Rosácea en el embarazo: lo que debes saber

La rosácea en el embarazo es una afección poco común de naturaleza crónica. Descubre todo sobre ella de acuerdo con los expertos.
Rosácea en el embarazo: lo que debes saber
Diego Pereira

Revisado y aprobado por el médico Diego Pereira.

Última actualización: 04 abril, 2023

Los períodos más estresantes en la vida de una persona pueden ocasionar trastornos en la superficie de la piel. En concreto, en las mujeres embarazadas y que atraviesan la menopausia, debido a los cambios hormonales y sistémicos subyacentes, en ocasiones experimentan complicaciones de este tipo. Hoy te hablamos de la rosácea en el embarazo y todo lo que debes saber de acuerdo con los científicos.

La mayoría de las gestantes desconocen este tipo de trastorno, en parte porque no es tan común. Complicaciones como el acné son más frecuentes, tanto que se estima que hasta el 42 % de las embarazadas lo desarrollan. Repasamos qué saben los expertos sobre la rosácea en el embarazo y qué opciones seguras existen para tratarla.

Características de la rosácea en el embarazo

La rosácea es una afección inflamatoria crónica común que se manifiesta con enrojecimiento recurrente, eritema y pústulas en el mentón, las mejillas, la nariz y la frente. En la actualidad, se distinguen cuatro tipos de rosácea de acuerdo con las características de los síntomas y su evolución: eritematotelangiectásica, papulopustulosa, fimatosa y ocular.

En general, la mayoría de los casos reportados de rosácea en el embarazo se deben a exacerbaciones en pacientes que ya habían manifestado anteriormente la condición. Sin embargo, y en casos raros, también puede presentarse por primera vez.

No se conocen las causas de la enfermedad, aunque los investigadores piensan que se debe a anormalidades en la inmunidad innata, reacciones inflamatorias a microorganismos cutáneos, daño ultravioleta o disfunción vascular.

La rosácea en el embarazo puede exacerbarse con síntomas más agudos en mujeres con piel más clara y sensible. Los cambios hormonales que se desarrollan junto con el embarazo son su principal catalizador, también la disminución del sistema inmunitario. El estrés, los cambios en la dieta y otras variables también pueden motivar su manifestación.

En general, la rosácea en el embarazo no se distingue de la rosácea que se desarrolla en otros grupos de personas. Sin embargo, la condición puede complicarse más en las gestantes cuando no se trata a tiempo. Bien es cierto que las terapias para hacerle frente son limitadas, aunque existen alternativas seguras para abordar el problema durante el embarazo.



Síntomas de la rosácea en el embarazo

La rosácea en el embarazo se asocia a varias lesiones
Las manifestaciones clínicas de la rosácea pueden variar mucho dependiendo de cada contexto.

Los expertos han encontrado que la mayor parte de los episodios de rosácea durante el embarazo ocurren en el primer trimestre de gestación. La media de su aparición es en torno a los 31 años, algo que sigue la línea de la enfermedad en otros grupos (entre los 30 y 40 años). Los signos de rosácea son muy variados, aunque los más comunes son los siguientes:

  • Presencia de arañas vasculares.
  • Piel seca, a veces con descamación.
  • Escozor y ardor en la superficie de la piel.
  • Poros dilatados.
  • Hinchazón de la nariz (tanto que se percibe como un bulto).
  • Sensibilidad en la piel.
  • Piel grasosa.
  • Engrosamiento de la piel.
  • Presencia de pústulas o pápulas.
  • Problemas para ver (enrojecimiento, hinchazón, sequedad, ardor y otros síntomas).

Existen diferentes tipos de rosácea, de manera que la manifestación variará según el caso. Los signos también cambian de gestante en gestante, así que pueden ser o muy intensos o muy leves.

Al igual que lo que sucede con su manifestación fuera el embarazo, la condición puede presentarse en compañía de comorbilidades sistémicas. Los expertos señalan a las enfermedades inflamatorias intestinales, las afecciones neurológicas y las enfermedades cardiovasculares como las más comunes.

Los investigadores advierten que la manifestación más grave de la condición durante el embarazo es la rosácea fulminante. Se caracteriza por síntomas intensos con abundantes pústulas y quistes. Estos casos son más frecuentes en mujeres más jóvenes. Sin importar el tipo de la enfermedad desarrollado, las gestantes pueden manifestar cuadros de ansiedad, depresión, baja autoestima y otras complicaciones emocionales.

Diagnóstico diferencial de la rosácea en el embarazo

El diagnóstico de la rosácea se hace de manera clínica. El especialista puede diagnosticarla evaluando de primera mano los síntomas, y en casos raros considerará la mediación de una biopsia y evaluaciones complementarias.

Existen varios diagnósticos diferenciales de la rosácea en el embarazo, y el más común de todos es el acné. Ambos comparten la presencia de pápulas y pústulas, aunque se tratan de condiciones diferentes.

Otros que no podemos dejar de mencionar son el lupus eritematoso cutáneo agudo, la dermatitis seborreica, la queratosis pilaris, la erupción acneiforme inducida por fármacos y los episodios aislados de enrojecimiento. Las características específicas de cada condición permiten distinguirlas a través de una evaluación clínica.



Opciones de tratamiento

La rosácea en el embarazo tiene tratamiento
Una vez diagnosticado un caso de rosácea en el embarazo, es necesario acudir con el especialista correspondiente para la indicación de tratamiento.

La rosácea no es una enfermedad potencialmente mortal, y esto es algo que todas las gestantes deben saber. El pronóstico general del trastorno es bueno, aunque en ausencia de tratamiento los síntomas pueden exacerbarse. También pueden desarrollarse otras consecuencias, como por ejemplo cicatrices permanentes y secuelas oculares.

Las alternativas de tratamiento para la rosácea en el embarazo son limitadas. Sin embargo, la evidencia sugiere que la azitromicina es la única terapia oral para la rosácea que se considera segura para pacientes embarazadas, y es muy efectiva para abordar los casos de naturaleza fulminante. En función del criterio del especialista, y de la evolución de los síntomas, también se puede considerar el uso de ivermectina y metronidazol.

Te recordamos de nuevo que actuar a tiempo mejora el pronóstico de la condición. Por tanto, debes buscar asistencia médica en cuanto detectes los síntomas; incluso cuando pienses que solo se trata de un brote de acné. Evita a toda costa la automedicación, e implementa los cambios en los hábitos de vida que te sugiera el médico.




Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.