Trastornos de la personalidad
La personalidad humana está compuesta por un conjunto de patrones cognitivos, emocionales y conductuales muy arraigados y estables a lo largo del tiempo. Estos rasgos están presentes en muchas situaciones y contextos. Entonces, ¿qué son los trastornos de la personalidad?
Son desviaciones en esos patrones, que los hacen inflexibles, rígidos, desviados de lo culturalmente aceptables y que generan un gran sufrimiento en el individuo o en los que le rodean.
Como veremos, tiene difícil remedio si no se trabaja a conciencia este problema. Además, debe trabajarse durante mucho tiempo. Las psicoterapias no cambiarán la personalidad del paciente, pero sí pueden hacer que aquel sea consciente de sus problemas. También, que promueva cambios cognitivos, conductuales y emocionales.
Trastornos de la personalidad
Dentro de los trastornos de la personalidad tenemos tres grupos bien definidos:
- Grupo A (raros o excéntricos): paranoide, esquizoide y esquizotípico
- Grupo B (dramáticos, emotivos o inestables): antisocial, histriónico, narcisista y límite
- Grupo C (ansiosos y temerosos): dependiente, evitativo y trastorno de la personalidad obsesivo compulsivo
Trastornos de la personalidad del grupo A (raros o excéntricos)
En este grupo se incluyen tres trastornos de la personalidad: paranoide de la personalidad, esquizoide de la personalidad y esquizotípico de la personalidad.
Trastorno paranoide de la personalidad
Las personas con trastorno paranoide de la personalidad muestran un patrón generalizado de desconfianza injustificada hacia los demás.
Por lo tanto, son incapaces en confiar en otros, cuestionan la lealtad de los demás. Además, perciben cualquier señal ambigua como amenazante o malintencionada. Esto les hace estar todo el tiempo a la defensiva, hipervigilantes y albergando un gran rencor en su interior.
Todo lo anterior, lleva a estas personas a ser excesivamente rígidos, faltos de emoción y que se mantengan muy distantes de los demás.
Esta forma de ser es extraordinariamente resistente al cambio. De esta manera, las personas que sufren este trastorno no buscarán ayuda debido a sus sentimientos de desconfianza hacia los demás y que, lo más probable, es que no se den cuenta de su problema.
Algunas explicaciones psicoanalíticas sugieren que estas personas utilizan la proyección como mecanismo de defensa. Es decir, niegan sus propios impulsos inaceptables y se los atribuyen a los demás: yo no tengo ningún problema, lo tienen los demás.
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Trastorno esquizoide de la personalidad
Aquellos que padecen el trastorno esquizoide de la personalidad son vistos como personas aisladas socialmente, frías e indiferentes hacia los demás. Así, estas personas son descritas por las demás como solitarios y huraños.
Generalmente, suelen vivir solos y participar en muy pocas actividades de ocio. Si tienen contacto con los demás, éste se limita a lo básico, pues no desean ni disfrutan de las relaciones con los demás.
Tampoco se sienten atraídos por la idea de conocer a una pareja, casarse y formar una familia. Tampoco se suelen sentir atraídos por la idea de poder mantener relaciones sexuales con los demás.
Estas personas no tienen amigos más allá de la familia. Además, su escaso interés por mantener otras relaciones humanas podría hacer que se distanciara incluso de su propia familia.
Estas personas raramente acudirán a una psicoterapia, pues no les perturba la idea de vivir aislados. Por lo tanto, no perciben que necesiten cambiar ningún aspecto de su vida.
Trastorno esquizotípico de la personalidad
Los que tienen un trastorno esquizotípico de la personalidad muestran pensamientos y comportamientos muy peculiares (excesivamente raros). Además, tienen relaciones sociales muy deficientes. Pueden manifestar que tienen poderes o que ven lo que otros no pueden ver. Suelen actuar y vestir de una forma muy llamativa y su presencia no suele dejar a nadie indiferente.
Su pensamiento está marcado por una serie de distorsiones o dificultades cognitivas. Muchas veces muestran problemas de aislamiento social, afecto inapropiado y pensamiento y lenguaje muy extraño. Además, todo puede ir unido junto a la suspicacia hacia los demás.
De vez en cuando alguno de ellos puede terminar yendo al psicólogo, pero por causas ajenas a su trastorno, como ansiedad, depresión o crisis vitales. De hecho, muestran una evidente falta de consciencia de su problema de personalidad. A veces es efectivo con ellos la prescripción de ansiolíticos y la terapia dinámica junto a elementos cognitivo-conductuales.
Trastornos de la personalidad del Grupo B (dramáticos, emotivos o inestables)
En este grupo de trastornos de la personalidad se incluyen cuatro trastornos que tienen un denominador común: se trata de personas muy erráticas, volubles e inestables.
Trastorno antisocial de la personalidad
Las personas con trastorno antisocial de la personalidad se caracterizan por su escasa o nula o empatía con los demás. De trato frío y manipulador, no dudan en hacer daño o aprovecharse de los demás.
De esta manera, este patrón de conducta antisocial hace que fracasen en su adaptación a la sociedad y tengan o hayan tenido un historial conflictivo, incluso con la ley.
Su relación con los otros está determinada por emociones muy superficiales, con un aparente encanto que encierra su falta de ética y de lealtad. Generalmente, no tienen reparo en violar las convenciones sociales o las normas que rigen la sociedad.
De igual modo, no se sienten culpables ni responsables por sus acciones. Además, muestran una notable impulsividad y, por último, se muestran insensibles al castigo.
Difícilmente veremos a alguien con trastorno antisocial de la personalidad buscar ayuda psicológica. La mayoría de las veces acudirán a psicoterapia en contra de su voluntad y por la fuerza. Sus constantes mentiras y promesas vacías hacen que la terapia con ellos sea difícil de llevar a cabo.
Trastorno límite de la personalidad
El trastorno límite de la personalidad se caracteriza por una inestabilidad muy acusada en el estado de ánimo, la percepción del yo y de las relaciones interpersonales.
Las personas que padecen este trastorno muestran una notable impulsividad y un vacío crónico muy difícil de llenar. En cuanto a sus relaciones con los demás, pueden pasar muy rápidamente de la idealización al desprecio.
Esta constante inestabilidad emocional acarrea un sufrimiento muy difícil de sobrellevar. De ahí, sus constantes conductas autolesivas o intentos de suicidio. Cabe destacar la enorme comorbilidad de este trastorno con otros trastornos psicológicos (trastornos de alimentación, sexuales, ansiedad, depresión…). Sin embargo, no son causa sino efecto de este patrón de la personalidad.
Parece ser que hay dos aspectos cruciales en la personalidad límite:
- Dificultad para regular las emociones
- Relaciones interpersonales muy inestables
Para tratar este problema, Linehan (1993) desarrolló la terapia dialéctica conductual, que enseña a estas personas a regular sus emociones, tolerar la angustia, prevenir las conductas autolesivas y desarrollar un plan de vida ajustado a metas y objetivos importantes para la persona.
Trastorno histriónico de la personalidad
Las personas con trastorno histriónico de la personalidad se caracterizan por querer ser el constante centro de atención. Además, se distinguen por su dramatismo, la exageración en sus emociones y la seducción como herramienta para fomentar el contacto con los demás.
Las personas histriónicas suelen ser muy superficiales y egocéntricas. Por lo tanto, se frustran o enfadan en seguida si no consiguen ser el foco de atención.
En estos casos, la suma de factores biológicos (como la excitabilidad autónoma) y factores psicosociales (como el reforzamiento infantil a las conductas de búsqueda de atención o exposición a modelos parentales histriónicos), pueden conllevar a la expresión de los síntomas desde la adolescencia.
Cabe destacar, que las personalidades histriónicas son difíciles de cambiar. Posiblemente busquen ayuda profesional por otros motivos, como angustia, depresión o dificultades en las relaciones interpersonales.
Sólo la estrecha relación terapeuta-paciente y el trabajo con las suposiciones y distorsiones cognitivas del paciente pueden hacer que estas personas poco a poco logren el insight necesario respecto a su problema.
Trastorno narcisista de la personalidad
Las características principales de las personas con trastorno narcisista de la personalidad son el egocentrismo, la sensación exagerada de autoimportancia y la falta de empatía.
Estas personas requieren una constante atención y que los demás le muestren admiración, respeto y subordinación. A menudo, suelen soñar despiertos, viéndose a sí mismos dentro de una fantasía de poder o fama ilimitadas.
De esta manera, algunos autores psicoanalíticos sostienen que el narcisista en realidad esconde sentimientos de inferioridad, que rechaza en sí mismo y que atribuye inconscientemente a otros. Lo cierto, es que su ego exacerbado, falta de empatía y explotación de los demás, esconde cierta artificialidad y, por ende, una vulnerabilidad personal.
Es muy difícil el cambio en estas personas. De hecho, no acudirán voluntariamente a psicoterapia. En caso de hacerlo, será por otras causas. Como, por ejemplo, síntomas de ansiedad, depresión, etc.
Establecer una relación adecuada terapeuta-paciente es fundamental para trabajar el aspecto personal y otros temas sensibles en lo que se refiere a la personalidad del individuo.
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Trastornos de la personalidad del Grupo C (ansiosos y temerosos)
Este grupo incluye los trastornos de la personalidad por evitación, por dependencia y obsesivo-compulsivo de la personalidad. Todos ellos tienen como elemento central el temor y la angustia.
Trastorno de la personalidad por evitación
Las personas con trastorno de la personalidad por evitación se caracterizan por tener un miedo al rechazo y a la humillación por parte de los demás. De hecho, tal y como pasa con el esquizoide, se encuentran socialmente aislados.
Sin embargo, la diferencia fundamental entre el esquizoide y el evitador es que el primero ni quiere ni desea el contacto social; mientras que el segundo, lo quiere, pero se siente incapaz.
Muchos investigadores señalan la similitud de este trastorno con la fobia social. Sin embargo, autores como Marmar (1988) proponen una explicación más amplia. Por ejemplo, un temperamento innato que predispone al trastorno, unido a toda una serie de experiencias de rechazo social.
Estos pacientes podrían acudir a la consulta del psicólogo por voluntad propia. Sin embargo, les costará abrirse y expresar todos sus sentimientos en la terapia. El terapeuta debe establecer una adecuada relación profesional, que le ofrezca mucha seguridad y confianza al paciente, o nunca volverá a la siguiente sesión de tratamiento.
Trastorno de la personalidad por dependencia
Las personas con trastorno de la personalidad por dependencia necesitan a los demás para tomar sus propias decisiones o para que le ayuden a lidiar con su propia vida.
Carecen de autoconfianza. Además, subordinan sus intereses y necesidades a las de los demás. De esta manera, su comportamiento será pasivo, sumiso y no tomarán la iniciativa por propia voluntad.
Las personas dependientes operan principalmente bajo dos creencias muy arraigadas:
- Se ven a sí mismas como incapaces de salir adelante por sus propios medios.
- Su pensamiento y conducta irá en la dirección de encontrar a alguien que pueda hacerse cargo de él o ella.
Algunos investigadores concluyen que este trastorno es fruto de estilos de cuidado parental sobreprotectores o autoritarios. Estos estilos educativos se supone mermaron en el individuo la capacidad de hacer frente a su propia vida.
Principalmente debido a que otros se lo solucionaban todo o le decían exactamente lo que tenían que hacer, sin tener que pensar. En psicoterapia se puede trabajar con ellos la asertividad y la autoestima, con cuidado de no establecer una relación de dependencia entre terapeuta y paciente.
Trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad (TPOC)
Las personas con trastorno obsesivo-compulsivo de la personalidad (TPOC) se caracterizan principalmente por su rigidez, inflexibilidad y perfeccionismo. Obsesionado por el control, normas, detalles y obligaciones, estas personas carecen absolutamente de espontaneidad.
Estas personas se relacionan con el mundo que les rodea de acuerdo a sus propios estándares estrictos. Son incapaces de delegar tareas o confiar en el buen hacer de los demás. De hecho, cuando no pueden controlar una situación muestran ansiedad, enojo y preocupación.
El miedo a la mediocridad y a perder el control. La obsesión por los detalles y la ejecución perfecta de las cosas, hace que estas personas puedan llegar a buscar ayuda profesional por su insatisfacción o sentimientos ansioso-depresivos.
El trabajo con estos pacientes es largo y difícil. Se suele utilizar la terapia cognitivo-conductual o psicodinámica.
Conclusiones acerca de los trastornos de la personalidad
A continuación se expondrán algunas conclusiones acerca de los trastornos de la personalidad:
- Hacen falta varios criterios dentro de una misma categoría o tipo de trastorno para poder diagnosticar un trastorno de la personalidad específico
- A menudo se dan comorbilidades entre trastornos de la personalidad del mismo grupo o con otros trastornos de categorías diferentes, como las adicciones.
- Las causas de los trastornos de la personalidad se deben a influencias biológicas, psicológicas y ambientales. Por lo tanto, no se debe caer en el reduccionismo absurdo de tratar de explicar un trastorno con base en una sola dimensión
- Los trastornos de la personalidad son difíciles de tratar por dos causas principales: 1) La falta de conciencia del problema y 2) por tratarse de patrones cognitivos, emocionales y conductuales muy arraigados en el individuo
- El tratamiento más efectivo para los trastornos de la personalidad incluyen terapias cognitivo-conductuales y apoyo psicofarmacológico
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