¿Qué es el duelo desautorizado?

El duelo desautorizado es más común de lo que se cree. Te enseñamos qué es, sus características y algunos ejemplos.
¿Qué es el duelo desautorizado?
Laura Ruiz Mitjana

Revisado y aprobado por la psicóloga Laura Ruiz Mitjana.

Última actualización: 02 agosto, 2022

El duelo es un estado emocional que se desencadena luego de experimentar algún tipo de pérdida simbólica o fáctica. Está mediado por el vínculo y el afecto, de manera que es una respuesta natural y muchas veces incontrolable. A menudo se asocia solo con la muerte de una persona, de manera que las reacciones ajenas a estos contextos se pueden presentar como un duelo desautorizado.

El duelo desautorizado, también conocido como duelo prohibido, es más común de lo que se piensa. En principio se desarrolla desde la sociedad al doliente, aunque este último también se lo puede imponer a sí mismo. Se trata de un fenómeno muy complejo que también guarda relación con otros tipos de duelo. En las líneas siguientes te enseñamos todo lo que debes saber al respecto.

Características del duelo desautorizado

Tal y como indica su nombre, el duelo desautorizado se caracteriza por la desautorización, la negación, la prohibición o el rechazo por parte de la sociedad con respecto a los sentimientos, las reacciones y las emociones del doliente.

A veces, y por motivos que veremos en breve, el doliente se puede autoimponer una desautorización sobre sus reacciones hacia la pérdida real o simbólica.

Dado que todas las sociedades experimentan el duelo (salvando las diferencias, por supuesto) estas han creado una manera de contrarrestarlo: el consuelo. Tal y como nos recuerdan los investigadores, el consuelo está determinado por elementos culturales. La religión, la ética, la moral, las costumbres y las idiosincrasias de una nación/comunidad media en el consuelo que se le da a un doliente.

En determinados contextos la sociedad puede considerar que la reacción emocional está desautorizada, bien porque su desencadenante está reprobado socialmente, porque no es lo suficientemente importante o porque el vínculo entre el sujeto/objeto y el doliente no era tan estrecho, entre otras razones. Por este motivo también se conoce como duelo prohibido.

Los expertos asocian al duelo desautorizado con el duelo privado de derechos. También se relaciona con el duelo anticipado, el inhibido y el ausente. De manera general esta situación se manifiesta por el estigma y el prejuicio, también por el poco nivel de empatía de quienes rodean al doliente. Este puede optar por ocultar su duelo, por aislarse o por reprimirlo ante la sociedad y manifestarlo solo en privado.

Ejemplos del duelo desautorizado

El duelo desautorizado en casos de aborto
Las mujeres que han pasado por un aborto, un proceso de adopción o una gestación subrogada pueden desarrollar fuertes situaciones de duelo.

Existen muchos contextos en los cuales una persona puede desarrollar un duelo desautorizado. Téngase en cuenta que no existen contextos específicos, de manera que un doliente puede experimentar un rechazo o una negación de su proceso por diversas pérdidas físicas y simbólicas. Sin embargo, la mayoría de los episodios se relacionan con este último tipo de pérdida.

En efecto, cuando no existe una muerte fáctica de un sujeto, la sociedad puede pensar que el duelo es exagerado. También, cuando no existe un vínculo estrecho con la persona en caso de que sí medie una experiencia de muerte. Los ejemplos más frecuentes de duelo desautorizado son los siguientes:

  • Padres que han dado en adopción a sus hijos: aunque en estos contextos los padres no tienen el derecho legal para con sus hijos, esto no implica que carezcan del derecho a experimentar un proceso de duelo. La sociedad, por cuestiones morales, éticas o religiosas, puede llegar a reprochar dicho proceso. También sucede en situaciones de abandono.
  • Subrogación de vientre: las madres que facilitan su vientre de alquiler experimentan con mucha frecuencia el duelo desautorizado. Para muchas personas esta práctica es polémica, o en todo caso la madre no tiene razones para experimentar dolor por un proceso al que ella accedió de manera voluntaria y por un hijo que legal y legítimamente no es de ella. Se omite el impacto psicológico que está de por medio.
  • Aborto procurado: similar al caso anterior, una parte de la sociedad puede reprochar o considerar ilegítima las reacciones de mujeres que han apostado por el aborto. Tal y como nos recuerda la Asociación Americana de Psicología (APA), muchas mujeres desarrollan alteraciones en su salud mental luego de atravesar por un proceso de este tipo. Algunas de estas se relacionan con las etapas del duelo.
  • Impotencia sexual masculina: desde el punto de vista cultural, el rendimiento sexual masculino es un reflejo de su masculinidad. Un porcentaje significativo de los hombres padecen de impotencia sexual, una condición que puede derivar en ansiedad, estrés y depresión. La pérdida simbólica se puede traducir también en un proceso de duelo.

Situaciones similares

El duelo desautorizado en personal de salud
Es relativamente común que el personal de salud pase por situaciones de duelo cuando han establecido un vínculo con un paciente terminal que fallece.

Otros ejemplos comunes del duelo desautorizado lo encontramos en la muerte presunta (cuando una persona ha desaparecido, pero no encuentran su cadáver), en los diagnósticos de pacientes con cáncer, durante rupturas amorosas, cambios en los proyectos vitales (mudanzas, empleos y demás) y en el personal médico que debe lidiar con los decesos de sus pacientes.

A propósito de esto último, los especialistas han encontrado que las matronas y las enfermeras experimentan duelo desautorizado frente a la muerte perinatal. Su duelo puede ser tan intenso como el de los padres, de manera que su círculo no comprende del todo esta reacción. Como ya hemos explicado este tipo de duelo se puede manifestar en una variedad de contextos diferentes.

Todo lo anterior sirve para ejemplificar que cada proceso de duelo debe ser respetado. No existe tal cosa como un duelo legítimo o ilegítimo, ya que las personas procesan psicológicamente su realidad de manera diferente, en especial cuando se trata de situaciones de pérdida o muerte. La empatía y la solidaridad debe mediar en todas estas circunstancias.



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