Diferencias entre memoria a corto plazo y memoria de trabajo
Todos tenemos una, pero definirla y entender los procesos subyacentes a ella es un auténtico desafío. Por muy difícil que sea de circunscribir, es fácil llegar a la conclusión de que la memoria es una parte integral del ser humano: no solo nos permite recordar eventos, sino también transmitirlos a otras generaciones y construir una cultura alrededor de ellos.
La memoria nos ha permitido avanzar como civilización y como individuos, tanto a nivel científico como ético y moral. Sin ella, seguramente no seríamos más que seres primales sujetos a los vaivenes de la selección natural. Con esta apasionante premisa en mente, te mostramos las diferencias entre memoria a corto plazo y memoria de trabajo. Verás que no son lo mismo.
¿Qué es la memoria?
La organización Hipocampo.org define la memoria como ‘la capacidad mental que posibilita al sujeto registrar, conservar y evocar las experiencias (ideas, imágenes, acontecimientos y sentimientos)’. Dicho de otro modo, se trata de una función cerebral que permite a los seres humanos codificar, almacenar y recuperar la información del pasado.
Diversas áreas cerebrales se ven implicadas en la memoria: el hipocampo, la amígdala, el cuerpo estriado, los cuerpos mamilares y otras tantas estructuras están involucradas en tipos de memorización específicos. Por ejemplo, el hipocampo está vinculado con la memoria declarativa y la emocional.
Tal y como indica la Universidad de Queensland, las memorias se forman cuando una serie de grupos neuronales se reactivan en el cerebro. Esto ocurre cuando nos exponemos a una serie de estímulos o sucesiones específicas, las cuales activan rutas de neuronas que se vuelven más o menos fuertes según los requerimientos.
El término sinapsis hace referencia a la unión funcional entre 2 neuronas o una neurona y otro cuerpo celular diferente. Las teorías más básicas de la memoria defienden que somos más propensos a recordar cuanto más se fortalezca una sinapsis o ruta de comunicación neuronal concreta en el cerebro. La estimulación neuronal (o la ausencia de ella) a largo plazo podría explicar qué recordamos o no.
Rememorar eventos o sucesos fortalece las sinapsis neuronales encargadas de brindarnos su recuerdo. Esto se consigue mediante un proceso muy complejo conocido como plasticidad sináptica que no vamos a desarrollar en estas líneas, pero la idea central es simple: cuanto más intenso sea el estímulo o más lo tengamos que utilizar, mejor lo recordaremos.
Fases de la memoria
Los seres humanos aprendemos y nos relacionamos con el entorno con base en 3 procesos principales: la percepción, el aprendizaje y la memoria. Dicho de otro modo, tenemos que ser capaces de recibir los estímulos externos, reconocerlos y, en última instancia, asignarles un significado y recordarlos a corto o largo plazo.
La memoria nos permite recoger nueva información, organizarla para que tenga sentido (desde un punto de vista tanto objetivo como subjetivo) y recuperarla cuando sea necesario. Esto se logra gracias a 3 sencillos pasos:
- Codificación o registro: consiste en la transformación de los estímulos en una representación mental. Dicho de otro modo, los seres humanos le atribuimos elementos reconocibles y manipulables por la memoria a la información sensorial percibida (palabras, números, imágenes y figuras).
- Almacenamiento: se trata de la retención de la información transformada para su posterior utilización. Los esquemas, la categorización y el establecimiento de relaciones ayudan mucho a la hora de almacenar el conocimiento.
- Recuperación: es el acto de recordar. Navegamos por nuestra mente y recogemos aquello aprendido cuando lo necesitamos. Dicho de otro modo, traemos a nuestra conciencia la información codificada y almacenada con anterioridad.
¿Cuáles son los tipos de memoria?
Una vez hemos aprendido qué es la memoria en términos generales, estamos preparados para diseccionar las diferencias entre la memoria a corto plazo y la memoria de trabajo. De todas formas, vemos de interés citar (aunque sea de forma somera) todos los subtipos englobados en este término, pues será de utilidad para establecer comparativas en líneas posteriores:
- Memoria sensorial: es la habilidad de retener impresiones de información sensorial después de que el estímulo original haya cesado. Nos permite guardar las sensaciones que nos generan los sentidos al detectar el entorno, como un olor, una señal táctil o un sonido repentino. Permanece por unos 300-500 milisegundos.
- Memoria a corto plazo (MCP): es el tipo de memoria que retiene una cantidad limitada de información durante un periodo bastante corto de tiempo. Permite retener (pero no manipular) lo recordado. Su duración máxima es de unos 30 segundos.
- Memoria de trabajo (u operativa): se trata de un proceso activo que permite trabajar con la información retenida de la MCP.
- Memoria a largo plazo (MLP): es el mecanismo cerebral que nos permite codificar y retener una cantidad prácticamente ilimitada de información durante un periodo largo de tiempo. El intervalo operativo puede ser desde unos segundo a varios años.
Más que tipos de memoria estancos, es necesario ver cada una de las variantes como parte de una cadena de montaje. La memoria sensorial “recoge” el estímulo, la MCP lo retiene durante un periodo breve de tiempo, la operativa “trabaja” con él (o no) y la MLP lo almacena a largo plazo si la información recibida es valiosa. De lo contrario, se olvida rápido.
La intensidad y la utilidad de la información percibida son determinantes esenciales para que esta sea almacenada a largo plazo.
Las diferencias entre memoria a corto plazo y memoria de trabajo
Hemos nombrado ambos términos por encima, pero ahora te mostramos sus diferencias de forma extensa. Aunque estos dos tipos de memoria forman parte de la cadena que desemboca en la variante a largo plazo (MLP), no se pueden utilizar de forma intercambiable. Ahora verás por qué.
1. La memoria a corto plazo no manipula la información
La memoria a corto plazo es como la capacidad para retener, pero no manipular, un pequeño segmento informativo por un intervalo de tiempo reducido. El recuerdo se encuentra en un estado disponible durante unos 15-30 segundos, tal y como indica el portal Simply Psychology.
Por otro lado, la memoria de trabajo u operativa es el conjunto de estructuras y procesos que permiten mantener temporalmente la información activa, posibilitando el procesamiento y la manipulación de la misma. Esta variante participa de forma muy significativa en funciones como el razonamiento, la planificación y la toma de decisiones.
Una de las diferencias principales entre la memoria a corto plazo (MCP) y la memoria de trabajo es que esta última retiene la información para poder manipularla. No todo estímulo recogido por la MCP es utilizado para el trabajo, pero todo estímulo trabajado debe haber pasado antes por la MCP.
La memoria de trabajo permite la manipulación de la información almacenada. Representa un paso que va más allá de la memoria a corto plazo.
2. Duraciones dispares, pero a la vez similares
Tal y como indican fuentes ya citadas, la memoria a corto plazo tiene una duración media de unos 15 segundos y máxima de 30, aunque quizá algo menos. Por ejemplo, podemos recordar una letra cualquiera en un intervalo de 7,3 segundos y un número en 9,3 (de media). De todas formas, los elementos almacenados en la MCP se pueden mantener por más tiempo al repetirlos verbalmente (bucle fonológico).
El ejemplo más simple para entender un bucle fonológico se presenta cuando nos dicen un número de teléfono o de identificación. Siempre tendemos a recitarlo en voz alta, pues la repetición subvocal nos ayuda mucho a no olvidar los conceptos recién aprendidos de forma rápida. Si se produce una distracción durante el bucle, lo más probable es que la persona olvide la información.
Por otro lado, la memoria de trabajo tiene un intervalo de 10-15 segundos para “decidir” si esa información va a ser utilizada reiteradamente o no, pero puede manipular el concepto por más tiempo. Por ejemplo, una persona ejerce su memoria de trabajo cuando memoriza una dirección geográfica (componente MCP) mientras atiende a las direcciones para llegar a ella (componente operativo).
La duración de la memoria de trabajo es menos fija que la de la memoria a corto plazo, establecida en un intervalo de hasta 30 segundos.
3. Funciones diferentes
Otra de las diferencias esenciales entre la memoria a corto plazo y la memoria de trabajo radica en su función. De nuevo, nos entenderemos mejor con ejemplos fáciles:
- Una persona memoriza un máximo de 7 dígitos de forma rápida y refuerza la información aprendida con un bucle fonológico. Está haciendo uso de la memoria a corto plazo.
- Otra persona realiza el mismo ejercicio, pero luego tiene que repetir esa concatenación numérica a la inversa. Aquí debe hacer uso de la memoria de trabajo, ya que está manipulando la información para generar una nueva ordenación.
Existen muchos más ejemplos que ayudan a distinguir la funcionalidad entre un tipo de memoria y otro. Un alumno que está escuchando un temario puede intentar memorizarlo de forma inmediata (componente MCP) o puede tratar de comprender e interiorizar la información recibida en un contexto más amplio. Como podrás imaginar, esta última persona pone en práctica sobre todo su memoria de trabajo.
La funcionalidad de cada tipo de memoria está clara tras exponer estos escenarios: la MCP nos permite evocar una información que acabamos de registrar en un intervalo temporal muy corto, mientras que la variante de trabajo se utiliza para resolver problemas, obtener resultados e integrar conceptos complejos.
Una no es más importante que la otra. Para que exista la memoria de trabajo tiene que estar antes la de corto plazo.
4. El modelo de la memoria de trabajo es más complejo
El modelo multicomponente de Baddeley explica mediante una serie de hipótesis el funcionamiento de la mente humana, específicamente de la memoria de trabajo. Sus componentes son los siguientes:
- Sistema ejecutivo central (SEC): es un centro de control cognitivo y de procesamiento que guía el comportamiento y que implica interacciones entre los diversos procesos mentales. Incluye conceptos tan complejos como la percepción, la motivación, la atención, las emociones y la memoria.
- Bucle fonológico: como hemos dicho en líneas previas, es un sistema que almacena de forma temporal la información en un formato verbal.
- Agenda visoespacial: es un sistema que se alimenta de imágenes y trabaja con ellas provisionalmente. Es muy útil a la hora de ubicarnos en un espacio tridimensional.
- Búfer episódico: es un centro de almacenamiento que retiene los inputs de la agenda visoespacial y el bucle fonológico. Interactúa con la memoria a largo plazo.
La representación de este modelo multicomponente nos muestra que, efectivamente, la memoria de trabajo es bastante más compleja que la MCP. Esta variante operativa se pone en marcha cuando la información a mantener o la tarea a realizar es de una complejidad tal que satura al sistema cognitivo. En este punto, la memoria a corto plazo deja de ser tan útil.
Poner en marcha la memoria de trabajo es un reto para la atención del ser humano. Esta implica memorizar, integrar y manipular, mientras que la MCP solo se basa en retener de forma concreta y breve.
5. La memoria de trabajo no siempre está presente, pero la memoria a corto plazo sí
La última de las diferencias clave entre memoria a corto plazo y memoria de trabajo radica en su esencialidad a la hora de integrar la información. Como hemos visto en líneas previas, la “cadena de montaje” que nos lleva a memorizar algo sigue este orden:
- Memoria sensorial.
- MCP o memoria a corto plazo.
- Memoria de trabajo.
- MLP o memoria a largo plazo.
De todas formas, cabe destacar que en algunos casos el paso de la memoria de trabajo se puede omitir. Si no tenemos que manipular la información recibida (ordenarla, cambiarle el sentido o aplicarla de forma inmediata), este proceso cognitivamente demandante deja de tener sentido en ese momento. Basta con hacer un bypass y acceder (o no) a la MLP.
Por otro lado, no existe la creación de nuevas memorias sin la MCP. Si no somos capaces de almacenar el estímulo por unos 15-30 segundos, este no se podrá comprender y categorizar a largo plazo. De todas formas, y a nivel teórico, una persona con problemas de memoria a corto plazo sí podría recordar aquellas instauradas a largo plazo en momentos previos de su vida.
Diferencias entre memoria a corto plazo y memoria de trabajo: más de las que podría parecer
Las diferencias entre la memoria a corto plazo y la memoria de trabajo son más evidentes de lo que algunos autores sugieren. Aunque a veces se utilicen como términos intercambiables, es necesario reconocer que la memoria de trabajo va un poco más allá de la MCP, pues manipula la información en vez de limitarse a almacenarla.
Aunque parezca que la memoria de trabajo es más importante que la MCP, hay que tener en cuenta que sin esta última la creación de nuevos recuerdos es prácticamente imposible. Al final, todos y cada uno de los subsistemas encargados de mantener nuestros recuerdos son esenciales para momentos diferentes de nuestra vida.
- Memoria, Hipocampo.org. Recogido a 30 de octubre en https://www.hipocampo.org/memoria.asp
- How are memories formed, Queensland University. Recogido a 30 de octubre en https://qbi.uq.edu.au/brain-basics/memory/how-are-memories-formed
- Short term memory, Simply Psychology. Recogido a 30 de octubre en https://www.simplypsychology.org/short-term-memory.html#:~:text=The%20duration%20of%20short%20term,a%20process%20known%20as%20rehearsal.
- Cabarcas, J. M. E., & Alhucema, W. F. P. Memoria de Trabajo: El modelo multicomponente de Baddeley, otros modelos y su rol en la práctica clínica. PRESIDENTA SALA GENERAL, 14.