Modelo de autorregulación emocional de Hervás
La autorregulación del cosmos emocional es un proceso psicológico activo de gran interés en la actualidad. Ha suscitado mucha curiosidad tanto en la teoría como en la práctica. Además, existe consenso sobre qué significa la «autorregulación de lo que experimentamos emocionalmente», hecho poco habitual en los campos teóricos de las emociones en general, y de la psicología en particular.
El rol que ejercen «las mariposas del alma», es decir, las emociones y los sentimientos, es, hoy en día, poco cuestionable. Entre sus numerosas funciones nos gustaría resaltar dos: nos permiten sobrevivir, pero también adaptarnos a nuestro contexto biográfico único y aprender y disfrutar de él.
Podemos poner muchos ejemplos. En el caso del miedo, este orienta nuestra mirada, nuestra atención, nuestras alarmas hacia una posible fuente o estímulo que constituya un peligro potencial. En contraparte, las emociones que se experimentan como extraordinariamente positivas, como la alegría, amplifican nuestros pensamientos y comportamientos, ayudando a la creación de nuevos recursos que nos permiten crecer día tras día.
«No podemos controlar las emociones que sentimos, pero podemos controlar cómo reaccionamos a ellas».
-John Wooden-
El universo de los matices emocionales
Creemos que es importante pararnos a definir algunos aspectos (Belloch, 2020). Hablamos de «afecto» cuando queremos hacer referencia al cosmos emocional, porque incluye tanto las emociones, como las pulsiones, como el estado anímico.
Las «emociones» son un constructo que se emplea para aludir al ‘conjunto de respuestas que, de manera coordinada, permiten a las personas dar respuesta a determinados estímulos tanto internos como externos, con un significado biográfico único’. Por otro lado, el «sentimiento» es ‘la forma en que la persona interpreta todo lo anterior y le atribuye un significado’. Es decir, son los componentes subjetivos que conlleva el hecho de «emocionarse».
En este sentido, las emociones en primer lugar, y los sentimientos en segundo lugar, se caracterizan por su brevedad en el tiempo. Son experiencias con cierto grado de intensidad. Tienen un comienzo y una finalización clara y definida.
«El corazón humano tiene un tesoro de secretos».
-Honoré de Balzac-
Gracias a todo este universo de matices podemos nutrirnos de información y de datos importantes sobre nuestro «Yo», pero también sobre el contexto en el que nos encontramos. Nos permiten dar respuesta a preguntas tan extraordinariamente relevantes como ¿me gusta? o ¿me amenaza?
En último lugar, los constructos de «estado anímico» o de «humor» hacen referencia a ‘cómo la persona afronta su propia forma de reaccionar ante un determinado estado emocional’. Es decir, es la «niebla emocional» que sustenta nuestros días. Por ejemplo, en el caso de Andrea, una paciente, manifiesta haber sentido pánico al ver a un ratón en el suelo de su casa, pero, en términos generales, su «humor» es positivo.
Estos últimos son emociones que «flotan» en el día a día. Sus características son dos: la persistencia y la generalización.
Además, pueden ser muy intensas o, por el contrario, neutras. En este sentido, a diferencia de los anteriores términos, es difícil establecer cuándo comenzó este estado y cuándo terminará, porque distan de asociarse con estímulos, contextos o hechos en concreto (Belloch, 2020).
«La emoción más antigua y más intensa de la humanidad es el miedo; y la más antigua y más intensa de las emociones del miedo es el ‘miedo a lo desconocido’».
-H. P. Lovecraft-
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¿Qué es la autorregulación emocional?
Se ha planteado, incluso, como una nueva disciplina dentro del campo de la psicología, la «ciencia clínica afectiva» según Amparo Belloch (2020). ¿Por qué?
La respuesta podemos encontrarla en la gran variedad de modelos, propuestas, teorías y fórmulas que han nacido para explicar y exponer los entresijos, los mecanismos y las formas en que los sujetos procesan su cosmos emocional. Es decir, la manera en que se regulan desde el punto de vista de la emoción.
«La autorregulación emocional es el arte de mantener el equilibrio emocional y la fuerza interior en medio de las presiones y demandas del mundo interno».
-Pablo Hervás-
El modelo de autorregulación emocional de Hervás
Para Hervás, «autorregularse» es un ‘camino activo de transformación, creación, fabricación y comprensión del propio conocimiento emocional’. Es decir, son las formas a través de las que procesamos nuestro universo emocional.
Todo estímulo, situación, respuesta, contexto o pensamiento que gravite y haga nacer una emoción se puede beneficiar del procesamiento autorregulado. Es indiferente que sea negativa (como la ira, la tristeza o la ansiedad) o positiva (como el entusiasmo, la satisfacción o la esperanza). Es decir, el procesamiento autorregulado de las emociones es beneficioso en términos generales.
«La tristeza puede ser un tipo de combustible. Te lleva a través del túnel, pero recuerda que siempre hay una luz al final del túnel».
-J. K. Rowling-
Las seis etapas de la autorregulación emocional
Hervás ha creado un modelo en seis etapas. En concreto, son herramientas, actividades o formas de procesamiento adecuado de las experiencias que viven las personas. Su objetivo es evidente y consiste en lograr la autorregulación más eficaz y óptima (Belloch, 2020):
- Fomentar, incrementar y promover la apertura a lo que se experimenta a nivel emocional. Es decir, acceder de manera voluntaria y consciente a la piscina de las emociones. Lo contrario a la «apertura emocional» sería la «alexitimia» o ausencia de capacidad para entrar en contacto con lo que la persona siente.
- La atención a las emociones. Es decir, manifestar una actitud proactiva a dedicar unos minutos a lo largo del día para examinar la información que nos proveen las emociones. Su término contrario sería la «desatención de las emociones».
- La aceptación del universo emocional. Es decir, la ausencia de juicios, valoraciones, opiniones o críticas negativas sobre lo que se está experimentando. Implica afrontar, en lugar de evitar. Su término contrario sería el «rechazo» de lo que se está experimentando.
- El etiquetado, descripción o «poner nombre» a lo experimentado. Implica ser capaz de nombrar la experiencia que se está sintiendo. De etiquetarla. Para ello se pueden utilizar los emocionarios, por ejemplo el de Plutchik. Por el polo contrario, podemos encontrar la «perplejidad o confusión» en torno a las emociones.
- El análisis de las emociones y los sentimientos. Esta es una de las etapas nucleares de este modelo, puesto que alude a la capacidad o aptitud para extraer información sobre el significado de lo que se está experimentando. Por ejemplo, la frustración informa sobre la «no obtención» de metas que son valiosas para la persona. En el polo contrario encontraríamos a la «evitación» del contacto con el cosmos de las emociones.
- La regulación propiamente dicha. En esta última etapa el objetivo es modular lo que se siente. Alude a la aptitud a la hora de autorregularse mediante diferentes estrategias. En el polo contrario encontraríamos la «disregulación». Entre las entidades clínicas con mayor disregulación de las experiencias emocionales encontramos al trastorno límite de la personalidad (TLP).
De esta manera, Hervás nos proporciona un marco teórico para trabajar la autorregulación. Nos invita a reflexionar sobre cómo el procesamiento del contexto emocional puede influir en nuestro estado de ánimo. Asimismo, anima a reflexionar sobre diferentes estrategias de regulación.
«La capacidad de regular las emociones en el momento presente es crucial para el éxito en cualquier área de la vida».
-Daniel Goleman-
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Próxima estación: aprendiendo a regular las emociones
Son muchas las formas a través de las que una persona puede autorregularse de manera eficaz. Pueden ser tanto funcionales o adaptativas, como notablemente disfuncionales y promotoras del malestar.
Un ejemplo de estrategia funcional de autorregulación podemos encontrarlo en el hecho de «reevaluar». Podemos realizar reevaluaciones a posteriori de prácticamente todos los sucesos que nos ocurren. Por ejemplo, si ante un determinado evento hemos experimentado la emoción de ira, podríamos esperar a que esta se aminore antes de dar una respuesta.
A través de este «aplazamiento» en nuestra respuesta o comportamiento, nos estamos brindando un periodo de tiempo que puede ser clave. Además, nos permite «identificar, etiquetar, describir y acotar» la respuesta que nos gustaría dar.
Por el polo contrario, podemos «rumiar». Esta estrategia es tremendamente disfuncional (y muy característica del ser humano) y consiste en ‘entrar en contacto con la emoción, a la vez que se evita’. Podría parecer muy contraintuitivo y por ello vamos a explicarlo mediante el caso clínico de Paco.
«La autorregulación emocional es el camino hacia la libertad».
-Robin Sharma-
Paco es un adolescente que viene a consulta de psicología desde hace tres semanas. Verbaliza que, con frecuencia «entra en bucle». Comienza a sentirse profundamente mal y angustiado, pero es incapaz de salir de ese loop emocional.
Cuando le preguntamos qué emociones experimenta cuando se encuentra capturado por la rumia, dista de saber responder. Al principio se mostraba tremendamente perplejo y se preguntaba «¿qué siento?, ¿cómo se llama? ¡Solo sé que me siento mal!».
Tras enseñarle las fases del modelo de autorregulación de Hervás e instruirle en estrategias alternativas de regulación (como la habilidad de identificar qué se siente), Paco es, cada vez, más capaz de gestionar sus propias experiencias. Por ejemplo, cuando entra en «rumia», identifica sus emociones y aplaza su valoración para otro momento del día.
La autorregulación es un proceso complejo y diverso
Como hemos podido observar, son muchas las formas de autorregulación. Además, aquello que le es de utilidad a una determinada persona, puede resultar ineficaz en otra. Por ello se han creado muchos modelos de autorregulación, como es el caso del Modelo de Afrontamiento Adaptativo de las Emociones de Berking y Whitley (2014). Y tú, ¿te autorregulas emocionalmente?
«La autorregulación emocional es la capacidad de reconocer y comprender las emociones propias, para luego regularlas de manera efectiva y adaptativa».
-Pablo Hervás-
- Andrés, M. L., Rodríguez-Espínola, S., & Rodríguez-Cáceres, M. F. (2017). Estrategias cognitivas de regulación emocional y síntomas de depresión en estudiantes universitarios. Universidad Gabriela Mistral. http://repositorio.ugm.cl/handle/20.500.12743/1431.
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Belloch, A. F. (2020). Manual de psicopatología, vol II. Mc-Graw Hill.
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Belloch, A. F. (2020). Manual De Psicopatologia, Vol I. Mc-Graw Hill.
- Jimeno, A. P., & López, S. C. (2019). Regulación emocional y afrontamiento: Aproximación conceptual y estrategias. Revista Mexicana de psicología, 36(1), 74-83.
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Ruesta Espinoza, A. C. (2020). Revisión teórica de la regulación emocional [tesis de grado, Universidad Católica Santo Toribio de Mogrovejo]. Repositorio de Tesis USAT. https://tesis.usat.edu.pe/handle/20.500.12423/3133?locale=es.
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Valle, M. V. D. (2018). Regulación emocional y aprendizaje. Ansiedad, tolerancia al estrés, habilidades académicas y desempeño en estudiantes de nivel secundario [tesis de máster, Universidad de Valladolid]. Repositorio Documental Universidad de Valladolid. https://uvadoc.uva.es/handle/10324/32908.