Alergia al polen: todo lo que debes saber
La primavera puede ser una de las épocas más hermosas del año por la gran cantidad de flores y el verdor de las plantas. Por desgracia, la alergia al polen hace que millones de personas la pasen muy mal durante estos meses. ¿Deseas saber más acerca de esta afección? ¡Continúa leyendo!
El polen no es más que gránulos minúsculos que contienen células espermáticas, las cuales son esenciales para la reproducción de las plantas. La producción de dichos gránulos aumenta en gran medida durante la primavera, pudiendo encontrarse en la atmósfera en concentraciones elevadas.
La alergia al polen o polinosis se define como ‘la aparición de síntomas desfavorables posterior a la exposición al polen presente en la atmósfera‘. Esta es una patología muy común, y según datos de la la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC) afecta a más de 8 millones de personas en España.
¿Por qué se produce la alergia al polen?
En términos generales, la alergia es una reacción de hipersensibilidad que presenta una persona ante ciertas sustancias conocidas como alérgenos. Estas sustancias tienen la particularidad de ser inofensivas en las personas sanas, afectando solo a las personas sensibles.
El contacto repetido con alérgenos estimula la producción de unos anticuerpos específicos llamados inmunoglobulinas E (IgE). Dichos anticuerpos se unirán a la superficie de una célula del sistema inmunitario llamada mastocito, los cuales segregarán grandes cantidades de histamina cuando entren en contacto con el alérgeno determinado.
La secreción de histamina será la responsable de la aparición de los diversos síntomas de la alergia, sobre todo de los procesos inflamatorios. Es importante saber que el polen de todas las plantas no produce alergia, de hecho, para que el mismo sea considerado como alérgeno debe cumplir con las siguientes características:
- Ser liviano.
- Producirse en cantidades abundantes.
- La planta que lo produce debe tener amplia distribución local.
- Tener un tamaño entre los 5 y los 60 micrómetros.
¿Qué plantas causan la alergia?
Los principales agentes etiológicos de la enfermedad pueden variar dependiendo de la localización geográfica y de la flora autóctona de la zona. En este sentido, estudios han determinado que la causa más común de la alergia al polen de Europa es el polen de las gramíneas, es decir, plantas como el trigo, el maíz y el centeno.
Por su parte, existen otras plantas muy abundantes capaces de producir un polen que genere polinosis. En este sentido, la enfermedad también puede originarse por la acción de las siguientes plantas:
- Olivos.
- Cipreses.
- Chenopodium album o cenizos.
- Abedules.
- Parietarias.
- Artemisias y ambrosías.
Síntomas
Una de las principales puertas de entrada del polen al organismo son las vías respiratorias, por lo que la mayoría de las manifestaciones de la patología se dan a este nivel. En este sentido, la rinitis alérgica es la forma de presentación más frecuente, por lo que los pacientes pueden referir algunos de los siguientes síntomas:
- Congestión nasal.
- Estornudos frecuentes.
- Picor en la nariz o en la garganta.
- Goteo nasal.
- Disnea (dificultad respiratoria) y asma en los casos más severos.
Por su parte, el polen también puede entrar en contacto con la conjuntiva y generar la aparición de síntomas a este nivel. Esta afección se conoce como conjuntivitis alérgica, por lo que los pacientes pueden cursar con picor o prurito ocular, ojos rojos y lagrimeo constante. Algunas personas también manifiestan síntomas generales entre los cuales destacan los siguientes:
- Dolores de cabeza.
- Fatiga.
- Irritabilidad.
- Picor en los oídos y el paladar.
- Dificultad para conciliar el sueño.
¿Cómo se hace el diagnóstico?
La historia clínica suele ser la única herramienta necesaria para hacer el diagnóstico de la alergia al polen. La presentación de los síntomas está relacionada con las estaciones del año, siendo más frecuente durante la primavera y el verano. El especialista podrá preguntar acerca de la aparición, duración e intensidad de los síntomas para hacer un diagnóstico certero.
Si se desea determinar el tipo de polen específico al cual se es alérgico, el médico puede indicar la realización de una prueba cutánea o prick test. Este tipo de prueba consiste en la inoculación en la piel de una pequeña cantidad del alérgeno, y luego de unos minutos se debe observar una pequeña elevación en la zona de la inyección en caso de tener un resultado positivo.
La elevación característica en la prick test se debe a la reacción inflamatoria que produce la sustancia en el organismo. También es posible cuantificar la cantidad de IgE presente en sangre para un determinado alérgeno que conozca el paciente.
Tratamiento de la alergia al polen
Tal y como sucede con todas las alergias, el principal tratamiento disponible es la prevención y no exponerse al alérgeno. Sin embargo, esto resulta muy difícil cuando se trata del polen, ya que el mismo se encuentra en el aire durante algunos meses del años. En este sentido, lo más recomendable es tratar los síntomas cuando aparezcan.
El uso de un tipo de medicamentos llamados antihistamínicos ha mostrado ser de gran utilidad en el tratamiento de los síntomas de la alergia al polen. Los mismos antagonizan a la histamina, impidiendo que cumpla su efecto en los tejidos y evitando la aparición de síntomas respiratorios y oculares.
Los descongestionantes nasales y los colirios también son de utilidad a la hora de eliminar los síntomas, ya que disminuyen el contacto entre el alérgeno y la mucosa. En la actualidad se ha desarrollado una especie de vacuna para la alergia al polen conocida como inmunoterapia, la cual consiste en disminuir la sensibilidad a la sustancia.
En términos generales, en la inmunoterapia se le administran dosis crecientes del alérgeno al paciente con la finalidad de que el organismo cree anticuerpos que capten la sustancia antes de que interactúe con la IgE de los mastocitos. No obstante, estudios demuestran que no todos los pacientes son aptos para este proceso y deben ser evaluados por un alergólogo.
Prevención de la alergia al polen
Como ya se dijo con anterioridad, evitar estar en contacto con el polen de las plantas es casi imposible durante algunos meses del año. No obstante, las personas pueden tomar ciertas medidas para reducir la exposición y evitar la aparición de la sintomatología característica. En este sentido, las personas con alergia al polen pueden seguir los siguientes consejos:
- Evitar salir los días cálidos, secos y con viento: todas estas condiciones ayudan a esparcir el polen en el ambiente. Lo ideal es salir en los días más fríos y nublados para disminuir la exposición.
- Mantener las ventanas cerradas: el polen puede entrar con mucha facilidad a cualquier área, por lo que se recomienda evitar abrir mucho las ventanas. También es recomendable realizar viajes en coche con las ventanillas cerradas y con el aire acondicionado encendido.
- Limitar las actividades al aire libre: la concentración de polen en el aire puede ser mayor en algunos días que otros. En este sentido, se recomienda no realizar ningún tipo de actividad al aire libre en días con concentraciones de polen elevadas.
- Cambiarse la ropa al llegar a casa: el polen se adhiere con mucha facilidad a todo tipo de telas, sobre todo al algodón. La mejor opción para evitar padecer síntomas en la comodidad del hogar es quitarse la ropa y tomar una ducha después de salir.
- Usar gafas y mascarilla de protección: las personas que presenten síntomas severos de alergia deben usar gafas de sol y mascarillas protectoras antes de salir. Esta medida adquiere mayor importancia cuando la concentración atmosférica de polen es elevada.
Una patología frecuente e incómoda
La alergia al polen es una enfermedad que afecta a millones de personas alrededor del mundo. La misma puede ser causada por una gran cantidad de plantas diferentes, aunque el agente etiológico más frecuente suelen ser las gramíneas.
Su sintomatología aparece a los pocos minutos de estar en contacto con el alérgeno y afecta las vías respiratorias y los ojos. La patología en cuestión es muy molesta y afecta en gran medida la vida de quien la padece, ya que limita la realización de actividades al aire libre en algunas épocas del año.
Ante la aparición de síntomas que indiquen la presencia de la enfermedad es importante acudir al médico. Solo el especialista estará en la capacidad de indicar el tratamiento más adecuado. Además, el mismo puede proporcionar instrucciones para minimizar el impacto de la alergia en la vida diaria.
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