Tratamiento de la sensibilidad al gluten no celiaca

¿Sufres de sensibilidad al gluten no celíaca? Te vamos a contar los tipos de tratamiento que se pueden poner en marcha para reducir los síntomas y mejorar el manejo.
Tratamiento de la sensibilidad al gluten no celiaca
Saúl Sánchez

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez.

Última actualización: 07 julio, 2021

La sensibilidad al gluten no celíaca es una patología que todavía arroja muchas incógnitas en cuanto a factores de riesgo y pronóstico. Se caracteriza por una mala digestión de alimentos con la proteína, como son el trigo, la cebada y el centeno. Adaptar la dieta es clave para conseguir un manejo efectivo y reducir los síntomas.

De todos modos, hay que destacar que existen varios grados de sensibilidad al gluten no celíaca. No todo el mundo experimenta el problema con la misma intensidad.

Remedios caseros para la sensibilidad al gluten no celíaca

El primer mecanismo de intervención para el tratamiento de la sensibilidad al gluten no celíaca tiene que ver con un cambio en la dieta. El hecho de evitar los alimentos con la proteína suele generar una mejora sintomatológica, evitando la aparición de diarreas y gases.

No obstante, no existe un método de diagnóstico claro para la enfermedad, por lo que no es conveniente retirar el gluten ante el más mínimo síntoma de problema digestivo. En el caso de desarrollar otra enfermedad que condicione la absorción de los nutrientes, la privación del gluten podría terminar por generar una intolerancia.

Ahora bien, cuando se han descartado otros problemas de salud, puede ser beneficioso retirar la proteína de la dieta para experimentar cambios positivos. Según un estudio publicado en la revista World Journal of Gastroenterology, esta patología afecta a un 6 % de la población y el planteamiento de una dieta sin gluten consigue reportar beneficios.

Otros mecanismos también pueden generar mejorías. Por ejemplo, se ha demostrado un resultado positivo en muchos pacientes cuando se eliminan los FODMAPs de la dieta. Así lo evidencia una investigación publicada en Nutrients.

Probióticos y sensibilidad al gluten no celíaca

Es muy probable que la modificación del perfil de la microbiota pueda generar beneficios a mediano plazo en las personas que sufren sensibilidad al gluten no celíaca. Tal y como afirma una investigación publicada en la revista Minerva Gastroenterologica e Dietologica , la administración de cepas de Bifidobacterium junto con una dieta libre de gluten parece resultar muy efectiva para mejorar el bienestar.

En este sentido, se postula que la intervención a nivel de la microbiota es esencial para controlar los síntomas, incluso pudiendo generar una remisión de la patología. Ahora bien, faltan ensayos más amplios en humanos y con cepas de probióticos diversas para evaluar la potencia.

Lo que está claro es que, en condiciones normales, los pacientes suelen responder de forma negativa a un incremento del aporte de fibra fermentable, lo que podría estar provocado por un sobrecrecimiento de las cepas de bacterias patógenas en el intestino. Una corrección de este perfil puede servir para evitar la progresión de los síntomas.

De todos modos, todavía surgen muchas dudas sobre cómo plantear el tratamiento con probióticos de la forma más adecuada. Los pocos ensayos realizados hasta la fecha aconsejan retirar también temporalmente el gluten y la fibra soluble, pero no dan demasiada información sobre la dosificación óptima del producto.

Suplementos de probióticos para la sensibilidad al gluten.
Aunque las investigaciones revelan que los probióticos serían útiles en este contexto, todavía no está clara la dosis adecuada.

La dieta sin gluten

La dieta sin gluten es la solución más clásica para la sensibilidad al gluten no celíaca, pero no todos los pacientes responden de la misma manera. Lo óptimo suele ser evitar el trigo y derivados, junto con la cebada y el centeno. A la hora de consumir alimentos procesados es importante fijarse en el certificado de apto para celíacos.

No obstante, no es necesario tener tanto cuidado con las contaminaciones cruzadas como en el caso de la celiaquía. La proporción de gluten tolerada es mucho mayor, por lo que no es preciso respetar tan a rajatabla las medidas de higiene respecto a los utensilios culinarios y trazas.

En la dieta sin gluten se pueden incluir fuentes de carbohidratos como los tubérculos, las legumbres y los siguientes cereales:

  • Quinoa.
  • Arroz.
  • Tapioca.
  • Sorgo.
  • Mijo.

La avena puede ser bien tolerada, pero esto no sucede en todos los casos. Cuenta con una proteína análoga al gluten, la avenina. En la sensibilidad al gluten no celíaca suele digerirse bien, aunque su alto contenido en fibra soluble podría resultar contraproducente.

De todos modos, no se debe retirar la proteína de la dieta sin consultar primero con un profesional. Suspender la ingesta de gluten podría ser contraproducente si realmente no existe ningún problema con su digestión. Incluso existen ciertas evidencias que relacionan las dietas bajas en la proteína con un mayor riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2.

Dieta baja en FODMAP’s

Muchos pacientes se benefician de la restricción de los alimentos con alto contenido en FODMAP’s. Estos son oligosacáridos fermentables, disacáridos, monosacáridos y polioles. Se suelen vincular con la producción de gas intestinal, no siendo bien absorbidos en el tubo digestivo.

En personas con patologías gastrointestinales estos compuestos pueden provocar un empeoramiento de los síntomas. Por este motivo, se puede probar con la supresión de los mismos en la dieta para generar un beneficio.

Los alimentos con un contenido elevado en estos compuestos son los siguientes:

  • Crucíferas.
  • Cebollas.
  • Espárragos.
  • Alcachofas.
  • Puerros.
  • Remolacha.

Estos vegetales generan digestiones lentas, sobre todo cuando se consumen crudos o poco cocinados. Para que den menos problemas se aconseja someterlos a procesos de cocción largos con agua, para que así las fibras que contienen se ablanden. Otra estrategia es triturarlos.

De todos modos, en pacientes con problemas intestinales lo mejor es eliminarlos de la dieta o reducir de forma significativa su aporte. Asimismo, hay que tener cuidado con otros comestibles como son las frutas con piel, los lácteos enteros, los edulcorantes artificiales, el alcohol y las bebidas azucaradas. De hecho, la ingesta regular de edulcorantes se ha asociado con un mayor riesgo de experimentar disbiosis, por lo que no resultan nada recomendables.

Dieta baja en ATI

Otro posible tratamiento para la sensibilidad al gluten no celíaca es el planteamiento de una dieta baja en inhibidores de la amilasa/tripsina. Estas sustancias son proteínas vegetales que confieren a las plantas resistencia ante las bacterias. Dichos compuestos podrían generar inflamación a nivel intestinal, lo que complica el manejo de la patología.

En caso de una dieta baja en ATI hay que suprimir, además de los alimentos que contienen gluten, los cereales, el pan y la pasta. De este modo, deberían experimentarse digestiones más ligeras.

El gluten en los medicamentos

Es necesario tener en cuenta que algunos medicamentos pueden contener gluten en su composición. Resulta importante fijarse en los etiquetados de estos productos para comprobar si son libres de la proteína.

En caso contrario, lo mejor es consultar con el especialista para valorar si existe otro homólogo carente de gluten que no genere sintomatología intestinal adversa.

Pastillas con gluten.
Hay medicamentos que tienen gluten en su composición. Hay que considerarlo si se lleva una dieta libre de la proteína.

Otras estrategias para el tratamiento de la sensibilidad al gluten no celíaca

Además de plantear las dietas anteriormente comentadas, es posible probar otros remedios para reducir los síntomas de la sensibilidad al gluten no celíaca. No obstante, hay que destacar que estos no cuentan con las evidencias necesarias a nivel científico:

  • Incrementar el consumo de líquidos, sobre todo de agua, para facilitar la digestión.
  • Una opción eficaz para facilitar la absorción de los nutrientes es el consumo de enzimas digestivas que ayuden a descomponer las proteínas. De este modo, se reduce la producción de gas intestinal.
  • Algunos pacientes con sensibilidad al gluten no celíaca han reportado mejoras a partir de la ingesta regular de carbón activado, ya que puede disminuir la formación de gas y la sensación de hinchazón.
  • Los suplementos de omega 3 también son otra alternativa a tener en cuenta para modular los estados inflamatorios. Así lo afirma una investigación publicada en la revista Biochemical Society Transactions.
  • Por último, se podría valorar la suplementación con glutamina. Este aminoácido se suele utilizar en el contexto hospitalario para mejorar la recuperación del revestimiento del tubo digestivo, por lo que podría combatir el daño originado por el gluten.

La clave del tratamiento para la sensibilidad al gluten no celíaca está en la dieta

La mejor manera de generar una mejoría en los pacientes con sensibilidad al gluten no celíaca es aplicar un tratamiento dietético. No siempre basta con retirar la proteína de la dieta, sino que en ocasiones resulta preciso realizar más restricciones para conseguir digestiones sencillas y una menor sensación de hinchazón.

Ahora bien, hay que tener en cuenta que esta enfermedad cuenta con un diagnóstico complicado. Es fundamental acudir a un profesional si se sospecha que se ha desarrollado, para que este pueda confirmar la necesidad de retirar el gluten de la dieta.

Para terminar, hay que hacer especial hincapié en la terapia con probióticos. De momento, no existen demasiadas evidencias sobre sus efectos en este tipo de problemas, pero los ensayos son optimistas. Poner el foco en la microbiota podría ayudar a conseguir una remisión de la patología.



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