Activación conductual para la depresión, ¿en qué consiste?
La activación conductual es un tipo de terapia anclada a las terapias de tercera generación. Ha resultado ser eficaz para el tratamiento de la depresión pero también para el tratamiento de otros trastornos.
La activación conductual ha adoptado diversas formas y en la actualidad es el centro de un renovado interés que cuenta a sus espaldas un enorme respaldo en investigación científica.
La activación conductual va un paso más allá en comparación al resto de terapias, pues propone además la “desmedicalización” de la depresión.
¿Qué es la activación conductual?
La activación conductual es un tratamiento con un fuerte apoyo empírico para el tratamiento de la depresión. La activación conductual se ha desarrollado en un periodo en el que las terapias cognitivo-conductuales han estado experimentando una gran transformación.
Por tanto la activación conductual se enfoca en los componentes conductuales de la intervención psicológica. A ello se le suman los estudios de investigación que avalan los componentes conductuales como el elemento con mayor peso en cuanto a la eficacia del tratamiento.
Siendo así la activación conductual representa una parte del cambio, volviendo a las raíces conductuales que han sido subestimadas a raíz de la implementación de terapias en las que se daba mayor peso a los elementos cognitivos. A su vez, este método busca la progresiva “desmedicalización” de la enfermedad.
Origen y desarrollo de la activación conductual
La activación conductual tiene los orígenes en la investigación de los componentes de la terapia cognitiva de Beck. Los componentes de la terapia cognitiva se diferencian en dos grandes grupos: las estrategias cognitivas y las estrategias conductuales.
En la terapia cognitiva para la depresión, los elementos cognitivos resultan ser el elemento de mayor peso, realizando intervenciones centradas en los pensamientos automáticos y otras creencias subyacentes a través de la reestructuración cognitiva y modificación de determinados patrones de pensamiento.
Así, el primer foco de intervención se centra en las estrategias conductuales y los dos siguientes mediante técnicas cognitivas.
Aunque en la terapia cognitiva se suele empezar por los elementos conductuales, se entiende que su eficacia se debe a los elementos cognitivos.
Los 10 principios fundamentales de la activación conductual
Lo que unifica los diferentes procesos de la activación conductual es, en si mismo, la activación del cliente y el afrontamiento de su vida. Así, la terapia se centra en entender qué patrones mantienen la depresión y qué áreas de cambio pueden mejorar el estado de ánimo de la persona.
Dentro de esta estructura básica, el terapeuta que instaure la activación conductual se guía por estos 10 principios:
Principio 1: la clave para cambiar cómo se sienten las personas consiste en ayudarles a cambiar lo que hacen
Por norma general, las personas no actúan si no tienen un impulso en su interior que les motive a hacerlo. A esto puede denominarse el actuar “de dentro hacia fuera”, ya que la motivación se origina desde dentro.
Sin embargo, habrá rutinas en las que las personas no estén motivadas para iniciar, como por ejemplo puede ser realizar las tareas del hogar.
Esto, en personas sin depresión no suele ser un problema, y una vez que empiezan a realizar una tarea que resulta tosca al principio, se realiza con algo más de disposición. A esto se le denominaría trabajar de “fuera hacia dentro”, algo que se entrena desde este modelo para las personas con depresión.
Principio 2: los cambios en la vida pueden llevar a depresión, y las estrategias de adaptación a corto plazo pueden bloquear con el tiempo a las personas
Determinados acontecimientos que suceden en la vida diaria de las personas pueden favorecer el desarrollo de la depresión. Desde la activación conductual, se desarrolla una hipótesis de inicio y de mantenimiento de la depresión a través del repertorio de conductas que inician los clientes para evitar estímulos indeseables.
En resumidas cuentas, cuando una persona deja de hacer actividades que en un principio eran agradables y evita determinados eventos para aliviarse de forma momentánea de estímulos desagradables, se convierte en un problema.
Así, puede verse atrapado en una espiral en la que se ve difícil salir de ahí, favoreciendo el mantenimiento de la depresión. En la activación conductual, por tanto, este problema es presentado a la persona para que sea consciente de las trampas en las que puede caer a través de la conducta.
Principio 3: para entender lo que será antidepresivo para una persona en concreto ha de observarse el antes y el después de su conducta
La tarea en activación conductual es que la persona participe en su propio proceso. La persona puede examinar sus propias conductas y si ve que estas favorecen su estado de depresión o no.
Por tanto, suelen utilizarse tablas de monitorización de actividades para las conductas de los clientes de manera semanal. Con ello, se sirve de guía tanto para el terapeuta como para el cliente en observar la conexión entre la conducta y el estado anímico.
Principio 4: estructurar y programar actividades que siguen un plan para la activación conductual. No un estado anímico.
Se anima a actuar de “fuera hacia dentro”, tal como se expuso antes. Se les pide a las personas que actúen según actividades importantes en su vida, sin esperar la motivación.
Estas estrategias se realizan a través de la programación de actividades. También pueden ser realizadas identificando una o dos actividades para ponerlas a prueba una vez a la semana.
Principio 5: el cambio será más fácil cuando se empieza por algo pequeño
Tanto los clientes como los terapeutas pueden tener expectativas muy altas para un periodo de tiempo demasiado corto. El cambio suele ser difícil, y aunque la persona estuviera acostumbrada a realizar actividades con un número y frecuencia alto, es mejor empezar por el nivel más básico.
Por ejemplo, una persona que podía haber estado realizando ejercicio físico intenso y considera importante retomar, puede ser chocante que se recomiende primero ejercicios de no más de 20 minutos. El objetivo es instaurar estos hábitos en pequeñas dosis y evitar estados de desesperanza si no se cumplen los objetivos propuestos.
Principio 6: dar importancia a actividades que son en sí mismas reforzantes.
En la activación conductual, se entrena también a los clientes a reforzar su conducta cuando logran objetivos a corto plazo. Esto es importante porque a veces los intentos iniciales pueden causar frustración.
Por ejemplo, una persona que en su trabajo no solía interaccionar con sus compañeros y comienza a hacerlo, puede encontrar al principio cierto estupor, sorpresa o incluso rechazo por parte de estos.
Aunque al principio la persona puede “autopremiarse”, esta actividad con el tiempo puede ser reforzante si uno de sus compañeros está dispuesto a la interacción social.
Principio 7: hacer de entrenador en la activación conductual
Este principio va enfocado al terapeuta que utilice la activación conductual. Ellos animan a los pacientes a seguir manteniendo el esfuerzo para el cambio de determinados repertorios conductuales que favorecen la depresión.
Las sesiones suelen comenzar con un debate sobre la tarea de la sesión previa así como la tarea para la sesión siguiente. Con ello, el terapeuta puede ser también una gran fuente de refuerzo para animar a sus clientes a seguir con las tareas acordadas.
Principio 8: reconocer que todos los resultados son útiles
La activación conductual es un proceso sencillo. No obstante, no se libra de las dificultades que pueden surgir en los diferentes momentos de la vida de los clientes.
Las personas que están en tratamiento de activación conductual pueden desanimarse en el transcurso de la terapia. En estos casos, se enfatiza en que los cambios, por pequeños que hayan sido, son útiles en sí mismo.
Incluso aquellas actividades que no han proporcionado ningún cambio en el estado de ánimo de la persona es de utilidad en si misma, pues permite explorar otras áreas que pueden sí serlo.
Principio 9: actuar
La actividad es el corazón de la activación conductual. Por eso son necesarias las tareas en todas las sesiones que se tienen.
Tanto el terapeuta como el cliente acuerdan actividades entre sesiones para favorecer la actividad fuera del contexto de terapia. Así, se anima también a la persona a explorar en solitario.
Principio 10: identificar barreras y obstáculos
En la activación conductual es indispensable identificar barreras y obstáculos para la realización de actividades que el cliente considera importante. Constituye algo de especial relevancia ya que pueden anticiparse posibles obstáculos que dificulten la realización de actividades propuestas entre sesiones.
Es un principio básico el hecho de que surgirán problemas. Los terapeutas en este caso cuentan con las herramientas necesarias para llevar a cabo un trabajo terapéutico que sirva al paciente para beneficiarse de los recursos y las herramientas de trabajo para una mejora en la calidad de vida.
El tratamiento de la depresión abarca varias áreas
Como pudiste observar no existe un solo enfoque para tratar esta enfermedad tan compleja.
Si bien los métodos de activación conductual están enfocados en evitar el tratamiento farmacológico, la correcta evaluación por parte de psicólogos y psiquiatras servirá para establecer las conductas personalizadas.
En la mayoría de los casos suele ser necesario realizar enfoques multidisciplinarios que utilicen varios métodos de forma paralela.
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