Los 5 tipos de hipertiroidismo y sus características
Los indicios epidemiológicos sugieren que hasta el 2 % de la población mundial padece de hipertiroidismo. Se trata de uno de los trastornos metabólicos más frecuentes, uno que aumenta con la edad y que es más común en mujeres que en hombres. Se han identificado varios tipos de hipertiroidismo, ya que no todos los episodios tienen el mismo desencadenante o evolucionan igual.
De manera muy general, los investigadores consideran al hipertiroidismo como un enfermedad en la que existe una secreción inadecuadamente alta de la hormona tiroidea por parte de la glándula tiroides. A menudo se manifiesta como una afección crónica, de modo que los pacientes deben lidiar con ella de por vida o al menos durante años. Te enseñamos los principales tipos de hipertiroidismo.
¿Cuántos tipos de hipertiroidismo existen?
Los tipos de hipertiroidismo se clasifican en función de la etiología de la condición. Los investigadores han encontrado que los tipos más comunes son la enfermedad de Graves (62,04 %), el bocio nodular tóxico (24,08 %) y el adenoma tóxico (13,86 %). Esta es la categorización más frecuente, de manera que se distinguen 3 tipos de hipertiroidismo.
Esto al menos de manera general, ya que ante un análisis minucioso este número se amplía mucho más. Por ejemplo, también podemos clasificar la enfermedad como hipertiroidismo manifiesto o clínico e hipertiroidismo subclínico. El primero se caracteriza por la presencia de síntomas, el segundo por su ausencia. También podemos agrupar los episodios como leves, moderados y graves.
Al margen de esto, también se pueden determinar cuadros más específicos, como es el caso del hipertiroidismo congénito y el hipertiroidismo en el embarazo. Como puedes ver, la clasificación es muy compleja, y no existe un consenso total sobre los tipos de hipertiroidismo en la comunidad médica. En todo caso, te dejamos con los 5 tipos de hipertiroidismo más comunes.
1. Tiroiditis subaguda
Recibe el nombre de tiroiditis subaguda la inflamación de la tiroides ocasionada por procesos infecciosos (la mayoría de las veces, al menos). También se puede desarrollar debido a una reacción autoinmunitaria; esto es, cuando el organismo ataca por error a la glándula tiroides. En su estado inicial la inflamación se traduce en un aumento de la secreción de las hormonas tiroideas (T4 y T3).
El aumento es temporal, al menos cuando se trata de un proceso infeccioso. Suele tener un curso doloroso, de manera que los pacientes desarrollan este síntoma a la altura de la garganta, los oídos, la mandíbula y la parte alta del pecho. La evidencia indica que también son comunes signos como fatiga, malestar general, fiebre moderada y dolor en las articulaciones y músculos.
2. Tiroiditis posparto
Los cambios hormonales y fisiológicos desarrollados durante y después del embarazo causan alteraciones en casi todos los sistemas del organismo. Tal y como nos recuerda Johns Hopkins Medicine, en torno a 3 de cada 100 mujeres manifiestan tiroiditis posparto. Es decir, la inflamación de la tiroides luego de dar a luz a su bebé.
La consecuencia directa es una glándula tiroides hiperactiva, lo que se traduce en hipertiroidismo. No solo puede aparecer luego del proceso de parto, sino también en plena gestación. Los investigadores alertan que los síntomas del hipertiroidismo en el embarazo se asemejan a los signos típicos del proceso de gestación. Puede entonces pasar desapercibido, algo capaz de desencadenar complicaciones en el feto.
3. Enfermedad de Graves
Como ya te explicamos en el inicio, el hipertiroidismo de Graves es el tipo más común de esta condición. Se trata de un trastorno autoinmunitario que ocasiona una hiperactividad de la glándula tiroides. Como consecuencia, esta libera más hormonas de lo que debería, lo que se traduce en hipertiroidismo.
No se conocen las causas de esta enfermedad, aunque el sexo (es más común en mujeres), el estrés, el tabaquismo, la edad (es más frecuente antes de los 40 años) y la presencia de otros trastornos autoinmunitarios pueden estar de por medio. También se ha sugerido la posible predisposición genética como uno de sus desencadenantes. Si no se trata, puede derivar en una tormenta tiroidea.
4. Bocio nodular tóxico
El bocio nodular tóxico se caracteriza por un agrandamiento de la glándula tiroides acompañado de una serie de masas redondeadas (nódulos). Estas masas producen un exceso de hormona tiroidea, y son independientes tanto de la glándula como de la hormona estimulante de la tiroides (TSH). Se conoce también como enfermedad de Plummer.
Al igual que en el caso anterior, puede generar una crisis o tormenta tiroidea, así como complicaciones en otras partes del cuerpo. Por ejemplo, puede provocar dificultades para respirar (por la presión de los nódulos), complicaciones cardíacas, pérdida ósea y disminución del estado de alerta mental. Se puede tratar con efectividad en la mayoría de los casos, como ocurre con otros tipos de hipertiroidismo.
5. Adenoma tóxico solitario
Se conoce también como adenoma tiroideo y se caracteriza por lesiones que se originan en la glándula tiroides. Los hay de dos tipos: foliculares y papilares. Los investigadores alertan que las lesiones pueden ser además inactivas o activas. En estos últimos casos se produce un secreción elevada de hormona de la tiroides. La mayoría de las lesiones se manifiestan como un nódulo tiroideo solitario.
Casi todos los episodios son esporádicos, de manera que no cuentan con una causa aparente. Sin embargo, el tabaquismo, la predisposición genética y la deficiencia de yodo pueden ser catalizadores externos. Son más comunes en las mujeres y, aunque las lesiones son benignas, un pequeño porcentaje de ellas puede evolucionar a estados malignos.
Junto con las categorías presentadas al inicio, estos son los principales tipos de hipertiroidismo. Algunos investigadores distinguen además el hipertiroidismo central; esto es, episodios que no están relacionados directamente con la glándula tiroidea. Por ejemplo, alteraciones en la glándula pituitaria o en el hipotálamo.
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