¿Qué es el afrontamiento proactivo?

El afrontamiento proactivo es una forma de entender las dificultades de la vida. Supone ser activo ante los desafíos, así como elaborar planes que permitan afrontarlos.
¿Qué es el afrontamiento proactivo?
Gorka Jiménez Pajares

Escrito y verificado por el psicólogo Gorka Jiménez Pajares.

Última actualización: 06 mayo, 2023

Cuando te enfrentas a un problema futuro, ¿decides afrontarlo o lo evitas? Afrontar de manera proactiva una dificultad, un problema o un evento estresante implica crecer y ser activo ante la adversidad. El afrontamiento proactivo es un «arte» que podemos aprender.

Las personas que hacen uso de esta estrategia suelen ser capaces de anticipar el riesgo. Cuando perciben posibles tormentas futuras, ponen en marcha una serie de estrategias que les permiten prevenir parte de las consecuencias, al mismo tiempo que neutralizan gran parte de su impacto.

«El afrontamiento proactivo busca mejorar activamente la vida, en lugar de reaccionar ante la adversidad».

-Daniel Serrani-

El afrontamiento proactivo es una forma de vida

Vivien Greene, célebre escritora británica, solía mencionar que «vivir no se trata únicamente de esperar a que pasase el diluvio, sino de aprender a bailar bajo sus gotas». Esta frase recoge el significado que posee este tipo de afrontamiento para aquellos que lo practican a menudo. Y es que tiene el potencial de constituirse como un recurso valioso a tener en cuenta.

Para practicar el arte de afrontar proactivamente las vicisitudes de la vida, es necesario reconocer los problemas antes de que estos ocurran. Para ello es útil ponerles nombre y acotarlos en el momento presente. Es decir, no evitarlos.

«El afrontamiento proactivo es una forma de lidiar con la adversidad que nos permite tomar el control de nuestras vidas».

-Richard Lazarus-

¿Qué tipos de afrontamiento existen?

El afrontamiento proactivo tiene bastante utilidad
Los diferentes tipos de afrontamiento pueden aplicarse en varios aspectos de la vida cotidiana.

Son varias las formas en que una persona puede decidir afrontar una situación. Para acotar la respuesta a esta pregunta, podemos acudir al Inventario de Afrontamiento Proactivo (PCI), que define un total de 7 escalas.

Este instrumento de evaluación fue presentado en la Sociedad de Investigación sobre Estrés y Ansiedad de Polonia en 1999 y sigue vigente a día de hoy. Veamos algunas de las escalas que recoge (Greenglass et al., 1999):

  • Afrontamiento proactivo. Como ya hemos mencionado, implica plantearse de manera autónoma objetivos, así como definir propósitos y establecer vías para conseguirlos. A pesar de que sea el camino sea difícil y complicado. Además, implica que, una vez conseguidos, se formulen nuevas metas y se luche por ellas.
  • Afrontamiento reflexivo. Alude a la capacidad que poseemos para innovar y poner en marcha planes y estrategias de conducta alternativas, por si falla nuestro plan inicial. Por ejemplo, implica fabricar alternativas realistas ante diferentes escenarios, con el objetivo de anticipar las consecuencias y estar preparados desde un punto de vista psicológico ante ellas.
  • Planificación estratégica. Alude a la capacidad para priorizar y elaborar una jerarquía de tareas para realizar en función de lo asequibles que sean. Implica dividir los problemas en subproblemas más pequeños, de manera que puedan afrontarse mejor.

«El afrontamiento proactivo implica la adopción de medidas anticipatorias para evitar o minimizar los efectos negativos de los acontecimientos estresantes».

-Susan Folkman-

  • Afrontamiento preventivo. Es la capacidad de proyectar la mente al futuro para anticipar las dificultades de la vida, con el objetivo de estar lo más prevenidos posible. Para prevenir, es importante planificar y ahorrar energía, a la par que se desarrollan estrategias de manejo del estrés, como por ejemplo el mindfulness.
  • Apoyo instrumental. Implica ser conscientes de que nuestro universo social, es decir, nuestros amigos y familiares, son fuentes potenciales de bienestar. Alude a la capacidad para que, cuando se encuentra en situaciones complicadas, se sepa a quién acudir y cuándo o cómo hacerlo con el objetivo de solicitar ayuda.
  • Apoyo emocional. Alude a la búsqueda de interacciones, implica bucear en el cosmos social de la persona, con un objetivo diferente del que hemos visto en el anterior tipo de apoyo. Lo que se pretende es ser capaces de compartir el universo emocional que experimentamos, así como promover la empatía.

El objetivo que se persigue es claro: prevenir. La función del afrontamiento proactivo es la prevención del malestar que puede producir el impacto de un estresor. Para ello, se entrena a la persona para que acumule los denominados «recursos personales» (Serrani, 2014), que constituyen la batería de estrategias de las que dispondrá para enfrentarse con hipotéticos problemas en el futuro.

«Este tipo de afrontamiento es una estrategia eficaz para prevenir el estrés y la ansiedad».

-Aaron T. Beck-



El afrontamiento proactivo es uno de los ingredientes de la resiliencia

El afrontamiento proactivo, como forma de entender lo que nos ocurre, se ha relacionado de manera intensa con la percepción de una mayor calidad de vida (Greenglass, 2002). En este sentido podemos definir la resiliencia como ‘la habilidad para proyectarse en el futuro a pesar de que puedan ocurrir eventos que amenacen con desestabilizarnos’.

La conducta resiliente es tanto un punto de partida como un destino (Mayordomo, 2013). Así, la resiliencia como punto de origen del camino implica entenderla como un conjunto de procesos en los que la persona se enfrenta de forma proactiva a posibles problemas futuros, con el objetivo de prevenirlos y de lograr una mayor seguridad.

Por el polo contrario, la resiliencia como destino implica que el problema se ha producido y ha tenido un impacto en la persona, aunque se ha sabido resolver de forma adecuada. El afrontamiento proactivo ayuda a ser más resilientes, porque promueve mejorías en áreas como las siguientes:

«La resiliencia es la capacidad de enfrentarse a la adversidad y adaptarse a los cambios en el entorno».

-Victor Frankl-

El control personal

Saber afrontar de forma proactiva una situación implica saber adaptarse. En este sentido, el término de «control personal» engloba al conjunto de esfuerzos cuya meta es la regulación del trayecto que toma nuestra vida.

Implica crear, establecer, implementar y cambiar las propias metas, así como las motivaciones. Se refiere a qué hacemos para conseguir lo que es relevante para nosotros y para ejercer un mínimo control sobre lo que nos rodea, en aras de poder realizar predicciones sobre el futuro que está por acontecer (es decir, lo que se busca con el afrontamiento proactivo).

«Con la edad, cada vez se es más selectivo con respecto a qué áreas de la vida (trabajo, relaciones, crianza de los hijos) se centran las estrategias de control».

-Teresa Mayordomo-

La autoeficacia

El afrontamiento proactivo se puede aplicar en varias áreas
La percepción que se tenga sobre la capacidad de encarar los problemas es fundamental en el afrontamiento proactivo.

Si somos capaces de percibirnos como «buenos» a la hora de realizar las cosas que hacemos, por lo general seremos más optimistas respecto a las dificultades en el futuro. Este término se utiliza, por lo tanto, para referirse a cómo de efectiva es la persona para enfrentar situaciones estresantes en el futuro.

Acuñado por el célebre psicólogo Albert Bandura, se compone de tres tipos de expectativas:

  • Expectativas del evento. Se refieren al conjunto de significados, creencias y certezas que gravitan en torno a la certeza de que hay situaciones que provocan determinadas consecuencias, de manera independiente de lo que hagamos, digamos o sintamos.
  • Expectativa que gravitan en torno a las consecuencias. Alude al conjunto de certezas de que «albergamos la habilidad para establecer cambios mediante nuestras acciones». Implica anticiparse a los resultados de estas reacciones. Por ejemplo, uno puede ser consciente de que, ante un problema, si lo afronta como lo hizo en el pasado con éxito, lo volverá a resolver de manera exitosa.
  • Expectativas de autoeficacia. Responden a la pregunta de ¿Crees que tienes la capacidad o tienes la habilidad para enfrentarte a ese evento y obtener el resultado que te gustaría? Implica confiar en uno mismo.

Este término comprende una amalgama de certezas con un profundo impacto en la esfera emocional, en los pensamientos y la forma en que los sujetos reaccionan. Mientras que un déficit pobre se relaciona con la depresión, una autoeficacia elevada se configura como un elemento promotor del bienestar.



El afrontamiento proactivo es muy beneficioso

Tal y como hemos podido aprender, afrontar de manera proactiva las dificultades cotidianas implica aumentar la consciencia en torno a nuestras habilidades, destrezas y fortalezas. Alude al hecho de esforzarse para prevenir un determinado problema o para cambiar la forma en que este se presente, antes de que se materialice.

Supone elaborar planes de acción ante situaciones aversivas. Pero también implica que, si estas se han producido, puedan desmenuzarse y dividirse en subproblemas sobre los que intervenir y solventar. Como el lector habrá podido deducir, el afrontamiento proactivo es un arte que puede aprenderse con tiempo, paciencia y perseverancia.

«El afrontamiento proactivo implica la capacidad de tomar medidas activas para abordar los problemas de manera eficaz y constructiva».

-Albert Ellis-




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