Adicciones comportamentales
Las adicciones son uno de los mayores problemas de salud en los países occidentales. Si bien es cierto que las más conocidas son las que corresponden a sustancias, las adicciones comportamentales están recibiendo más atención entre médicos, investigadores y población en general.
Esto se debe a que cada vez son más las personas que presentan síntomas relacionados con la pérdida del control de los impulsos. Dentro de las adicciones comportamentales existen varios trastornos, más y menos comunes. Entre las actividades compulsivas que llevan a estos trastornos podemos encontrar el comer, los juegos de azar, el sexo, las compras, hacer ejercicio y trabajar.
Existe una gran controversia en lo que al diagnóstico y tratamiento se refiere, ya que muchos de estos comportamientos son rituales diarios fundamentales. De manera histórica, la frase “trastornos del control de impulsos” describía estas condiciones, pero los investigadores y médicos también utilizan otros términos para describir las adicciones comportamentales. Algunos de ellos son adicciones conductuales o conductas impulsivo-compulsivas.
En cualquier caso, parece que son varios los comportamientos que, al igual que la ingestión de sustancias psicoactivas, producen recompensas a corto plazo que generan un comportamiento persistente, a pesar del conocimiento de sus malas consecuencias.
La adicción
Antes podía describirse el término adicción como un conjunto de trastornos psíquicos caracterizados por una necesidad compulsiva de consumo de sustancias. Sin embargo, se ha descubierto que el elemento esencial de todos los trastornos adictivos es, en concreto, la falta de control.
Esto es que las adicciones tienen en común que aquellas personas afectadas sufren en primer lugar un descontrol sobre determinada conducta, que al comienzo es placentera, pero luego va ganando terreno hasta incluso llegar a manejar su vida.
Las adicciones comportamentales o conductuales
Las adicciones no se limitan a las conductas que aparecen por culpa del consumo incontrolable de sustancias (como pueden ser la nicotina, la cafeína, la cocaína, los opiáceos, el cannabis, el alcohol o las anfetaminas), sino que existen hábitos conductuales en apariencia inofensivos que pueden convertirse en adictivos. Estos interfieren de manera grave en la vida cotidiana.
Tal como ocurre en las adicciones a sustancias químicas, las personas adictas a determinada conducta experimentan un síndrome de abstinencia cuando no pueden llevarla a cabo. Este se caracteriza por un profundo malestar emocional, estado de ánimo disfórico, irritabilidad, insomnio e inquietud psicomotora.
En concreto, en la adicción conductual el aspecto nuclear radica en la forma de relación que el sujeto establece con ella. De hecho, según los investigadores sobre el tema, cualquier actividad normal que resulte placentera para un individuo puede convertirse en una conducta adictiva.
Lo que caracteriza a las adicciones comportamentales es que quienes las padecen pierden el control sobre la actividad elegida. A pesar de ello, continúan con la misma sin importar las consecuencias.
¿Cómo aparecen las adicciones comportamentales?
Al parecer, el comportamiento se activa por una emoción que puede ir desde un deseo intenso o avidez hasta una obsesión. Esto puede generar un síndrome de abstinencia cuando la actividad deja de realizarse. Las personas con este tipo de adicciones suelen tener desinterés por las actividades de tiempo libre que antes consideraban placenteras.
Desde una perspectiva conductual, todas las conductas adictivas se activan cuando comienza el mecanismo de refuerzo positivo, como puede ser la euforia o placer experimentado. Sin embargo, a medida que la conducta se perpetúa, el reforzador termina siendo negativo y responde a la necesidad de no experimentar el malestar o abstinencia.
Por ejemplo, una persona sin ningún tipo de adicción comportamental puede escribir un mensaje o conectarse a internet por placer o por la funcionalidad de esa conducta. Por el contrario, una persona que padece una adicción comportamental lo haría para aliviar su disforia o malestar emocional (soledad, rabia, excitación o aburrimiento).
En resumen, algunas conductas consideradas como normales o incluso saludables pueden convertirse en tóxicas según la intensidad, frecuencia, dinero o tiempo invertidos. Así, una adicción comportamental es toda aquella conducta repetitiva que produce placer y alivio tensional en sus primeras etapas y que lleva a una pérdida de control sobre esta misma.
Así, puede decirse que si una persona pierde el control sobre una conducta placentera que luego sobresale y destaca sobre el resto de actividades en su vida, se ha convertido en un adicto conductual.
Síntomas de las adicciones comportamentales
Los síntomas principales de las adicciones comportamentales son los siguientes:
- Deseo intenso, necesidad o ansia imparable de concretar la actividad placentera.
- Pérdida progresiva del control sobre la actividad placentera hasta llegar al descontrol.
- Descuido de las actividades habituales previas, tanto las familiares como académicas, de tiempo libre o laborales.
Estas consecuencias negativas suelen ser advertidas por las personas cercanas a la persona adicta. A pesar de las advertencias, los adictos no detienen la actividad y pueden incluso ponerse a la defensiva, negando el problema que sufren.
Hay una progresiva focalización de las actividades, intereses y relaciones en torno a la adicción, con abandono o descuido de los intereses y relaciones previas, ajenos a la conducta adictiva. También se registran malestares e irritabilidad ante la imposibilidad de concretar el patrón o secuencia adictiva.
Factores que aumentan la predisposición y vulnerabilidad
Para que un sujeto desarrolle una adicción, en concreto una comportamental, existen algunos factores que pueden aumentar la predisposición y la vulnerabilidad, como la baja autoestima o la impulsividad. También la falta de tolerancia a los estímulos físicos o psicológicos desagradables, como el dolor o la tristeza.
Los estados de ánimo depresivos o disfóricos incrementan la susceptibilidad. Además, las personalidades que siempre buscan sensaciones fuertes se hallan más predispuestas.
¿Cuáles son las adicciones comportamentales más comunes?
Dentro de muchas adicciones conductuales, las siguientes parecen ser las más conocidas o frecuentes:
- Trastornos por juegos de apuestas (juego patológico).
- Adicción a internet y a las nuevas tecnologías virtuales.
- Compras compulsivas (oniomanía).
- Adicción al sexo.
- Adicción al trabajo.
En la quinta versión del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5) se ha propuesto una nueva categoría denominada trastornos adictivos y relacionados a sustancias. Dentro de este capítulo se incluyen los trastornos no relacionados a sustancias que solo poseen al gambling disorder o trastorno por juego de apuestas.
Dos adicciones comportamentales relevantes
Las dos adicciones que se especifican a continuación son las más relevantes y conocidas. Se trata del trastorno por juego de apuestas y el de juegos por internet. Veamos en detalle sus características.
Trastorno por juego de apuestas
Los juegos de azar han tomado protagonismo en la sociedad, especialmente durante los últimos años. Esto es porque es muy fácil acceder a ellos, además de la inmediatez de la recompensa que ofrecen, así como la falsa sensación de control que otorgan a los jugadores. Esto hace que el juego pueda convertirse fácilmente en una conducta adictiva.
Esta pérdida de control en el jugador genera sensación de depresión y ansiedad debido a conductas y pensamientos suicidas en la fase de desesperanza y desesperación en etapas avanzadas de la ludopatía.
Para el diagnóstico certero del problema debe haber una conducta problemática de juego de apuestas recurrente y persistente que lleve a la incapacidad, tal como sucede cuando el individuo exhibe cuatro o más de los siguientes síntomas durante un período de 12 meses:
- Necesidad de jugar cantidades crecientes de dinero para lograr la excitación deseada.
- Ha efectuado reiterados esfuerzos no exitosos para controlar, detener o interrumpir el juego.
- Está irritable o inquieto cuando intenta interrumpir o detener el juego.
- Está frecuentemente preocupado por el juego de apuestas.
- Tras perder dinero en el juego vuelve con frecuencia otro día para intentar recuperarlo.
- Juega cuando se siente con distrés (desesperanzado, culpable, ansioso o deprimido).
- Ha arriesgado o perdido relaciones interpersonales significativas, oportunidades educativas, de trabajo o profesionales debido al juego.
- Miente para ocultar su grado de implicación en el juego.
- Confía en que los demás le proporcionen dinero que alivie su situación financiera causada por el juego.
Trastorno por juegos de internet
Los criterios propuestos para el diagnóstico de este trastorno son los siguientes:
- Preocupación por los juegos por internet que pasan a ser la actividad dominante.
- Tolerancia: se necesitan cantidades mayores de tiempo para practicarlos.
- Síntomas de abstinencia cuando se le impide jugar (irritabilidad, ansiedad o tristeza).
- Intentos fracasados por controlar la participación en los juegos de internet.
- Pérdida de interés en otras aficiones y en otras formas de entretenimiento.
- Uso de los juegos por internet para aliviar o escapar un humor negativo.
- Uso continuo a pesar de conocer los problemas psicosociales que generan.
- Ha descuidado o perdido relaciones significativas, su empleo u oportunidades educativas o laborales debido a su participación.
- Ha engañado a familiares, terapeutas y otros respecto a la cantidad de juego por internet que practica.
Trastornos que aún necesitan aceptación clínica
En resumen, la adición de la sección sobre adicciones no relacionadas a sustancias en el DSM-5 ha significado un avance notorio para la ciencia. Se asume que, de manera gradual, se incorporarán las adicciones conductuales a las clasificaciones.
Dada su importancia, esta inclusión marcará un hito para que la salud mental mundial le otorgue a las adicciones comportamentales la importancia que se merecen. Esto facilitará que se desarrollen nuevos recursos y técnicas multidisciplinarias para su mejor diagnóstico y tratamiento integral.
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