Escoliosis: síntomas, causas y tratamiento
El término escoliosis hace referencia a una curvatura en la columna vertebral, que se presenta en forma de ‘S’ o de ‘C’, según su patrón de desviación en el plano corporal. Se estima que entre el 2 % y el 4 % de la población pediátrica y adolescente presenta una escoliosis de más de 10 grados, la cifra mínima para establecer un diagnóstico.
Por otro lado, estudios que veremos más adelante calculan que la tasa de personas con escoliosis en la población general ronda el 3,5 %. Además, se trata de una condición con un claro sesgo femenino, pues la presentan 4 mujeres por cada hombre afectado. La incidencia global oscila entre el 2 % y el 13,6 % de la población total.
El progreso de la escoliosis depende del desarrollo y crecimiento del paciente, haciéndose más evidente durante los estirones, típicos de la pubertad y adolescencia. Si quieres conocerlo todo sobre esta condición tan extendida como desconocida, sigue leyendo.
Las bases fisiológicas de la columna
Como no podía ser de otra manera, debemos comenzar sentando ciertos pilares sobre la columna vertebral. Esta estructura ósea, en forma de tallo longitudinal, es la base del esqueleto axial del ser humano y protege a la médula espinal. Gracias a ella, se pueden enviar de forma segura señales aferentes y eferentes entre el cerebro y cada parte del cuerpo.
La unidad de la columna vertebral es la vértebra, tal y como indica el Department of Orthopaedics. Los seres humanos, desde que pasamos a ser adultos, contamos con un total de 33 vértebras, que se reparten de la siguiente forma:
- Región cervical (C, entre las vértebras C1 y C7): son el grupo vertebral que forman el cuello. Permiten el movimiento de la cabeza en los distintos ejes y se consideran la porción de la columna más movible de todas. Entre las distintas vértebras que la componen, destaca Atlas (C1), conectada a la base del cráneo.
- Región dorsal o torácica (D, entre las vértebras D1 y D12): compone el grueso de la columna, y está compuesta por vértebras más grandes y gruesas que las cervicales, pero con menor capacidad de movilidad. Esta región es uno de los pilares básicos para el mantenimiento postural y la locomoción.
- Zona lumbar (L, entre las vértebras L1 yL5): la región más maciza y gruesa de toda la columna, ya que debe soportar gran parte del peso corporal. Es la zona que más problemas reporta, pues el dolor lumbar es la primera causa de discapacidad en 160 países, tal y como indica la Organización Mundial de la Salud (OMS).
- Región sacra (S, entre las vértebras S1 y S5): las 5 vértebras de esta zona se encuentran soldadas, formando lo que conocemos a día de hoy como hueso sacro.
- Coxis: un hueso corto e impar formado por 4 vértebras fusionadas. En el ser humano, se trata del vestigio de una cola, que aparece de forma universal en los vertebrados durante el desarrollo embrionario. Se cree que es una estructura sin utilidad concreta, pero como indican estudios, no se conoce suficiente aún sobre este hueso.
Cabe destacar que la columna vertebral o espalda contiene 4 curvaturas naturales: la cervical, la torácica, la lumbar y la sacra. Como veremos en apartados posteriores, esto es de gran importancia a la hora de diagnosticar la escoliosis.
¿Qué es la escoliosis?
Podemos definir la escoliosis como la ‘desviación lateral o desviación hacia la izquierda o la derecha de la columna vertebral’. Dicho de otro modo, se trata de una deformidad tridimensional en esta estructura ósea que supera los 10 grados, cuenta la Clínica Universidad Navarra.
La curvatura que define la escoliosis puede ser primaria y única (en forma de C) o, en su defecto, presentarse en forma de 2 curvas, una primaria y otra compensatoria secundaria, con disposición en S. Además, la escoliosis puede ocurrir solo en el área lumbar o en la torácica, pero por lo general se presenta entre ambas (sección toracolumbar).
A nivel diagnóstico, cada escoliosis se puede definir según la forma de la curva, localización, dirección, magnitud y agente etiológico causal. A continuación, desgranamos cada una de estas categorías.
Forma de la curva
Con base en este parámetro, la escoliosis se puede definir como estructural o no estructural. En el primer caso, la columna vertebral no solo gira de un lado a otro como estructura, sino que las vértebras también rotan con ella. Esto provoca una prominencia o deformidad en la caja torácica del paciente.
En la escoliosis no estructural, las vértebras no giran, así que la estructura general no se ‘retuerce’ sobre su propio eje. Por lo tanto, no se produce la compresión y deformidad en la caja torácica.
Localización
Según el lugar de presentación, la escoliosis también se puede dividir en múltiples categorías, tal y como indica el Scoliosis Reduction Center. Con esta premisa en mente, te traemos las siguientes categorías:
- Escoliosis torácica: hace referencia a la curvatura en la sección media de la espalda, es decir, la región torácica o dorsal de la columna. Son los tipos de escoliosis más comunes y, por desgracia, suelen conllevar una deformidad en la caja torácica e, incluso, los hombros y postura general del paciente.
- Escoliosis lumbar: se presenta en la región lumbar, valga la redundancia. Suele provocar que una de las caderas se vea más alta que la otra, lo que también trastoca la longitud general de las piernas. Como excepción a la regla, este tipo de escoliosis se puede presentar por procesos degenerativos asociados a la edad.
- Escoliosis toracolumbar: la curvatura está entre las regiones lumbar y torácica. Es la variante más común en los casos congénitos o asociados a problemas neuromusculares.
Más allá de todo esto, la escoliosis puede virar a la izquierda en su curvatura (dextroscoliosis) o a la derecha (levoscoliosis). No vamos a centrarnos más en este parámetro por la complejidad morfológica que reporta, pues nos vale con saber que la disposición de las curvas brinda una tipología muy extensa.
Edad de presentación
Este factor es bastante autoexplicativo. La escoliosis infantil es la que se presenta entre el nacimiento y los 3 años de edad, y solo hace referencia al 1 % de los casos idiopáticos (sin causa aparente) en la edad pediátrica. Como curiosidad, el 60 % de los infantes con esta condición prematura son niños varones.
Por otro lado, la escoliosis juvenil es aquella que se presenta entre los 4 y 10 años de edad. Supone el 10-15 % de las escoliosis infantiles idiopáticas y, en este caso, existe un sesgo hacia el género femenino. Más allá de estos datos en la edad temprana, cabe destacar que la escoliosis en adolescentes es la variante más común de todas.
Portales como The Open Orthopaedics Journal estiman que la escoliosis en adolescentes oscila prevalencias entre el o,5 % y el 5,2 % de la población general, con una cifra esperada de 4 afectados por cada 100 totales. Hasta el 85 % de los casos en esta variante del cuadro clínico son idiopáticos, es decir, no se conoce la causa real de la condición.
Síntomas de la escoliosis
La mayoría de las escoliosis en adolescentes (el grueso de presentación) son asintomáticas, es decir, no se manifiestan de ninguna forma más allá de la deformidad física. De todas formas, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) estipula que el 25 % de los pacientes desarrollan algún tipo de dolor de forma inicial y un 9 % desarrollan malestar en el seguimiento.
Si se presenta el dolor citado, también es posible que aparezcan otros síntomas. Entre todos ellos, podemos destacar los siguientes:
- Lumbago que se irradia hacia las piernas.
- Debilidad y sensación de cansancio al mantener una postura por mucho tiempo.
- Hombros o cadera que parecen dispares. Dependiendo de la curvatura y el lugar de presentación, esta anormalidad puede presentarse en la sección superior o inferior del cuerpo.
- Dolor en las extremidades superiores.
- Por último, el signo clínico principal es una curvatura (o 2) en la columna que va más allá de 10 grados.
Cabe destacar que la curvatura no suele progresar en el eje en el que se presenta. Aquellas que tienen menos de 30 grados tienden a quedarse como están (las más comunes), mientras que si superan los 50 grados sí que se esperan desviaciones superiores. En los casos en los que se detecta, la progresión suele ser a razón de 1 grado por año.
Causas de la escoliosis
La escoliosis puede ser primaria (idiopática) o secundaria. En el primer caso no se conoce la causa subyacente del cuadro clínico y en el segundo sí. Como ya hemos dicho con anterioridad, la inmensa mayoría de las escoliosis juveniles surgen sin causa aparente, lo cual dificulta bastante el diagnóstico y tratamiento temprano.
Dentro del grupo idiopático, se barajan causas diversas, como desajustes hormonales (de ahí la mayor prevalencia en el género femenino con la edad), crecimiento asimétrico, desbalances musculares y, sobre todo, factores genéticos heredables.
Según el portal StatPearls, hasta el 30 % de las personas con escoliosis tienen un familiar afectado.
Por otro lado, las escoliosis secundarias se explican mayoritariamente por enfermedades congénitas al momento del nacimiento (10 % de los cuadros totales) o enfermedades neuromusculares (15 %). Las personas con una escoliosis secundaria pueden saber mejor qué esperar de su condición y prepararse para el tratamiento pertinente.
Tratamiento
El tratamiento de la escoliosis depende en su totalidad de la causa subyacente de la enfermedad. De todas formas, tal y como indica la Clínica Mayo, la mayoría de los niños con escoliosis primaria no suelen requerir ningún abordaje, ya que la curvatura es muy pequeña. Aun así, nunca está de más hacer un seguimiento en el infante.
Cuando la curvatura es lo suficientemente pronunciada como para presentar complicaciones (20 grados), es necesario un seguimiento intenso. Además, si la condición aumenta a un ritmo de 5 grados en 6 meses o 10 grados en un año, se requiere tratamiento inmediato, pues se pueden llegar a alcanzar cotas de escoliosis con efectos graves.
El objetivo del tratamiento de la escoliosis se puede diferenciar en los siguientes frentes:
- Evitar la progresión de la(s) curvatura(s).
- Conseguir una corrección de las deformidades considerable en los diferentes planos corporales.
- Mejorar la apariencia física del paciente.
- Prevenir discapacidad a largo plazo.
Para alcanzar estos cometidos, se suele optar por los dispositivos de inmovilización en niños pequeños con escoliosis. Estos no corrigen la curvatura por sí solos, pero sí que puede ayudar a que no se haga más evidente durante el desarrollo óseo del paciente. Este dispositivo debe llevarse durante 23 horas al día y sus resultados no siempre son los deseados.
Fuentes ya citadas indican que, a menor edad de presentación, más agresivo debe ser el tratamiento. Esto se traduce en que casi todas las escoliosis congénitas o con una causa neuromuscular deben ser tratadas mediante cirugía, sobre todo si se presentan en el nacimiento. En estos casos, la estrategia a seguir es la fusión espinal.
En este abordaje los cirujanos sueldan 2 o más vértebras de la columna vertebral entre ellas, con el fin de que no se puedan seguir moviendo. La operación suele terminar con un pronóstico positivo, aunque es posible que aparezcan infecciones, hemorragias o daños en los nervios derivados de la intervención.
De todas formas, recordamos que la mayoría de las escoliosis menores de 20 grados no prosperan en el tiempo. En estos escenarios, no se necesita tratamiento.
Una entidad clínica diversa
Si algo nos queda claro después de recorrer estas líneas, es que la escoliosis es una de las enfermedades óseas más variadas a nivel etiológico. Se pueden distinguir tipos de escoliosis con base en la edad de presentación, la localización, el viraje óseo, los agentes causales y muchas otras cosas más. Cada variante tiene sus características propias.
De todas formas, cabe destacar que muchos de estos cuadros no progresan en el tiempo y, por tanto, el paciente puede llevar una vida relativamente normal. Si la curvatura aumenta de forma notable, la condición se puede abordar mediante cirugía o dispositivos de inmovilización.
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