Dolor crónico y depresión: ¿cómo se relacionan?
El dolor crónico y la depresión no son síntomas independientes. De hecho, están estrechamente ligados a nivel del sistema nervioso central mediante la red neuronal por defecto, la neuroplasticidad y el estrés. Pero antes de adentrarnos en esta red es importante conocer a que se denomina dolor crónico o depresión.
¿Qué es el dolor crónico?
La sensación de dolor se puede clasificar de acuerdo al tiempo de duración. Se considera como dolor crónico a aquel que dura más de 3 meses, a diferencia del dolor agudo, que tiene una rápida evolución. En esta clasificación no se toma en cuenta la severidad del dolor.
El dolor crónico es frecuente en pacientes con fibromialgia, artritis reumatoide y ciertos tipos de cáncer. Se considera un síndrome (conjunto de signos y síntomas) muy complejo que produce irritabilidad, cambios de humor y de conducta hasta llegar al aislamiento. Los afectados también tienden a desarrollar modificaciones permanentes anatómicas y funcionales en el cerebro.
¿Qué es la depresión?
La depresión (que no se debe confundir con tristeza) es una alteración psiquiátrica con características muy variables y diferentes grados de severidad.
Se caracteriza por la presencia de uno de dos de los siguientes síntomas por más de dos semanas: estado de ánimo deprimido o pérdida de interés o de placer en actividades cotidianas (anhedonia). Otros síntomas comunes incluyen los siguientes:
- Anímicos: tristeza (desánimo, llanto fácil), irritabilidad y apatía.
- Somáticos o corporales: pérdida de peso y apetito, alteraciones del sueño (dificultad para conciliar el sueño, despertar precoz, sueño excesivo) y falta de energía.
- Pensamientos: negativismo, sensación de inutilidad o culpa, delirios o alucinaciones.
- Conductas: falta de concentración y atención, trastornos de la memoria y descuido del cuidado personal.
De acuerdo a la duración y severidad, la depresión se puede clasificar en los siguientes tipos:
- Depresión recurrente: si los síntomas aparecen por más de tres meses en cada año con recuperación total entre las crisis.
- Trastorno afectivo estacional: ocurre según las estaciones del año, generalmente en invierno. Se debe a la disminución de la luz solar, la cual produce una alteración del ritmo circadiano (reloj biológico interno), disminuyendo los niveles de serotonina y de melatonina.
- Distimia o depresión neurótica: la persona presenta síntomas leves permanentes por más de dos años con humor deprimido crónico. Los síntomas son fluctuantes en el tiempo (hay períodos de mejoría y empeoramiento alternos).
- Depresión mayor: es de causa endógena (biológica). Existen factores genéticos, epigenéticos (factores ambientales) y endocrinos. Los factores ambientales y el estrés alteran los genes y la función neuronal.
- Depresión secundaria: en este caso la depresión es consecuencia de otras enfermedades (síndrome de Cushing, demencia vascular, tumor de páncreas, hipo o hipertiroidismo severos) o a fármacos (glucocorticoides, anticonceptivos, antineoplásicos, etc.).
¿Cómo se relaciona el dolor crónico con la depresión?
Una vez explicados ambos términos, es importante considerar que el dolor crónico se asocia a cambios en la anatomía y fisiología cerebral y puede afectar áreas corticales no relacionadas con el dolor. Los mecanismos que explican esta relación se relacionan con la red neuronal por defecto, la neuroplasticidad y el estrés.
1. Red neuronal por defecto (RND)
La red neuronal por defecto (RND) es un conjunto de regiones interconectadas del cerebro. La particularidad de esta es que se activa en estado de reposo con las actividades espontáneas, pensamientos autorreferenciales, y se desactiva ante una tarea dirigida con un objetivo, desactivación inducida por una tarea.
En las personas que padecen de depresión, la actividad de la RND y los procesos autorreferenciales no disminuyen y tienen aumentadas las representaciones no conscientes de sí mismas llamadas esquemas. Estas incluyen el enfoque y los atributos negativos hacia ellos mismos (la pérdida, el fracaso, la inutilidad y la desesperanza).
Es probable que los cambios anatomofuncionales cerebrales inducidos por el dolor crónico sean capaces de modificar la RND, provocando así los signos y síntomas de la depresión. De hecho, estos efectos suelen persistir inclusive si se resuelve el dolor.
2. Neuroplasticidad
La neuroplasticidad incluye todos aquellos procesos que modifican la conectividad de las neuronas entre sí (sinapsis) y los circuitos neuronales. Estos últimos se modifican de acuerdo a las experiencias emocionales, sensitivas, cognitivas y de conducta. Las neuronas están interconectadas mediante neurotransmisores.
Estos son sustancias que actúan como mensajeros celulares. En términos generales, se liberan desde una neurona y son captadas por otra. En esta última, la interacción con el neurotransmisor desencadena un conjunto de reacciones que alteran su funcionamiento.
Es posible clasificarlos en excitatorios (como glutamato, noradrenalina y dopamina) e inhibitorios (como serotonina o GABA). Tanto en los pacientes con dolor crónico como con depresión hay una disminución de dopamina y norepinefrina, de manera que el estímulo que predomina es el inhibitorio.
3. El estrés
El estrés normalmente activa la vía hipotálamo-hipófisis-adrenal (HHA), liberando sustancias conocidas como glucocorticoides. Uno de los órganos que tiene más receptores para los glucocorticoides es el hipocampo, el cual tiene la capacidad de aumentar o suprimir los procesos neuroplásticos.
El dolor crónico, que a su vez constituye una situación de estrés constante, favorece los niveles elevados de dichas sustancias en el organismo. Entre sus diversos efectos están los cambios en los neurotransmisores, favoreciendo las conexiones inhibitorias típicas de la depresión.
La salud mental es muy importante en personas con padecimientos crónicos
Es importante recordar que las alteraciones funcionales producidas por la depresión y el dolor crónico son constantes. Esto puede llevar a cambios permanentes y definitivos en las funciones cerebrales y en las neuronas.
La depresión y el dolor crónico están interrelacionados por los cambios que se producen en el sistema nervioso central. El dolor crónico puede cambiar el estado emocional de un paciente y llevarlo a la depresión. A su vez, la depresión puede afectar la percepción del dolor.
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