Conjuntivitis

La conjuntivitis es una afección de una estructura del ojo conocida como conjuntiva. Puede ser causada por diferentes factores, como virus o bacterias, entre otros.
Conjuntivitis

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 16 diciembre, 2020

La conjuntivitis es una afectación al ojo que puede sonar alarmante. Sin embargo, este frecuente problema del ojo es, por lo general, fácil de tratar. Además, con una serie de medidas preventivas fáciles, en la mayoría de los casos, se puede evitar.

Cualquier persona puede contraer conjuntivitis. No obstante, los niños pequeños, los estudiantes universitarios, el personal docente y los trabajadores de guarderías tienen mayor probabilidad de contagiarse debido a la cercanía y al contacto entre las personas.

De forma simplificada, se trata de la inflamación de la cubierta delgada transparente de la parte blanca del ojo y del interior de los párpados. Esta cubierta se conoce como conjuntiva.

Conociendo un poco sobre la estructura del ojo

El ojo humano es un órgano muy complejo que recibe información en forma de luz. Para entender mejor la conjuntivitis, es importante conocer un poco mejor la estructura del ojo a la que afecta esta inflamación.

En este sentido, la conjuntiva es una membrana mucosa transparente que recubre la parte blanca del ojo o la esclerótica, que es la estructura ocular que constituye la capa más externa del ojo. Su función es la de darle forma y proteger al ojo de los agentes externos. La conjuntiva también recubre la parte interior de los párpados.

La conjuntiva tiene como objetivo proteger al globo ocular de los agentes externos, aunque también interviene en la formación de componentes de la lágrima y en la defensa inmunológica del ojo.

estructura del ojo

Clasificación

Como hemos visto, la conjuntivitis es una inflamación de la conjuntiva. No obstante, esta inflamación se puede deber a diferentes causas.

En este sentido, podemos distinguir 4 tipos de conjuntivitis:

  • Alérgica.
  • Bacteriana.
  • Vírica.
  • Irritativa o tóxica.

A pesar de tener orígenes diferentes, presentan características comunes, como son tener el ojo rojo y el aumento de secreciones, aunque estas serán diferentes dependiendo del tipo de conjuntivitis.

Conjuntivitis alérgica

Este tipo de conjuntivitis se produce por agentes irritantes oculares, como el polen, el polvo o la caspa animal, en individuos susceptibles. Este tipo de patología puede ser estacional o pueden aparecer brotes durante todo el año. Los agentes alérgenos provocan una inflamación de los vasos sanguíneos de la conjuntiva.

A parte de los agentes irritantes mencionados, las lentillas de contacto blandas también pueden producir este tipo de inflamación. Esta conjuntivitis no es contagiosa.

Su inicio suele ser abrupto y bilateral, con un síntoma principal que es el picor intenso, especialmente en el extremo interno, es decir, la parte del ojo más cercana a la nariz. Este picor se incrementa al rascarse. Otros síntomas son:

  • Ojos llorosos.
  • Visión borrosa temporal.
  • Hinchazón de los párpados, especialmente por la mañana.

La secreción característica de este tipo de conjuntivitis es acuosa o mucosa, dependiendo de la intensidad.

El diagnóstico de este tipo de conjuntivitis es clínico, pero, en los casos que lo requieran, se pueden realizar varias pruebas y exámenes que incluyen:

  • Pruebas de eosinófilos, que son un tipo de glóbulos blancos.
  • Detección de pequeñas protuberancias en la conjuntiva al revertir el párpado.
  • Pruebas de reacción cutánea que de positivo a un determinado alérgeno.

El tratamiento dependerá del momento del proceso en que se encuentre la conjuntivitis. Lo mejor frente a la conjuntivitis alérgica es la prevención. Para ello, es fundamental saber cuál es el alérgeno causante y tratar de evitarlo.

En definitiva, para aliviar los síntomas se puede recurrir a:

  • Utilizar gotas lubricantes o lágrimas artificiales.
  • Aplicar compresas frías en los ojos.
  • No utilizar infusiones de manzanilla como remedio natural, ya que puede contener componentes alérgicos.
  • Evitar el humo del tabaco.
  • En el caso en el que el médico lo vea necesario, se pueden administrar colirios antihistamínicos y/o corticoides.

Conjuntivitis bacteriana

Como su nombre indica, está causada por una bacteria. Se trata de una infección que puede causar serios daños si no se trata adecuadamente. Las bacterias implicadas pueden ser estafilococos, estreptococos o haemophilus.

Estos microorganismos pueden venir de la propia piel del paciente, de sus vías aéreas superiores, o bien ser transmitidos por otra persona que tenga conjuntivitis. Algunos gérmenes raros pueden ser muy graves como la Pseudomona aeruginosa en los portadores de lentillas. El bacilo diftérico en niños de 1 a 4 años también es grave.

La secreción es mucopurulenta y el comienzo algo más insidioso. Suele ser de color amarillenta o verde-amarillenta y pegajosa en la misma esquina que la conjuntivitis alérgica. En algunos casos, esta secreción puede ser tan abundante que provoca que se peguen los párpados al despertarse.

Pueden verse afectados uno o ambos ojos. Hay que tener cuidado porque esta conjuntivitis es contagiosa. Otros síntomas son:

  • Picazón y dolor en los ojos.
  • Hipersensibilidad a la luz.
  • Sensación de arena en los ojos.

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El médico oftalmólogo, normalmente, prescribe gotas o cremas antibióticas para el tratamiento. En las conjuntivitis de difícil resolución o recurrentes, hay que pensar en un trastorno de la vía lagrimal o patología infecciosa de los párpados como la blefaroconjuntivitis.

colirio ojo conjuntivitis

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Conjuntivitis vírica

Es el tipo de conjuntivitis más frecuente. Presenta una cínica muy variable, pero suele ser muy florida, con inicio unilateral, haciéndose frecuentemente bilateral a los 3 a 7 días. Se produce por una infección por virus, los cuales pueden ser diferentes.

Por lo general, comienza en un ojo y puede pasar al otro en los días siguientes porque es altamente contagiosa; puede propagarse por la tos o por estornudos.

Los pacientes con conjuntivitis víricas suelen tener molestias tipo ardor y escozor, lagrimeo profuso y sensibilidad a la luz. Se acompaña, en ocasiones, de edema importante del párpado. La secreción, en este caso, es acuosa pero posteriormente se puede volver algo más espesa.

Por lo general, el diagnóstico es clínico, mediante la identificación de los signos y los síntomas en la consulta. Además, existe un test de diagnóstico rápido para identificar adenovirus en la superficie ocular, ya que es el principal agente responsable de las conjuntivitis víricas.

Sin embargo, el uso de este test no está muy extendido en la práctica clínica habitual. Si se sospecha que es una forma bacteriana y no se tiene claro, se suelen tomar muestras de las secreciones para realizar un cultivo que permita conocer el agente que produce la enfermedad y pautar un tratamiento antibiótico adecuado.

En la mayoría de los casos, la conjuntivitis viral seguirá siendo su curso en un período de algunos días sin necesidad de un tratamiento médico. Como remedio casero, se pueden aplicar paños mojados fríos en los ojos varias veces al día, con el fin de aliviar los síntomas. Ten cuidado con no compartir los paños con otras personas, ya que es, como hemos dicho, altamente contagiosa.

Por lo tanto, el tratamiento de la conjuntivitis vírica es sintomático, enfocado a mejorar la calidad de vida del paciente y a prevenir complicaciones y contagios. Es importante, en este sentido, realizar lavados frecuentes del interior del ojo 4-5 veces al día con envases pequeños desechables de suero fisiológico.

El lavado debe ser energético para eliminar por arrastre todas las secreciones. También es útil el uso de lágrimas artificiales, para reducir el escozor y molestias derivados de la conjuntivitis.

Conjuntivitis irritativa/tóxica

Se produce por una inflamación del borde palpebral o blefaritis causada, normalmente, por el uso de cosméticos o por el contacto con sustancias irritantes presentes en el ambiente, como disolventes, pintura o el cloro, por ejemplo.

El tratamiento, en estos casos, consiste en la evitación de los agentes tóxicos asociada a la administración de colirios lubricantes como las lagrimas artificiales.



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