8 curiosidades sobre el chicle
El chicle es un producto que no pasa de moda. Durante un tiempo generó controversia entre los expertos en nutrición, sobre todo por su contenido en azúcar. En la actualidad es posible encontrar diferentes versiones, algunas con edulcorantes artificiales.
Lo cierto es que es una de las golosinas más populares entre los jóvenes y adolescentes. Existe una serie de curiosidades y de propiedades del chicle que seguro que todavía no conoces y que te vamos a comentar. También te diremos cuáles son los más recomendados a nivel de salud.
Curiosidades sobre el chicle
Presta atención a las siguientes curiosidades sobre el chicle, seguro que descubres algo que no sabías.
Podría ayudar a reducir el estrés
El consumo de chicle puede conllevar ciertos beneficios a nivel de salud. En primer lugar, sirve como elemento para reducir el estrés, tal y como afirma un estudio publicado en la revista Stress and Heatlh. La masticación de este producto por parte de los adolescentes en los momentos previos a un examen redujo la ansiedad, lo que se relaciona con mejores resultados.
Incluso durante la Segunda Guerra Mundial se utilizaba el chicle con este objetivo. El ejército norteamericano ofrecía chicle a los soldados para aliviar los nervios y generar así un mejor resultado en la batalla.
También muchos estudiantes de oposiciones, o incluso altos ejecutivos, lo mastican de forma frecuente. Es una manera de mantener un cierto grado de actividad y al mismo tiempo generar relajación. Es posible encontrar expertos que afirman que podría ejercer un efecto positivos sobre la concentración, aunque sobre esto no existen evidencias sólidas.
Ayuda a mejorar la salud bucodental
Aquí hay que tener cuidado, ya que no todos los tipos de chicle cuentan con este beneficio. Por ejemplo, el chicle que cuenta con azúcares en su composición podría resultar nocivo, incrementando así el riesgo de caries. Sin embargo, es posible encontrar variedades sin este ingrediente, lo que genera un cierto efecto protector.
Hay que tener en cuenta que el azúcar es el sustrato energético de muchas de las bacterias patógenas que habitan en la cavidad bucal. Ofrecerles este elemento favorece su crecimiento y replicación, lo que incrementa el riesgo de sufrir problemas.
El beneficio reside en que la masticación consigue aumentar la producción de saliva. Según una investigación publicada en la revista BMC, existen ciertas evidencias que indican que una salivación eficiente podría reducir la formación de la placa bacteriana a nivel dental, lo que se relaciona con menor incidencia de las caries.
Al mismo tiempo hay que valorar que muchos chicles cuentan con edulcorantes artificiales en su interior. Es habitual el uso de polialcoholes, sustancias capaces de reducir la densidad y diversidad de la microbiota intestinal, según una revisión publicada en Nutrients. Este efecto se podría generar también a nivel bucal, reduciendo la población de microorganismos beneficiosos.
Podría combatir el estreñimiento
Está claro que el proceso de digestión se inicia siempre en la boca. Una mala masticación de los alimentos podría provocar una dificultad en su paso a través del estómago y del intestino, lo que resulta en un tránsito ineficiente.
El consumo regular de chicle se asocia con una masticación más vigorosa, de este modo se romperán mejor los alimentos durante las comidas posteriores. Sin embargo, es algo que todavía no está completamente comprobado.
Al fin y al cabo la mandíbula está articulada a través de músculos que se encargan de asegurar su función. Estos pueden entrenarse. Cuanto más se utilicen más fuertes se volverán, por norma general. Por ello, un tono muscular adecuado en estos tejidos provocará que los comestibles se desmenucen de forma correcta, evitando así procesos como el estreñimiento.
De todos modos, hay que destacar que el estreñimiento en sí podría estar generado por factores diversos. Algunos funcionales y otros incluso estructurales. La presencia de fibra en la dieta será también determinante para mejorar el tránsito intestinal.
Incluso alteraciones en la microbiota del tubo digestivo podrían estar vinculadas con una reducción en la motilidad, condicionando así el paso del bolo por el intestino. En estos casos la suplementación con probióticos podría aliviar el problema.
Su consumo excesivo genera alteraciones en la mandíbula
Hemos comentado que la masticación moderada de chicle puede servir de entrenamiento a los músculos de la mandíbula, volviéndolos más eficientes en su función. Ahora bien, todo tiene un límite. Un sobreuso de los mismos se considera contraproducente.
Sobre todo si existe una alteración funcional o morfológica de la mandíbula, el consumo continuado de chicle podría agravar las descompensaciones. Es posible que a partir de aquí se experimenten molestias, chasquidos o dolores. En ese caso lo mejor es consultar con el especialista para poner una solución eficaz.
De todos modos, esta situación se produce en un porcentaje reducido de la gente. Normalmente no se desarrollan alteraciones que puedan condicionar de forma negativa la mordida o la capacidad de masticación. En el caso de llegar a tal situación, la solución suele ser sencilla, aunque a veces se alarga en el tiempo.
Facilita los viajes en avión
Es frecuente que durante un viaje en avión se taponen los oídos por los cambios de presión derivados de la altitud. Para evitar esto se puede masticar chicle, ya que así se consigue ejercer un cierto efecto despresurizador en la cavidad de los oídos, provocando un alivio instantáneo.
El momento más crítico para sufrir este problema suele ser el despegue. Empezar a mascar chicle instantes antes puede suponer un remedio eficaz.
El primer sabor del chicle fue el de regaliz
Originariamente la goma de mascar no tenía ningún tipo de sabor. Era solo un elemento que permitía realizar este ejercicio mandibular y que no se debía ingerir. Sin embargo, años después de la aparición del primero de estos productos comenzaron a llegar versiones con sabor.
El primero de ellos fue el de regaliz, aunque pronto se inventó el de tutti fruti. Más tarde apareció el chicle con sabor a menta, probablemente el más popular y consumido en la actualidad. Este cuenta también con la propiedad de refrescar el aliento, siendo así un remedio puntual para la halitosis.
Ahora bien, en la actualidad existe una gama de sabores muy amplia. Es posible encontrar chicle de bacon, de pepinillos, de carne asada e incluso de palomitas, además de los de sabores más clásicos.
Hay que tener en cuenta que todos estos productos destacan por su concentración de aditivos alimentarios. Dichas sustancias suelen ser inocuas para la salud, aunque en ciertos casos su consumo se asocia con ciertos riesgos. Por ejemplo, cuando algunos potenciadores del sabor se ingieren en exceso podrían generar diarreas.
Hay chicles con cafeína
La última moda dentro del mundo del chicle es la inclusión de cafeína en los mismos. Gracias a esta sustancia se puede experimentar un incremento del rendimiento cognitivo. También una reducción de la percepción de la fatiga en los deportistas, según un estudio publicado en Sports Medicine.
Lo normal es introducir en cada uno de los masticables una dosis de en torno a 80 miligramos de la sustancia, lo equivalente a poco más de un café. Con esto ya se experimenta un efecto positivo a nivel de rendimiento o de reducción de la somnolencia.
Cabe destacar que la absorción del alcaloide a nivel bucal es muy rápida, por lo que en 5 minutos estará la cafeína en la sangre dispuesta a su utilización. Por este motivo hay que tener cuidado con las sobredosis de chicles de cafeína.
Como norma general no se recomienda la ingesta de más de 250 miligramos de cafeína en una sola dosis, ya que podría ser tóxica. En el caso de los chicles, esta cantidad debería de ser reducida a 200 miligramos, puesto que la entrada en sangre de la sustancia es mucho más rápida.
En el caso de que mastiques esta clase de productos de forma habitual, recuerda reducir la ingesta de café o de té, o al menos elegir las variedades sin cafeína. De lo contrario se podría generar un efecto contraproducente.
Permiten incrementar la saciedad
El mecanismo de la saciedad es complejo. Existe un componente hormonal importante, aunque hay otro mecanismo que no ha de pasar desapercibido. La masticación podría inducir la liberación de señales que incrementasen la saciedad.
De acuerdo con un estudio publicado en Physiology & Behavior, se podría usar el chicle con el fin de reducir la ansiedad por comer, así como el apetito. Esta estrategia funciona especialmente bien durante la tarde, con el objetivo de evitar el consumo de snacks azucarados que generen un impacto negativo sobre la salud.
Es posible complementar este truco con otros que han demostrado ser capaces de suprimir parcialmente el apetito, como ingerir un vaso de agua fresca antes de las comidas. De este modo es más sencillo plantear una dieta hipocalórica, lo que permitirá una pérdida de peso.
Recuerda plantear una alimentación con alto contenido en fibra, ya que esto también será de gran utilidad. Además, el hecho de priorizar el consumo de alimentos frescos frente al de ultraprocesados industriales conseguirá disminuir la densidad energética de la dieta.
El chicle, un masticable que puede tener beneficios para la salud
Como has visto, el consumo de chicle podría contar con ciertos beneficios para la salud. Ahora bien, es importante acertar en la elección. Lo óptimo es masticar aquel que no tenga azúcares añadidos. Además, si cuenta con pocos edulcorantes artificiales, mejor. Es positivo que concentre en su interior estevia, en lugar de otros polialcoholes de salubridad discutida.
Ten en cuenta que la masticación excesiva de chicle en ciertos contextos podría ser contraproducente. Si notas crujidos o chasquidos en la mandíbula de forma recurrente, puede ser necesario que consultes al especialista antes de introducir el chicle en las rutinas diarias.
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