Várices: síntomas, causas, prevención y tratamiento
La circulación venosa es una red de vasos de diferente calibre encargada de retornar la sangre proveniente de los órganos hacia el corazón. La misma cuenta con un sistema de válvulas que le permite cumplir con su trabajo de forma satisfactoria, sin embargo, una falla en las válvulas puede generar la aparición de várices.
Las venas cuentan con una capa muscular muy delgada, por lo que no mantienen una presión constante y dificulta el retorno venoso. Esta dificultad es mayor en los miembros inferiores, por lo que cuentan con múltiples mecanismos, desde succión por la presión intraabdominal hasta válvulas venosas.
Estas várices pueden definirse de forma sencilla como la ‘dilatación patológica y permanente de las venas, la cual suele tener disposición tortuosa’. Las mismas pueden aparecer en cualquier área del cuerpo, aunque son más frecuentes en las piernas. Por su parte, estudios demuestran que afectan hasta el 40 % de la población en general.
Síntomas
Los miembros inferiores cuentan con un sistema venoso superficial y uno profundo, por lo que los síntomas de las várices pueden variar dependiendo del sistema afectado. En este sentido, las mismas no siempre son visibles cuando están en las venas profundas, aunque pueden palparse y ser tensas al inicio de la enfermedad.
No obstante, las mismas pueden aumentar su tamaño de forma paulatina, sobresalir y ser mucho más evidentes, sobre todo al estar de pie. Además de la manifestación de las venas sobre la piel, las personas también pueden referir alguno de los siguientes síntomas:
- Sensación de pesadez, llenura y dolor en las piernas.
- Edema similar al de la retención de líquidos.
- Prurito o escozor en las piernas.
- Calambres nocturnos frecuentes.
- Venas más pequeñas en la superficie de color rojo o azul.
Si las várices no se tratan a tiempo se compromete más la circulación sanguínea en los miembros inferiores, pudiendo aparecer un síndrome llamado insuficiencia venosa profunda. El mismo es capaz de generar diversos síntomas en las piernas entre los cuales destacan los siguientes:
- Hinchazón severa.
- Dolor intenso al sentarse o al estar de pie durante mucho tiempo.
- Piel seca y escamosa que se rompe con facilidad.
- Cambios de color en la piel.
- Aparición de úlceras en los tobillos difíciles de sanar.
Causas de las várices
En la mayoría de los casos, las venas varicosas tienen una etiología desconocida, sin embargo, muchas veces están asociadas a una insuficiencia de las válvulas venosas primaria.
Esta patología esta caracterizada por el cierre incompleto de dichas válvulas, lo que genera el retorno de la sangre y la dilatación de las venas.
Las várices pueden aparecer por una debilidad en las paredes de las venas primaria o secundaria a una lesión. De esta manera, los vasos no son capaces de manejar los grandes volúmenes de sangre y tienden a dilatarse.
Los factores genéticos tienen cierta influencia en la aparición de la enfermedad, de acuerdo con diversas investigaciones.
Aún no se ha logrado relacionar un gen en específico con la alteración, sin embargo, la mayoría de las personas que padecen de várices tienen antecedentes familiares de la patología.
Factores de riesgo
A pesar de todas las causas descritas, en muchas oportunidades es imposible determinar una causa en específico. No obstante, existen muchas situaciones capaces de afectar las venas de los miembros inferiores.
De esta manera, se ha logrado identificar una serie de factores que predisponen a la aparición de várices entre los cuales destacan los siguientes:
- Ser mujer.
- Estar de pie o sentado durante mucho tiempo.
- Obesidad.
- Variaciones en los niveles de estrógeno.
- Edad avanzada.
- Embarazos múltiples.
Diagnóstico
Por fortuna diagnosticar las várices es muy sencillo, el médico deberá valerse tanto del interrogatorio como del examen físico. El especialista primero deberá preguntar acerca del inicio de los síntomas y las circunstancias de aparición de los mismos. Generalmente, el dolor y los otros síntomas aparecen tras estar de pie durante periodos prolongados.
El examen físico es de mucha utilidad en el diagnóstico, a través de la inspección el médico puede confirmar la presencia de las várices. Además, debe buscar algunos indicios de insuficiencia venosa crónica como úlceras o cambios tróficos en la piel. Las pruebas con torniquetes no se utilizan en la actualidad.
Una vez confirmada la presencia de las várices, el médico deberá indicar la realización de algún examen imagenológico para evaluar la gravedad de la situación. El examen realizado con mayor frecuencia es un ultrasonido o un eco doppler, sin embargo, los rayos X y la tomografía computarizada también son útiles.
Tratamiento de las várices
El tratamiento de esta patología dependerá en gran medida de la gravedad de la situación. En este sentido, se debe optar por un tratamiento poco invasivo en los casos más leves.
Una de las indicaciones será realizar cambios en la dieta y realizar ejercicios de forma frecuente para disminuir el sobrepeso además de una adecuada hidratación en caso de alteraciones en la piel.
Las medias de compresión son de gran utilidad en todas las personas que sufren de várices. Las mismas enlentecen la progresión de la patología, disminuyen los síntomas y evitan complicaciones, todo esto lo logran ya que aumentan el retorno de la sangre venosa hacia el corazón.
Ciertos fármacos llamado flebotónicos se indican para aliviar el edema y acelerar la curación de las úlceras, aunque los mismos desaparecen las várices ni evitan su progresión. Por otro lado, existen medidas más agresivas como la escleroterapia y la extracción del vaso sanguíneo o flebectomía.
La escleroterapia no es más que la inyección de una sustancia irritante en el interior de la vena varicosa que generará la cicatrización y oclusión de la misma. Por su parte, la flebectomía es la extracción quirúrgica de la vena afectada, ambos procedimientos son muy invasivos pero se estima que tienen un índice de éxito de hasta el 90 %.
¿Cómo prevenir la aparición de várices?
En la actualidad no existe un método 100 % efectivo que evite la aparición de las várices ya que son producto de la influencia de muchos factores.
No obstante, existen ciertas medidas que pueden reducir la probabilidad de que las venas de los miembros inferiores se dilaten; por fortuna, dichas medidas son fáciles de realizar.
El principal método para prevenir la aparición de las várices es eliminar los factores de riesgo mencionados con anterioridad. En este sentido, realizar un pequeño cambio en el estilo de vida suele ser de gran utilidad por lo que se deben seguir los siguientes consejos:
- Mover las piernas con frecuencia.
- Evitar estar largos periodos de pie o sentado.
- Realizar ejercicio de forma constante y tener un dieta balanceada.
- Ingerir abundante líquido.
- Evitar la obesidad y el sobrepeso.
- Utilizar calzado cómodo.
- Evitar la ropa ajustada.
Una patología que puede complicarse
La aparición de várices en los miembros inferiores está muy relacionada con la edad avanzada, por lo que las mismas pueden ser menospreciadas por muchas personas. No obstante, todos los pacientes que presenten dilataciones varicosas deben buscar atención médica para evitar el progreso de la enfermedad.
Las várices generan un éstasis sanguíneo en los miembros inferiores, lo que puede favorecer a la formación de trombos. Los mismos pueden viajar a cualquier área del cuerpo, obstruir un vaso sanguíneo y generar daños severos. En este sentido, es de vital importancia buscar ayuda médica especializada y tratar la patología para evitar daños mayores.
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