Diuréticos para adelgazar: lo que debes saber
Los diuréticos para adelgazar no son una buena opción. No conseguirán estimular la oxidación de las grasas y sí pueden variar el balance hidroelectrolítico, lo que causaría graves problemas a nivel de salud.
A la hora de mejorar el estado de composición corporal es mejor optar por métodos poco agresivos y sostenibles en el tiempo. Todo lo que sea evitar los medicamentos será positivo, ya que siempre cuenta con efectos secundarios a medio plazo y su manejo no es sencillo.
La pérdida de peso no es un proceso lineal, por lo que tampoco hay que frustrarse si en un momento dado no se obtienen los resultados esperados. Como norma general será preciso establecer un déficit energético para reducir progresivamente la cantidad de masa grasa en el organismo, pero consumiendo suficientes proteínas para mantener la masa muscular.
¿Para qué sirven los diuréticos?
Normalmente los diuréticos son un tipo de fármacos que se emplean contra la retención de líquidos y contra la hipertensión. Tienen un contexto de aplicación a nivel clínico y deben estar pautados por un profesional.
No es recomendable su utilización fuera de estos ámbitos, ya que su consumo conlleva una serie de riesgos graves que vale la pena conocer. Y es que jugar con el balance hídrico es realmente peligroso, pudiendo conllevar un estado de deshidratación.
El problema es que los diuréticos se utilizan a menudo en situaciones deportivas para conseguir dar un peso en un momento determinado, sobre todo en el caso de los atletas de lucha. No es una buena alternativa.
Es cierto que conseguirán ayudar a perder una cantidad significativa de líquido, pero esto afectará negativamente a la salud, la vitalidad y el rendimiento del deportista. Normalmente los inconvenientes superan a los beneficios.
Por otra parte, se han dado casos de personas que los emplean para bajar de peso de manera rápida y acelerada. Tampoco es buena alternativa. Al final lo único que se consigue es reducir el agua corporal de manera temporal, pero sin afectar a otros compartimentos como la masa grasa. Disminuir esta última sería lo realmente determinante cuando el objetivo es conseguir mejorar la figura.
Sin embargo, la deshidratación es un problema serio asociado al uso de esta clase de fármacos. También otras alteraciones relacionadas con el sistema cardiovascular a medio plazo.
Cuando se pierde un porcentaje de agua significativo se experimenta un manejo deficiente de la temperatura corporal, que se incrementará de manera progresiva. Llega un punto en el que las reacciones fisiológicas no se llevan a cabo adecuadamente, pudiendo causar la muerte. Un estudio publicado en Journal of Gerontological Nursing lo corrobora.
Efectos nocivos de los diuréticos
Vamos a comentar ahora los efectos negativos de los diuréticos para el organismo más allá de la posible deshidratación postulada. En primer lugar aumentarán la susceptibilidad a los calambres musculares, ya que se elimina una mayor cantidad de potasio por la orina.
Es clave comentar que dicho mineral ha demostrado ser importante para garantizar el buen manejo de la presión arterial, contrarrestando los efectos del sodio.
Además es posible que se experimenten problemas relacionados con el equilibrio, ya que se elimina más líquido del corriente y se produce una reducción de varios electrolitos clave como son el calcio, el cloruro, el magnesio o el sodio.
Los reflejos se verán alterados y se experimentará una sensación de agotamiento y de falta de energía importante. Incluso no es de extrañar que aparezcan mareos o dolores de cabeza.
Hasta cabe la opción de que bajo ciertas circunstancias se sufran ataques de gota, ya que la sedimentación del ácido úrico en las articulaciones aumentará cuando el nivel de líquido en el organismo es bajo.
También los cólicos nefríticos y los cálculos en el riñón ven aumentada su incidencia bajo este tipo de condiciones de déficit de hidratación. Y es que no solo hay que evitar los diuréticos, sino garantizar un buen consumo de agua.
¿Qué hacer entonces contra la retención de líquidos?
Muchas personas piensan en consumir diuréticos para adelgazar con el objetivo de eliminar también los síntomas de la retención de líquidos. Pero esto podría no ser lo más adecuado, ya que hay que detectar la causa del edema y tratarlo de forma adecuada.
Para paliar los síntomas también será determinante el hecho de reducir los niveles de inflamación en el medio interno. Por ejemplo, las grasas trans son capaces de desregular este proceso, incrementando el riesgo de sufrir ineficiencias a nivel fisiológico.
Un estudio publicado en la revista Biological & Pharmaceutical Bulletin lo corrobora. Por este motivo deben evitarse en la pauta en la medida de lo posible.
En su lugar habrá que incluir en las rutinas buenos ácidos grasos de calidad, como los de la serie omega 3. De acuerdo con una investigación publicada en la revista Biochemical Society Transactions , estos compuestos consiguen ayudar a controlar los mecanismos inflamatorios en el medio interno y a prevenir el desarrollo de problemas cardiovasculares o autoinmunitarios. Por ello han de consumirse de manera regular.
Incluso mejorar en líneas generales el estado de composición corporal ayudará a combatir la retención de líquidos. Para ello no hay nada mejor que asegurar un déficit energético, sobre todo realizando ejercicio de fuerza de forma frecuente.
Así se promociona también la ganancia de tejido magro, lo que elevará el gasto energético en reposo y logrará mantener este estado de desequilibrio calórico con mayor facilidad y durante más tiempo.
¿Para adelgazar se deben plantear rutinas saludables?
Cuando el objetivo es perder peso no resulta una buena alternativa decantarse por los fármacos o por las dietas milagro que ofrecen grandes avances en poco tiempo y con relativo poco esfuerzo.
No solo no se consiguen beneficios sino que podría experimentarse un perjudicial efecto rebote posterior, conduciendo a la frustración y a un punto peor que el de partida. Y es que hablamos de planteamientos que no resultan sostenibles a lo largo del tiempo.
En su lugar es mucha mejor idea promocionar buenos hábitos saludables. Cuidar la dieta será esencial, dándole mayor importancia a la presencia de alimentos frescos que al consumo de procesados industriales.
De este modo se consiguen los antioxidantes necesarios para neutralizar la formación de los radicales libres y para controlar los mecanismos inflamatorios en el medio interno. También aportarán vitaminas importantes como la C, que ha demostrado ser fundamental para la función inmunitaria.
Pero para que todo esto tenga sentido será clave garantizar el consumo proteico de alta calidad. Las proteínas de origen animal cuentan con todos los aminoácidos esenciales en su interior y con una elevada puntuación en cuanto a digestibilidad, por lo que deben aparecer en todas las comidas principales. Así se asegurará el mantenimiento y la recuperación de la masa magra.
En relación con este último punto hay que darle especial importancia a la necesidad de realizar ejercicio de fuerza de manera regular. Pero también será clave dormir bien por la noche, al menos 7 u 8 horas de calidad. De este modo se conseguirán estimular los procesos de adaptación que conducirán a la hipertrofia del tejido magro, dando lugar a incrementos del gasto energético en reposo y a la sensibilidad a la insulina.
¿Por qué no se adelgaza incluso con buenos hábitos?
Existen algunas personas que no consiguen adelgazar a pesar de mejorar sus hábitos, lo que les puede llevar a plantearse el uso de fármacos como los diuréticos. Lo cierto es que existen bastantes incógnitas respecto a dicha cuestión, pero todo parece indicar que componentes genéticos y relacionados con la microbiota tienen mucho que ver. Por este motivo habría que plantear intervenciones complejas para mejorar los resultados.
Incluso cabe la opción de que se haya desarrollado una fuerte resistencia a la insulina, impidiendo así la movilización y la oxidación de las grasas como fuente de energía. Esta es una situación complicada de tratar, aunque tiene solución. Normalmente lo que se necesita es paciencia para lograr, con buenos hábitos, un incremento de la sensibilidad hacia la hormona.
No es bueno utilizar diuréticos para adelgazar
El uso de diuréticos para adelgazar no está para nada recomendado y conlleva una serie de riesgos importantes. Hablamos de fármacos que solo se deben emplear con receta y bajo contextos clínicos muy determinados, evitando su inclusión en las rutinas con un fin estético. Puede llegar a provocar daños irreparables, incluso la muerte por deshidratación si no se manejan correctamente.
Para terminar hay que hacer especial hincapié en que muchas personas no son capaces de distinguir entre la retención de líquidos y la inflamación sistémica. Mientras que la primera cursa con edema, sobre todo en las articulaciones, bajo la segunda condición se experimentará una sensación de hinchazón y de pesadez a nivel general. Para combatir este problema no hay nada mejor que mejorar los hábitos dietéticos y las rutinas de vida.
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