Síntomas de la presión arterial baja
Según nos indica la British Heart Foundation, se considera que una persona tiene la presión arterial baja cuando los resultados de una medición con tensiómetro son iguales o inferiores a 90 milímetros de mercurio (mm Hg) para la sistólica y 60 mm Hg para la diastólica. Al igual que sucede con la hipertensión, muchas veces los pacientes no desarrollan síntomas de la presión arterial baja.
En contraste con la presión sanguínea alta, los bajos niveles de presión arterial no se relacionan con complicaciones mortales. Esto aplica si los valores se mantiene iguales o un poco menores que los señalados. Veamos cómo puede llegar a manifestarse, cuáles son las complicaciones y cuándo debes buscar asistencia médica.
Síntomas más comunes de la presión arterial baja
La presión arterial baja afecta de manera diferente a cada persona. De hecho, el valor sugerido por la British Heart Foundation es solo referencial. Muchos pueden tener esas cifras sin que desarrollen síntomas o se generen complicaciones.
Es por esta razón que la American Heart Association considera que existe presión arterial baja solo cuando desarrollan signos evidentes. Debido a ello, los resultados deben interpretarse según el contexto.
Entre los principales síntomas de la presión arterial baja destacamos los siguientes:
- Mareos.
- Aturdimiento.
- Náuseas.
- Deshidratación o sed inusual.
- Visión borrosa.
- Falta de concentración.
- Debilidad generalizada.
Síntomas según el tipo de hipotensión
Los signos pueden variar en intensidad de acuerdo al tipo de hipotensión. Una de las más comunes es la hipotensión ortostática, también conocida como hipotensión postural.
Como nos indican los estudios, se caracteriza por un descenso de 20 mm Hg para la presión sistólica y 10 mm Hg para la presión diastólica. Se genera cuando la persona pasa de estar sentada o acostada a ponerse de pie.
También se puede desarrollar hipotensión posprandial. La evidencia nos indica que esta condición es más frecuente en adultos con presión arterial alta, luego de una ingesta de carbohidratos. Se manifiesta en especial durante la sístole (contracción del corazón). Sucede cuando la presión sanguínea desciende luego de comer.
Encontramos, además, la hipotensión mediada neuralmente y la atrofia multisistémica con hipotensión. De manera general, todas estas manifestaciones comparten los mismos síntomas. Solo varían de acuerdo con el momento, las causas y la intensad.
Síntomas raros de la presión arterial baja
Si los niveles siguen desciendo o lo han hecho de manera brusca, es probable que el paciente desarrolle una serie de síntomas de la presión baja complementarios a los anteriores. Algunas de las manifestaciones que puede experimentar son las siguientes:
- Arritmias cardíacas.
- Sensación de frío en las manos, los pies y la superficie de la piel.
- Sudoración.
- Agitación o problemas para respirar.
- Fatiga extrema.
- Falta de reacción.
- Somnolencia.
- Desmayos (síncope).
Estos signos se manifiestan solo cuando ha ocurrido un shock. Sabemos que esto sucede cuando el flujo de sangre es insuficiente para permitir el funcionamiento normal de los órganos. Los shocks más comunes son el cardíaco, el obstructivo, el hipovolémico y el distributivo.
Posibles complicaciones de la hipotensión
Si no se trata como es debida, la presión sanguínea baja puede derivar en diferentes complicaciones. Aunque el riesgo es menor que con subidas de tensión, el paciente no debe ignorar desequilibrios de este tipo.
Entre las principales complicaciones encontramos las siguientes:
- Daños cerebrales: aunque son poco frecuentes, una hipotensión intracraneal puede desarrollar una hemorragia subaracnoidea o una trombosis, como nos señala la evidencia.
- Fibrilación auricular: múltiples estudios e investigaciones han demostrado que existe una relación entre la hipotensión y la fibrilación auricular. Esta se desencadena con mayor frecuenta en casos de hipotensión ortostática.
- Insuficiencia cardiaca: se ha descubierto que desarrollar presión arterial baja aumenta las probabilidades de padecer insuficiencia cardíaca. La prevalencia de ambas condiciones en personas mayores hospitalizadas es de hasta un 83 %.
- Infarto de miocardio: mucho más frecuente en adultos mayores, también se ha demostrado que la hipotensión ortostática puede ser desencadenante.
Otras complicaciones que puede desarrollar el paciente son la insuficiencia renal crónica, los dolores agudos en el pecho del tipo angina y mayor riesgo de caídas. Nunca se deben pasar por alto los síntomas de la presión arterial baja.
No demorar la consulta para buscar las causas
El National Heart, Lung, and Blood Institute nos recuerda que muchas veces el tratamiento para la hipotensión es conservador. Ajustar posibles medicamentos que están causando el desequilibrio, beber abundante líquido e iniciar una ingesta de fármacos para retomar a los niveles normales son la primera opción.
Por supuesto, el especialista debe hacer el respectivo diagnóstico cuando recurras a su consultorio en búsqueda de las posibles causas. Deshidratación, infecciones, problemas endocrinos o cardíacos, reacciones alérgicas o deficiencias nutricionales son algunos de los catalizadores que pueden generar la caída de la presión sanguínea.
El todo caso, el diagnóstico y el tratamiento siempre deben estar mediados por un profesional de la salud. Evita automedicarte o postergar la visita si desarrollas estos síntomas que hemos descrito en el artículo.
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