Terrores nocturnos: síntomas causas y tratamiento

¿Conoces qué son los terrores nocturnos? ¿Has padecido alguna vez uno de ellos? En este artículo te contamos qué son y qué causas se relacionan con su aparición.
Terrores nocturnos: síntomas causas y tratamiento
Laura Ruiz Mitjana

Escrito y verificado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 09 abril, 2021

Los trastornos del sueño son muy frecuentes en la sociedad (siendo el más prevalente, el insomnio). Algunos de ellos lo son en la infancia, como es el caso de los terrores nocturnos. Según la Sociedad Española de Neurología (SEN), entre un 20 y un 48 % de la población adulta sufre, en algún momento de su vida, dificultades para iniciar o mantener el sueño (insomnio).

En al menos el 10% de los casos esto es debido a algún trastorno de sueño crónico y grave. En relación a los niños, la Academia Americana de Pediatría informa de una prevalencia de este tipo de trastornos en edad pediátrica en el 20 y el 30 % de los casos.

Los terrores nocturnos en concreto pueden diagnosticarse (como trastorno) en un 1-6 % de la población infantil, aunque las cifras aumentan de forma considerable si hablamos solo de episodios puntuales o incluso frecuentes. ¿Qué implica este trastorno y en qué se diferencia de las pesadillas? ¿Por qué aparece, cuáles son sus síntomas y cómo se trata?

Terrores nocturnos: ¿qué son?

Los terrores nocturnos pueden provocar insomnio.
Este tipo de trastornos pueden presentarse a cualquier edad.

Los terrores nocturnos son un tipo de trastorno del sueño; se trata de una parasomnia. Las parasomnias son trastornos caracterizados por conductas o comportamientos fisiológicos anormales que tienen lugar coincidiendo con el sueño, con alguna de sus fases o con las transiciones entre el sueño y la vigilia.

Las parasomnias son alteraciones que suelen generar malestar y deterioro social o laboral. Pero ¿en qué consisten los terrores nocturnos? Implican episodios recurrentes de despertares bruscos, que se producen durante el primer tercio del episodio de sueño mayor, y que se inician con un grito de angustia.

Episodios de terror

Complementando esta definición, los terrores nocturnos son episodios de lloros y gritos que aparecen de forma repentina durante las fases del sueño profundo (en plena noche).

Se expresan también en la cara, a través de expresiones faciales de terror y miedo. Duran entre uno y diez minutos, según la Clasificación Internacional de Enfermedades (CIE).

De aparición en la niñez

Se trata de un trastorno que suele aparecer en la niñez, entre los 4 y los 7 años; aunque en la edad adulta también aparecen, estos son menos frecuentes.

Cansancio, estrés y un desajuste cerebral

Se ha encontrado entre las posibles causas de este trastorno del sueño un desajuste de las ondas cerebrales durante el sueño, aunque otros factores, como el estrés y el cansancio, pueden aumentar su probabilidad de aparición. Más adelante concretaremos un poco más las causas y factores de riesgo de este trastorno.

¿Es un trastorno frecuente?

En cuanto a su frecuencia, suele haber un terror nocturno (episodio) por noche, pero no más. Según el DSM-5 (Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales) la prevalencia de los terrores nocturnos en niños es de entre el 1 y el 6 % (como diagnóstico), y es más frecuente en varones.

Sin embargo cuando hablamos de síntomas o episodios más aislados (sin llegar a constituir un trastorno que interfiera en la vida del sujeto) encontramos cifras más elevadas. En relación a ello, un estudio de la Academia Americana de Pediatría afirma que 4 de cada 10 niños sufre terrores nocturnos.

En el caso de los adultos, la prevalencia se sitúa en un 1 % (siempre como trastorno), siendo igual de frecuente en hombres y en mujeres. En adultos el número de episodios durante la noche puede ser mayor que en niños.

¿En qué se diferencian de las pesadillas?

Las pesadillas, otro tipo de parasomnia, son un tipo de sueño angustioso. Implican despertares repetidos durante el período de sueño, provocados por sueños muy terroríficos y prolongados que dejan recuerdos vívidos, y cuyo contenido suele centrarse en las amenazas para la propia supervivencia, seguridad o autoestima. Provocan malestar, al igual que los terrores nocturnos.

Sin embargo los terrores nocturnos son menos elaborados que las pesadillas, y la persona no recuerda el contenido del sueño al despertar (cosa que sí suele ocurrir con las pesadillas). Es decir, se produce una amnesia para el episodio.

Además, en los terrores nocturnos aparecen signos vegetativos en la persona (taquicardia, sudoración, taquipnea…).

En este sentido, los terrores nocturnos son mucho más intensos y más angustiantes, aunque la persona no los recuerde después. Por otro lado, los episodios de terrores nocturnos suelen ser más cortos que las pesadillas (estas consisten en sueños largos y elaborados, como ya indicábamos).

Síntomas

Durante un episodio de terrores nocturnos, suelen aparecer síntomas como abundante sudoración, llantos, confusión y ritmo cardíaco elevado. Tanto en niños, adolescentes y adultos los síntomas suelen ser similares.

Otros síntomas que encontramos en este trastorno son los siguientes:

  • Dificultades para despertarse.
  • En caso de despertar, la persona se siente confundida, angustiada o con elevado terror.
  • La persona se despierta con un grito de terror tras el episodio.
  • Síntomas fisiológicos varios ya descritos.
  • La persona presenta dificultades para ser consolada.
  • Aparecen pataletas durante y después del terror nocturno, sobre todo en niños.
  • La persona puede salir de la cama o sentarse en el borde de la misma o correr por la casa.
  • Puede llegar a cometer actos violentos de forma dormida (sobre todo en adultos).

Causas

La causa exacta de los terrores nocturnos es desconocida hasta la fecha. Sin embargo, los especialistas sí creen que hay una serie de factores que podrían aumentar la probabilidad de desarrollar un trastorno como este. Entre estos factores encontramos:

  • Ausencia de sueño o fatiga.
  • Síntomas ansiosos o depresivos.
  • Consumo de ciertos fármacos o drogas.
  • Problemas orgánicos.
  • Un estado de tensión emocional importante.
  • Vivir una época estresante.
  • Dormir en un nuevo ambiente, alejados de casa.
  • Sobreactivación del sistema nervioso central (SNC) durante el sueño.
  • Antecedentes familiares con el mismo trastorno.

En relación a la última causa, según un estudio publicado en 2008 en la revista Pediatrics, los terrores nocturnos infantiles podrían ser hereditarios.

Tratamiento

¿Cuál es el tratamiento para los terrores nocturnos? No existe uno específico, aunque se suelen emplear técnicas de relajación y respiración, como por ejemplo la respiración diafragmática, la relajación muscular progresiva de Jacobson, la meditación, la hipnosis, el yoga, etc.

Sí se utiliza (sobre todo en niños) una técnica llamada «despertares programados». Esta consiste en despertar al niño cada 15-30 minutos antes del momento en el que suele aparecer el episodio, para así «romper» el ciclo de sueño y prevenir el evento.

Algunas recomendaciones

El ejercicio regular es importante para prevenir los terrores nocturnos.
El ejercicio regular forma parte de los correctos hábitos de la higiene del sueño.

Además, algunas opciones que pueden resultar útiles para reducir el estrés asociado a este trastorno, son las siguientes:

  • Mejorar los hábitos del sueño a través de una buena higiene del sueño.
  • Combatir el estrés: identificar las fuentes que lo generan y abordarlas.
  • Resolver las otras condiciones médicas: en caso de que exista alguna patología de base.
  • Medicación: se suelen emplear benzodiacepinas o antidepresivos tricíclicos, aunque en niños no se utilizan con frecuencia.
  • Asegurar el ambiente: a fin de prevenir riesgos de lesiones, se recomienda cerrar ventanas y puertas antes de dormir, así como bloquear puertas o escaleras y retirar elementos peligrosos.

No siempre tiene que tratarse

Es importante remarcar aquí que cuando los terrores nocturnos no son frecuentes (y sobre todo durante la infancia) el tratamiento no es necesario. Esto es así porque se trata de un trastorno no dañino, que no supone ningún peligro para el niño (aunque a los padres les angustie).

Aún así, sí es recomendable prevenir posibles daños cerrando puertas y ventanas en el caso de niños que se agiten mucho y que se llegan a levantar de la cama durante el episodio.

Transmitir tranquilidad

Si tu hijo sufre terrores nocturnos y se despierta con elevado miedo y angustia, lo mejor que puede hacer es acompañarlo de nuevo a la cama (en caso de que se haya desplazado) e intentar tranquilizarlo. Puedes hablarle despacio y con la voz baja, ponerle algo de música relajante para que se vuelva a dormir, etc.

Los terrores nocturnos pueden abordarse de forma efectiva

Como pudiste leer a lo largo del artículo, estos eventos son más o menos comunes y no siempre indican una patología subyacente.

Lo más importante es saber identificarlos y buscar ayuda lo antes posible, en caso de que estos representen un considerable problema para la calidad de vida de las personas afectadas o sus seres queridos.



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  • Esteban, J., Zamorano, E., & Goncalvez, F. (2005). Guía de Buena Práctica Clínica en Patología del sueño, Editorial International marketing & Communication, España.
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