¿Qué es la urticaria crónica?
De acuerdo con la British Skin Foundation, la urticaria es una reacción cutánea que afecta a 1 de cada 5 personas al menos una vez en la vida. La mayoría de los pacientes supera los episodios en cuestión de horas o días, pero otros tienen que lidiar con los brotes por semanas o años. Estos casos se conocen como urticaria crónica.
Según algunos investigadores, la prevalencia de por vida de la urticaria crónica oscila entre el 0,5 y el 5 % de los pacientes. Muchas veces no es posible encontrar los desencadenantes de las reacciones, de manera que se clasifican como idiopáticos.
Causas de la urticaria crónica
La urticaria sucede cuando un grupo de células llamadas mastocitos liberan histamina y otras sustancias químicas cerca de la superficie de la piel. La histamina es una sustancia que segrega el organismo frente a reacciones alérgicas, pero lo cierto es que la mayoría de los casos de urticaria no se consideran como tales.
Es decir, muchos (aunque no todos) de los pacientes no son alérgicos. De manera que esta reacción química sigue siendo un misterio para los especialistas.
Aunque no se conocen las causas exactas de la urticaria crónica, sí existen varias hipótesis que cuentan con cierto prestigio. La evidencia señala los siguientes responsables:
- Factores físicos: estímulos mecánicos exógenos pueden generar los episodios de urticaria crónica. Muchos sin que los puedan controlar los pacientes. Por ejemplo, los cambios de temperatura (frío o calor), el estrés, la exposición al sol, el contacto con el agua, la fricción o el ejercicio.
- Reacción autoinmune: a finales del siglo XX se propuso que la urticaria crónica podría ser una reacción autoinmune. Esto explicaría por qué muchos pacientes también desarrollan otro trastornos, como el lupus eritematoso sistémico, la artritis reumatoide o la crioglobulinemia.
- Infecciones: aunque la asociación no está del todo clara, estudios e investigaciones indican que las infecciones por virus, parásitos y hongos pueden explicar algunos casos. Algunos de los posibles responsables son Streptococcus, Mycoplasma, Helicobacter pylori, virus de la hepatitis B, virus del herpes simple y cándida.
- Otros: la ingesta de algunos medicamentos, factores neurológicos y el contacto directo con algunos desencadenantes pueden provocar este tipo de urticaria.
Por supuesto, la urticaria crónica también puede ser una manifestación de una reacción alérgica o pseudoalérgica. En este sentido, la evidencia señala que estos episodios están relacionado con la ingesta de algunos grupos alimenticios.
Síntomas de la urticaria crónica
Los síntomas de la urticaria crónica son muy variados y se presentan de forma diferente en los pacientes. Por lo general, no se distinguen de la variante aguda, solo que esta vez las manifestaciones se extienden más de 6 semanas.
Esta es la principal características del trastorno: si lo desarrollas durante más de 1 mes y medio, sin importar que los signos sean intermitentes, entonces tu caso se corresponde con la variante crónica. De acuerdo con los investigadores, podemos señalar las siguientes características clínicas:
- Erupciones en la piel con formas y tamaños variables.
- Picazón e hinchazón en las zonas afectadas.
- Angioedema: hinchazón debajo de la piel, no en la superficie.
- Náuseas, mareos, dolor abdominal, dolor de cabeza y dificultad para respirar (no en todos los pacientes).
Las manifestaciones pueden ocurrir en cualquier parte del cuerpo y ser generales o localizadas. Sin embargo, las zonas predilectas son los brazos, las piernas y la espalda. Sin dudas, el signo más característico es que las erupciones se acompañan de picor.
Lo anterior provoca que los síntomas empeoren y que las erupciones crezcan y se unan entre sí. Todo esto puede desencadenar ansiedad.
Cómo se diagnostica la urticaria crónica
El diagnóstico de la urticaria crónica se puede hacer de forma ambulatoria, aunque es posible que el especialista ordene algunas pruebas para descartar otras explicaciones. Lo primero que hará es valorar los síntomas, el historial del paciente, los antecedentes familiares y los hábitos del día a día.
Para encontrar las posibles causas de los episodios, los investigadores sugieren realizar diferentes exámenes de estimulación cutánea (por frío, calor o presión). Este proceso de detección puede tardar varias semanas, ya que también se debe descartar el ejercicio y la alimentación.
Al paciente se le sugerirá llevar un diario en el que se reflejen todas las actividades que se hicieron antes de que un brote apareciera o empeorara. Así se puede encontrar con mayor objetividad a los catalizadores. El médico también valorará el riesgo de que la persona desarrolle una reacción anafiláctica.
Opciones de tratamiento
El tratamiento para la urticaria crónica varía de acuerdo con el desencadenante. Si se encuentra qué está produciendo los brotes, el paciente puede iniciar un cambio en su estilo de vida para minimizar las probabilidad de una reacción.
Por ejemplo, evitar algunos alimentos que desencadenan los episodios o reducir la exposición al sol. Los investigadores recomienda tratar los síntomas con antihistamínicos. Se pueden usar los de primera generación o los de segunda. Entre estos últimos se encuentra la loratadina.
La dosis la regula el médico y no es infrecuente que esta se duplique o triplique si no se perciben mejoras durante las primeras semanas. Además, la American Academy of Dermatology (AAD) recomienda a todos los pacientes:
- Evitar situaciones estresantes.
- Usar ropa holgada siempre que sea posible.
- Aplicar cremas humectantes sin fragancia varias veces al día.
- Aliviar los brotes aplicando compresas frías (salvo que el frío sea el desencadenante).
- Evitar aplicar presión en la piel (los bolsos y las correas pueden generar brotes).
- Consultar con el especialista en caso de que no se reporten mejoras con el tratamiento,
Conocer los agentes causales es fundamental
Ten en cuenta que la urticaria crónica es una afección muy inconsistente. Puede durar años con brotes diarios y luego desaparecer por el mismo tiempo.
Lo importante es que conozcas el diagnóstico, estés bajo tratamiento y pongas en marcha una serie de hábitos para evitar exponerte a los catalizadores. El reconocimiento de los agentes productores es clave.
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