¿Qué es el reflujo ácido?
El reflujo ácido es un síntoma que experimentan algunas personas con problemas estomacales y esofágicos y que cursa con una irritación del epitelio debido al ácido estomacal o la bilis. Se trata de una condición muy molesta que puede afectar al bienestar, además de causar otras patologías a medio plazo.
Normalmente, el reflujo ácido se experimenta después de una comida. El hecho de que la misma sea copiosa, cuando existe tendencia a sufrir el problema, incrementa el riesgo de acidez. No obstante, aquellas personas que sufren hernia de hiato pueden desarrollar la molestia incluso tras el consumo de alimentos ligeros. También hay quien se despierta a media noche sintiendo reflujo.
La función del esófago
El esófago es un tubo muscular que una la boca con el estómago. Por él bajan los alimentos cuando se degluten, generando una serie de contracciones para facilitar el descenso de los mismos. Cuenta con una válvula final situada en el espacio anterior a la conexión estomacal. Esta impide que el bolo alimenticio se devuelva.
Sin embargo, dichos esfínteres no siempre funcionan de forma correcta. En ocasiones pueden experimentarse ineficiencias en su cometido, provocando que una cierta cantidad del ácido estomacal acceda al esófago, causando irritación y afecciones en el músculo liso que conforma el tubo.
Hay que destacar que, para ser concretos, existen dos esfínteres distintos. El primero de ellos se encuentra en la zona superior del tubo, denominado esfínter esofágico superior. Este se abre durante el momento de la deglución para permitir que los alimentos bajen por el interior del tubo.
Existe un esfínter esofágico interior, que es el que conecta el esófago con el estómago. Cuenta con la característica de que no se puede controlar de forma voluntaria, como sí sucedía con el anterior.
Por otra parte, puede debilitarse con el paso del tiempo, bien por una dieta inadecuada o por otras causas patológicas. Cuando esto sucede se desarrolla el reflujo ácido. Así lo evidencia un estudio publicado en la revista Missouri Medicine .
Síntomas del reflujo ácido
Los síntomas del reflujo ácido, según una investigación publicada en la revista Primary Care, son los siguientes:
- Distensión abdominal.
- Mal aliento.
- Tos.
- Gas.
- Acidez estomacal y sensación de ardor en el pecho.
- Sensación de un elemento atascado en la garganta.
- Hipo.
- Náuseas.
- Regurgitación.
- Dolor de garganta.
- Vómitos.
Además, cuando se produce el reflujo ácido de forma frecuente, se produce un cambio en las células que conforman el epitelio esofágico (las células más superficiales del tejido). Esta condición se conoce como esófago de Barret, según una revisión publicada en Disease-a-Month .
Durante muchos años se vinculó este problema con un mayor riesgo de formación de tumores. Sin embargo, en la actualidad existe bastante discordancia al respecto.
Hay que tener en cuenta que el carcinoma esofágico es uno de los más peligrosos, ya que el ratio de supervivencia tras 5 años es inferior al 20 %. Así lo evidencia un estudio publicado en la revista World Journal of Gastroenterology. No obstante, esta patología parece estar influenciada en mayor medida por los hábitos como el tabaquismo y otras condiciones como la obesidad que por el propio reflujo.
Como en la mayor parte de los tumores, el incremento de la inflamación y de la oxidación suelen provocar un peor pronóstico. Para la prevención, es clave garantizar el aporte de antioxidantes en la dieta y los buenos hábitos de vida.
Causas del reflujo ácido
Existen varios factores que pueden condicionar la debilidad de los esfínteres esofágicos, lo que provocaría la sensación de reflujo ácido. Uno de los principales riesgos es la existencia de una hernia de hiato.
Cuando esta se produce, se experimenta una incapacidad de cierre total del esfínter, lo que hace más probable que el contenido del estómago vuelva hacia el esófago.
Se pueden identificar otros factores de riesgo como el sobrepeso y la obesidad, el embarazo, el uso continuo de fármacos (como sedantes o antidepresivos) y el tabaquismo. Hay que tener en cuenta que tanto el sobrepeso como el tabaquismo incrementan también la incidencia de los tumores relacionados con el tubo digestivo.
Cuando se mejora el estado de composición corporal suele producirse una mejora significativa de los síntomas. Por este motivo, el reflujo asociado al embarazo cuenta con un carácter transitorio.
Diagnóstico
El diagnóstico del reflujo ácido suele ser sencillo. De hecho, muchas personas son capaces de identificar dicha condición sin necesidad de visitar a un especialista.
Es más, normalmente no se realiza ninguna prueba a nivel clínico para confirmar la existencia del problema, basta con la historia clínica y una descripción detallada de la sintomatología. En algunos casos se puede realizar un examen físico.
No todas las personas sufren reflujo esofágico del mismo grado. En muchos casos se trata de una afección ocasional, vinculada a excesos a nivel dietético. Sin embargo, este problema puede llegar a cronificarse. En este caso sí que es preciso utilizar una serie de pruebas diagnósticas para evaluar la competencia del esfínter y si existen problemas asociados.
Normalmente se suele realizar lo siguiente:
- Una endoscopia, para valorar daños en el tejido.
- La manometría esofágica, que mide las contracciones musculares.
- El monitoreo del pH y de la impedancia esofágica.
- Radiografías del tubo tras la ingesta de un líquido con contraste.
Tratamiento para el reflujo esofágico
El tratamiento del reflujo esofágico se basa en el cambio de los hábitos de vida, aunque también existen fármacos que se pueden utilizar para aliviar los síntomas. De todos modos, el abuso de algunos de ellos es controvertido a nivel de salud.
Cambios en el estilo de vida
Normalmente, el planteamiento de una dieta saludable suele aliviar los síntomas del reflujo esofágico. Es importante consumir productos y alimentos de fácil digestión, evitando aquellos ultraprocesados con capacidad inflamatoria y las comidas copiosas o muy grasas. Los métodos de cocción preferidos siempre serán la plancha, el horno, el vapor o la cocción con agua.
Además, es importante evitar los siguientes comestibles:
- Bebidas con gas.
- Alcohol.
- Alimentos procesados con alto contenido en grasas trans (bollería y comida rápida).
- Sustancias irritantes como el café (aunque depende de la tolerancia individual).
Suele resultar beneficiosa la práctica de ejercicio de forma regular, ya que ayuda a controlar el peso corporal y a generar bienestar. Es determinante evitar el tabaco y los espacios con humo. A la hora de dormir, resulta aconsejable incorporarse ligeramente, para dificultar la subida del ácido y que esto genere problemas relacionados con el descanso.
En lo que a planificación de las comidas se refiere, resulta más recomendable realizar pequeñas ingestas a lo largo del día. Habrá que probar también la tolerancia a algunos alimentos que cuentan con un carácter irritante, como los tomates, el picante, la menta…
Farmacología
Para el tratamiento del reflujo esofágico existe una serie de medicamentos de venta libre destinados al control sintomatológico. De todos modos, se recomienda el consumo de los mismos solo cuando se experimenta una crisis, ya que su abuso es contraproducente. Además, es importante consultar primero al médico. Los más habituales son los siguientes:
- Antiácidos: actúan bloqueando los ácidos del estómago. De forma casera, se puede generar un efecto similar bebiendo un vaso de leche. No obstante, algunos estudios comentan que a medio plazo esta solución podría ser contraproducente.
- Subsalicilato de bismuto: este fármaco reduce el flujo de líquidos y ácidos hacia el intestino.
- Bloqueadores de receptores H2: dichos medicamentos reducen la cantidad de ácido a nivel estomacal. Funcionan de forma rápida y cuentan con efectos duraderos.
- Inhibidores de la bomba de protones: son los más utilizados por su capacidad para ayudar a controlar los síntomas y a reducir la producción de ácido estomacal. Sin embargo, existen investigaciones que vinculan el uso regular de esta clase de compuestos con un mayor riesgo de desarrollar algunos tipos de cáncer.
¿Cuándo visitar a un médico?
Cuando la acidez estomacal pasa de ser un problema puntual a una condición frecuente, es conveniente visitar a un médico. Este realizará pruebas para conocer el origen de la patología, así como para saber si existe alteración del epitelio esofágico.
Además, podrá pautar tratamiento farmacológico en caso de ser necesario para mejorar el bienestar o para conseguir controlar de forma eficiente los síntomas.
Por otra parte, si el reflujo ácido suele estar acompañado de vómitos, será preciso recurrir a ayuda profesional. Lo mismo sucede si se experimenta dificultad para tragar o para respirar. En estos casos puede existir otra patología de base que condicione la aparición del reflujo y que sea necesario tratar para impedir su progresión.
Reflujo ácido, un problema cada vez más frecuente
El incremento de las tasas de sobrepeso y de obesidad ha provocado que el reflujo ácido sea cada vez más frecuente entre la población. Normalmente, cuando se reduce el peso y se mejora el estado de composición corporal suele producirse una mejora de los síntomas. No obstante, es posible que exista una patología de base que provoque la acidez, como la hernia de hiato.
En cualquier caso, si se experimenta reflujo ácido de forma frecuente es aconsejable visitar a un médico que realice una evaluación de la competencia de los esfínteres. Asimismo, es beneficioso mejorar los hábitos de vida, apostando por una dieta saludable y por la práctica de ejercicio físico.
A pesar de que existen tratamientos farmacológicos para el control de los síntomas, es preciso recurrir solo a los medicamentos cuando sea estrictamente necesario. Estos productos suelen tener efectos secundarios sobre el organismo, por lo que no conviene abusar de ellos.
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