Trombosis: síntomas, causas, prevención y tratamiento

La trombosis se define como la aparición de un trombo en una vena o arteria, que puede dificultar o impedir directamente el flujo sanguíneo a ciertas zonas del cuerpo.
Trombosis: síntomas, causas, prevención y tratamiento
Samuel Antonio Sánchez Amador

Escrito y verificado por el biólogo Samuel Antonio Sánchez Amador.

Última actualización: 20 abril, 2021

La trombosis es la formación de un coágulo dentro de un vaso sanguíneo. Este evento clínico es uno de los causantes principales de infarto de miocardio, por lo que las trombosis agudas venosas y arteriales se consideran la causa más común de muerte en los países de alto ingreso.

Por ejemplo, la cardiopatía isquémica es la primera causa de defunción en estas regiones. Sin ir más lejos, este suceso está relacionado con una de cada 4 defunciones en todo el mundo y, en Estados Unidos, provoca más muertes que el cáncer de pulmón, SIDA y accidentes de tráfico juntos (unos 300 000 decesos anuales). Sin duda, las cifras imponen respeto.

De todas formas, cabe destacar que no todas las personas están en el mismo riesgo. Por ejemplo, la prevalencia de la trombosis venosa profunda (TVP) va de 1 caso por cada 10 000 adultos jóvenes a 1 por cada 1 000 adultos mayores, dependiendo del sector poblacional analizado y el estado socioeconómico. Si quieres saber más sobre este evento, sigue leyendo.

¿Qué es una trombosis?

Según la Clínica Universidad Navarra (CUN) la trombosis es una situación vascular anormal en la que se desarrolla un trombo en el interior de un vaso sanguíneo. Esto puede suceder tanto en venas como arterias e impide el correcto flujo sanguíneo a las distintas estructuras del cuerpo, lo que se traduce en secuelas y/o muerte del paciente.

La capacidad de la sangre para fluir de forma adecuada en el organismo depende de una relación homeostática compleja. En ella, juegan papeles esenciales los cuerpos sanguíneos (leucocitos, eritrocitos y plaquetas), proteínas plasmáticas, factores de coagulación, factores inflamatorios y la naturaleza del endotelio, la cara celular interna del conducto.

Nuestro cuerpo contiene unos 5 litros de sangre. El corazón bombea casi toda en cuestión de un minuto.

Cuestión de presiones

A partir de aquí, entran en juego una serie de términos complejos que debemos describir de forma somera. La osmolaridad corresponde al número de partículas por litro de una solución dada, con la medida de moles/litro (osm/l). La osmolalidad es un concepto muy similar, pues representa la concentración de solutos en una solución, en osmoles por kilogramo.

De todas formas, en los líquidos internos del organismo, osmolalidad y osmolaridad son prácticamente intercambiables. Tal y como indica la Fundación para la Formación e Investigación Sanitarias de la Región de Murcia (FFIS), los valores de osmolaridad plasmática se pueden calcular mediante la siguiente fórmula:

OSMp = 2[Na+] + [glucosa] + [urea]. Normal = 290 ± 10 mOsm/kg H2O

Aquí se tienen en cuenta los solutos más comunes en el plasma sanguíneo, que son el sodio (Na), la glucosa y la urea. Los valores normales al aplicar esta fórmula oscilan los 282+/-4 mosm/kilogramo. Estos datos son muy interesantes por sí mismos, pero también resultan esenciales para conocer cuál es la situación normal en el plasma de una persona sana.

La osmolaridad y osmolalidad no están vinculadas de forma directa con otros procesos como la presión arterial, pero sí que los condicionan. La fuerza que ejerce la sangre sobre las paredes de las arterias al ser bombeada depende de muchos factores, entre ellos la concentración de solutos dentro del plasma y, por ende, la osmolalidad/osmolalidad (OSMp).

Epidemiología

Las trombosis pueden ser mortales.
El tromboembolismo pulmonar es una de las primeras causas de muerte a nivel mundial.

La epidemiología de la trombosis depende de si es venosa o arterial, de si ha sido propiciada o no por factores previos y de si es el primer episodio o ya se ha presentado en otros casos. Con base en estos parámetros, te presentamos algunas cifras de interés en lo que a la trombosis en el mundo se refiere:

  • El tromboembolismo venoso (TEV) incluye a la trombosis venosa profunda (TVP) y el tromboembolismo pulmonar (TEP). Su incidencia es de 1 por cada 100 000 niños, 1 por cada 10 000 adultos en edad reproductiva, 1 por cada 1 000 adultos retirados y 1 por cada 100 ancianos. Con la edad, el riesgo aumenta.
  • La incidencia de un embolismo pulmonar es de 29 a 48 pacientes por cada 100 000 personas al año. El 6 % de ellos pueden llegar a fallecer, valor que aumenta al 30 % si hay inestabilidad hemodinámica.
  • Se estima que la trombosis arterial es menos común que la venosa, sobre todo en el género femenino. De todas formas, su riesgo aumenta de forma exponencial también con la edad.

Los tipos de trombosis

Una vez hemos asentado las bases de qué es una trombosis y cuáles son los valores sanguíneos normales en un paciente, estamos preparados para diseccionar los tipos de trombosis. Estos se pueden diferenciar según su ubicación, grado de oclusión y gravedad. Vamos a ello.

Según su ubicación

En esta categoría, diferenciamos trombosis por precipitación, hialinas o por coagulación. La trombosis de precipitación, también conocida como “trombos blancos”, se caracteriza por la aparición de un trombo plaquetario. Las plaquetas se desprenden y se adhieren al colágeno, liberando sustancias que promueven la adherencia de nuevas plaquetas.

La variante por precipitación es típica de las arterias y el corazón. Por otro lado, la trombosis hialina se produce también por el desprendimiento de fibrina y plaquetas, pero en este caso, en vénulas o capilares. En última instancia, las trombosis por coagulación (trombos rojos) se producen en las venas, siendo las más comunes de todas.

Según el grado de oclusión

Según lo mucho que se detenga el flujo sanguíneo en la estructura afectada, una trombosis puede ser ocluyente o mural. En la variante ocluyente, el vaso queda taponado en su totalidad, mientras que en una trombosis mural, el resultado es una obstrucción parcial.

Existen muchos más tipos de trombosis según el lugar de afectación: yugular, renal, portal, cerebral, del seno cavernoso y más. 

Fisiopatología y causas de la trombosis

Tal y como indica el portal médico Stat Pearls la trombosis es un evento clínico de etiología multifactorial. Como se ha dicho con anterioridad, esta condición sucede cuando hay un desbalance endógeno en el mecanismo de coagulación del organismo, lo que también viene acompañado de un desajuste homeostático sanguíneo (osmolaridad y otras cosas).

De forma histórica, se han asociado 3 factores comunes a la aparición de un trombo, conocidos como tríada de Virchow, en honor al patólogo alemán que los describió. Estos son los siguientes:

  1. Daño a las células endoteliales que recubren los vasos sanguíneos por dentro: esto puede suceder por la mala introducción de un catéter, una lesión directa o un procedimiento quirúrgico, entre otras cosas.
  2. Estado de hipercoagulabilidad: condiciones que aumentan el riesgo de la formación excesiva y/o inadecuada de coágulos en la sangre del paciente.
  3. Estasis venosa o arterial: circulación lenta a nivel venoso o arterial de la sangre. Es común, sobre todo, en las venas profundas de las piernas. Este caso concreto recibe el nombre de trombosis venosa profunda (TVP).

La hipercoagulabilidad es intrínseca a la trombosis, pues este concepto describe un conjunto de entidades clínicas que propician un estado trombogénico, por la acumulación de compuestos protrombóticos en sangre.

Esta alteración del ritmo de coagulación puede deberse a la presencia de factores inflamatorios, una alta viscosidad sanguínea, mayor cantidad de citoquinas, aumento de protrombina en sangre o deficiencias en los factores anticoagulantes endógenos, entre otros.

Esta condición puede ser heredada o adquirida, siendo la deficiencia de antitrombina III la variante congénita más famosa.

La importancia de la hipercoagulabilidad adquirida

Tal y como indica el portal Medigraphic un coágulo y un trombo se forman de la misma manera. De todas formas, un coágulo es una respuesta homeostática de altísimo valor biológico (evita la muerte del individuo por hemorragia tras una lesión), mientras que la trombosis se considera patológica en todos los casos.

Este cuadro clínico mortal se ve casi siempre propiciado por una hipercoagulabilidad adquirida, ya que las variantes heredadas son muy raras en la población general. Esta puede ser resultado de la acción de ciertos medicamentos, sucesos inflamatorios agudos (embarazos, lesiones o cirugías), infecciones y patologías inflamatorias crónicas.

Entendemos como patologías inflamatorias crónicas a la obesidad mórbida, colitis ulcerosa, tabaquismo extremo y enfermedades reumatológicas graves.

De todas formas, cabe destacar que el mecanismo de inicio es diferente para una trombosis arterial y una venosa. En el primer caso, el desencadenante es una aterosclerosis, acumulación de grasas, colesterol y otras sustancias dentro y sobre las paredes de las arterias. Por otro lado, la trombosis venosa suele iniciarse por un daño en el endotelio que la reviste.

Tratamiento de la trombosis

Tal y como indica el artículo científico Triggers, targets and treatments for thrombosis, una trombosis venosa requiere de un tratamiento muy diferente al de una arterial. Con base en esta premisa, realizamos los abordajes clínicos de forma separada.

Trombosis arterial

La trombosis provoca infartos.
La trombosis arterial se relaciona con la aterosclerosis.

El desencadenante primario de una trombosis arterial es la ruptura de una placa aterosclerótica. Cuando se acumulan lípidos en la pared de una arteria, se favorece la ruptura del endotelio modificado, lo que causa el transporte y acción de plaquetas al lugar afectado. El crecimiento plaquetario en la lesión promueve la formación del trombo.

Para evitar esta situación y para manejar un cuadro agudo, se recurre a la utilización de medicamentos antiplaquetarios. Tal y como indica la Biblioteca Nacional de Medicina de los Estados Unidoslos inhibidores P2Y12 se recetan a pacientes con enfermedad periférica arterial (PAD) para prevenir una trombosis y, por ende, una muerte potencial.

También existen otros fármacos, como los inhibidores de las integrinas, los inhibidores de la proteasa (PAR1) y otros. 

Trombosis venosa

La trombosis venosa profunda (TVP) y el tromboembolismo pulmonar (TEP) son la tercera causa de muerte mundial asociada a un evento cardiovascular, solo superadas por un infarto del miocardio y el accidente cerebrovascular (ACV). Los trombos arteriales son ricos en plaquetas (blancos), mientras que los venosos presentan glóbulos rojos atrapados (rojos).

Las trombosis venosas ocurren como resultados en cambios en la sangre, como pueden ser variaciones en el espesor del plasma o daños en el endotelio que reviste a las venas. En este caso, los fármacos de primera línea son los anticoagulantes, más específicamente la enoxaparina (Lovenox) y el fondaparinux (Arixtra), tal y como indica la Clínica Mayo.

Más allá de esto, también se puede recurrir a trombolíticos (disolventes de coágulos), un filtro en la vena cava (si otros tratamientos son imposibles, para evitar la migración del trombo al pulmón) o las medias de compresión, que previenen la coagulación sanguínea en el área afectada.

Prevención y riesgos

Tal y como indica el portal Trombo.infoen la mitad de los casos de trombosis venosa profunda y tromboembolismo pulmonar no se conoce la causa que los ha propiciado. De todas formas, los avances médico-científicos han conseguido dilucidar ciertos factores de riesgo para su aparición, entre los que se encuentran los siguientes:

  • Cirugía o traumatismos: como hemos dicho, el daño al endotelio venoso propicia que se produzca un trombo.
  • Reposo prolongado: las personas que están ingresadas inmóviles por mucho tiempo son más proclives a sufrir trombosis. No solo eso, sino que también son mucho más susceptibles a sufrir úlceras.
  • Tratamiento hormonal: algunos anticoceptivos orales se han asociado positivamente con el riesgo de sufrir trombosis venosas.
  • Predisposición genética: algunas coagulopatías son genéticas, mientras que otras se adquieren.

A pesar de que en muchos casos conocer el origen de un trombo es imposible, hemos dicho que condiciones inflamatorias crónicas como la obesidad mórbida, el tabaquismo y el alcoholismo pueden promover su aparición. La obesidad lleva al estancamiento o estasis en el flujo venoso, lo que favorece mucho que se formen tapones.

Por todas estas razones, lo que más podemos recomendarle a todo lector es que lleve un estilo de vida sano y activo. Es muy difícil que una persona joven sufra un trombo si se cuida, pero por desgracia, en la etapa anciana este evento clínico es muy común (1 de cada 100 habitantes). Lo único que podemos hacer es tratar de preservarnos lo máximo posible.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.