Hipotermia: qué es y claves para prevenirla
Se denomina “hipotermia” a la presencia de una temperatura corporal por debajo de los 35 grados centígrados. En estas condiciones extremas el organismo no reacciona como debe y el metabolismo ingresa en una falla que lleva a la muerte si no se resuelve.
Asociada a deportes extremos, situaciones de alta montaña, consumo de sustancias psicoactivas y olas de frío climáticas, sigue siendo una situación que se cobra vidas todos los años. En los periódicos siempre se pueden hallar noticias de ancianos que han fallecido en inviernos por falta de calefacción, desnutrición o incapacidad para pedir ayuda en el momento oportuno.
Del mismo modo, las actividades vinculadas al montañismo se exponen a la hipotermia. A pesar de las vestimentas desarrolladas para soportar el frío, la naturaleza puede ser más extrema de lo esperado.
¿Por qué sucede la hipotermia?
Aunque la hipotermia tenga como resultado final la disminución de la temperatura corporal, diversos mecanismos confluyen en esa vía definitiva. No solo hay un frío externo que condiciona la homeostasis, sino que también se pierde la capacidad de generar un calor que contrarreste.
Considerando esto, podrían aclararse 3 situaciones al respecto:
- Se pierde demasiado calor: ante temperaturas extremas del exterior, el cuerpo intentará generar calor, pudiendo actuar de más. Pero también está la producción exagerada y patológica que agota las reservas, lo que hará al organismo más susceptible a lo externo.
- No se produce suficiente calor: estos mecanismos de termorregulación son limitados, por lo que pueden acabarse de un momento a otro si están trabajando a toda su potencia. Cuando un montañista, por ejemplo, pasa demasiado tiempo a la intemperie sin el cobijo adecuado, el calor interno podría llegar a no alcanzar para varias jornadas.
- Se desajusta el termostato interno: en el sistema nervioso central hay mecanismos de regulación de la temperatura que deben estar indemnes para que la vida sea posible. Si por alguna razón hay un daño allí, pequeñas variaciones serán imposibles de asimilar y concluirán en hiper o hipotermia.
¿Cómo se desarrolla la hipotermia?
Una vez se inició la hipotermia, por la causa que fuese, se seguirán unos pasos concretos que explican los daños por el trastorno. Como bien adelantamos, el resultado final sin abordaje es la muerte, ya que los seres humanos tenemos un rango de temperatura fijo para funcionar.
En el sistema nervioso los cambios inician con la confusión y las alteraciones de la conducta. Los pacientes con hipotermia pueden tener amnesia posterior, sin recordar cómo llegaron a ese punto. Los casos más graves avanzan hacia las alucinaciones y la reducción del flujo sanguíneo cerebral, lo que terminará en muerte del tejido neuronal por la falta de oxigenación.
Para el corazón hay una demanda aumentada de trabajo. Se incrementa la frecuencia cardíaca para generar calor en todos los tejidos, pero al mismo tiempo se reduce el calibre de los vasos, de manera que se ahorren calorías. Ese ahorro se redirige a los órganos importantes que deben preservarse sí o sí.
Ante el agotamiento del sistema cardiovascular vendrá el shock. La tensión arterial desciende, la frecuencia cardíaca se hace irregular y no alcanza el gasto del corazón para llegar a todos los tejidos.
La respiración será de menor frecuencia para no perder tanto calor por esa vía. El problema sobreviene cuando el sistema nervioso central ingresa a las formas graves y no envía las señales adecuadas para sostener el ritmo respiratorio. Nuevamente, hay agotamiento con períodos prolongados sin inspiración ni espiración.
Los escalofríos y la secreción de hormonas de estrés también alcanzan un punto de inflexión en el que ya no se puede sostener la demanda. El cortisol, por ejemplo, es una sustancia que incide en la homeostasis de la temperatura interna, pero si ya no queda más para segregar, el termostato del sistema nervioso central pierde regulación.
Causas y factores de riesgo de hipotermia
Las causas y los factores de riesgo para la hipotermia se mezclan. Hay situaciones que favorecen la pérdida de calor y otras que son origen directo del trastorno, aunque el cuerpo funcione de manera correcta. Como bien dijimos, el agotamiento de los sistemas de homeostasis es ineludible ante exposiciones agresivas o prolongadas.
En este sentido, lo primero a mencionar es el ambiente. Los sitios con frío límite desatan estados de respuesta que pueden terminar en la muerte. Un nadador de aguas frías o un trabajador de rescate en montaña se someten a condiciones desfavorables. Aquí también deberíamos distinguir entre lo accidental y aquello que es buscado. El ejemplo del nadador se enmarca en una práctica deportiva deseada, mientras que un accidente laboral es otra aproximación.
Para los adictos hay siempre riesgo de atravesar este problema. Cualquier sustancia que deprima el sistema nervioso central es capaz de reducir los reflejos y dejar sin respuesta adecuada ante situaciones adversas. Un alcohólico en la vía pública en invierno es un caso paradigmático.
Las personas con bajo peso cuentan con menos herramientas metabólicas para hacer frente a una baja temperatura. No pueden generar calor como los demás y se exponen a agotar reservas con rapidez. Esto no solo se limita a cuadros de desnutrición, sino que también se extiende a los trastornos metabólicos que afectan la capacidad de regulación de la energía, como es el hipotiroidismo.
También las patologías neurodegenerativas son capaces de dañar el termostato interno y reducir la respuesta. La demencia senil, la esclerosis múltiple y los accidentes cerebrovasculares son ejemplo. A la par, cuadros como la esquizofrenia afectan la vestimenta de los pacientes, que pueden salir a la calle expuestos a las bajas temperaturas.
Las lesiones periféricas asociadas
En la hipotermia no solo hay que considerar el descenso en sí de la temperatura y los cambios internos de regulación, sino que también es posible que se asocien trastornos por las condiciones externas que, sin quitar la vida, alteran la calidad de la misma a futuro. Entre los más relevantes tenemos los siguientes:
- Lesiones por congelamiento: si una parte del cuerpo se congela se puede perder. Esto sucede con los dedos de las manos y los pies, por ejemplo, que requieren amputaciones cuando no hay manera de salvarlos tras una exposición extrema al frío. El dolor inicial de la zona afectada desaparece cuando se destruyen las terminaciones nerviosas, lo que indica necrosis.
- Pie de trinchera: cuando el pie ha estado expuesto a humedad fría por largos períodos por una inmersión, se hinchará y perderá circulación. Esto favorece las infecciones y la gangrena, que es la muerte de los tejidos de la extremidad.
- Sabañones: es la inflamación de las manos y los pies a consecuencia de alteraciones en los vasos sanguíneos más diminutos cuando se exponen al frío. Los dedos cambian de color, se hinchan y pican.
Prevenir la hipotermia
Hay dos medidas fundamentales para prevenir la hipotermia y las mismas se aplican casi a cualquier circunstancia, ya sea la vida urbana o la rural en campos o montañas. Se trata de elegir la ropa adecuada y de mantenerse seco.
En cuanto a la vestimenta hay que considerar que los climas invernales requieren de más abrigo. Aunque parezca una verdad obvia, no todos son conscientes de ello. En los ancianos y las personas con trastornos mentales no está de más el recordatorio para reforzar las prendas.
Para los que realizan actividades al aire libre resulta ideal el sistema de vestimenta en capas. Este consiste en utilizar prendas con distinto grosor y diferentes telas, una encima de la otra, de manera que puedan quitarse o ponerse de acuerdo a la circunstancia. Las tres capas básicas son la primera piel o tela térmica de uso pegado al cuerpo, el abrigo intermedio con materiales que retengan calor y la externa impermeable para evitar el paso de la humedad.
Respecto a esto último, mantenerse seco es clave. Como sucedía con el pie de trinchera, la exposición prolongada la humedad derivaba en infecciones y gangrena en los soldados que no podían retirar sus extremidades de los charcos.
La ropa técnica desarrollada para esquí y para condiciones de lluvia es óptima. Se basa en tela repelente al agua que evita la penetración del líquido a las capas internas.
Distinto es el caso accidental de la persona que cae al agua fría o debe sumergir alguna parte del cuerpo para vadear un arroyo, por ejemplo. El principio se mantiene vigente y la ropa debe quitarse de inmediato, antes o después, para su secado. Vestir prendas húmedas asegura la hipotermia.
¿Cómo calentarse?
Si el objetivo es calentarse para prevenir la hipotermia o calentar a alguien que parece estar sufriendo la condición, lo primordial será evitar el calor directo. Este método no funciona porque no genera modificaciones a nivel homeostático de manera rápida y, por ende, no revierte la situación.
Si es posible habrá que ingerir infusiones calientes o bebidas ricas en glucosa que activen metabolismos energéticos. Las compresas calientes son una opción válida si se apoyan con cuidado en la piel, ya que restituyen la circulación periférica tras la vasoconstricción.
De todas maneras, si el cuadro parece grave o no hay respuesta de quien parece estar sufriendo hipotermia, el paso obligado es el contacto con servicios de emergencia. Los sistemas de salud cuentan con la posibilidad de equipar con mantas térmicas y aplicar fluidos intravenosos que detengan el proceso. También por esta vía directa se pueden inyectar nutrientes que estimulen el metabolismo. El tiempo es vital en la hipotermia y los minutos determinan la supervivencia.
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