¿Qué son las funciones ejecutivas?
Las funciones ejecutivas, también conocidas como control ejecutivo o control cognitivo, son una serie de procesos mentales que operan al momento de prestar atención. Entran en juego cuando es desaconsejable o insuficiente actuar de forma automática, o en todo caso como alternativa a confiar en el instinto o la intuición. Se manifiestan en la memoria del trabajo, la flexibilidad mental y el autocontrol.
Cuando se manifiestan las funciones ejecutivas el razonamiento, la resolución de problemas y la planificación se magnifican, de manera que son protagonistas para el éxito, el alcance de las metas y los logros y la consecución de un proyecto o un ideal. Es justo todo lo contrario de avanzar en piloto automático, así que requiere un esfuerzo consciente de las personas.
Características de las funciones ejecutivas
Todas las personas en su día a día utilizan las funciones ejecutivas. Piensa en ellas como una especie de director de orquesta. Un director se encarga de organizar, gestionar y guiar de manera individual y grupal a los miembros de una orquesta. Las funciones ejecutivas hacen algo similar, solo que orientado a la gestión de actividades diarias del cerebro.
Analizar información, prestar atención, administrar el tiempo, hacer planes, recordar detalles importantes, controlar las emociones y concentrarse en una cosa en específico son solo algunas maneras en las que se materializan. Existen diferentes tipos de funciones ejecutivas, aunque los expertos distinguen a grandes rasgos las siguientes:
- Memoria de trabajo: es la capacidad de retener información y trabajar con ella cuando dicha información ya no está perceptiblemente disponible. Existen dos tipos: memoria de trabajo verbal (o visual) y memoria de trabajo no verbal (o espacial). Razonar sería imposible sin la memoria de trabajo, ya que siempre tienes que almacenar información para relacionarla con otra que ya tienes o que percibes.
- Autocontrol: también se conoce como control inhibitorio y alude a la capacidad de controlar el comportamiento, los pensamientos, las emociones y la atención. Es lo que permite poner freno a los impulsos, también a hacer frente a estímulos externos y a viejos hábitos en la forma de actuar.
- Flexibilidad cognitiva: se refiere a la capacidad de poder alternar el punto de vista de manera espacial o de manera interpersonal. Se desarrolla más tarde que las funciones anteriores, y de hecho las usa durante el proceso. En efecto, para cambiar de perspectiva debes inhibir la perspectiva del presente y cargar en la memoria de trabajo la nueva perspectiva. A menudo se hace referencia a ella como pensar fuera de la caja.
En compañía de estas manifestaciones de las funciones ejecutivas encontramos otras de segundo plano. En este sentido, destacamos el razonamiento relacional, el razonamiento lógico y la inteligencia fluida.
Están conectadas con los tres tipos anteriores, de manera que se consideran como parte de ellos. Los bebés no nacen con estas habilidades desarrolladas, nacen con la capacidad para desarrollarlas.
También es importante destacar que estas funciones no trabajan de manera individual. En algunos casos resulta complicado diferenciar cuándo opera una y cuándo la otra, ya que siempre lo hacen en conjunto.
Se piensa que la mayor parte de las funciones ejecutivas se manifiestan en la corteza prefrontal del cerebro, aunque también en la corteza parietal, los ganglios basales, el tálamo y el cerebelo.
Trastornos de las funciones ejecutivas
Aunque no es un diagnóstico oficial, se utiliza el término trastorno de las funciones ejecutivas para hacer referencia a problemas en el desarrollo de la memoria de trabajo, el autocontrol y la flexibilidad cognitiva.
Tal y como advierten los investigadores, el surgimiento del término función ejecutiva se originó en el contexto de los déficits observados en pacientes con lesiones del lóbulo frontal.
La disfunción ejecutiva, como también se le conoce, puede surgir de cualquier proceso neurológico que involucre las regiones donde se manifiestan, sus conexiones con la materia blanca o los sistemas de neurotransmisores.
Los procesos tóxico metabólicos también pueden estar detrás de su disfunción. Veamos algunas cosas que pueden generar trastornos en el autocontrol, la memoria de trabajo y la flexibilidad cognitiva.
Trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH)
Las personas con TDAH manifiestan una disminución de su función ejecutiva. En general, tienen problemas para iniciar y terminar una tarea, seguir instrucciones, recordar asignaciones o mandatos, controlar la frustración, organizarse y controlar sus impulsos.
Todas estas son materializaciones de las funciones ejecutivas, de manera que el TDAH se tiene como referencia al momento de hablar de su disfunción.
Trastornos del espectro alcohólico fetal
El consumo descontrolado de alcohol durante el embarazo puede ocasionar trastornos del espectro alcohólico fetal.
Hay muchos tipos, como por ejemplo los defectos de nacimiento relacionados con el alcohol (ARBD), el síndrome de alcoholismo fetal parcial (pFAS), el síndrome de alcoholismo fetal (FAS) y el trastorno del neurodesarrollo relacionado con el alcohol (ARND). Todos estos pueden ocasionar disfunciones ejecutivas.
Trastornos del espectro autista (TEA)
Una de las principales características de los trastornos del espectro autista (TEA) son las alteraciones en el funcionamiento ejecutivo.
No todos los pacientes con estos trastornos manifiestan dichas alteraciones, ya que como señalan los expertos algunos casos preservan dichas funciones. Es por esta razón que se habla de trastornos (en plural) y de un espectro (variabilidad).
Trastornos por consumo de sustancias
La ingesta de drogas ilegales (o legales), de alcohol o medicamentos puede ocasionar trastornos por consumo de sustancias. Los pacientes diagnosticados con alguno de estos manifiestan un retraso o una disfunción en el plano ejecutivo. En muchos casos el fenómeno es permanente, todo depende de la gravedad del trastorno.
El Centro para el Niño en Desarrollo de la Universidad de Harvard señala además que los entornos adversos como el abandono, el estrés crónico, el abuso y la violencia durante los primeros años de vida pueden entorpecer su desarrollo.
Los trastornos de ansiedad, los trastornos del sueño, las enfermedades autoinmunitarias, la depresión, las enfermedades degenerativas y los trastornos del aprendizaje pueden entorpecer también la función ejecutiva.
Téngase en cuenta que los trastornos de las funciones cognitivas no aparecen solo en la infancia, ya que como hemos revisado muchos de los catalizadores se desarrollan también en la etapa adulta. Los estudios y las investigaciones señalan que es posible entrenar las funciones ejecutivas. Por supuesto, los resultados están condicionados por las causas de la disfunción y otras variables.
En todo caso, la memoria de trabajo, el autocontrol y la flexibilidad cognitiva se pueden potenciar. La mejora en todos estos procesos inciden en el desempeño académico, la habilidad para relacionarse con los demás, la posibilidad de hacer una vida normativa y la habilidad de controlar los impulsos emocionales.
Ciertamente, las funciones ejecutivas son más importantes de lo que se pensaba hace unos años, he ahí la razón de que se hable tanto de ellas en el presente.
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