7 rasgos psicológicos y actitudes de las personas sumisas
¿Alguna vez te has preguntado cómo son las personas sumisas? ¿Te consideras una de ellas? ¿Conoces a alguien sumiso? Aquí te traemos 7 rasgos psicológicos y actitudes que las caracterizan para que puedas profundizar en este concepto y entender mejor.
Por lógica, nunca podremos generalizar, ya que cada persona es un mundo. Sin embargo, sí que podemos hablar de ciertas características comunes y generales en las personas con este rasgo tan marcado como es la sumisión. No siempre aparecen, pero con mucha frecuencia sí.
Las personas sumisas: características
La Real Academia Española de la Lengua (RAE) incluye, entre los significados de la sumisión, los siguientes: el ‘sometimiento de alguien a otra u otras cosas’; el ‘sometimiento del juicio de alguien al de otra persona’ y el ‘acatamiento, subordinación manifiesta con palabras o acciones’. Así, las personas sumisas tienden a someterse a otras, es decir, a su autoridad o voluntad.
Por ello, manifiestan conductas que pueden ir en contra de sus valores o principios solo por el miedo a entrar en un conflicto o tener que afrontar una crítica. Otra de sus características es la dependencia y la anteposición de los intereses de los demás a los suyos propios.
De esta forma, tienden a no mostrar lo que sienten o piensan, precisamente por ese deseo de agradar o ese miedo a no hacerlo. Ser sumiso puede influir de forma negativa en la propia autoestima, ya que debido a la constante búsqueda de aprobación de los demás, la persona acaba por anularse a sí misma. No escuchan lo que sienten o desean.
Hemos mencionado algunas de las características de este tipo de personas. Sin embargo, ¡aún quedan más! ¡No te las pierdas!
Rasgos psicológicos y actitudes de las personas sumisas
¿Qué caracteriza a las personas sumisas? ¿Cómo se comportan, cómo piensan o cuáles son algunas de sus actitudes? Veamos 7 de estas cualidades.
1. Discreción
Uno de los rasgos psicológicos más remarcables en las personas sumisas es su discreción. Esto se traduce en una manera de ser que les hace no querer llamar demasiado la atención.
Por ello, muchas veces pasan inadvertidas. ¿Los motivos? Desde querer evitar conflictos a esquivar momentos humillantes o incómodos. En este sentido, las personas sumisas tienden a evitar los conflictos por miedo a no poder hacer frente a la situación.
Las personas sumisas no quieren que se les vea porque viven con miedo a molestar. A raíz de ello, buscan estar siempre detrás de alguien, ya que además las opiniones les afectan. Por ello, como decíamos, intentan pasar desapercibidas para autoprotegerse y como mecanismo de defensa.
2. Falta de asertividad
En relación a la última característica mencionada, la falta de asertividad es otro rasgo de las personas sumisas. Ya en 1940, Andrew Salter definió la asertividad como un rasgo de la personalidad, pensando que había personas que lo tenían y otras no.
Más adelante surgieron otras definiciones para este concepto, haciendo alusión a la capacidad para expresar los derechos y los propios sentimientos de manera respetuosa y sincera hacia el otro. La asertividad también incluye la capacidad de decir no y poner límites. En este sentido, las personas sumisas tienen dificultades en mostrarla.
3. Búsqueda de la satisfacción ajena
Por otro lado, las personas sumisas buscan satisfacer a los demás, aunque esto implique un malestar hacia ellas mismas. Es decir, suelen anteponer las necesidades o deseos de los demás a los suyos propios. Además, evitan desobedecer órdenes para evitar conflictos, siempre buscando la felicidad o el bienestar ajeno.
4. Evitación de los conflictos
Otra característica de este tipo de personas es que evitan, muchas veces a toda costa, los conflictos con los demás. Sufren tanto durante estos episodios que los intentan evitar siempre. Muchas veces lo hacen porque piensan que no sabrán gestionar la situación de manera asertiva o que no serán capaces de decir lo que piensan. Por ello, rehúyen este tipo de problemas.
“Siempre que estés en conflicto con alguien, hay un factor que puede marcar la diferencia entre dañar la relación y fortalecerla. Ese factor es la actitud”.
-William James-
En definitiva: este tipo de personas tienden a evitar activamente la confrontación directa con los demás. Así, las personas sumisas muestran un comportamiento pasivo-agresivo, con una mezcla de actitudes de enfado y frustración junto a acciones de conformidad con lo que quiere el otro.
5. Marcada timidez
Aunque no siempre, muchas veces las personas sumisas son también tímidas, que no introvertidas. La timidez es un rasgo de la personalidad capaz de cambiar el comportamiento y poner condiciones al vínculo con los demás.
Cuando aparece en exceso o resulta incapacitante podemos catalogarla como un miedo crónico originado por una desconfianza hacia uno mismo. Nos impide relacionarlos con normalidad y frena el desarrollo social.
Las personas sumisas muestran este exceso de timidez que les hace reflexionar y pensar mucho sobre la imagen que proyectan: cómo quedan delante de los demás. Esto les genera cierta obsesión por querer ofrecer una imagen positiva hacia los demás o, si más no, una imagen no negativa. Es decir, a las personas sumisas les importa mucho lo que piensen de ellas.
6. Un pasado complicado y una baja autoestima
Sabemos que las experiencias de vida marcan en gran parte quiénes somos y cómo somos, aunque nunca nos definan por completo. Como reza una vieja frase: “no todo aquel que me mira puede verme, ni todo el que cree conocerme sabe quién soy“.
Sin embargo, sí es cierto que las personas sumisas con frecuencia han vivido episodios de vida complicados y dolorosos, como por ejemplo experiencias de bullying u otras situaciones que les han creado sentimientos de inseguridad y baja autoestima.
En este sentido, un estudio liderado por Naranjo M.L. (2007), publicado en la revista “Actualidades investigativas en educación” sugiere que la autoestima es un factor clave en nuestro desarrollo. Para fomentarla es imprescindible querernos y sentirnos queridos por los demás.
7. Dependencia
La dependencia emocional es otra de las características de las personas sumisas, lo que fomenta relaciones fundamentadas en este patrón afectivo. Hasta se puede considerar que la dependencia emocional se asemeja a una adicción hacia otra persona, sea la pareja o no.
Aparece la tendencia a creer que el otro es todo y que sin sin él no llegamos a ser nada. Así, muchas personas sumisas manifiestan esta tendencia o este patrón en sus relaciones.
“Ama cuando estés listo, no cuando estés solo”.
-Walter Riso-
Las personas sumisas pueden sufrir depresión
Hemos visto algunas de las características de las personas sumisas, aunque pueden existir más. Cada uno tiene su forma de ser y eso no tiene por qué ser bueno o malo; lo que sería negativo es que, precisamente, esa manera de ser interfiriera en la vida o nos genere síntomas depresivos, malestar y estrés.
Aunque nunca podremos generalizar, desde la psicología de la personalidad y de las diferencias individuales sabemos que hay determinados tipos y patrones. Dentro de cada tipología encontramos rasgos que definen estas maneras de ser. En el caso de la sumisión, no podríamos hablar tanto de un tipo de personalidad, sino más bien de una manera de ser o de un rasgo predominante.
“Todas nuestras experiencias se funden en nuestra personalidad. Todo lo que nos ha pasado es un ingrediente”.
-Malcolm X-
- González, José (1987). Psicología de la personalidad. Madrid: Biblioteca Nueva.
- Riso, W. (2015). El derecho a decir No. Cómo ganar autoestima sin perder asertividad. Editorial Planeta/Zenith.
- Romi, M.J. (2003). Cuando digo no, me siento culpable. Nuevas ediciones de bolsillo.
- Caballo, Vicente E. "Asertividad: definiciones y dimensiones." Estudios de psicología 4.13 (1983): 51-62.