Fluoxetina: venciendo la depresión

La fluoxetina es uno de los medicamentos antidepresivos más utilizados en la actualidad. Forma parte de la historia de los antidepresivos. Te contamos todos los detalles de este medicamento.

Hablar sobre la fluoxetina es hablar de la historia de la depresión. Este medicamento, que forma parte de los anales de la farmacología sobre el sistema nervioso, forma parte de los antidepresivos conocidos como inhibidores selectivos de la recaptación de la serotonina (por sus siglas en inglés IRSS).

La fluoxetina fue uno de los primeros antidepresivos comercializados, bajo el nombre de Prozac, y en la actualidad se comercializan más de 30 presentaciones diferentes únicamente en España.

Así, hablamos de un medicamento que es empleado para tratar una de las enfermedades más frecuentes y discapacitantes: la depresión. Según la Organización Mundial de la Salud más de 300 millones de personas la sufren y es la primera causa de discapacidad en los países desarrollados. 

En este artículo vamos a hablar de uno de los tratamientos más empleados para la depresión: la fluoxetina.

¿Cómo actúa?

Si accedemos al interior de nuestro cerebro observaremos unas estructuras alargadas, con un cuerpo en forma de estrella, que se denominan neuronas. Estas células se mantienen en comunicación constante mediante moléculas como la serotonina, la dopamina o la noradrenalina.

Es la serotonina la que nos interesa en este caso, ya que además de ser un transmisor esencial del cerebro se ha relacionado con el estado de ánimo, el sueño y algunas funciones básicas del sistema nervioso.

En determinadas condiciones, la serotonina no se encuentra en los niveles óptimos y se producen los síntomas relacionados con la depresión: apatía, tristeza, insomnio, irritabilidad,…

Por suerte, algunos medicamentos son capaces de revertir esta situación y aumentar la serotonina en nuestro cerebro. La fluoxetina es capaz de hacerlo.

Para ello, bloquea unas enzimas que se encargan de retirar la serotonina de las neuronas una vez que esta ha hecho su función. Si estas enzimas no funcionan, la serotonina sigue estimulando las neuronas, consiguiendo el efecto antidepresivo.

¿Para qué se usa?

Por lo tanto, la primera indicación que tiene la fluoxetina es para el tratamiento de la depresión. Sin embargo, existen otras muchas enfermedades mentales que están relacionadas con la serotonina como es el caso del trastorno obsesivo-compulsivo (TOC), algunos trastornos alimenticios como la bulimia nerviosa o la fobia y pánico intensos.

Siempre debe considerarse la opinión médica del psiquiatra especialista que considerará oportuno el uso de uno u otro antidepresivo. De hecho, en algunas ocasiones también ha sido utilizada para tratar el alcoholismo, trastorno de déficit de atención o el trastorno límite de personalidad.

Lo más importante es aceptar el diagnóstico y tratamiento que se nos haya dado y seguir las pautas indicadas por el equipo médico.

¿Cómo debe usarse?

La pauta de medicación será diseñada en función de la patología y de los síntomas, pudiendo presentar diferencias en la toma entre una persona y otra.

De forma general, la dosis recomendada en caso de episodio depresivo y TOC es de 20 mg al día en personas adultas, lo que suele corresponder con la toma de 1 comprimido o cápsula.

Sin embargo, es recomendable evaluar el estado del paciente a las 3 o 4 semanas siendo posible aumentar la toma a 3 pastillas al día (60 mg/día) como máximo.

Y es que la fluoxetina consigue su efecto máximo en un plazo de 30 días aproximadamente, por lo que el equipo médico le pedirá revisiones regulares cuando empiece con el tratamiento. Todo ello, con el objetivo de evaluar si la dosis o el medicamento consiguen controlar los síntomas. 

Olvido de una dosis

Es posible que mientras siga el tratamiento haya olvidado la toma de una dosis. Debe evitarse al máximo esta situación, ya que las pérdidas de dosis suponen un posible fracaso terapéutico alternado la respuesta del medicamento.

Sin embargo, en caso de que ocurra debe saber que puede tomar la dosis que se le olvidó tan pronto como pueda. En caso de que vaya a ser la toma de la próxima dosis, no la tome y continúe la pauta normalmente.

Puesto que la fluoxetina suele tomarse una vez al día es muy importante que mantenga una hora específica para su toma.

En la actualidad existen numerosas aplicaciones con función de alarma que pueden recordarle la toma de la medicación. Debe buscar su recordatorio específico para evitar estas situaciones y conseguir el mejor efecto.

¿Debo tener precauciones con la fluoxetina?

La respuesta es sí. Todo medicamento incluye unas precauciones que deben tenerse en cuenta, así como ser consciente de algunos efectos secundarios que pueden desarrollarse.

Precauciones a tener en cuenta

En un primer lugar, es esencial que durante la consulta médica comuniques si estás tomando o no otra medicación. Incluyendo incluso posibles remedios naturales para tratar síntomas menores. En muchos casos, los remedios a base de plantas pueden interaccionar con el medicamento.

Debe tenerse en cuenta que la fluoxetina es un psicofármaco y que, por lo tanto puede producir alteraciones, que aunque leves, influyan a la hora de conducir o manejar maquinaria. Debe evitarse en todo caso como medida preventiva.

Como ya hemos dicho anteriormente, debe asistir a las revisiones periódicas que le asigne su médico. A las 3-4 semanas suele evaluarse si el medicamento consigue o no las expectativas previstas.

Además, llevar un control estricto de la medicación ayudará a conseguir que la fluoxetina haga su efecto más adecuado.

Por otra parte, si el equipo médico considera que la fluoxetina no es el medicamento más adecuado o que ha finalizado con el tratamiento, la retirada debe ser progresiva. Si dejamos de tomar la fluoxetina bruscamente pueden aparecer importantes efectos adversos como alteraciones del sueño o ansiedad.

Poblaciones especiales

Una de las poblaciones que más atención debe poner es el caso de los niños y adolescentes. En esta población, se ha usado especialmente para tratar trastornos alimenticios. 

En los últimos años se ha observado que el tratamiento con fluoxetina puede producir reacciones violentas inesperadas, incluyendo graves tendencias suicidas.

Sin embargo, no hay que alertarse. Para ello, estos casos se revisan de una forma muy estricta, eliminando el medicamento en el momento en el que se observe cualquier riesgo. Sigue las pautas del equipo médico y las indicaciones que te hagan.

Otra población especialmente susceptible es el caso de las embarazas. Generalmente suele evitarse la prescripción de fluoxetina durante el embarazo. El mayor riesgo se produce en el último trimestre y aunque las complicaciones no tienen por qué ser graves el comportamiento es difícil de predecir.

En todo caso se valorará el posible beneficio/riesgo que acompaña el tratamiento con fluoxetina.

Reacciones adversas

Las posibles reacciones de la fluoxetina son variadas y en muchos casos impredecibles. No obstante, la fluoxetina no está asociada a reacciones graves si tenemos en cuenta una correcta administración y observamos en caso de precauciones especiales.

La mayoría de reacciones se han asociado al consumo conjunto con otros medicamentos con los que pueden interaccionar en mayor o menor medida.

Así, las reacciones pueden ir desde simples náuseas o dolores de cabeza hasta alteraciones cardíacas y nerviosas de mayor gravedad. También es frecuente que aparezca pérdida de apetito.

Las reacciones descritas son más frecuentes durante el inicio del tratamiento, de forma que a medida que se van consiguiendo concentraciones adecuadas, con el tiempo, irán desapareciendo.

En todo caso debe comunicar al equipo médico que lleve su seguimiento todo cambio que note. Así como seguir las indicaciones que le hagan de la forma más estricta posible para conseguir un éxito terapéutico sin problemas.

La fluoxetina ha conseguido reducir e incluso eliminar determinadas situaciones. Siguiendo todas las pautas y consejos y participando activamente en su tratamiento, junto con sus profesionales sanitarios, podrá conseguir los objetivos terapéuticos para tener una mayor calidad de vida.