentes a otras fobias específicas, se piensa que las alternativas que se usan para estas pueden ser de gran ayuda. Por ejemplo, un estudio publicado en Klinik Psikofarmakoloji Bulteni en 2018 encontró que la terapia cognitivo conductual tiene efectos beneficiosos para superar la fobia en algunos pacientes.
También existe evidencia de que la terapia con sertralina se asocia con resultados positivos a corto y medio plazo. La exposición directa a las imágenes y trabajar en los sentimientos y las reacciones que desencadenan también puede ser útil como complemento. En todo caso, esto depende del grado de desesperación que acompañe a los episodios. No todos los pacientes requieren tratamiento, en especial aquellos que no ven afectados su día a día por la fobia.
Es importante destacar que se recomienda que los pacientes aprendan técnicas de relajación para evitar los ataques de pánico ante la exposición. Los ejercicios de respiración y de relajación muscular pueden ser útiles para caer preso del miedo. La visualización también puede usarse como complemento, una técnica en la que se evocan imágenes placenteras para eliminar los efectos negativos de la imagen real.
Si tienes tripofobia, lo más es probable es que esta no impacte negativamente en tu día a día. En caso de que sí lo haga no temas buscar asistencia profesional, ya que al igual que otras fobias se puede controlar en mayor o menor medida. Minimizar la exposición voluntaria a imágenes y objetos también es parte de lidiar con la tripofobia, en especial para aquellos que suelen desarrollar signos intensos.
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