Así envejece la piel con el sol
La Organización Mundial de la Salud (OMS) nos recuerda que la sobreexposición a la luz solar se considera una causa subyacente de los efectos nocivos en la piel, en los ojos y en el sistema inmunitario. A pesar de ello, prácticas como el bronceado tienen una gran estima en la población general. Con el ánimo de generar conciencia, hoy repasamos los efectos de la luz del sol en el envejecimiento de la piel.
Como no podría ser de otra manera, la piel atraviesa por una serie cambios nocivos a medida que pasa el tiempo. Los cambios se desencadenan debido a una serie de alteraciones hormonales, metabólicas y celulares, las cuales también impactan a otros órganos. La exposición prolongada e intensa a la luz del sol puede acelerar más el proceso de envejecimiento de la piel, algo que repasaremos de la mano de los expertos.
Envejecimiento de la piel y exposición a la luz del sol
Tal y como señalan los especialistas, el envejecimiento de la piel se divide en dos tipos: el envejecimiento cronológico y el fotoenvejecimiento. Antes de proseguir es muy importante comprender sus distinciones:
- Envejecimiento cronológico: se relaciona con los cambios a nivel estructural, funcional y metabólico en la piel que son paralelos al envejecimiento. Estos también son paralelos a los cambios degenerativos en otros órganos del cuerpo (recuerda que la piel es el órgano más extenso).
- Fotoenvejecimiento: se relaciona con el daño oxidativo en la piel debido a la sobreexposición a la luz solar ultravioleta (UV), tanto UVA como UVB. No está relacionado con los cambios degenerativos en otros órganos del cuerpo.
A diferencia de los otros órganos del cuerpo, la piel se ve directamente afectada por la exposición al medio ambiente. La más importante de todas es la radiación ultravioleta del sol (UV), la cual se divide en dos tipos: la UVA (95 %), la cual afecta a las capas internas de la piel; y la UVB (5 %), la cual afecta a las capas superiores. Existe un tercer tipo de radiación, la UVC, pero esta no llega hasta la superficie de la Tierra y no representa un peligro para la salud de la piel.
De acuerdo con algunas estimaciones, hasta el 80 % de los signos visibles de envejecimiento se deben a la exposición a los rayos UV, esto ajeno al proceso de envejecimiento cronológico. Los cambios más frecuentes operan en el orden de aparición de arrugas, cambios en la textura, falta de firmeza de los tejidos cutáneos, trastornos vasculares y alteración en la distribución de la pigmentación.
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Efectos de la exposición al sol en el envejecimiento de la piel
Lo primero que debes saber es que se puede entender el fotoenvejecimiento de dos maneras: el que se produce de manera natural o el inducido o forzado. Ciertamente, los cambios en el envejecimiento de la piel por la luz del sol ocurren de manera gradual a medida que una persona interactúa con el exterior. Es por esta razón que en muchas ocasiones se solapan o se manifiestan en paralelo con los cambios inducidos por el envejecimiento cronológico.
Sin embargo, también se pueden anticipar a ellos debido al uso regular de camas solares y bronceados naturales en balcones, playas y demás. Hay muchas formas en las que la luz del sol induce al envejecimiento de la piel. Repasamos cinco de las más importantes que debes saber.
Impacto en las funciones de barrera y termorregulación de la piel
La capa más externa de la piel, conocida como estrato córneo, tiene la función de operar como una barrera protectora. Lo hace a través de la agrupación de una serie de células, llamadas queratinocitos, que se organizan para dotar a la piel externa de sus cualidades. Aunque a medida que una persona envejece de forma natural su producción disminuye, se sabe que la exposición al sol tiene el mismo efecto.
La reducción de queratinocitos se traduce en un adelgazamiento general de la epidermis y una reducción en el flujo de nutrientes (entre otras cosas). También se produce una reducción de la resistencia epidérmica, lo que aumenta la probabilidad de lesiones inducidas por fricción, golpes o cortes. También se altera el funcionamiento de las glándulas sudoríparas que, en conjunto con una piel más delgada, ocasiona un desajuste en el proceso de termorregulación.
Impacto en la capacidad regeneradora de la piel
Aunque la capacidad para regenerar la piel nunca se pierde, existe evidencia de que la exposición prolongada al sol genera una reducción de dicha capacidad. En comparación con una persona que no padece de fotoenvejecimiento, aquellos que sí manifiestan una cicatrización retrasada de sus heridas. Como ya hemos comentado, estas son más frecuentes debido al adelgazamiento de la piel, de manera que en conjunto forman un problema serio.
Impacto en la pigmentación de la piel
Los melanocitos con un grupo de células que se encuentran en la piel y en los folículos pilosos cuya función es la de producir melanina. La melanina es un pigmento natural que aporta color y que además tiene propiedades fotoprotectoras. Las áreas de la piel expuestas de forma crónica al sol manifiestan una alteración del sistema pigmentario de la piel, y la pigmentación moteada es quizá su principal característica.
En principio, esto se debe a una acumulación mayor de melanocitos con el objetivo de aumentar la función protectora. Existen varios tipos de pigmentación moteada, pero los más comunes son las manchas de la edad (léntigo actínico), las pecas (efélides) y la queratosis seborreica. A veces se denomina a este problema con el término manchas de sol o manchas solares.
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Impacto en la inervación de la piel
Se sabe que la exposición crónica al sol puede inducir cambios en el sistema de inervación de la piel. Esto es, el sistema que media en la percepción del tacto o el dolor. Con el paso del tiempo el fotoenvejecimiento conduce a un desajuste del sistema, casi siempre disminuyendo la capacidad de regular estas funciones.
Impacto en el sistema inmunitario de la piel
En su papel de barrera externa, la piel está preparada para reaccionar ante diferentes tipos de infecciones y lesiones. Un trabajo publicado en Journal of Investigative Dermatology Symposium Proceedings en 2008 sugirió que la exposición a los rayos UV puede inducir cambios en la capacidad inmunitaria de la piel. Esto se traduce, entre otras cosas, en una mayor susceptibilidad a las infecciones y a un aumento de las neoplasias malignas.
Por todo esto se debe apelar por el uso de protector solar, evitar la exposición directa al sol durante el mediodía y reducir la frecuencia de los bronceados. Ten en cuenta que estos últimos son un factor de riesgo para el cáncer de piel, además de otras complicaciones graves. Al margen de los impulsos estéticos, la salud general está en juego como hemos corroborado.
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