La conexión entre la migraña y la obesidad

¿Sufres de migrañas de forma frecuente? Te interesará saber que esta patología guarda una estrecha relación con la obesidad, ya que el sobrepeso puede incrementar su intensidad.
La conexión entre la migraña y la obesidad
Saúl Sánchez

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez.

Última actualización: 30 junio, 2021

La migraña y la obesidad podrían estar muy relacionadas. A pesar de que la fisiopatología de la primera dolencia no está muy clara, se atribuye una buena parte del problema a un desequilibrio inflamatorio. Son varios los factores de riesgo que pueden aumentar la incidencia; entre ellos, el sobrepeso.

Lo que parece claro es que se pueden cuidar los hábitos de vida y promocionar las costumbres saludables para reducir la frecuencia y la intensidad de las migrañas. No obstante, en algunos casos es preciso utilizar remedios farmacológicos para llegar a un control efectivo.

Relación entre la obesidad y la migraña

De acuerdo con una revisión publicada en la revista Current Pain and Headache Reports , existe una conexión establecida entre la obesidad y la migraña. Esta se considera uno de los principales factores de riesgo, sobre todo en mujeres menores de 55 años.

Hay que tener en cuenta que a partir de los 55, las mujeres experimentan una serie de cambios hormonales importantes, lo que podría desencadenar migrañas sin que la composición corporal tenga una relevancia significativa. En esta situación, la fisiopatología de la enfermedad es distinta.

Otro dato muy importante que cabe tener presente es que la migraña es mucho más frecuente en mujeres que en hombres. Todavía no se conoce a ciencia cierta el por qué de ello, pero se sospecha que las alteraciones en el equilibrio hormonal tienen mucho que ver.

No obstante, hay que tener en cuenta que también existe determinación genética al respecto, así como diferentes tipos de migraña. Algunas cursan solo con alteraciones a nivel visual, lo que se conoce como aura, mientras que otras generan dolores de cabeza incapacitantes y vómitos durante 24 o 48 horas.

Tipos de obesidad y migraña

Lo que no se ha establecido es si el tipo de obesidad condiciona el riesgo de migraña. Es decir, si existe una mayor predisposición a la patología en casos de obesidad central o periférica, o si aquella generada a partir de alteraciones en el funcionamiento de la tiroides supone un factor desencadenante más notorio.

Quedan muchas dudas por resolver en este contexto. Lo que sí parece estar claro es que cuanto más se incrementa el índice de masa corporal (IMC), mayor es el riesgo de experimentar dolores frecuentes de cabeza. Por este motivo, se establece la pérdida de peso como uno de los tratamientos de elección, además de la farmacología.

Asimismo, hay que destacar que las personas que cuentan con una cierta predisposición a la migraña esporádica (menos de 15 veces al mes) podrían ver transformada la patología en crónica si se aumenta significativamente de peso o se desarrolla obesidad.

Es importante tener en cuenta que si la migraña se cronifica la resolución del problema se vuelve más difícil y se incrementan las necesidades de medicación. Estos fármacos no están exentos de efectos secundarios.

Migraña en una mujer.
Entre las mujeres es más frecuente la migraña. Del mismo modo, las personas con sobrepeso tienen mayor riesgo.

Asociación entre obesidad y migraña en niños

Por norma general, los niños son menos propensos a experimentar migrañas que los adultos. Sin embargo, a partir de la adolescencia o incluso antes pueden desarrollarse episodios. Algunos de estos se asocian a un estado de obesidad.

Tal y como evidencia una investigación publicada en la revista Current Pain and Headache Reports , el sobrepeso altera la homeostasis interna y la función hipotalámica, lo que puede desencadenar dolores de cabeza. Aún existen muchas dudas al respecto, ya que no todos los neurotransmisores implicados están identificados.

De todos modos, una intervención a nivel de hábitos de vida en los niños genera una reducción significativa del problema. Al modificarse la composición corporal se experimenta una modulación de la tensión arterial y de los marcadores inflamatorios, lo que permite restaurar equilibrios internos.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que factores dietéticos también influyen en el riego de desarrollar el problema. El consumo de azúcar se relaciona con la obesidad y con la incidencia de la migraña. La dieta cetogénica o baja en azúcares ha demostrado ser un posible abordaje para ambos trastornos.

Asimismo, es fundamental reducir la ingesta de refrescos azucarados, tanto en los niños como en los adultos. El alto contenido en carbohidratos simples, en sodio y en aditivos podría impactar sobre la fisiología interna.

Perder peso para tratar la migraña

Hay que destacar que no se conoce a ciencia cierta cuál es la influencia exacta de la pérdida de peso sobre la incidencia de las migrañas. Se ha propuesto que la recuperación de un buen estado de composición corporal normal generaría una cierta protección, reduciéndose la intensidad y la frecuencia del problema.

Incluso existen investigaciones que sugieren que la aplicación de la cirugía bariátrica en personas obesas podría reducir las migrañas, mejorando la calidad de vida. De todos modos, los hallazgos no son fuertes y habrá que seguir ensayando al respecto.

No obstante, no es necesario someterse a intervenciones quirúrgicas para manejar correctamente las migrañas. Basta con plantear una dieta equilibrada y promocionar la práctica del ejercicio físico de forma regular. La clave está en un menú ligeramente hipocalórico.

Incluso ciertas estrategias o protocolos dietéticos podrían ser efectivos para promocionar la pérdida de peso. Un ejemplo de ello es el ayuno intermitente, que también modula los mecanismos inflamatorios.

Otros factores dietéticos relacionados con la migraña

No solo la obesidad es un factor de riesgo para el desarrollo de la migraña. Es posible que algunas personas no experimenten esta condición a pesar de mantener hábitos dietéticos inadecuados.

Una de las sustancias que podrían estar relacionadas con el problema cuando se consumen de forma crónica y en altas cantidades es la cafeína. Aunque este alcaloide se considera beneficioso para la salud a mediano plazo, no lo es tanto para aquellas personas con propensión a la migraña.

De todos modos, la cafeína puede suponer un alivio para el dolor de cabeza a corto plazo, debido a su efecto vasoconstrictor. Así lo evidencia un estudio publicado en Frontiers in Neurology. El problema viene dado cuando su ingesta se vuelve constante y las cantidades son muy elevadas. Un consumo moderado no debería ser problemático.

Por otra parte, es importante también evitar, en la medida de lo posible, la presencia de algunos aditivos alimentarios en la dieta. Los que más discusión generan son los edulcorantes artificiales. Dichos compuestos impactan negativamente sobre la microbiota intestinal, provocando una reducción de su diversidad y densidad.

De hecho, estos compuestos podrían generar un mayor riesgo de obesidad, según una investigación publicada en Current Gastroenterology Reports. Son capaces de afectar a la función metabólica, lo que se relaciona con una mayor resistencia a la insulina y con una menor oxidación de las grasas.

Por si esto fuese poco, las alteraciones en la microbiota se asocian a mediano plazo con problemas de tipo neurológico. Está evidenciado el incremento del riesgo de patologías neurodegenerativas cuando se pierde diversidad en las bacterias del tubo digestivo. Existen indicios conforme también se podría aumentar el riesgo de migraña.

También el consumo de alcohol es capaz de desencadenar el problema, por lo que es óptimo restringir su presencia en la dieta. Sobre todo, tiene un mayor efecto en aquellas personas con predisposición genética.

Azúcares y edulcorantes.
El papel del azúcar en la obesidad y en la migraña es clave. Del mismo modo, los aditivos como los edulcorantes artificiales también intervienen en ambos trastornos.

El gluten y la migraña

Se ha difundido la teoría de que el gluten podría ser perjudicial para la migraña. Esta proteína es capaz de generar una inflamación del epitelio intestinal (aunque no en todas las personas), lo que condiciona el funcionamiento del sistema nervioso central.

Quienes han desarrollado celiaquía o intolerancia al gluten deben evitar la ingesta de la proteína, ya que se podría incrementar el riesgo de desarrollar trastornos neurológicos. No obstante, la asociación no está tan clara entre las personas que no cuentan con problemas de digestión del nutriente.

Algunas corrientes actuales a nivel nutricional recomiendan restringir el aporte de gluten de forma sistemática, pero no está evidenciado que esto genere beneficios. De hecho, se sabe que una supresión crónica del consumo de gluten genera una intolerancia al mismo a mediano plazo.

La obesidad y la migraña, dos problemas relacionados

Todavía quedan muchas dudas por resolver en relación a la fisiopatología de la migraña. No se conocen con seguridad todas las causas ni los transmisores implicados; ni siquiera los genes que incrementan el riesgo de que la enfermedad se manifieste.

Lo que sí que se ha descubierto es que los hábitos de vida pueden modular la incidencia, la frecuencia y la intensidad del problema. Por este motivo, es fundamental prevenir la obesidad. Para ello hay que plantear una alimentación equilibrada y la práctica de actividad física de forma regular.

Descansar correctamente cada noche y evitar las situaciones de estrés también será determinante. Asimismo, cabe tener presente que las mujeres son más propensas a este problema y que se puede relacionar algunas veces con desequilibrios a nivel hormonal, sobre todo a partir de los 55 años.



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