Tratamiento de la anemia
Afortunadamente, para cada tipo de anemia existe un tratamiento. Esto quiere decir que, al tener un origen tan diverso, no todas pueden tratarse de la misma manera. Cada una presenta una serie de particularidades.
Por ello, hasta que no se conozca cuál es la causa de la anemia, no se debe pautar ningún tratamiento, así como tampoco hay que intentar tratarse por cuenta propia con suplementos de hierro u otros.
Solo cuando la anemia supone un gran riesgo para la vida de la persona, se realizan transfusiones de sangre de manera urgente. Más concretamente: transfusiones de concentrados de hematíes (provenientes de donaciones), como apuntan los expertos de la Clínica de la Universidad de Navarra.
Veamos a continuación más sobre el tratamiento de la anemia, según sea su origen, y algunas medidas complementarias en lo que respecta al estilo de vida y remedios caseros.
Medicamentos
Como ya comentábamos, no existe un tratamiento universal para todos los tipos de anemia. Asimismo, la gran mayoría se centra en las causas subyacentes de esta. No obstante, en relación a los medicamentos y procedimientos que podrían requerirse en algunos casos, tenemos lo siguiente:
- Si la anemia ha sido consecuencia de una infección, la misma remitirá cuando se trate la causa. Esta a su vez podría estar causada por bacterias o parásitos. En el primer caso, se consideraría el uso de medicamentos antibióticos y en el segundo, el uso de medicamentos antiparasitarios.
- Si la causa de la anemia es una hemorragia, el tratamiento irá dirigido a detener la causa del sangrado. Esto en algunos casos podría requerir cirugía (como la extirpación del bazo).
- No existe tratamiento para la anemia de enfermedad crónica, sino para la enfermedad subyacente.
- En caso de anemia aplásica, se podrían prescribir medicamentos para estimular la producción de glóbulos rojos en la médula ósea. Esta medida también podría ser útil en caso de leucemia.
- El trasplante de médula, la quimioterapia y el uso de otros medicamentos también pueden formar parte de la estrategia terapéutica.
Suplementación
El tratamiento de la anemia relacionada con algún tipo de deficiencia nutricional puede incluir algunos suplementos. Por lo general, estos vienen en forma de píldoras o pastillas y se toman entre 1-3 veces al día, dependiendo del caso.
En relación a esto, la Dra. Ananya Mandal explica lo siguiente:
“Las tablillas del folato se prescriben generalmente junto con suplementos de la vitamina B12. Esto es porque el tratamiento con ácido fólico puede perfeccionar a veces los síntomas que encubren una deficiencia subyacente de la vitamina B12″.
Hay casos (anemia perniciosa, por ejemplo) en los que se pueden administrar inyecciones de vitamina B12. Estas no se administran a diario sino en días alternos por periodos de tiempo determinados, que por lo general rondan en torno a los 15 días.
No solo se recetan suplementos de hierro o vitamina B12 y folatos. En algunos casos (como en la anemia de la célula falciforme) es necesario recurrir a otros suplementos, como los de vitamina D y zinc.
Tampoco es recomendable tomar suplementos sin consultarlo previamente con el médico, ya que podría resultar contraproducente. Un mayor nivel de un nutriente no siempre es beneficioso e incluso podría causar daños en los órganos. Por ello es esencial saber cómo y cuándo hacer uso de los suplementos para que estos resulten beneficiosos.
Estilo de vida y remedios caseros
En muchos casos de anemia se recomienda realizar ciertas modificaciones en algunos hábitos de vida para promover la mejoría de la persona con anemia por deficiencias nutricionales (de hierro, folatos, y vitamina B12 o ácido fólico), así como ayudarla a conservar su salud en lo sucesivo.
Por lo general, las modificaciones se centran en torno a la dieta y serían las siguientes:
- Aumentar el consumo de fuentes de hierro, folatos o vitamina B12 (según sea la deficiencia) en el marco de una dieta saludable.
- Fuentes de hierro: carne (hígado de pollo y res), pescado, huevos, legumbres, higos, vegetales de hoja verde, entre otros.
- Fuentes de vitamina B12: pescado, carne, productos lácteos, huevos, algunos cereales y productos fortificados.
- Fuentes de folatos: legumbres, frutas cítricas, bananas o plátanos y vegetales.
- Reducir el consumo de alimentos lácteos (al momento de consumir alguna fuente de hierro, pues los lácteos dificultan su absorción). En cambio, se recomienda aprovechar el consumo de fuentes de vitamina C junto con las fuentes de hierro, pues la primera contribuye con su correcta absorción.
- Evitar el consumo de té, café, alcohol y antiácidos.
- Consumir fuentes de soja fortificadas (en el caso de las personas vegetarianas y veganas).
Cabe destacar que si bien una dieta equilibrada, acorde a las necesidades de la persona, puede contribuir con la mejoría, en algunos casos puede no ser suficiente para tratar la anemia. Por ello, la dieta debe ir siempre en consonancia con las pautas del médico y otros buenos hábitos de vida.
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