Microbiota cutánea: todo lo que debes saber
Muchas veces, al hablar de microbiota nos referimos solo al conjunto de bacterias que habitan en el interior del tubo digestivo. Sin embargo, existen microorganismos en otras muchas partes del cuerpo humano, con funciones importantes a la hora de mantener un buen estado de salud. En concreto, vamos a hablarte de la microbiota cutánea, fundamental para la piel.
El conjunto de bacterias que habitan en el intestino son objeto de estudio de forma reciente. Hasta hace pocos años los expertos no eran conscientes de su existencia ni de su importancia. Sin embargo, se sabe en la actualidad que pueden modular los estados de salud y enfermedad. Incluso han llegado a ser categorizadas como un órgano independiente en su conjunto.
¿Qué es la microbiota cutánea?
Con el nombre de microbiota cutánea nos referimos al conjunto de microorganismos que componen el ecosistema presente en la superficie de la piel. Por una parte contribuyen a proteger el cuerpo humano, suponiendo una barrera física e inmunitaria al mismo tiempo. De hecho, si se produce una reducción en la diversidad de estos organismos, se podrían desarrollar patologías importantes.
Hay que tener en cuenta que la superficie cutánea constituye un ecosistema complejo. El ambiente es inhóspito y el pH ácido, por lo que no cualquier ser vivo puede habitar en este lugar. Asimismo, las condiciones de humedad son variables a lo largo del día y de las estaciones del año. A pesar de ello, existen microorganismos capaces de adaptarse a estas circunstancias, consiguiendo un estado de equilibrio que les posibilita la vida.
Ahora bien, no se debe pensar que todos los seres que conforman la microbiota cutánea son beneficiosos o mutualistas. En algunos casos, pueden proliferar también los patógenos, dando lugar a diferentes tipos de infecciones. Aquí habrá que plantear un tratamiento para recuperar la homeostasis a nivel superficial y evitar alteraciones que puedan condicionar el funcionamiento del sistema inmunitario.
En este sentido, en los últimos años se han desarrollado una serie de compuestos probióticos para mejorar la salud de la piel que han demostrado buenos resultados. Consiguen promocionar el crecimiento de las bacterias beneficiosas, generando una mejor sensación de bienestar y haciendo que la capa superficial del organismo luzca más saludable.
Tipos de microbiota y microorganismos más comunes
Existen diferentes poblaciones de bacterias en la superficie de la piel. En primer lugar podemos mencionar a la microbiota residente, conformada por dos tipos de microorganismos de forma mayoritaria.
Normalmente estos microorganismos se consideran comensales y mutualistas, por lo que en ningún caso representan un potencial nocivo para el ser humano. Ahora bien, esto no quita que algunas cuenten con un potencial patógeno en el caso de que se descontrole su crecimiento.
Hay que destacar la microbiota transitoria. Hablamos en este caso de cepas que no están presentes en la superficie de la piel durante todas las épocas del año. Pueden sobrevivir unas horas o incluso algunos días, pero su renovación es prácticamente constante. Como norma general no son patógenas y se pueden identificar en este grupo un gran número de bacterias Gram positivas.
De todos modos, no solo de bacterias va este tema. También existen poblaciones de hongos sobre la epidermis. Los géneros reconocidos son diversos, siendo los de tipo Candida de los más habituales. En situaciones normales no se consideran un riesgo. Ahora bien, pueden darse condiciones idóneas para que las poblaciones de estos seres vivos crezcan, provocando así un perjuicio sobre el huésped.
Según una investigación publicada en la revista Microorganisms, ciertas cepas de hongos pueden provocar infecciones en la superficie de la piel, por lo que habrá que mantener ciertas medidas higiénicas para evitar dicha situación. Normalmente, se benefician cuando existen ciertas heridas o irregularidades en el tejido. También cuando varían las condiciones de pH o de humedad.
¿Cómo mantener la microbiota cutánea en equilibrio?
Del mismo modo que se debe cuidar la microbiota intestinal, habrá que hacer lo propio con el conjunto de microorganismos que habitan sobre la piel. Será necesario garantizar la supervivencia de los beneficiosos y evitar la proliferación de los patógenos.
Para conseguir el equilibrio en lo que a microbiota cutánea se refiere, será necesario promocionar una serie de medidas higiénicas. Ahora bien, tampoco conviene pasarse en este aspecto. Un uso intensivo de jabones o de compuestos bactericidas podría poner en riesgo las poblaciones de microorganismos que generan beneficios, dando lugar a la colonización por parte de oportunistas y de patógenos.
También habrá que tener cuidado con las condiciones de humedad excesiva, ya que en este caso se puede experimentar un crecimiento por parte de los hongos que cause un perjuicio a medio plazo. Por ejemplo, esta clase de infecciones son más frecuentes en deportistas, ya que debido a la sudoración generan un caldo de cultivo excelente para la multiplicación de ciertos microorganismos.
Existe una serie de métodos higiénicos y antisépticos que se pueden llevar a cabo para mantener controladas las poblaciones bacterianas y de hongos, evitando su proliferación descontrolada. Así lo evidencia una investigación publicada en la revista BioMed Research International .
Probióticos y prebióticos para la microbiota cutánea
Es posible incluir en las pautas nutricionales una serie de compuestos probióticos y prebióticos para mejorar la calidad de la flora cutánea, lo que ayuda a prevenir patologías y fallos en las barreras más externas de defensa. Por ejemplo, se puede plantear el tratamiento con ciertas cepas de bacterias para controlar problemas como el acné, según un estudio publicado en la revista Dermatologic Therapy.
Gracias a estos microorganismos, se podría experimentar un efecto antiinflamatorio que redujese el dolor y la hinchazón provocada por esta patología. Incluso por medio de la acción a nivel de microbiota se controlaría el exceso en la producción de sebo, uno de los condicionantes para la aparición y desarrollo de los característicos granos.
Ahora bien, no se debe pensar que la administración de probióticos o de prebióticos se realizará solamente por vía oral. Son varios los productos cosméticos que incluyen estos elementos en su interior, bastando con la aplicación por vía tópica para generar un beneficio significativo. Incluso los efectos pueden ser mejores cuando se administran con ciertos nutrientes como la vitamina C.
Existen evidencias conforme dicha vitamina es capaz de incrementar la síntesis endógena de colágeno, una de las proteínas más abundantes del cuerpo que forma parte importante de la piel. Gracias a ella se produce una cicatrización más rápida de las heridas y se reduce la aparición de las arrugas o de los problemas cutáneos.
Los tratamientos de belleza y su impacto sobre la microbiota cutánea
Hay que tener en cuenta que no todas las zonas de la piel cuentan con las mismas características. Varían el grosor de los tejidos, la producción de sebo, las condiciones de humedad… son diversos los factores que pueden determinar la habitabilidad del lugar por parte de los diferentes tipos de microorganismos. Por este motivo, a la hora de aplicar tratamientos dermatológicos o de belleza, habrá que ser precisos.
Es importante destacar que en las zonas más húmedas como las axilas y el ombligo crecen fundamentalmente bacterias de los géneros Staphylococcus y Corynebacterium. Sin embargo, las ubicaciones con mayor producción de sebo, como la frente, cuentan con bacterias del antiguo género Propionibacterium. Respetar las condiciones del hábitat de estos microorganismos será determinante para asegurar su supervivencia.
Ahora bien, es cierto que la proliferación de ciertos seres patógenos podría modificar estas características de las zonas de la piel, poniendo también en riesgo el buen funcionamiento del sistema inmunitario. En este caso juegan un papel determinante los productos cosméticos, ya que al estar diseñados para aplicar en un lugar en concreto, conseguirán mantener las condiciones del mismo, reduciendo el riesgo de contaminación por parte de otros microorganismos.
Es necesario asegurar la diversidad de la microbiota cutánea
Del mismo modo que sucede con la microbiota intestinal, el conjunto de los seres que habitan en la superficie de la piel ha de ser diverso y denso. De este modo, se asegura que llevan a cabo sus funciones de manera eficiente, generando un beneficio claro sobre el huésped. No obstante, hay varios condicionantes que pueden influir sobre ello, como la carga genética.
Para conseguir una situación de equilibrio será importante cuidar los hábitos de vida en general, incluyendo la dieta. Por medio de los alimentos se podrán controlar los mecanismos inflamatorios que tienen lugar en el organismo, y que pueden afectar en ocasiones al órgano más superficial. Para ello, cabe destacar la necesidad de incluir en la pauta nutrientes que han demostrado ayudar a garantizar la homeostasis, como los ácidos grasos de la serie omega 3.
La microbiota cutánea, un elemento fundamental para la salud de la piel
Es determinante la influencia de las bacterias y otros microorganismos locales sobre la salud de la piel. Estamos hablando de un lugar totalmente colonizado por diferentes tipos de seres vivos. Es necesario garantizar la diversidad y minimizar la presencia de las poblaciones patógenas, lo que evitará problemas de salud a medio plazo.
Para conseguir que la piel luzca sana, será necesario combinar una serie de buenos hábitos. La dieta y el descanso son dos de los más importantes, aunque será preciso garantizar la higiene y los tratamientos dermatológicos y cosméticos. De este modo, se evitarán patologías o se facilitará su manejo, como es el caso del acné.
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