Tipos de útero y malformaciones uterinas
En las mujeres existen diferentes tipos de útero aunque su función siempre sea la misma. Por lo general estos derivan de «malformaciones uterinas» producidas en la etapa embrionaria durante el desarrollo de los conductos paramesonéfricos o «conductos de Müller».
Las malformaciones uterinas suelen ser asintomáticas y no diagnosticarse hasta que se realiza una ecografía transvaginal de rutina o ante la presencia de problemas de fertilidad. Estas anomalías congénitas se presentan hasta en un 3 al 5 % de la población general.
Origen de los tipos de útero
Las malformaciones uterinas se desarrollan durante la etapa embrionaria. En este momento el útero se desarrolla como dos mitades separadas que posteriormente se fusionan, y cuando esto ocurre de manera diferente se produce la anomalía.
Aunque las malformaciones uterinas son poco frecuentes en mujeres con infertilidad se incrementa hasta un 8 %, y es causa de hasta el 18 % de los abortos a repetición así como del 25 % de los abortos tardíos.
Clasificación de los tipos de útero
De acuerdo con la Sociedad Europea de Reproducción Humana y Embriología (ESHRE) y la Sociedad Europea de Endoscopia Ginecológica (ESGE), en 2013 se propuso la siguiente clasificación de las malformaciones uterinas:
- Clase 0 (normal): el contorno del fondo del útero es recto o curvo con una hendidura en la línea media del fondo que no supera el 50 % el grosor de la pared uterina.
- Clase I (dismórfico): por fuera parece normal pero internamente las paredes del útero son muy gruesas por lo que suele ser muy estrecho o en forma de T.
- Clase II (septado): también por fuera es normal pero por dentro tiene un tabique o septo que divide parcial o totalmente el útero en dos cavidades.
- Clase III (bicorne o bicorporal): tiene un pliegue hacia el interior de la cavidad uterina que la divide parcial o totalmente.
- Clase IV (hemiútero): se desarrollo solo un lado o hemicavidad uterina que es normal pero la otra está de manera incompleta o ausente.
- Clase V (aplásico o displásico): hay ausencia completa o unilateral de una cavidad uterina completamente desarrollada. Hay uno o dos cuernos rudimentarios que no se conectan con la cavidad.
- Clase VI (todavía sin clasificar): incluye todas las anomalías infrecuentes como cambios sutiles o la combinación de patologías que no pueden ser incluidas en ninguno de los grupos anteriores.
En este caso la frecuencia sigue un orden de mayor a menor. Siendo el más frecuente de las anomalías uterinas el útero dismórfico, y el menos frecuente el que no se puede clasificar.
Existe una clasificación diferente
Existe además la clasificación de anomalías congénitas uterinas de la Sociedad Americana de Medicina Reproductiva revisada en el 2016. Sin embargo esta clasifica solo el cuerpo uterino a diferencia de la antes mencionada que lo hace con el cuerpo, el cuello y la vagina, permitiendo un diagnóstico completo de la malformación.
Las malformaciones uterinas suelen ser asintomáticas
Los diferentes tipos de útero no suelen diagnosticarse hasta que se realiza una ecografía transvaginal de rutina o ante la presencia de problemas para concebir.
No obstante, en casos de hemiútero, en los que en la cavidad rudimentaria el cuerno no conecta con la cavidad uterina, puede producirse dolor pélvico y abdominal. Esto se produce debido a que la sangre producto de la menstruación no puede fluir hacia la vagina y se acumula en el útero.
La presencia de malformaciones uterinas puede causar complicaciones en el embarazo como abortos tardíos o a repetición, partos prematuros, embarazos ectópicos, hemorragia del tercer trimestre, malposiciones fetales y alteraciones de las contracciones uterinas durante el parto que dificultan el mismo.
El diagnóstico es con estudios de imagen
Cuando en la etapa embrionaria hay alteraciones en el desarrollo de los conductos paramesonéfricos existen alteraciones en la formación de las trompas uterinas, canal útero-vaginal y en la parte superior de la vagina.
Para diagnosticar las malformaciones se emplea en primera instancia la ecografía transvaginal. Se recomienda realizarlo justo al final de la menstruación cuando las capas superiores del endometrio ya fueron expulsadas.
No obstante, en otros casos pueden ser necesarias otras pruebas como resonancia magnética, histeroscopia e histerosalpingografía. La resonancia magnética es el estudio ideal en caso de himen imperforado, y en caso contrario lo es la histerosalpingografía.
La histerosalpingografía es el método más utilizado para evaluar el estado de las trompas uterinas, septos intrauterinos, adhesiones intrauterinas, miomas submucosos y pólipos endometriales.
¿Se deben tratar las malformaciones uterinas?
Los diferentes tipos de útero no siempre requieren de su resolución quirúrgica. En pacientes con malformaciones uterinas el tratamiento quirúrgico está limitado a aquellas que presentan abortos a repetición sin otra causa aparente.
Así como en casos de dolor pélvico crónico cuando se ha confirmado por laparoscopia que no hay coexistencia de endometriosis. Los mejores resultados están en el útero septado y en el bicorporal.
Cuando se impide el transporte de los espermatozoides y los óvulos la opción es la fertilización in vitro.
Ante la presencia de infertilidad deben descartarse malformaciones
Aunque poco frecuentes en la población general, las malformaciones uterinas son más frecuentes en caso de infertilidad o abortos recurrentes. Acudir con un ginecólogo es fundamental en caso de sospecha para valorar la presencia de alguno de estos trastornos.
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