Tratamiento de las hemorroides trombosadas
La obstrucción del flujo de sangre hacia las hemorroides por parte de un coágulo sanguíneo genera la aparición de una complicación. La misma genera un dolor agudo e intenso en quienes la padecen, por lo que resulta muy incómoda. Por fortuna, el tratamiento de las hemorroides trombosadas es efectivo y tiene una tasa de éxito elevada.
Esta complicación de la enfermedad hemorroidal es más frecuente en las hemorroides externas, donde la inflamación estimula a los nervios sensitivos y genera el dolor característico. En algunos casos, el coágulo sanguíneo puede reabsorberse por sí solo al cabo de algunos días, sin necesidad de intervención médica.
Múltiples estudios demuestran que los pacientes que optan por un tratamiento conservador presentan recurrencia de los síntomas hasta en el 25 % de los casos. En este sentido, los procedimientos quirúrgicos son más efectivos.
Tratamiento conservador para las hemorroides trombosadas
El tratamiento conservador de las hemorroides trombosadas consiste en el alivio de los síntomas. Este conjunto de técnicas son la primera opción terapéutica para tratar casos leves y moderados. En términos generales, se realizan medidas como baños de asiento y cambios en la dieta.
Los baños de asiento son una de las técnicas conservadoras más efectivas para disminuir el dolor y la inflamación generada por las hemorroides. Los mismos consisten en sumergir la región anal en agua tibia durante 10 a 15 minutos, entre 2 y 3 veces al día. Muchas personas aprovechan una bañera y se sumergen en ella.
Otra de las medidas utilizadas es aumentar la ingesta de alimentos ricos en fibra o de frutas para combatir el estreñimiento. El consumo frecuente de estos alimentos ayuda a acelerar el peristaltismo intestinal y facilitan la formación de las heces, lo que disminuye las molestias durante la defecación.
Tratamiento quirúrgico para las hemorroides trombosadas
La hemorroidectomía es un procedimiento quirúrgico cuya finalidad es lograr la extirpación de las hemorroides inflamadas a través de diferentes técnicas. La eliminación a través de un bisturí es bastante efectiva, aunque ciertos especialistas optan por lasbandas de caucho. Esta técnica obstruye el flujo sanguíneo de la lesión, provocando su desprendimiento.
Por desgracia, el procedimiento no siempre se puede utilizar para tratar las hemorroides trombosadas. En este caso, su utilidad dependerá del tiempo de aparición y de la severidad del edema. La terapéutica quirúrgica solo es recomendable en aquellas hemorroides con una evolución menor a 72 horas.
Por su parte, el tratamiento quirúrgico solo está recomendado en aquellos casos en los que se presenten complicaciones a repetición o prurito anal incontrolable. También es la solución ideal cuando se presentan condiciones poco estéticas en la región o cuando las hemorroides no responden al tratamiento habitual.
Diferentes consensos establecen que el abordaje ideal es una extirpación simple con anestesia local si se trata de una hemorroide externa única. También se puede realizar la extracción del trombo con una incisión, pero el riesgo de recurrencia es elevado.
En los casos en los que exista un edema marcado, lo más recomendable es disminuir la inflamación con técnicas manuales, lo que también ayudará a eliminar el coágulo.
Riesgos y complicaciones
La hemorroidectomía es un procedimiento quirúrgico ambulatorio muy simple, por lo que no presenta muchos riesgos asociados. La principal complicación padecida es un sangrado abundante, no obstante, suele ser controlado de forma rápida por el especialista.
El dolor en la región posterior a la cirugía es muy frecuente, por lo que se prescriben analgésicos orales. La infección de la herida es un riesgo que se debe tener en cuenta.
Medicamentos de venta libre para la terapéutica
Existen diversos fármacos que se pueden adquirir en las farmacias sin necesidad de prescripción médica y que son útiles en el tratamiento de las hemorroides trombosadas. Los mismos no representan la cura definitiva de la afección, pero mejoran los síntomas.
Analgésicos orales
El uso de compuestos analgésicos tradicionales, como el paracetamol, ayuda a aliviar el malestar padecido por las personas con hemorroides trombosadas. Además, los antiinflamatorios como el ibuprofeno tienden a disminuir el aumento de volumen en el área.
El consumo de estos fármacos es relativamente seguro y existen pocas probabilidades de desarrollar efectos adversos. No obstante, algunas personas pueden presentar vómitos leves posterior a la ingesta de los mismos.
Anestésicos locales
Existen cremas de venta libre que contienen lidocaína en su composición. Este fármaco bloquea la conducción del impulso nervioso en la región, por lo que las personas experimentan un alivio casi inmediato del dolor. Además, algunas contienen pequeñas dosis de corticosteroides.
En términos generales, se recomienda realizar 2 o 3 aplicaciones diarias de este tipo de cremas hasta que disminuya la inflamación. Los efectos adversos referidos con mayor frecuencia son de carácter local, entre los que destacan el enrojecimiento de la piel y el escozor leve.
Fármacos de prescripción médica
El único fármaco por prescripción que resulta de utilidad en el tratamiento para las hemorroides trombosadas es un anestésico local llamado nifedipino. El mismo se emplea en cremas para aplicación externa, muy similares a las de lidocaína. Este compuesto resulta bastante eficaz. De hecho, estudios demuestran que genera un alivio total de los síntomas hasta en el 86 % de los casos.
Este compuesto es un relajante de la fibra muscular, por lo que disminuye la contracción del esfínter externo del ano y facilita el paso de las heces. Los efectos secundarios en uso tópico son muy poco frecuentes; resultan similares a los presentados por el uso tópico de lidocaína.
El tratamiento conservador siempre es la primera opción en las hemorroides trombosadas
Las hemorroides trombosadas son una complicación frecuente de la patología hemorroidal. En la mayoría de los casos, se resuelven por sí solas al cabo de 3 o 4 días, por lo que el abordaje suele ser conservador. La idea principal es el alivio de los síntomas, sobre todo durante la defecación.
El uso de baños de asiento y el aumento en la ingesta de fibra suelen ofrecer buenos resultados. También existen compuestos que pueden emplearse y que ayudan a disminuir tanto el dolor como la inflamación. Si todos estos métodos fallan, siempre existe la posibilidad de una extracción quirúrgica. Lo más importante es consultar con el médico para establecer la mejor opción.
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