¿Qué es el agotamiento autista?
El agotamiento autista, también conocido como fatiga autista o regresión autista, es un fenómeno muy poco explorado en la literatura médica. A pesar de ello, millones de adultos autistas hablan de él como un fenómeno real, e incluso en redes sociales es común encontrar la etiqueta #AutisticBurnout al momento de contar la experiencia al respecto. Hoy te enseñamos qué es exactamente al agotamiento autista y sus características.
Aunque muchos profesionales son reacios al momentos de usar el término agotamiento autista, lo cierto es que el testimonio de millones es la mejor evidencia de las características de este fenómeno. Su manifestación y causas son diferentes a la depresión, al estrés, al cansancio ocupacional o a fatigas de cualquier tipo. Si bien existen lagunas en cuanto a su definición, hoy te diremos qué se sabe al respecto.
Características del agotamiento autista
Se define como agotamiento autista a aquel agotamiento físico, emocional o psicológico que experimentan algunos adultos con autismo. Lo pueden hacer de manera leve o crónica, y se manifiesta especialmente en aquellos que interactúan con mucha frecuencia en entornos neurotípicos (en la escuela, el trabajo o la vida en sociedad).
De acuerdo con los investigadores, una de las principales causas del agotamiento autista es la necesidad de enmascarar la condición para adaptarse a un mundo neurotípico. Las secuelas de este agotamiento puede condicionar todos los aspecto de la vida, de manera que se puede traducir en la pérdida del trabajo, amigos, independencia y control de sus emociones.
Muchos desarrollan ideas suicidas como consecuencia en el peor de los casos. Destacamos otros de sus desencadenantes:
- Falta de recursos o apoyo para compaginar su condición con una vida normativa.
- Factores estresantes en la vida.
- Carga acumulativa de experiencias interactuando con los demás.
- Incapacidad para obtener alivio de las frustraciones.
- Altas expectativas de los demás que superan las propias capacidades en la práctica.
- Falta de empatía por parte de las personas neurotípicas.
La suma de todos estos factores se traducen en episodios de agotamiento que son diferentes al estrés, a la depresión, al burnout laboral y demás. Casi siempre se desarrolla con características crónicas, de manera que los síntomas empeoran con el tiempo y se manifiestan a largo plazo.
Los eventos que se relacionan con algún tipo de cambio (mudanzas, transiciones a la edad adulta, pérdida de seres queridos o de la forma de ejecutar ciertos hábitos) también pueden ser catalizadores de la fatiga autista.
Síntomas del agotamiento autista
Los síntomas del agotamiento autista son muy generales, de manera que cada persona desarrolla los suyos propios. Sin embargo, los especialistas han encontrado algunos patrones que están presentes en la mayoría de los episodios. Describimos a continuación los signos típicos de la fatiga autista:
- Agotamiento crónico: sin duda es el síntoma más característico, uno que se manifiesta en especial en el plano físico. El afectado se sentirá siempre cansado, sin energía, somnoliento y con agotamiento sin que lo preceda algún tipo de esfuerzo físico. El cansancio puede afectar también la cognición y las emociones, de modo que puede ser psicológico.
- Pérdida de habilidades: como por ejemplo de la capacidad de pensar, crear, recordar o ejecutar planes. También se reduce o se pierde la capacidad para socializar, para ejecutar actividades instrumentales de la vida diaria, para vivir de forma independiente y para regular emociones.
- Reducción de la tolerancia al estímulo: los sujetos se vuelven más sensibles a los estímulos ambientales y desarrollan una capacidad reducida para desconectarse de ellos. Aumentan de esta manera los colapsos frente a determinadas experiencias con la realidad, la sobreestimulación y los bloqueos.
Por todos estos motivos las personas con agotamiento autista se aíslan de su vida en sociedad y desarrollan exacerbaciones de sus rasgos autistas. Se pierde la capacidad de llevar una vida independiente, de manera que afecta diferentes esferas de la vida. Veamos cómo se puede reconocer el agotamiento autista con base en una serie de comportamientos:
- Volatilidad emocional.
- Disminución de las interacciones sociales.
- Disminución de la capacidad para hacer contacto visual.
- Somnolencia continua.
- Baja motivación para hacer actividades sociales.
- Reclusión o aislamiento.
Es importante destacar que también pueden aparecer sentimientos de frustración, todo esto debido a la poca empatía por parte de los demás en relación con todos estos síntomas. Es muy probable que las personas eviten hablar abiertamente de sus episodios de fatiga, aunque en la práctica todos los rasgos descritos no se pueden ocultar.
Diagnóstico del agotamiento autista
Dado que se trata de una condición que no se discute abiertamente entre los psicólogos, psiquiatras, médicos y demás, no existen criterios para diagnosticar la fatiga autista. A menudo se opta por catalogar a todos estos rasgos como exacerbaciones, depresión o simplemente como episodios de fatiga. También es frecuente que muchos casos se diagnostiquen como colapso autista.
Aunque es cierto que el colapso autista y el agotamiento autista comparten algunos rasgos en común, en realidad se tratan de fenómenos diferentes. Los colapsos pueden durar minutos u horas, y por lo general se manifiestan en la niñez. El agotamiento es más común en los pacientes adultos y se desarrolla durante meses o años. Esta es la principal diferencia entre el colapso autista y el agotamiento autista.
Es por esta razón que todos los profesionales que tratan directa o indirectamente con pacientes autistas deben estar al tanto de esta condición. No está recogida en ningún manual médico por el momento, pero las experiencias en la práctica dan a entender que es un fenómeno real. El cuadro clínico presentado es de referencia para detectar posibles episodios de este tipo, en especial durante sus primeros estados.
Opciones de tratamiento
Por los motivos ya expuestos no existen terapias estandarizadas para hacer frente a la fatiga autista. Los expertos sugieren que una mayor conciencia y aceptación del trastorno del espectro autista contribuye tanto a la prevención como a la recuperación del agotamiento. Te dejamos con algunas ideas que son de gran ayuda al momento de hacer frente a esta condición infradiagnosticada:
- Establecer un sistema de apoyo en el círculo íntimo, el entorno de trabajo y el entorno educativo para evitar el aislamiento.
- Evitar distribuir responsabilidades que están muy por encima de las capacidades reales para llevar una vida normativa.
- Evitar forzar o cambiar actitudes para que estas encajen con el estilo de vida neurotípico.
- Gestionar un soporte comunitario para crear conciencia sobre el trastorno, sus síntomas y su manifestación.
- Dar espacio suficiente para permitir una desconexión temporal con los estímulos.
- No condenar los momentos en los que no se logra un enmascaramiento de los rasgos autistas en la sociedad.
- Respetar los límites de la persona (y saber reconocerlos).
Es importante que las personas autistas aprendan a reconocer cuándo se desencadenarán los síntomas y cuáles son los catalizadores (el estrés, el exceso de interacción, el exceso de enmascaramiento y demás).
Al hacerlo pueden distinguir en qué momento se debe dar un paso atrás para evitar la evolución de los signos. Contar con la ayuda de un profesional también puede representar un aliado invaluable en el proceso.
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