Personas pasivo-agresivas: 9 rasgos y características
¿Te suena este concepto? Como veremos, la característica fundamental de las personas pasivo-agresivas es un patrón comportamental de oposición y respuestas pasivas hacia las demandas provenientes del entorno o de otros.
Si nos vamos al extremo de esta manera de ser, encontramos el trastorno de personalidad pasivo-agresivo, catalogado como tal en el DSM-IV-TR, pero ya no en el DSM-5 (Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales).
El trastorno de personalidad pasivo-agresivo es el cuarto más prevalente, con una presencia en pacientes ambulatorios del 12,4 %. Se sitúa tras el narcisista (35,4 %), el límite (23 %) y el histriónico (14 %).
Por su parte, Andrea Brandt, doctora en psicología y autora del libro 8 Claves para eliminar el comportamiento pasivo-agresivo, explica que “la agresión pasiva es un modo de expresar sentimientos de enfado de manera aparentemente no hostil”. Es decir, son personas que aplican la agresión cuando se enfadan, pero de manera muy sutil y enmascarada, como si quisieran maquillarla.
Los estilos de comunicación
Antes de adentrarnos en los rasgos de las personas pasivo-agresivas, vamos a explicar cuáles son los tres tipos de estilos que podemos adoptar a la hora de comunicarnos. Estos serían los siguientes:
- Asertivo: comunicarse respetando los derechos propios y los ajenos.
- Pasivo: dejar que los otros violen nuestros derechos.
- Agresivo: violar los derechos de los demás.
Así, en las personas pasivo-agresivas el estilo que adoptan al comunicarse oscila entre el pasivo y el agresivo, pero muchas veces de forma enmascarada o sutil. Además, se da una alternancia de diferentes comportamientos que pueden confundir al oyente o interlocutor y que este no entienda si le están agrediendo o qué está pasando.
“Piensa como un hombre sabio, pero comunícate en el lenguaje de la gente”.
-William Butler Yeats-
Personas pasivo-agresivas: 9 rasgos y características
Hemos recogido algunos rasgos y características de este tipo de personas. Hacen referencia a su manera de actuar, de pensar, de atacar a los demás y protegerse. Los criterios para escoger dichas características y no otras se basan, sobre todo, en los puntos diagnósticos del trastorno de personalidad pasivo-agresivo del DSM-IV-TR. ¡Vamos a conocerlos!
1. Resistencia pasiva
Uno de los rasgos principales de las personas pasivo-agresivas es una resistencia pasiva a rendir de forma adecuada en su rutina social y en su ámbito académico o laboral. ¿Cómo se traduce esto? En pequeños actos del día a día, como el uso del silencio para tomar distancia del otro y actuar como si éste fuera invisible o a través de ataques camuflados a través del lenguaje (bromas).
2. Hostilidad
Aparece también cierta hostilidad en estas personas, que se traduce en irritabilidad, malhumor y facilidad para discutir. A veces puede ser muy sutil y se camufla a través de bromas o ironías.
De hecho, suelen ser los reyes del sarcasmo. Puede que no digan directamente que algo les ha molestado, sino que opten por utilizar esta técnica para atacar al otro. Con frecuencia, debajo de toda esta hostilidad se esconde una ira camuflada que la persona exterioriza a través del lenguaje.
3. Alternancia de amenazas y arrepentimiento
Otro rasgo central de las personas pasivo-agresivas es esta alternancia que se da entre amenazas hostiles y arrepentimiento. Es decir, la persona puede pasar de un estado a otro en cualquier situación y de forma rápida.
4. Tendencia a culpabilizar
Son personas que tienden a culpabilizar a los demás y hacerse las víctimas, a través de su estilo de comunicación característico que muchas veces cuesta detectar o comprender. Además, se pueden mostrar resentidas y hacérselo saber al otro, pero de manera indirecta o camuflada.
“El que echa la culpa a los demás tiene un largo camino por recorrer. El que no culpa a nadie, ha llegado”.
-Anónimo-
5. Dependencia emocional
La dependencia emocional sería otro rasgo de las personas pasivo-agresivas. Es decir, aunque parezca que no necesitan a nadie o que desprecian a los demás, debajo de todo ello se esconde una dependencia emocional brutal. Además, también tienden a victimizarse y pretenden hacer creer al otro que nadie les comprende o que nadie les escucha.
6. Incomprensión
La persona pasivo-agresiva se queja de que nadie le comprende, como decíamos en el punto anterior. También lo hace porque se siente despreciado por los demás.
“Incomprendida mi incomprensión, a la que ni yo comprendo cuando la duda ciega mi razón”.
-Laura Galo-
7. Muestras de envidia
Otro rasgo característico de estas personas es que se muestran envidiosas y resentidas hacia los demás, supuestamente porque son más afortunados que ellos (o así lo sienten). A través de la envidia, estas personas sienten desdicha por no poseer algo que los demás sí tienen.
8. Manipulación
Manipular implica influir de manera voluntaria sobre alguien para conseguir un fin determinado. Las personas pasivo-agresivas pueden recurrir a la manipulación para conseguir lo que quieren.
¿Cómo lo hacen? Por ejemplo a través de combinar actitudes negativas, derrotistas y desafiantes. También simulan indiferencia, cuando en realidad no lo sienten así.
“Si inspiramos a personas, nos darán más de lo que pedimos. Si las manipulamos, nos darán exactamente lo que pagamos”.
-Simon Sinek-
9. Quejas abiertas
Finalmente, son personas que se muestran quejosas de forma abierta. Sus quejas suelen ser exageradas y pueden referirse al hecho de padecer mala suerte o de no merecer lo que les ocurre.
Rasgos versus trastorno de personalidad pasivo-agresiva
Hemos intentado plasmar cómo es una persona pasivo-agresiva, aunque recordemos que para poder diagnosticar un trastorno de personalidad deben cumplirse los criterios definidos en el DSM-IV-TR, además de producirse una interferencia o malestar importante en la vida del individuo.
En este sentido, debe quedar claro que hemos hablado de características de personas con esta tendencia pasivo-agresiva, no de aquellos con el trastorno instaurado. Conocer los rasgos nos puede ayudar a comprenderlas, pero también a estar alertas cuando interactuemos con ellas, ya que su estilo de comportamiento puede afectarnos de manera negativa.
También es cierto que todos podemos pasar por épocas en las que unas determinadas características de personalidad se nos acentúan. Cuando esto se convierte en un patrón o hábito constante y desadaptativo será importante revisarnos y acudir a terapia si así lo sentimos y necesitamos.
“La salud mental necesita una gran cantidad de atención. Es un gran tabú y tiene que ser encarado y resuelto”.
-Adam Ant-
- American Psychiatric Association -APA- (2000). DSM-IV-TR. Diagnostic and statistical manual of mental disorders (4thEdition Reviewed). Washington, DC: Author.
- Belloch, A., Sandín, B. y Ramos, F. (2010). Manual de Psicopatología. Volumen II. Madrid: McGraw-Hill.