Defusión cognitiva: ¿qué es y cómo utilizarla en terapia?
Muchas veces cometemos el error de creer que aquello que pensamos es real. O que por pensar de X manera, somos de X forma. Es decir, le otorgamos un peso excesivo a nuestro pensamiento. Y eso no tiene por qué ser así. Precisamente, con todo esto tiene que ver la defusión cognitiva, una técnica utilizada en psicoterapia, especialmente en trastornos ansiosos y depresivos.
La defusión cognitiva puede ayudar a manejar los pensamientos, a separarlos de la mente y a verlos de forma más objetiva, desde fuera. Es decir, muchas veces nos fusionamos con los pensamientos sin darnos cuenta y eso hace que perdamos la perspectiva de la situación o que creamos que somos lo que pensamos.
Defusión cognitiva: ¿qué es?
La defusión cognitiva es una técnica que tiene su origen en las teorías cognitivas clásicas de la psicología. La teoría cognitiva centra su énfasis en los procesos mentales del sujeto y le resta importancia a otros aspectos, como podrían ser las respuestas innatas a determinados estímulos.
Esta técnica puede utilizarse de forma aislada, en el contexto de una terapia cognitiva (o cognitivo-conductual), o bien a través de otras terapias más específicas, como la terapia de aceptación y compromiso (ACT).
Según Hayes et al. (1999) y Hayes et al. (2006), mencionados en un estudio de Barraca (2011), la defusión cognitiva sería uno de los elementos centrales de la ACT. Por otro lado, puede utilizarse la técnica desde otra orientación psicológica si el profesional está formado en ella.
Pero, ¿en qué consiste exactamente? ¿Qué pretende? A través de su uso el objetivo es debilitar el control que nuestros pensamientos ejercen sobre la conducta. De esta forma, la defusión cognitiva no pretende suprimir los pensamientos, sino crear un espacio entre lo que pensamos y lo que somos o lo que hacemos. Es decir, romper la fusión entre pensamiento y persona (de[s]fusionar).
Objetivo de la técnica
El objetivo de la defusión cognitiva es modificar los pensamientos negativos que tiene la persona, pero no reemplazándolos (como haría la reestructuración cognitiva, por ejemplo), sino a través de otros métodos. Así, se pretende que el sujeto empiece a ver sus pensamientos como lo que son: pensamientos y no la realidad.
Es decir, el individuo aprenderá a diferenciar los pensamientos de los hechos o las acciones. Se pretende que los negativos e intrusivos que están interfiriendo en el bienestar del sujeto poco a poco pierdan peso en su malestar.
No se trata de cambiar los pensamientos
Como decíamos, la defusión cognitiva no tiene por objetivo modificar los pensamientos disfuncionales del paciente, sino más bien que éste entienda que lo que piensa no siempre es la realidad. Es decir, no siempre los pensamientos están basados en hechos y, por otro lado, la forma de pensar no tiene por qué influir en la realidad.
En otras palabras: el sujeto no tiene por qué cambiar de pensamientos, sino más bien aprender a deshacer la unión (o la fusión) existente entre dichos pensamientos y la sintomatología que padece. Es por ello que la técnica recibe este nombre: de-fusión.
Se trata, en cierta forma, de restarle credibilidad, importancia o sentido a dichos pensamientos. Son solo pensamientos, no la realidad, y no tienen ni siquiera que ser trascendentes para la vida.
La fusión con lo que pensamos
¿Cómo se funden nuestros pensamientos negativos con nosotros mismos? Para empezar, debemos saber que muchas veces lo que pensamos es aquello que hemos aprendido de forma inconsciente a través de la educación. Es por ello que, una de las misiones de la defusión cognitiva es hacer que la persona tome consciencia de dónde proceden dichos pensamientos.
Una vez que conoce su naturaleza, deberá intentar deshacer la unión entre mente/cuerpo y el pensamiento, es decir, entre él mismo y el pensamiento. Y es que no somos, ni mucho menos, todo aquello que pensamos.
“No creas todo lo que piensas. No eres todo lo que piensas”.
-Anónimo-
¿La defusión cognitiva es útil para manejar los pensamientos negativos?
A través de un estudio, Fernández-Marcos y Calero-Elvira (2015) se propusieron comparar la eficacia de dos técnicas psicológicas: la detención del pensamiento y la defusión cognitiva sobre el malestar informado y el manejo de los pensamientos negativos. Los resultados del estudio mostraron cómo las dos técnicas eran efectivas para reducir de forma significativa el malestar informado, comparadas con el grupo control (sujetos que no recibieron tratamiento).
Sin embargo, fue la técnica de detención del pensamiento la que resultó más útil en comparación con la defusión cognitiva, a la hora de manejar los pensamientos negativos. Los participantes del estudio también lo entendieron así.
2 ejercicios de defusión cognitiva
A través de la defusión cognitiva se pueden emplear ejercicios y estrategias diversas para ayudar a la persona a gestionar sus pensamientos y a reducir su sintomatología negativa. Aquí presentamos un par de ellos.
La pérdida del sentido
Esta técnica o herramienta implica repetir, de manera continuada, una palabra o frase que nos venga a la mente cuando estamos tiendo pensamientos negativos. ¿Qué efecto tiene? Que al cabo de un rato de repetir la palabra o frase pierde el sentido.
Después deberemos hacer lo mismo con el pensamiento que nos genera malestar, hasta que también pierda el sentido. Todo esto, eso sí, bajo la prescripción de un terapeuta. El objetivo es que cambiemos el huir del pensamiento por el afrontarlo.
Enunciar los pensamientos
Otra técnica que podemos utilizar consiste en que, cuando estemos teniendo un pensamiento intrusivo que nos genera malestar o perturbación, procederemos a colocar un enunciado de la siguiente manera: yo no soy o yo soy, dependiendo del tipo de pensamiento.
Si tenemos el pensamiento recurrente de que queremos hacerle daño a alguien, nos repetiremos el siguiente pensamiento: “yo no soy una mala persona, por lo que pensar en ello no me convierte en ella”. Sólo sería un ejemplo. Como en el caso anterior, siempre deberemos disponer de la ayuda y el consejo del profesional para que nos guíe.
La defusión cognitiva debe guiarse por profesionales
La defusión cognitiva, aunque se enmarque dentro de la terapia de aceptación y compromiso (ACT), puede aplicarse como una estrategia más dentro de un proceso psicoterapéutico. Eso sí, será fundamental conocerla en profundidad y entrenarse con ella.
Por otro lado, nuestro pensamiento puede tener un gran peso en el comportamiento y en las emociones. Sin embargo, aprender a separar estos elementos es necesario y revelador para uno mismo y nos acerca a un mayor grado de bienestar.
“Conozca todas las teorías. Domine todas las técnicas. Pero al tocar un alma humana, sea apenas otra alma humana”.
-Carl G. Jung-
- Caballo. (2000). Manual para el tratamiento cognitivo-conductual de los trastornos psicológicos. Vol. 1 y 2. Madrid. Siglo XXI.
- Fernández-Marcos, T. & Calero-Elvira, A. (2015). Efectos de la detención del pensamiento y la defusión cognitiva sobre el malestar y el manejo de los pensamientos negativos. Behavioral Psychology, 23(1): 107-126.
- Hayes, S. C., Strosahl, K. D., & Wilson, K. G. (1999). Acceptance and Commitment Therapy: An experiential approach to behavior change. New York: Guilford Press.
- Hayes, S. C., Luoma, J. B., Bond, F. W., Masuda, A., & Lillis, J. (2006). Acceptance and Commitment Therapy: Model, process and outcomes. Behaviour Research and Therapy, 44: 1-25.
- Jarzombek, M. (2000). The Psychologizing of Modernity Cambridge: Cambridge University Press.
- Luciano , M.C. y Gutiérrez, O. (2001). Ansiedad y Terapia de Aceptación y Compromiso. Análisis y modificación de conducta, 27: 373-398.